dilluns, 29 d’agost del 2011

ALARDE, OSTENTACION, FANFARRONEO

Soy consciente de que puedo bordear la precipitación, el prejuicio, puede que hasta me acerque a cierta postura rayana con el aire de superioridad occidental.
Leo en reseñas acerca de La presa sobre su elevada carga de simbolismo, sobre sus segundas y terceras lecturas, recuerdo cierta crítica que la describe como durísima y yo pienso, antes de leerla, si no estaré ante un libro que describa con excesivo celo determinado maltrato, que se recree en la crueldad. La definen como obra maestra y pasan de ahí a detallar obras de su autor y recordar el premio Nobel que recibió hace unos lustros. También Cela recibió un Nobel, por cierto. El mismo Cela que en los primeros albores del franquismo denunciaba a los compañeros de profesión no afines al régimen. Hay cosas que uno no puede enmendar por mucho y bién que le dé por escribir. Saber eso de Cela anula de raíz mi curiosidad por su obra, ni siquiera me sometería a esa crueldad autoinfringida que mencionaba ayer. Cela y su obra y su condición de chivato franquista por un lado, que yo iré por el otro.
Y sobre el libro de Oé. Apenas unas 100 páginas en eso que se llama novela corta, para mí en craso error. Novela corta es Seda de Alessandro Baricco. La presa es un cuento, casi una fábula pues inicialmente tratan al prisionero como un animal, para investirle más tarde de humanidad. Lo que sea, es alargado, en busca de matices y detalles que  no hacen falta, hasta llegar a una duración que la haga saltar de categoría. Como algún relato corto, como Bartleby el escribiente de Melville, parecen libros que aspiran que sus reseñas, complicados y elucubrantes ensayos redactados por críticos que se hacen fotos con sus manos rodeando la barbilla, y en poses de perfil tres cuartos, sean más largas y más profundas que la obra en sí. 
Problemas con la combinación de lecturas, Robertson Davies hubiese empleado apenas un par de páginas en decir lo mismo. Hubiese sido un mero episodio de guerra dentro de los avatares de sus ricas tramas, y no hubiese esperado más que eso,  que los lectores nos fijáramos y recordáramos vagamente esa situación encastada en muchas otras. Pero el canadiense no hubiese querido que pasase de ahí, ni le hubiese dado más importancia, administrando de manera ejemplar su enormemente modesta erudición.
Y yo también lo habría preferido.


diumenge, 28 d’agost del 2011

LOS MANAZAS

Para escribir este post he necesitado hacer uso de dos niveles de crueldad :

La crueldad autoinfringida : ver una película con la práctica seguridad de que no va a gustarme apenas nada.
La crueldad exógena : sacar el escalpelo y no tener la más mínima contemplación, territorio en el que me siento cómodo, cómo no voy a sentirme cómodo practicando un deporte favorito.

Luego viene la cuestión de matizar tanto lo primero como lo segundo.

Decido ver Soldados de Salamina, la película, justo unas semanas despues de haber leído el libro, y a raíz tanto de diversos consejos levemente dispares, como de mi repentina propensión a impartir justicia. Este es el momento, pues la sensación que me dejó el libro es fresca y vívida, aunque esté algo entremezclada con las dejadas por los otros dos libros (sin olvidar la de primera mano que ha representado la reciente entrevista).
La película se deja ver, sin más. Tiene una factura relativamente cuidada y su ritmo narrativo es dinámico, sin hacerse pesada. Nada espectacular en las interpretaciones, el intercalado de imágenes históricas (reales o no) aporta cierto tono muy inocuo de denuncia del conflicto. Tal como se criticó a Cercas, Trueba decanta a la izquierda y no lo intenta ocultar.

Pero, pero, pero.

Podría incluso decir que la película es aceptable si no fuera consciente de todo lo demás.

Aceptaré que la adaptación desmonte la estructura en tres partes de la novela. Este sería un cambio que puede justificarse para no hacer que la película quede excesivamente delimitada en episodios.
Pero este cambio trae otros de la mano. En la tercera parte del libro el personaje de Roberto Bolaño es fiel a la realidad : un escritor que trabaja como vigilante en un camping, hasta que el mundo empieza a apreciar su talento. Lo que yo entendí como un guiño de admiración y amistad por parte de Cercas hacia Bolaño, en la película es fulminado, siendo quien establece el vínculo con Miralles un atolondrado estudiante mexicano, cuya relación es ya mostrada inicialmente: es alumna del narrador. Sería un pecado venial, en otras circunstancias. Pero obviar a Bolaño es un agravante, de qué enorme tamaño. 
Esa sería una razón por sí sola, pero muchas otras la acompañan: primer puñetazo, al hígado, el narrador deja de ser el propio autor, varón, en el libro para ser una mujer en la película. Al parecer había que dar oportunidad de lucimiento a Ariadna Gil, pareja del director (un muy bisoño David Trueba), aunque fuese perpetrando ese destrozo. Encima la convierten en lesbiana, lo que permite conservar el personaje de la novia tarotista, e inventarse una escena tan fuera de lugar como la conversación a través del televisor. Atribulada, se le caen toda clase de cosas en todas las escenas iniciales, detalle que no entiendo qué nos pretende hacer ver del personaje. Se la hace leer en voz alta en todas partes. En una absurda escena un corto plano inicial nos muestra lecturas y discos torpemente desperdigados: Calvino, Green, Flaubert, Villoro, Leonard Cohen, Fermin Muguruza, PJ Harvey. Otro estúpido recurso que acaba no diciendo nada en claro. 
Ariadna Gil (da igual que sea catalana y hermana de músicos) es de una atonía exasperante. 
Luego toda la película, empezando por una música impostadamente otoñal, está dominada por un tono sensiblero que en el libro sólo se muestra en las últimas páginas. El monólogo final, en el taxi, es una apelación lacrimógena completamente fuera de lugar. Para interpretar a un falangista madrileño de la línea más dura no tuvieron idea más feliz que usar un buen actor, sí, Ramon Fontseré, tan bueno como incapaz de disimular de ninguna de las maneras su cerrado acento catalán. Cosa que un cásting decente debería evitar.
En fín, sin llegar a ser una tortura, pues si uno no ha leído el libro y no es muy exigente, puede apreciar la originalidad de la historia, Soldados de Salamina, la película, podría ser punto por punto un manual de los motivos por los cuales un libro debe ser dejado tal cual antes de despojarlo de todos sus matices y modificarlo para procurarse una puesta en escena, e investirse (si director) en una especie de nuevo creador que sólo acaba siendo un mero chapoteo convirtiendo en barro y confusión lo que era casi perfecto. 

divendres, 26 d’agost del 2011

EL SORBETE DE LIMON

Voy a quejarme en voz alta de que agosto es un mes que aturde e invade tu existencia y no siempre es para bién. Amigos que llevan blogs lo han mencionado en sus títulos y no recuerdo post sobre mayo o sobre octubre, por mencionar dos meses que no tienen por qué ser menos. Claro que es una maravilla (aunque quizás hubiese preferido el clima de julio del 2011 para todos los meses de verano de ahora en adelante) la sensación de dolce far niente, el pantalón corto, todos esos fashion items que tan nervioso ponen al carcamal de Ussía (hacerle la contraria podría acabar siendo para mí un poderoso principio vital), pero a veces esas agradables sensaciones vienen acompañadas de algunos incómodos efectos colaterales : pereza, somnolencia, cierto grado de indolencia que camina hacia la informalidad (cuántas cosas decimos que aprovecharemos para hacer en agosto y quedan postergadas como vulgares propósitos de final de año ?). Por lo demás sería esa época perfecta pero, desde que ando metido en el asunto que leéis, agosto se me manifiesta como una especie de algo incordiante Pepito Grillo que me impide escribir todo lo que quisiera, agravado por el hecho de tener más tiempo para pensar lo que escribiría. No espero que se me entienda.
Así que para empezar tengo miedo de decepcionar a alguno de los que espera encontrar grandes cosas aquí. Por si no quedaba claro en el post de ayer, dispersión es la palabra. En todo caso, si tendiese a pensar que sólo porque cuatro o cinco de los que te leen te ensalcen en demasía, ahí está Pedro Marín para recordarme su implacable opinión : no escribes ni medianamente bién. Ejem.

El quinto en discordia : excepcional primer paso de la trilogía de Deptford, que no tengo la más mínima duda de que funciona perfectamente como novela independiente. Una lectura excepcionalmente amena, sin alardeo innecesario de erudición. Una especie de repaso a la primera mitad del siglo XX a través de una experiencia vital llena de detalles levemente teñidos por la magia y el azar. Un libro que me ha resultado perfecto para leer en fases de 30 o 40 páginas, por su práctica estructura, fases que han sido auténticos episodios de placer literario. Gracias a quien tuvo la idea de traducir la obra de este espléndido autor canadiense. 

Hablo con Gustau de Cercles sobre el ritmo adecuado en las lecturas, cuando uno entra en esta especie de fase compulsiva. Que si alternar ficción y no ficción, que si hacerlo con autores traducidos y no. Que a veces es necesario pararse a descansar, sobre todo de ciertas lecturas de intensidad rayana con lo físico. Qué librero te recomendaría eso antes de colocarte cualquier obra ligerita, cualquier lectura inocua que haga las veces de la toallita con aroma a limón o el sorbete que te sirven entre platos fuertes. Muy pocos.

Mi sorbete de limón va a ser un cómodo libro que acabo de encontrar en la biblioteca : quizás sea una confesión excesivamente frívola, pero me pone algo nervioso que Murakami parezca el único japonés que escribe, y me acuerdo de Mishima, pero también de Kenzaburo Oé, que tiene un Nobel, y del cual no he leído nada, con lo que me abalanzo sobre La presa, novela corta en tipo de letra 14 o así, que puede hacerme el doble servicio en unas horas o así. Previo paso por Mónaco (debo reprimirme para no decir qué pienso de la hinchada madridista y sus pancartas de apoyo), pararé en ese libro antes de volver a Deptford, Canadá.
Como siempre que menciono algo relacionado con Japón, me es imposible no rendirme ante dos de los grandes genios que venero sin ningún tipo de reparo, dos carreras coherentes y sinceras que se han unido de vez en cuando, dos músicos a los que sólo ese halo ligeramente snob que acaba envolviendo a los experimentadores puede hacer alguna pequeña sombra, pero eso forma parte de las preconcepciones que uno se monta.



dijous, 25 d’agost del 2011

MESURA Y CONTENCION

No puedo evitar excusarme por esta discontinuidad. La educación recibida, supongo. Así que se accionan ciertos resortes compensatorios. Cómo funciona un resorte es algo un pelo imprevisible.

Ejemplo I : cambiar la palabra insufrible por la palabra insustancial, que aunque parece menos ofensiva, es simplemente más sutil. Teniendo en cuenta que puede que haya a quien le guste sufrir.

Ejemplo II : insistir en que Robertson Davies es un magnífico escritor prácticamente desconocido y que rincones del universo como este, completamente inútiles para este fín (vs inversiones publicitarias) debemos arriar la bandera para que tamaña injusticia sea enmendada. 

Ejemplo III : tomar el compromiso de ver cierta película, a sabiendas de lo difícil que va a ser que no me desagrade profundamente, simplemente con el cínico y quirúrgico propósito de razonar detalladamente cada uno de los pasos de su descuartizamiento.

Ejemplo IV : entender que actos como éste justifican por sí solos la existencia del submundo de los críticos del planeta, especie multidisciplinar enfrentada a los artistas, especialmente a aquellos que lo son sólo en un grado de pretensión, grado que es exactamente el que los críticos no les permiten franquear.

Ejemplo V : mantener una agradable conversación con alguien que no sólo sabe lo que vende, también sabe que clientes fieles y negocios puntuales son conceptos que pueden parecer complementarios pero también son antagonistas.

Ejemplo VI : demorar en exceso mis opiniones sobre avatares de diversas partes del planeta, por este orden, Noruega, Libia, Inglaterra.

Ejemplo VII : constatar que hay algo intrínsecamente implícito a profesar la fe por unos colores determinados, afirmación que acepto que es la más subjetiva y caprichosa que uno pueda hacer, pero que no puede mantenerse más en mi interior : ver las pancartas en el Bernabeu de apoyo a Mourinho, especialmente alguna de ellas, me resulta tan impactante. Qué pandilla de cafres.

Ejemplo VIII : pensar que este remiendo se eleva a la categoría de post, cuando en otros mundos sería una mera recolección de apuntes, un breve esbozo que sólo vería la luz si, en el proceso de búsqueda de la obra completa de un autor, alguien lo encontrase en las carpetas perdidas de un disco duro, y considerase que, a pesar de su escaso o nulo valor literario, cabría en el cajón de sastre que acostumbra llamarse rarezas.

Ejemplo IX : porque sólo un autor consagrado puede editar en vida cosas que llame rarezas. Significa que uno se cree a sí mismo tan genial y tan indiscutible que hasta sus actos más caprichosos e indolentes merecen el calificativo de obras.

Ejemplo X : la definición no escrita de épica que es esta canción (quizás por el cello, o porque los que la conocemos sabemos que abre OK Computer, y que, desde ese momento, cualquier cosa podría pasar).


dimarts, 23 d’agost del 2011

YO TE PERDI EN UNA TARDE DE ABRIL Y DESDE ENTONCES SOY UN LAGARTO


Puede que sea una reflexión tan inútil como sorprendente. La cuestión de qué nos empuja a elegir un libro u otro. La cuestión de qué, tras ese primer empujón, nos hace seguir con él o no. El momento en que percibimos si ese es un libro que mencionaremos y evocaremos, momento que a veces se produce durante su lectura ( otra duda, al principio, al final ??) y a veces mucho más tarde, justo cuando nos damos cuenta de que, inconscientemente, andamos años detrás de un libro que nos provoque las mismas sensaciones, en el mismo grado.

Sorprendentemente esta elucubración me hace cambiar el título de este post, y son dos títulos prolongados seguidos, yo, que voy de minimalista y conceptual, las más de las veces.

En mi poco fundada manía de la contemporaneidad, buscada tanto en escritores como en las puras temáticas, he hecho algunas excepciones. No es que quiera que en los libros que me gusten, la gente se llame al móvil o busque en google. Pero no quiero ir más atrás en el tiempo que esos caballos, robados o no, que me encontré en Meridiano de sangre. 
Leo una crítica de un par de libros de uno de esos autores que son rabiosamente contemporáneos: Biegbeder. Entusiasmo por 13,99 euros, también por Socorro, perdón. La reseña que incluye su temática casi es un resorte que me hace levantarme de la silla a por ellos, pero antes, mierda, segunda crítica que se pregunta cómo puede editarse un libro tan insustancial. Dicen las leyes de la estadística que para sacar promedios fiables hay que despreciar el mejor y el peor dato. Ya.
Otro de éstos, Houllebecq, está a punto de publicar en España El mapa y el territorio, al que me tiraría desesperado como agua fresca en el desierto. Dicen que Houellebecq se ha ablandado. También le pasó a Hornby (están al lado uno del otro en los estantes). Resulta que mi disfrute en Plataforma, en Ampliación del campo de batalla, en Las partículas elementales partía de ese mismo cóctel de bilis, angst, y vacío, que tengo miedo de echar de menos. 
Otro que es Brett Easton Ellis me tiene muy desconcertado, pues me da la impresión, como Irvine Welsh, que llevan muchos años intentando escribir algo diferente y siempre escriben el mismo libro. Como ABC y The lexicon of love. Crisis del segundo disco que llegan hasta el octavo.

Mientras, sigo enfrascado en las andanzas de Ramsay D. en Deptford, Canadá. Que nadie olvide este nombre: Robertson Davies.

Pero pasan otras cosas en mi vida. Mi hija ha redescubierto mi disco favorito de Calamaro (El cantante) , y disco favorito es una definición sumamente fiel, puesto que me es muy difícil aguantar ni tan siquiera acordes iniciales de la gran mayoría de sus canciones de otros discos. Cuando intervienen los elementos emocionales todo se complica enormemente. Asocias letras y músicas a momentos grabados en la memoria, todos los componentes de ese escenario pasan a ser mejores por la perfección del conjunto que representan. Eso deben ponerle al BigMac, claro.
Intentando convencerla de que no es Calamaro el de ahí, que no es ese mediocre y algo cargante platense obsesionado (digo encaparronat, así, que sería más correcto encabezonado) en ser un nuevo Dylan, un nuevo Jagger, para mi horror una especie de Sabina que bebe mate en vez de cuba-libres de garrafón.
Probamos y probamos (hay un excesivo recopilatorio de 6 cds, cómo no) sus mejores canciones propias, sus rarezas, sus versiones, sin encontrar esa genialidad del buen intérprete, presente por doquier en El cantante. La búsqueda da frutos, pero pocos, pues hay mucho horror y mucho ripio y mucha melodía facilona por la que Calamaro debería responder. Pero se da el caso que ayer hizo 50 años, que mi memoria falla selectivamente y olvida su asociación con antiguos miembros de los Tequila en esa especie de supergrupo argentino llamado Los Rodríguez y me siento benévolo, aunque no lo merezca pensaré en todos esos buenos momentos pasados en el coche, camino de muchos sitios. Pensaré en una primera escucha en casa a altas horas de una madrugada que no sé si era el final de un día o el principio del siguiente.

Y obtendrá mi perdón, aunque sea por esta vez.


diumenge, 21 d’agost del 2011

COSTUMBRES Y TRADICIONES DE CIERTOS PUEBLOS DEL CANADA ANGLOFONO

Despues de leer las mejores de las críticas y, contra mi normalmente algo precipitado proceder, esperar como unos cuatro años, he conseguido, previa espera de turno en la biblioteca, El quinto en discordia, primero de los tomos de la trilogía de Deptford, de Robertson Davies. Se trata de un escritor canadiense, fallecido 1n 1995(cómo no, pobres escritores que me gustan y aún siguen vivos: contratad un seguro), y cuya obra se ha ido traduciendo y publicando por Libros del Asteroide, editorial que se está labrando un prestigio y una especie de imagen de marca (incluso en sus portadas) asociada a buena literatura. Apenas llevo sesenta páginas iniciales, y ya he decidido firmemente tanto hacerme con los dos tomos siguientes como incorporar a este escritor (de larga barba ligeramente mullida y apariencia de abuelo algo iracundo, en todo caso irremisiblemente gruñón) a una teóricamente restringida , pero cada vez más amplia, lista de mis grandes favoritos. Mérito que es particularmente notorio cuando hablamos de escritores traducidos. Culto,sin cargar las tintas en esa erudición, es de esas lecturas que avanzan resueltas, sin alargarse innecesariamente, prevaleciendo la trama sobre su entorno, pero dejando que este entorno filtre sutilmente. No sé cual es el motivo por el que tengo constantemente presente Dogville, la cruda película de Lars Von Trier, mientras leo este libro. Tampoco sé si los dos siguientes libros de la trilogía, que ya he corrido a conseguir, mantendrán ese ritmo y esos personajes, o esa especie de árida impaciencia ante la irremisible sucesión de circunstancias extrañas.
Con el trasfondo de la estricta educación basada en valores religiosos (también recuerdo algo La cinta blanca como película que inquieta en igual medida), el lector presencia actos de las personas, explicables o no, que hacen agrietar esos valores y los débiles cimientos en que se sustentan. Que nos hacen recordar que cualquier persona que huye acaba encontrándose a sí misma allá donde pretenda esconderse. Uno nunca hace vacaciones de su propia persona.

A lo largo de mi vida recuerdo haber conocido a muy pocos canadienses.

Una era una estudiante de español, con unos impresionantes ojos verdes, de ascendencia judía y al parecer de una adinerada familia propietaria, al menos que yo recuerde, de una estación de esquí.

Otro era un emigrante sirio que establecido allí, se dedicaba básicamente a promover estrafalarios negocios rayanos con la estafa y el fraude más escandaloso, bajo el anzuelo de inversiones de seguros y pingües beneficios, ubicados en paraísos fiscales como Chipre.

Otros fueron una familia libanesa, cuyas hijas iban al colegio de los míos, cristianos maronitas de profundas convicciones religiosas, en constante tránsito por el planeta, que fueron allí cuando las cosas en Barcelona empezaron a complicarse demasiado. La última vez que hablé con ellos se quejaron del frío inmisericorde.

Con ninguno de ellos he podido mantener el contacto.

La bandera de Canadá muestra una hoja de arce, la del Líbano la figura de un cedro, la de Chipre unas hojas de olivo.

Lentamente veo a artistas de Canadá desfilar por mi cabeza, muchos solistas y pocos grupos.
Solistas infumables, como Alanis Morrissette, Bryan Adams o Celine Dion. Pido por favor a todo el mundo que nadie me pida un pronunciamiento sincero sobre Celine Dion.
Solistas de errática carrera, como Rufus Wainwright o Joni Mitchell. Errática es como yo la veo, con maravillas al lado de auténticos peñazos.
Genios, como Neil Young o Leonard Cohen. Aunque Young me parezca a veces con cierta tendencia a la melodía previsible.




Y los Arcade Fire, claro.


divendres, 19 d’agost del 2011

33 REVOLUCIONES POR MINUTO

Deberían temblarme las piernas, pero demuestro mi auto-control. Ni siquiera tiembla mi voz. La octava y última temporada de Entourage está disponible, aunque de una manera gradual, y ya he podido ver los tres primeros capítulos de lo que parece que va a ser una especie de batalla final de Vincent Chase por huír de todos los vicios que la fama desmesurada acarrea, de no caer en esa madeja de una manera irreversible. Batalla que no sé si ganará o no.
Donde Big Bang Theory o Modern Family son claras comedias y The Wire un drama duro, sin concesiones ni a la sana ironía, Entourage está en un difuso territorio intermedio. Cómo me gusta y cómo la recomiendo. HBO, para variar, por cierto. Profusión de modelos, de actores y gente del show-business haciendo cameos, casi siempre interpretándose a sí mismos. Joder, la mismísima Meadow de The Sopranos !! No le puedo pedir más a una serie y encima va a ser una que veré acabar, y habré acompañado en su lógica aunque triste evolución. Que hace la pinta de ser el testimonio de una lenta decadencia, de un momento crítico y culminante donde algo dejará de ser para siempre como ha sido hasta entonces. Los tres capítulos que he visto sólo hacen que acrecentar mi expectación y adelantar mi desánimo ante su más que cercano final definitivo.

Barça : lo dije, tajante, vehemente, va, pongamos algo prepotente, no hay dudas. Será cuestión de, aunque no me caiga bién, alabar la discreción de Rosell, sus pocas ganas de protagonismo (aunque he de reconocer que también me gustaba el desparpajo desacomplejado de Laporta). Recuerdo por eso que aporté datos matemáticos que demostraban objetivamente la condición de mejor presidente del Barça hasta hoy para Laporta. Si añadimos la cuestión de la condena de cárcel a Nuñez, ya no hablemos. No creo que Laporta sea condenado a seis años por su prominente barriga de bon-vivant, o por  sus devaneos con jovencitas, o por sus puntuales pero justificados excesos alcohólicos. Aún con esto, reconozco tímidamente que a pesar de mi escepticismo, Rosell lo hace bién, aunque me caiga mal. 
Justo lo contrario que Pedro Marín, al cual le envié de buena fe mi último post, que me ha respondido con un sonoro bofetón, o soplamocos. El resumen final es : a mí no me gusta nada como canta, a él no le gusta nada como escribo ( o lo que escribo). Bueno, eso se llamajusta reciprocidad. Yo no haré proselitismo. 
Proselitismo para las religiones, aunque visto lo que representan ciertas religiones yo le llamaría promoción. El pastor alemán, al que esta semana le sirven la comida en Madrid, dice de los ateos que nos consideramos nosotros mismos como dioses. Wow, Beni ( te llamaré Beni, Benito me recuerda cierto defensa merengue de tradición destralera, y por otra parte  Benedicto me suena a adicciones), me has descubierto cierto aspecto de mí mismo que desconocía. Mi ateísmo se quedaba en considerar que somos simplemente individuos de una especie animal particularmente complicada, y que nada había antes ni después del fenómeno químico que nos da vida. Pero si ser ateo es algo tan egoísta seguiré siéndolo, aunque quizás un poco más arrepentido.




dimecres, 17 d’agost del 2011

TIEMPO DE ORACION Y PERDON

Debe ser la influencia de las enternecedoras hordas de la JMJ y de la presencia del pastor alemán. Me siento generoso y benévolo, a la par que espiritual. Veo la bondad en las caras de las personas, la leo en los comentarios que hacen y ese espíritu debe aflorar en todos mis actos. Sea pues mi piel el tamiz por cuyos poros entren los buenos sentimientos y el sedazo que desaloja la ira y la violencia (que es el último recurso de la incompetencia).
Entonces ayer tengo una reacción algo tosca por mi parte hacia ciertos comentarios sobre Pedro Marín en Facebook (el hombre, en una demostración de paciente estoicismo continua considerándome amigo a pesar de mis esporádicas diatribas). Recrimino, usando términos algo duros (asco, mariconeo) el constante y zalamero halago hacia su presencia física, que anula completamente cualquier comentario sobre la cuestión de su música. Su música no me gusta, no sé si he de decir todavía, pero intenta rodearse al menos de colaboradores de prestigio y hacer algo. Intentarlo ya es algo. Entonces los autores de comentarios tan profundos como "chulazo!" se me tiran al cuello por mis críticas, qué digo al cuello, me tildan de muchas fobias de las que carezco (mejor, no aciertan con las reales) y aquello acaba como el rosario de la aurora, con un elemento que me exige (en el Facebook!!) el trato de Usted, y otro que me dice (a mí!!) que alguna lección me va a dar sobre música. Yo sólo les digo que estamos en el espacio de un músico y que hay que valorar eso, su música. Que, después de todo, el amigo Pedro podría engordarse 50 kilos o lesionarse de gravedad en uno de sus bailes convulsos y eso no le haría mejor o peor músico (eso sólo se consigue con muertes prematuras envueltas en turbias circunstancias o suicidios). Tras unos minutos de acoso, que sobrellevo merced a Blackberry y paseo por las fiestas de Gràcia, Pedro se asoma al foro y aclara que sí, que la música es lo primero y lo importante ahí. Me echa un capote. Más tarde, y ya por el canal privado, el capote es más amplio aún. Aunque yo siga siendo un radical y un purista en ésto. Pero le honra y he de decirlo, igual que le he zurrado por insufribles remezclas de insufribles cancioncillas (amenaza con más, pero días como hoy comprendo que hay que comer), que no sé si llegará el día (el tiempo vuela) que componga su Space Oddity, pero que al menos ha ganado algo de mi (poco valorado) respeto.


dimarts, 16 d’agost del 2011

EMISION IMPOSIBLE

Raptado por cierta compulsión lectora, que aunque discontinua es compulsión, ergo, es muy física, he dejado pasar en los últimos días tema tras tema que, en condiciones normales, no pasarían para nada desapercibidos.


De nuevo los Barça-Madrid.
Las estúpidas elecciones en un 20-N.
La JMJ.
Lo de Inglaterra.
Lo de Noruega.
Lo de Portugal.


Mientras, me he entretenido con Cercas y con Capote. Que no es poco.

Pero, si he de ser coherente con esta voluntad mundana, tendré que apuntar aunque sea un esbozo de qué me parece todo esto. Más de uno temblará cuando me oiga pronunciar la palabra esbozo. Ya estamos a 16, así que sobre los Barça-Madrid voy a decir lo mismo que vengo diciendo: tranquilidad absoluta. Los de blanco van a volver a ponerse amarillos, con lo cual no hará ni falta que compren banderitas para jalear al pastor alemán: que se muevan un poquito será suficiente. A 16 de agosto y con sólo un partido ya oso decirlo: otro año de triunfos por delante. Sin ninguna duda. Pero los madrileños tienen mucho con lo que consolarse: la JMJ que se va a celebrar allí es algo que les tiene que tener muy contentos. Tanto joven sano y católico paseándose por la ciudad, tocado con los gorros de peregrinos, con sus banderolas, persignándose cuando pasen delante de anuncios de Durex, disfrutando de una sana vida de oración y recogimiento, a espaldas de cosas tan nefastas como la cerveza y el sexo extra-matrimonial. Tanta  inmaculada juventud que ni oye música del diablo ni lee libros nefastos e inmorales. Que esperan al domingo a que la misa les oriente de qué hacer con sus vidas. Que seguro que no pasan por aquí ni por casualidad, de no ser que, y esto no va a pasar, cuelgue un link con la web de La razón. Donde podemos ver la extensa cobertura que el diario ultra da a la JMJ. Todo el mundo limpio y feliz e ilusionado por ver al pastor alemán. El Opus Dei por todos lados. Y todos podemos reír de asco con los desvaríos de Ussía. El otro día decía que sólo hay que permitir el topless en la playa a las señoras de buen ver. Montón de basura.


Las elecciones adelantadas: parece que cierto partido al que jamás votaría tiene mucha prisa por que el país caiga en sus garras. Sobre todo, ante la posibilidad de que determinados movimientos puedan erosionar su imagen y acaben poniendo en duda una mayoría absoluta que me resulta muy inquietante. Tan inquietante como cierto que va a producirse. Bajo la influencia de esa obsesión había que presionar hasta aturdir aún más al muy desorientado gobierno actual, cosa que se ha hecho efectiva: se ha logrado forzarles a cometer una nueva torpeza, nombre que se queda muy corto para describir la de ubicar en esa fecha, el 20-N unas elecciones, adelantadas, que seguramente acaben certificando el acta de defunción de un partido que lo tiene muy complicado, ya no diría que para gobernar, sino que incluso para obtener ni la mitad de la representación actual. Y si me expreso con este pesimismo es una mera visión realista: ni siquiera han sabido capitalizar mínimamente el descontento más escorado del movimiento indignado, para, no sé, renovar caras y promesas y crear el espejismo de una tercera vía. Lo que haría cualquiera un poco astuto, aunque quizás no lo que haría alguien un poco sibilino. Pero otorgar a la derecha la posibilidad de celebrar ya no uno sino dos 20-N. Torpes, bobos, lelos, o, lo que es peor, torpones, embobaos y alelaos

Como era de esperar, me he vuelto a acelerar. Los temas de Europa, más adelante.

diumenge, 14 d’agost del 2011

MUSICA PARA VENDER PANTALONES

Este rincón tan errático del globo no lo es por otro motivo que por lo errático que es quien lo escribe, y no siempre. Así que olvido cosas, o puede que prefiera olvidarlas casi a posta, lo que en el fondo no es un olvido sino una postergación, o una relegación, o puede que un castigo o una condena que podría ser una cadena perpetua en algún caso. 
Me gustó mucho Música para camaleones y ello me ha decidido, casi definitivamente, a que el siguiente libro de Capote va a ser A sangre fría, diría el buen amigo, para complacer a 6Q, digo yo también casi lo mismo, pero añado que para disfrutar de lo lindo, pues lo que más me ha gustado ha sido Ataúdes hechos a mano, novela corta de corte policiaco intercalada entre los dos grupos de relatos, y, de éstos, el de la mujer de la limpieza, alguno muy corto, y la entrevista con el secuaz del clan Manson, gran entrevista en un penal (suena aún peor penal que cárcel) que pone los pelos de punta, pues lo que rodea a Manson siempre me ha inquietado y perturbado, veo a Polansky y pienso en Manson, oigo Helter Skelter, y también. Aunque haya momentos de cierta frivolidad, pero, joder, el tipo, Capote, era una estrella, y el star-system te abduce y te suelta en cualquier lado. No me gusta el episodio con Marilyn Monroe, pero quizás es que para mí no fue el mito que para muchos millones sí. Libro muy importante, tanto como para decidir vocaciones. A sangre fría, te lo prometo 6Q pero procuro no leer dos libros seguidos del mismo autor, en menos de dos semanas. Si no, leáse el primer párrafo. Aquí no hay hojas de reclamación, por cierto.
Shazam es una fascinantemente sencilla aplicación que puedes instalar en tu smartphone por una miseria, como unos 5 euros. A partir de ahí, cuando oyes música que te gusta y no reconoces, arrancas la aplicación, acercas el teléfono a la fuente de sonido, y con una efectividad pasmosa, ahí tienes el título y el intérprete de la canción. He sometido la aplicación a tests con muchas rarezas de mi colección y solo ha dejado de encontrar una canción. Esa pequeña y asequible maravilla consigue que mi presencia en ciertas tiendas sea más llevadera: tengo una mujer post-adolescente y una hija pre-adolescente: esta tarde la hemos pasado, junto a mi hijo, que se consuela con poder juguetear en la tienda Apple, en tiendas de moda. Tiendas donde la música atrona. Yo, con el Shazam usándolo como un cazamariposas de melodías: y, como factótum todopoderoso que gobierna con mano férrea esta mota de polvo en el éter, me pronuncio con toda contundencia. Impresionante selección musical la que usan en Hollister de La Maquinista, ayudada por todo el entorno de la tienda, desde la penumbra hasta el formidable equipo de sonido pasando por la (ya pagué el peaje de comentarios algo subidos de tono hace unos días) esplendorosa presencia física de todo el personal femenino de la tienda. Pero no sé como lo hacen: el selector de la música que se pone en las tiendas (me apuesto la paga a que es la misma en todo el globo) debe tener el trabajo más envidiado del planeta, por lo menos entre los chalados, pero bien que lo hace. Apenas veinte minutos en la tienda: música fresca, funkosa sin exceso, pero con un dinamismo nada impostado. Te hace sentir tan contento que no te importa que una sudadera suba 80 euros. Matt Wertz, Foster the People, Thomas Tantrum y Architecture in Helsinki. Uno esperaría de tiendas así indigestiones de las estrellonas de la música más trillada y se encuentra una selección minoritaria y acertadísima. Parece que no puedas oir esa música más que ahí dentro, por lo que tienes que quedarte como sea. Fascinante y que me hace desear como nunca entrar en la tienda insignia de Abercrombie & Fitch en NY. Si fuese un ser cabal y juicioso y más retorcido (aún) hablaría de una conspiración casi maquiavélica, pero qué narices, no todas las tiendas de ropa acaban pareciéndote una especie de experiencia. La gente se hace fotos en la entrada, enough said. El siguiente shock ha sido en Bershka, donde han sonado Benny Benassi, Chromeo remezclado por Hercules & The love affair, los Crystal Fighters y un fascinante músico alemán, Console, con un sonido fantasmal que me ha hecho olvidar que me encontraba en algo que a priori yo consideraba una especie de templo choni, que todo ese tinglado no es más que un envoltorio gigantesco para un mundo que dice consume, consume, consume, y que qué poco piensan algunos músicos que acaba siendo el destino final de su obra : que nos pongamos en la cola de caja con unos pantalones.



divendres, 12 d’agost del 2011

ATAQUE MASIVO DE NOSTALGIA

Una vez más cometo esos espectaculares errores de cálculo que tanto acaban gustándome de mí mismo (soy sincero: aún me gustan más los aciertos). Pensaba que lo de Londres iba a ser la mecha que prendiera la revolución en Europa, pues nosotros también tenemos derecho a esperar The Big One. Soñaba con tropas de enajenados entrando en las sedes de las grandes instituciones y apretando el botón que hace que mi banco se olvide de mi hipoteca. Es mucho pedir ??. Luego ya podrían irse a saquear tiendas de teléfonos móviles y de tejanos y si despues de tanto alboroto les entrara hambre que saquearan algún supermercado, ya puestos, el área gourmet. El seguro invita.
Bendita ingenuidad la mía. No pasará nada de eso, ni empezando por Londres ni añadiendo París o Roma o Berlín. Todo está demasiado bién atado.
Ocurre que los Massive Attack han publicado a través de su perfil en Facebook ciertos comentarios en un tono que podría interpretarse como de apoyo a todos los que están protagonizando los incidentes. Hay una comparación ciertamente poco ambigua sobre los costes diarios en términos económicos de los saqueos y el importe anual de impuestos eludidos en Inglaterra, especialmente por las grandes empresas. El aluvión de comentarios ha sido bastante imponente. Tampoco es que los haya leído todos. Cierto es, como era eso, que el hombre es un animal político. Los Massive Attack, que creo que ahora son un dúo, pueden, directamente, o,  si son tan importantes, a traves de portavoces, expresarse políticamente. Luego asumen la repercusión y punto. Con un par, que diu aquell. Pero echo en falta entre tanta pasión por apoyarles o rebatirles (en medio de eso los gobernantes británicos corren a decir que los manifestantes son sólo delincuentes), que alguien les recuerde el elevado número de años que llevan sin sacar un disco decente. Que el último, del cual ni siquiera retuve el título, fue descrito con términos como monótono y anodino. Anodino es una palabra decididamente jodida para usarla al describir un disco. Dice que el disco te aburre hasta adormecerte. Dice que lo escuchas esperando algo que te sorprenda en algún momento, aunque fuese para mal, y que ahí te quedas esperando.
Entonces a mí, que ni siquiera Mezzanine me pareció una cosa del otro mundo pues me sobraban guitarras y me faltaban ecos de guitarra (o ecos de lo que fuera) se me iba entre los dedos como arena del desierto de la baja California el talento de los Massive Attack. Se me antojaba que dos discos (y medio por las remezclas), el último de 1994, son un bagaje un pelo pobre, demasiado pobre para que, por muy (micro)combo multirracial que sean, 17 años después, el destello más brillante de su añorado talento, nos lo facilite una opinion ligeramente equívoca.


dimecres, 10 d’agost del 2011

A EMPUJONES Y BORBOTONES

Son días de agosto pero ello no debe significar que la cabeza pare. Sí que tuve que sentarme en una piedra del camino despues del tour de force de lo de Cercas. Puede que todo se explique con un cambio de ritmo, pero no hay motivo para detenerse, menos cuando algo te gusta. Pero van pasando cosas, tantas que hasta me cuesta hacer memoria con todas.

Londres: decía la canción de The Smiths : Panic in the streets of London, Panic in the streets of Birmingham. Y acababa pidiendo que se colgara al DJ, por que las canciones que ponía no le decían nada acerca de su vida. Lo decía en la última mitad de los 80, cuando los DJ sí decían a muchos cosas a través de las canciones que pinchaban. Morrissey, que era el alma visible de los Smiths, pasó de las portadas en blanco y negro y de dar conciertos con enormes camisas de lunares, con o sin chorreras, a aparecer a todo color en las portadas de flojos discos en solitario, a veces con terno y corbata, y en discos que tonteaban con el National Front, con el rockabilly y con el movimiento skinhead más ambiguo. Johnny Marr tocó con The The y con los Pet Shop Boys, participó en Electronic, y lo ví tanto hablando (bién, como no) de Scott Walker como comentando compras en la web de Amoeba, la tienda de discos de Hollywood. Entonces, como ya llevo demasiados excesos politizantes acumulados, digo yo que cuidado con lo de Londres, que esto no son cuatro squatters que quieren fumarse cuatro porros en la Plaça Catalunya.

Ocio: veo la octava parte de Harry Potter, tradición familiar que hay que respetar. Octava vez que no me aclaro, lo cual mi hija me aclara. La del prisionero de Azkabán era la que cambiaba todo. Vaya.
Veo un capítulo de Roma, el primero, a ver si me engancho con una serie nueva. No puedo dejar de pensar en todo el rato que están con esas túnicas y esas armaduras y esos cascos hablando en inglés. Esta cabeza mía.
Continúo en veladas familiares de visionado de Modern Family. Fresca como un chapuzón en la piscina, cuando haga calor, claro.

Libros. Tengo dos copias de Desayuno en Tiffany's, otras dos de A sangre fría, y resulta que ninguna de las dos las he leído aún. Motivos, que no espero que me libren de la reprobación generalizada : temo que la primera sea demasiado cursi y la segunda demasiado cruda, pero 6Q me insiste, John Self menciona a Capote en un añejo comentario, me encanta la música de Mancini en la primera, son demasiadas cosas, tantas que me siento acorralado cuando, en un rincón inverosímil de una librería de barrio, descubro, previamente aconsejado por Gustau de Cercles, Música para camaleones, que parece situarse en un terreno intermedio. 8 euros, y ya sabéis lo que dije el otro día. Acierto de lleno, tanto que se desbordan las referencias a Capote y todo ese enmarañado mundo. Capote y la mención a la Madre Puño y sus Cinco Hijas, que da título, no a una canción, sino a todo un magnífico disco de Marc Almond. Capote y la biopic que protagonizó Philip Seymour Hoffman, que me deja atónito pasando del asistente de producción de Boogie Nights al tipo que copula con una increíble Marisa Tomeii en una primera escena de la excepcional Antes de que el diablo sepa que has muerto. Entonces por culpa de ese libro temo que se desate otra fiebre de esas que me dan, donde mi interés explota como la Place de l'Etoile llevándome en avenidas hacia todas las direcciones, cuando sólo soy uno, son muchos aquellos a los que tengo que perseguir y solo soy uno. 


Cuando me vienen a la cabeza melodías eternas, me es imposible no relacionar estas dos.


dilluns, 8 d’agost del 2011

BAILARINAS PARA PISAR MEJOR

Si hay algo que refuerza las convicciones (las de todo el planeta sufren una anemia galopante) es leer de vez en cuando algo el periódico ultraderechista La razón. El cabreo que te coge no se te pasará así como así. Uno empieza a leer ese periódico hecho un moderado socialdemócrata y lo acaba recitando de memoria soflamas de Trotsky o de Bakunin. Perlas no les faltan, por doquier. Si uno le hace un seguimiento algo exhaustivo (para lo que es aconsejable surtirse de cuantiosas dosis de analgésicos y primperán) puede, al margen de acumular un considerable cabreo, acabar con el más voluminoso cuaderno de notas repleto de garabatos escritos bajo distintos niveles de alteración.
Este periódico, filofascista sin ninguna clase de intención de ocultarlo,   se permite acumular los siguientes desmanes en un solo número, como si no quisiese que el lector ocasional pueda perderse, por aquello del azar, el menor de sus detalles fundacionales: encuesta para ver cual de los elementos de la familia real (las demás, insisto, somos virtuales) es el más popular (gana la niñita Leonor, supongo que por lástima de recibir un nombre más propio de octogenarias que de niñas), palos al PSOE, por todos lados, palos al movimiento indignado, donde se emplean a fondo para averiguar científicamente que allí hay radicales, extranjeros (se han dejado lo de rojos, les aviso), delincuentes (también hay algunos corruptos en las listas del PP, pero para La razón, esto debe ser un hecho irrelevante), palos a cualquiera lejanamente responsable de que Bildu haya obtenido 314.000 votos (qué lástima que el voto sea secreto: Rajoy ya tendría la lista de sus primeros 314.000 enemigos a eliminar), loas al Madrid, palos al Barça, loas al movimiento de las JMJ, fotos de monjitas. Ay lo que me hacen reír a mí las fotos de monjitas.
El rotativo franquista madrileño no se cansa en su defensa de la lucha ultramontana y la reivindicación de la trasnochada unidad de la patria y demás elementos del más rancio ideario antidemocrático : su estandarte absoluto es un elemento de la categoría de Alfonso Ussía. Voy a dejar que cada uno libremente se procure en googlear sobre este pájaro. Sé que estuvo amenazado por ETA, y le pido a ETA que no mate nunca a nadie más, pero especialmente a éste hay que dejarlo que viva, y que viva mucho tiempo a ver si un día traga de su propia medicina rancia, clasista, racista y montones de calificativos que me dejo. Ussía no abandona en sus artículos ni un estilo cargante y pedante, ni las invectivas constantes contra izquierda, catalanes, barcelonistas, vascos, abertzales, siempre defendiendo una elegancia decadente y pretendidamente aristocrática y caballeresca, que acaba siendo siempre lo mismo, una inacabable y molesta tormenta de caspa. Ahora su ultracatólico periódico le ha regalado (supongo que él previamente les mendigaría que un solo artículo diario no es suficiente vía de salida para tanta bilis y verborrea reaccionaria), un articulillo diario donde arremete contra lo que el considera figuras y costumbres nefastas propias de las fechas veraniegas.
Vuelvo a repetirlo para que nadie me acuse de prácticas potencialmente nocivas para la salud: el antivómitos, a mano y en dosis generosas. Desde una óptica cercana a la nobleza y pretendido dandismo más trasnochados, en estos artículos se dedica a meterse con que si la gente va en bermudas, que si llevan flip-flops, que si van con el portátil a todos lados. Otro flash sobre este (difícil expresarme pues la primera palabra que me acude a la cabeza es siempre malsonante) pretendido escritor : su candidatura hace unos años a la presidencia del Madrid. Dios los cría y ellos se juntan. Entonces según él y sus cánones elitistas, hay que sufrir el pantalón largo, el calcetín y el zapato cerrado, y la camisa de cuello duro y manga larga, y corbata y esa madrileñísima prenda que es la teba, que lo cómodo es cutre, que hay que sufrir porque su dios lo dice y él hace cumplir su palabra. Cercas y yo él otro día nos lamentamos de nuestra educada incomodidad, pero Ussía no: todo el mundo a sudar y a maloler, aunque sea para parecernos más a él y a su España cañí e ideal, la que atufa a caspa y naftalina y masaje Floyd.
A mí, ahora, directamente me enviaría al pelotón de fusilamiento (habla de justificar matar a los pelmazos, con lo que doy por sentado que es partidario tanto de la pena de muerte como de aplicarla indiscriminadamente a diestro y siniestro). Estoy sentado en un parque público, sandalias de practicar deporte, bermudas cargo, polo sin planchar y con algún que otro desgaste del excesivo uso (lo de los hombres y nuestras prendas curradas pero preferidas es entrañable), y como no me apetecía bajarme el PC estoy tecleando incómodamente en la BB (a él tampoco ésto le gusta), con lo cual cumplo dos enormes placeres : dignificar un domingo por la tarde y conectar con mis incondicionales. 
Por cierto: 1500 trompos de nada cuestan tres pares de zapatillas bailarinas que la familia real se ha permitido adquirir con nuestros impuestos. Beneficiarias : Leti y las dos princesitas. Ussía seguro que las encuentra preciosas. A ver si les dedica una de sus flatulencias, aunque lo más seguro es que yo me la pierda. Muy a mi pesar.

diumenge, 7 d’agost del 2011

LOS FUNDAMENTALES

Tras experimentar lo extenuante que puede resultar, mentalmente, aventurarse en la más pura ficción (aquella que es más impura), hago un recuento de retales variados que se hallan desperdigados por cajones y cubetas.
Lorrie Moore : desesperado por no aguantar diez páginas de una desconcertante obra fallidamente multilingüe, devuelvo el libro a la biblioteca. Ya indagaré si me he equivocado con el primer intento: en cualquier caso para mi consuelo esto me ha pasado antes con Don DeLillo. No arrancas y punto. Como ciertas relaciones personales, forzar las cosas es lo peor que puede hacerse.

Modern family : La mencioné muy de pasada. Es lo que tienen las series USA: conseguir dar en el clavo con toda precisión con exactamente todos los ingredientes con los que en otros casos sólo se consigue basura catódica. Cuando de todas las series que me he tragado el único personaje infantil que no me provocaba urticaria era Tony Jr. en The Sopranos, en Modern Family tienes cuatro papeles infantiles exentos de cursilería, repletos de aciertos. Cuando me quejo del estereotipo gay que prolifera en las series de la manera más grosera y forzada, toma pareja gay con reinona hiperactuada marcando el paso de cada escena (increíble Eric Stonestreet), pero que, bazinga!, ahí cumple un papel de contrapeso por si alguien aprecia olor neo-con, que no lo hay por ningún lado. Cuando se me hace insoportable la dosis prescrita por los gurus de marketing de personajes latinos tanto en las series como en el star-system (J.Lo, Eva Longoria) te sueltan a la impresionante (con todas las letras, no sobra ni una) Sofia Vergara, papel merecedor de llevar a su intérprete al firmamento con toda justicia. A pesar de mis preferencias por las series de perfil más dramático, hay que reconocer a esta serie (y a The Office y a The Big Bang Theory, y a Entourage) su incansable capacidad de encontrar motivos para que nos riamos, y de lo lindo, en este entorno tan hostil. Por encima de otras con muchas más pretensiones, y encima, sin ñoñeces ni cursilerías, apta para casi todas las edades. A recomendar absolutamente.
Ultimas (puede) ondas concéntricas del affaire Javier Cercas : repaso en la librería entre los escasos Kapuscinski que me quedan por leer, y me encuentro en la contraportada de Viajes con Heródoto con la mención a los soldados de Salamina (no el libro, sino la figura clásica de la literatura griega). Nueve euros, la diferencia entre un bistec y un entrecot. Al saco.
Recuerdo cierto post de 6Q (por cierto, voy a hacerte caso bien pronto con Truman Capote) mencionando pasodobles (dejándo a todo quisqui epatado) y muy concretamente Suspiros de España, que resulta ser uno de los vinculos emocionales en el libro de Cercas). Ya estamos todos. Leed el libro. Y ved la serie



divendres, 5 d’agost del 2011

LA DISOLUCION DE LAS FRONTERAS - FINAL

No podía acabar una entrevista a Javier Cercas hablando de Bolaño. Ni la ausencia de divismo que aprecié aguantaría eso. Así que decidí apostar a doble o nada, y mencionar el incidente del cual había leído en internet.

F.B. : Como hemos hablado sus obras contienen pequeños juegos de engaños hacia los lectores. Personajes reales con aspectos imaginarios, cruces de datos ciertos y falsos, verdades a medias, mentiras que se visten de equivocaciones. Dentro de este juego, y como consecuencia de cierto artículo, personalmente se vió involucrado en un feo asunto donde se divulgó que había sido detenido como cliente en el curso de una redada en clubes de prostitutas. ¿Se toma eso como el precio de la fama, o cree que ciertas barreras no hay que rebasarlas?.

J.C. : Antes hemos planteado un dilema parecido. Estamos en un país de cierto tipo de famosos y un nutrido público que los sigue. No puede evitarse, pues a mayor resistencia uno opone, con mayor tesón  en contra se encuentra. Afortunadamente tengo una familia que comprende que es difícil no verse involucrado en estas situaciones, aún siendo un escritor con poca proyección pública. Ni siquiera vivo en Madrid. Si uno se permite licencias a cierta costa y complicidades de cierto tipo debe saber encajarlas en el otro sentido. Todos sabemos que hacer bromas es más divertido que ser objeto de ellas. La mayoría de las veces. Me temo que lamentarme, aunque fuera solo en petit comité, sólo haría que agravarlo.


Fue la última pregunta. Cortésmente me recriminó que yo hubiera abonado la cuenta. Me quedé sentado en la mesa ordenando un poco mis notas, buscando papeles y el endemoniado bolígrafo que no aparecía, mientras él se alejaba por el mismo camino que habíamos recorrido a pie para venir. Ví a lo lejos que se detenía a hablar con una mujer rubia de una edad indefinida. Cuando volví a alzar la vista, la mujer se acercaba decidida a mi mesa, de la que yo ya me iba a levantar, y me entregaba un papel.

Me llamo Lydia, el señor Cercas me ha pedido que le entregue esta nota.

Había unas pocas líneas escritas en una cuartilla.

Se ha olvidado de preguntarme si realmente ví a Bolaño para preguntarle todo lo que puse en el libro.


La respuesta es no.


Entonces, ahora puede que tenga la última pieza que le faltaba para tener listo su primer cuento.

LA DISOLUCION DE LAS FRONTERAS - PARTE 3

Nada puede ser tan grave, así que decido afrontar el tema directamente. Fuera historias negras sobre el ego de los autores, fuera excusas pueriles de los platos de segunda mesa.

F.B. : He de confesarle que uno de los motivos fundacionales de creación de mi blog fue la influencia de la obra de Roberto Bolaño. Por tanto he de confesarle también que uno de los motivos de que me haya gustado tanto Soldados de Salamina, hasta el punto de, concluida su lectura, remover cielo y tierra para conseguir esta entrevista, es esa última parte en que convierte a Roberto Bolaño en una especie de bisagra sorprendente de la trama. ¿Cual fue su intención al introducir este personaje?.

J.C. : Como usted sabe, soy profesor de literatura española en la Universitat de Girona. Ya que hemos hecho alguna referencia política, le diré que Girona fue la última circunscripción electoral española en otorgar un escaño al PP. Como ve, hablo catalán con toda normalidad aquí, y mis clases son indistintamente en uno u otro idioma según se desarrollan. Conocí a Bolaño dentro de lo que son los círculos literarios, y me sorprendió (pues ya estaba enfermo de cierta gravedad) su dinamismo ya no sólo mental sino incluso físico. Para colmo, algún conocido que veraneaba en Blanes recordaba justo a ese Bolaño que vendía bisutería en la parada de la madre, la vendía a veces con cierto desaire arisco pues le costaba abandonar sus lecturas, aunque fuese para cobrar. Tantas coincidencias, no sé a los demás, pero a mí me desconciertan. Cuando empecé a escribir el libro justo empezaba a traspasar la barrera, cultural y económica, del escritor de culto al escritor de culto con un razonable éxito. La frontera se disolvía y ya podía vivir de escribir, holgadamente, fue una lástima que durase tan poco esa buena situación tan merecida. Bolaño ya acostumbraba a insertar personajes, o ciertas características de éstos, de la realidad, en sus tramas. Así que me dije que era sólo una manera, por una parte, de simplificar mi labor, pues los personajes que ya existen van muy bién para rellenar ciertos huecos en el proceso creativo y, por otra, de rendirle un cierto homenaje.

F.B. : No he visto, todavía, la adaptación a la pantalla de su novela. ¿Qué opina de los dos cambios más notables, el narrador como mujer, y el personaje de Bolaño transformado en un joven estudiante mexicano?

J.C. : Nada en concreto. Licencias en la adaptación, que son tan legítimas como las licencias en la creación. Quizás el hecho de que el personaje de Bolaño fuese un joven estudiante mexicano fuese otro grado de homenaje, adicional al que yo había propuesto.

En este momento determinado, sonó por tercera vez el teléfono de Javier. Lo escueto de la última respuesta me dejó algo intranquilo, y ya eran dos preguntas hablando de otro escritor. Peor aún, para atender esa llamada se levantó de la mesa y, al girar la esquina, lo perdí de vista. Su ausencia se prolongaba y yo empecé a temer que se hubiese hartado (un blogger de pacotilla entrevistando a un escritor de ventas en siete cifras y traducciones a veinte idiomas), cosa que me hizo, para mitigar los nervios, pedir la cuenta y empezar a garabatear notas ininteligibles en un papel. Cuando, casi por sorpresa, se reincorporó a su silla pidiéndome disculpas pues ésa había sido la llamada de su mujer, decidí que, lejos de asustarme, debo ser más seguro de mí mismo. Habia llegado la hora de ir acabando, por cierto.


dijous, 4 d’agost del 2011

LA DISOLUCION DE LAS FRONTERAS - PARTE 2

Mientras edito y reconstruyo una conversación que fue un pelo caótica (no ayudó que yo no sea ducho en el uso del modo grabación de voz de la BB, ni que Javier recibiera alguna que otra llamada que nos hacía perder el ritmo), comento dos cosas sin conexión aparente: igual que comenté que el libro de McCarthy me había propulsado al diccionario, mi empeño por terminar Soldados de Salamina me tuvo diez minutos de pie leyendo en la cocina de mi casa (con el fin de respetar el tiempo aconsejado para sofreír cebolla dulce). Y la otra: tras una sequía de algunas semanas, pues cinco capítulos de Game of thrones esperarán al momento oportuno para verlos, Modern family ha supuesto un agradable regreso a ese tipo de series que te tragas con una facilidad y avidez pasmosas. Con el gratificante añadido (estamos en verano y los críos se acuestan tarde) de ser prácticamente idónea para ver en familia.
--
Javier Cercas me aclara que tiene que respetar pautas de su editor en el sentido de no desvelar detalles de sus próximas obras, y que tampoco podré tomar ninguna foto. Hablamos de primeras figuras en las que los gurpos editoriales tienen grandes intereses, que no pueden exponerse a que se sepa ni tan siquiera un indicio de la temática de su próximo libro. Por este mismo motivo, no me habla de viajes, de lecturas recientes, de personajes de la actualidad. Cosas de ser una estrella en el firmamento editorial (y espero que no se note el deje de envidia).

F.B. : Bién, me concentraré en las tres obras que he leído. Yo no las veo como una trilogía, pero he conseguido detectar, de algún modo, pequeñas coincidencias que no afectan a las tres, pero sí a dos de ellas. Podríamos comentarlas, si le parece: Tanto en Soldados de Salamina como en La velocidad de la luz parece que juegue a confundir al lector mezclando detalles reales de su biografía (la estancia en USA, los nombres de las primeras novelas) con otros completamente discrepantes : en la primera el narrador convive con una mujer que no es su esposa, en la segunda es un hombre que pierde a su familia. ¿Se trata de un juego que plantea al lector, y con qué sentido lo haría?.
J. C. : Bueno, esta cuestión linda con lo personal. O al menos no tengo más remedio que plantearlo así si quiero responderla. En mi caso, y por ese regusto supersticioso que arrastra la tradición en nuestro país, una cuestión como la muerte de la familia, tal como le ocurre al narrador en LVDLL, prácticamente era la rotura de un tabú. Hubo tanta gente que se interesaba por si eso me había pasado de verdad como gente que, sin tener muy claros cuales eran los detalles ciertos y los que no, me recriminó cierto morbo, o mal gusto, o inoportunidad. Recuerdo cierta película de Cronenberg donde el hecho más comentado es el asesinato frío y gratuito de una niña de corta edad. Pues mi familia está bién, y, si tengo que ser más sincero, aunque sea algo a lo que los que conviven con un escritor se habitúan, esperando que todo lo malo les pase en esas ficciones que, debo insistir, no protagonizo. Aunque el narrador tenga mi nombre y escriba libros que tienen títulos como los míos. Al lector le planteo aquello que pueda interesarle, y, como podrá deducir de mi existencia cotidiana, mi vida por sí sola no tiene nada de interesante, por lo cual hay que ayudar un poco.

F. B. : Otra cuestión común a dos de sus libros: el golpe de estado y la guerra. Usted califica, sin nombrarlo, a cierto dictador de gordezuelo, afeminado y astuto. A mí me gustaría más llamarlo taimado, que es una especie muy concreta de astucia perversa y con bajeza. En todo caso, ha notado alguna reacción entre sus lectores ante esos sutiles posicionamientos polìticos ?
J. C. : No, o al menos no de una manera notoria. Los lectores que coinciden con ese posicionamiento estarán contentos y los que no siempre pueden dudar si no son en realidad las ideas de mis personajes. He criticado una guerra absurda, un golpe de estado ilegal que triunfó y uno ilegal que no triunfó. Creo que hablamos de cuestiones cercanas a la objetividad. Y sí, taimado hubiese sido un calificativo bién empleado pero no reparé en él.

F.B. : Por último el único trazo común que se me ocurre en los tres libros es una especie de finalización con un carácter algo más introspectivo. Este trazo, que a mí me resulta acertado, podría ser que a cierto tipo de critica, a esa modalidad tan particular que aplaude finales abiertos y novelas inconclusas, no haya acabado de convencerle. Ha pensado en esta situación ?
J. C. : No, pero he de decirle que no planeo si el libro ha de tener un final o no. Puede que esas últimas páginas, sin estar planificadas, se manifiesten como el final del libro y deba detenerme ahí. Aparecen, y ya está.


Este es un momento sumamente dificil de la entrevista. Debo plantearle a Cercas que, con lo mucho que he disfrutado con cualquiera de esos tres libros, el verdadero detonante que me empuja a contactar con él es esa tercera parte en SDS, la parte de Bolaño que diría Bolaño. Es sumamente difícil darle un enfoque. 

LA DISOLUCION DE LAS FRONTERAS - PARTE 1

Debido a su extenso contenido, y a que algunas de mis notas requerirán cierto tipo de edición, ésta entrevista será publicada en varias partes a lo largo de estos días. Preferentemente de manera consecutiva, pero no con seguridad.

Después de leer, en muy breve lapso, los tres libros que le han encumbrado como escritor de prestigio, a la par que vendedor de cifras sustanciales, decido, movido a terceras partes por la curiosidad, la cercanía física, (Girona está apenas a una hora de coche) y el beneficio temporal de su presencia entre los vivos (ya que Bolaño y Kapuscinski se me han escapado y no quiero otro caso), mover todos los hilos posibles para entrevistar a Javier Cercas.
Es mi segunda entrevista, tras la que le hice al finlandés en la acampada de Barcelona. No es la mejor de las cartas de presentación, pero no hay motivo por el cual revelarlo, así que activo contactos en Girona, que no me faltan, ni entre la población de a pie ni entre cierta minoría influyente de la comunidad educativa y literaria. A pesar de estar en agosto, contar con el blog representa una buena presentación, pues personas que conocen a Cercas detectan ciertos gustos comunes, cierta filosofía vital compartida, tenuemente más en lo musical que en lo literario, aspecto que me contraría un poco: pretendo hablar más de lo segundo (de lo primero acabaremos no hablando). Pero cualquier puerta de acceso, aunque sea trasera y escorada, y esté escondida, es válida.
Me encuentro con Cercas a última hora de la tarde del miércoles: es un agosto que empieza a ser julio por fín, y Girona, una ciudad que a esa hora empieza a pedir, barrios y calles al unísono, un descanso a una jornada con un sol de justicia. Andamos descuidadamente desde el puente en que nos hemos encontrado, dejando el cauce del río a nuestra izquierda. Antes de aventurarnos por una de las cuestas del Call, pues no queremos exponernos a mayor sudoración de la educadamente necesaria, acabamos sentados en una heladería que hace esquina, en cuya terraza hay una tímida pero alentadora sombra. Hay que añadir que, en un extraño ritual de amabilidad y maneras, ambos nos hemos presentado con pantalón largo, camisa de manga larga (que él lleva arremangada pero yo cubro con una chaqueta que pensaba que me iba a parecer más ligera). Comentamos acerca de esta circunstancia, cosa que crea un cierto aire de complicidad. Vamos bién. La heladería parece pertenecer a una familia que la regenta hace pocos días. No demasiado duchos en la cuestión de servir helados, pues reconocen no haber probado todos los que ofrecen en la carta, optamos por la comodidad estacional de la cerveza con limonada.

F.B. : He leído tres de sus libros en el curso de apenas unas semanas. El orden de la lectura ha sido el inverso al de su edición.  ¿Me recomendaría que siga hacia atrás y acceda a sus tres novelas anteriores?. 

J.C. : Ningún escritor va a recomendarle a nadie que lea sus libros, ni dejará de hacerlo. Lo único que puedo decirle es que le va a ser difícil encontrar esos textos, pues mi editorial lanzó ediciones cortas. Fueron reeditados con el éxito de Soldados de Salamina ,  pero no suscitaron el mismo interés, y me temo que esas segundas ediciones de mi obra anterior han acabado agotándose también. Le diría que haga algún esfuerzo por encontrarlos y que confío en que le merecerá la pena.

F.B. : Debo reconocer que no sigo sus colaboraciones en prensa. No leo El país con excesiva frecuencia pues opto por leer prensa editada en Barcelona. ¿Piensa publicar algún tipo de recopilación de este tipo de trabajos, aunque se trate de una manera de cubrir los vacíos temporales entre sus obras "mayores"?.

J.C. : Se trata de que, si yo mismo hago una selección de los que me pueden parecerme mejores de esos artículos, acabo transmitiendo un mensaje con el que no me siento cómodo. Yo mismo decido que mis textos cumplen o no cierto criterio que, a lo mejor, no es siempre el mismo. Creo que esta decisión la dejaré en manos de mi editor, tanto la de llevarlo a cabo o no como el momento en que crea que debe o no hacerlo. Me molesta un poco cuando veo que esto se hace con la obra de escritores fallecidos, es una especie de método empresarial consistente en ir sirviendo entremeses, platos y postres de los autores. Dudo que llegado el momento sea muy útil, en todo caso. Quizás para saciar a la gente que no tiene bastante con la ficción.


Entonces yo pienso en Philip Roth.


dimecres, 3 d’agost del 2011

LA TIERRA DE LOS MIL TABUS

Ya lo dice la teoría de la entropía: el caos reina en el Universo (y añado, esto no ha hecho más que empezar). Así que basta una visita a la biblioteca, para devolver Meridiano de sangre y La vírgen de los sicarios, para que, tras la obligada visita a los estantes, el orden que me había marcado sea alterado por la irrupción de tres libros que elijo con un descuido que roza la indolencia. Aunque con un pequeño hecho en común: apenas ninguno de los tres supera las 200 páginas. Cosa que me recuerda el reproche de Bolaño: preferimos las cortas obras perfectas de los escritores a las magnas pero imperfectas. No siempre, en mi caso, pero sí en este verano que empieza a aparecer tímidamente. Estas semanas optaré por la variedad de escritores, de temáticas, dentro de esa coherente pose mía : contemporaneidad, a ser posible. Aunque sea en la actitud.

No había leído nada de Sergio Pitol y me encuentro de bruces con una especie de autobiografía, de reciente edición, en Anagrama, y de apenas 140 páginas. Apenas me suena haber leído autores mexicanos (aunque Pitol escribe la práctica totalidad de su obra a lo largo de sus estancias en el extranjero ejerciendo la carrera diplomática), si exceptúamos algún libro de Fadanelli y de Bolaño en su época allí, y no acabo de estar seguro si el de McCarthy no tenga alguna oculta mexicanidad. Por la consabida retahíla de motivos, no me acaba de convencer el libro. Motivos, algunos de los cuales son muy reprobables. Una portada nefasta, pues soy particularmente reacio a que los escritores figuren en las portadas de sus libros, si bién debería ser comprensivo en este caso. Esa excesivo énfasis en la relación de libros y autores de referencia. El tono aburguesado que enarca mi ceja levemente con Vila-Matas, aquí ya deviene tensión rayana con la rotura. La suma de los otros logros no llega a compensarlo. Me ha dejado simplemente algunas ganas de leer a Chejov, y poca cosa más. Más, por supuesto, la alegría de que gracias a la biblioteca, pueda experimentar y errar con indemnidad de mi bolsillo ni espacio ocupado entre mis cargados estantes. 

Despues del libro de Pitol he leido, en menos de un día, Soldados de Salamina. Sería injusto que mi opinión sobre este libro compartiera un post, pues debe tener uno, como mínimo, para él solito. Un par de días, por favor.


El tercer libro, que empezaré en cuanto acabe de escribir, es de una autora neoyorquina llamada Lorrie Moore. Sorprendentemente es el primer libro escrito por una mujer que voy a comentar aquí. Por ningún motivo en concreto. En casa hay libros de algunas escritoras, Posadas, Regàs, Etxebarría. Pero leí una recomendación sobre esta autora y el libro tiene 197 páginas. Es una casualidad y no me gustaría ser tildado de machista ni misógino ni caballerete trasnochado. Por respeto a mi mujer y a mi hija y a mi madre fallecida, y a Raquel y a Laura y a Yolanda y a Mercè y a Lydia. Si no leo más mujeres es culpa de los editores. En mis momentos de elucubración literaria he llegado a pensar travestirme en femenino para narrar una historia. Excentricidad que tardo poco en descartar pues cojearé en alguna sensación, no, en muchas no cojearé sino que me arrastraré por el suelo o necesitaré una silla de ruedas. Digo esto y a continuación pienso en cosas como Falete, esperpento al que mencioné (relacionándolo pérfidamente con Artur Mas) pero que si sacamos de su contexto y de cierto entorno podríamos llamarle Antony Hegarthy y a ver quien viene a tosernos y a discutir genialidad, malditismo, regusto sórdido por la perdición voluntaria y el más sincero sentimiento autodestructivo. El libro de Lorrie Moore se llama El hospital de ranas y espero poder hablar de él muy pronto. 

dimarts, 2 d’agost del 2011

CATALOGO DE ARBUSTOS Y MUTILACIONES

Despejadas ciertas incógnitas, me lanzo otra vez en picado sobre mis lecturas. Estas caen una tras una, efecto dominó diría uno, como moscas, aquel otro. Inercia, poco tolerada a quien escribe, opino yo, en voz baja, por eso.
Sí, me ha gustado Meridiano de sangre. Podríamos ajustar esa opinión y decir que me ha gustado un poco menos que mucho. Ocurre que  hay páginas donde McCarthy se entrega displicente y algo autocomplaciente a relatar paisajes y caminos y curvas del camino. Especies de árboles y de arbustos. De matojos y hierbas. Relaciona tribus indias, algunas de las cuales me suenan tan lejanas que acabo determinando que fueron erradicadas de la manera más cruel. Conquista heroica o cruel exterminio. La pronunciación por una u otra opinión determina el bando en que uno se posiciona. Los salvajes. Las descripciones, para mí, detienen un poco un ritmo narrativo que a lo mejor, sin ellas, sería demasiado frenético y agotador. Pero a veces pienso que yo no tengo tanto tiempo. Lo que dije del ojo pornográfico. Dice John Self que sí está ya preparada la película que pondrá todo eso en imágenes. Quién será el juez Holden, pues no sé si Cristopher Walken es tan alto, no dudo de que aceptará un papel donde tenga que rasurarse hasta las pestañas. Por favor, no aguanto a Billy Bob Thornton. Sí a Tommy Lee Jones. Y el chaval, podríamos probar, ya que Edward Furlong ha crecido, con Michael Pitt ??. Volviendo al libro, he de decir que algo de esa sensación de odisea está presente también en La carretera y, aventuro, en No es país para viejos. Entonces son tres libros de McCarthy de huídas y persecuciones, cambia la época (cambia diría yo que el siglo), incluso cambia la estructura en la persecución. Persiguen pasado, presente y futuro. Claro que hay que leer ese libro, pues es un libro importante de un autor que hay que leer. Todo el mundo debe encontrar el momento para hacerlo, y sopesar las alternativas. Igual que en los restaurantes.


dilluns, 1 d’agost del 2011

MAS AZUCAR QUE CAFE

Justo acabo de leer una escueta nota de prensa sobre un premio concedido a Javier Marías. Cuyo único precedente era un Jorge Semprún al que respeto con toda sinceridad. Lo cual me trae a la memoria cierto comentario mío, tan superficial como personal, sobre lo adecuado de ciertas portadas y el mensaje que traen.  Que nadie se extrañe tanto, o es que ninguno aquí se ha sentido fascinado por la portada de un disco hasta el punto de pensar que con esa portada tenía que ser bueno.
Un caso paradigmático :

Era tan obvio que con semejante portada ese disco sólo podía contener guitarrazos e historias sobre motos y moteles y chicas desarraigadas (delitos y huídas al margen) que cuando oías las baladas desgarradas, rozando la ternura más almibarada, acababas sintiendo una especie de fascinación. Todo el mundo involucrado en el disco acabó como uno se esperaba. El propio Meat Loaf haciendo papeles de matón enorme en películas de ínfima categoría, Todd Rundgren, productor, sin volver a producir un disco de tal repercusión, Jim Steinman, compositor, intentando sin éxito volver a componer canciones que igualaran ese éxito, Richard Corben, portadista, a sus cómics de alta resolución. Y Roy Bittan, teclista, a la E-street band a rehacer, si le dejaban, la muralla de sonido a base de fraseos acelerados de piano. Yo, convencido de que lo único del disco que trascendería sería el midtempo de You took the words right out of my mouth y de que el heavy, y sus pestilentes baladas, jamás calarían en mí. Y así fue.
De eso hace mucho tiempo. Lo que dije aún no hace un mes, hablaba de portadas de libros y de forros de papel de embalar para esconderse de las miradas indiscretas. Como esos señores que compran el periódico para esconder la revista hardcore que han cogido cuando nadie, salvo el del kiosco, podía mirarles.
Esta es la portada del último libro de Javier Marías.
Adorado por la crítica y, parece, con la legión suficiente en número de lectores para alzarse en las posiciones privilegiadas de ventas. Autor de una obra de una cierta envergadura de la cual aún no he leído nada a pesar de que en mis estantes ya se encuentran dos de sus libros : Corazón tan blanco, que adquirí pensando que a mi mujer podía gustarle (erré) y Fiebre y lanza, primera parte de su trilogía Tu rostro mañana, compra más reciente que tiene que esperar paciente su turno, pues hay libros que van delante, especialmente si hay que devolverlos a la biblioteca, o te los compra tu hija para tu cumpleaños y te los entrega ilusionada.
Pues bién, esa portada ( y para qué negarlo, un poco ese título ), es la culpable de que yo no optara por el libro aún en momentos donde la única opción era la anodina relectura de la prensa diaria. Parece la decadente portada de un libro diseñado para quedarse abierto sobre el pecho de una señora mayor que ha cedido, voluntariamente o no, al sueño en un repetitivo día de playa.
Pero antes de que me tildéis de superficial, porque os quedariáis muy cortos, debo deciros que no es solo éste el estúpido motivo : hay otro.

En algún punto de los 80 la misma foto exactamente (una inocente y romántica imagen tomada por un fotógrafo hacía décadas) servía de portada al LP de un espantoso grupo llamado Fairground Attraction. Al margen de elecciones muy obvias, si me fuese planteado el elegir una única canción para ser borrada de la faz de la tierra (es decir, erradicado cualquiera implicado mínimamente en que viera la luz), mi elección se decantaría sin ningún género de dudas por la ramplona e inconsistente Perfect, contenida en ese disco y, por tanto, incomprensible único éxito de ese nefasto grupo. Todo, absolutamente todo de esa canción me repele, no salvaría ni una sola nota, todo es irritante e inaguantable. La simple elección de la misma foto para la portada del libro de Marías me rodea de dudas (teniendo en cuenta que he sido capaz de superar la fe merengue de Marías y, a pesar de todo, comprar alguno de sus libros), aunque al final haya de decantarme por el incuestionable hecho de que nadie tiene por qué compartir mís manías más viscerales, faltaría más.
Había otras dos portadas pero se verá más adelante.

Help fue un disco a beneficio de los niños damnificados por el conflicto en Bosnia, publicado casi de incógnito por artistas británicos, a finales de los 90. Escondidos en el anonimato, pues algunos de los músicos no desvelaron su participación o lo hicieron de incógnito, había muchos deliciosos fragmentos de música. Algunos se revelarían sucesivamente en otros discos : la gloriosa Lucky de Radiohead sólo sería parcialmente ignorada por su errónea ubicación en el tracklist de OK computer (se merecía formar parte de un quinteto final sin fallo en vez de la inferior Let down.




Andrew Weatherall, genio incomprendido para la masa, aportó esta joya de indescriptible dub de melódica, tan ignorada que me ha sido imposible encontrar otra cosa que este triste vínculo. Qué injusto es el mundo.

http://www.we7.com/song/Planet-4-Folk-Quartet/Message-To-Crommie+?m=0




Segueix a @francescbon