Este rincón tan errático del globo no lo es por otro motivo que por lo errático que es quien lo escribe, y no siempre. Así que olvido cosas, o puede que prefiera olvidarlas casi a posta, lo que en el fondo no es un olvido sino una postergación, o una relegación, o puede que un castigo o una condena que podría ser una cadena perpetua en algún caso.
Me gustó mucho Música para camaleones y ello me ha decidido, casi definitivamente, a que el siguiente libro de Capote va a ser A sangre fría, diría el buen amigo, para complacer a 6Q, digo yo también casi lo mismo, pero añado que para disfrutar de lo lindo, pues lo que más me ha gustado ha sido Ataúdes hechos a mano, novela corta de corte policiaco intercalada entre los dos grupos de relatos, y, de éstos, el de la mujer de la limpieza, alguno muy corto, y la entrevista con el secuaz del clan Manson, gran entrevista en un penal (suena aún peor penal que cárcel) que pone los pelos de punta, pues lo que rodea a Manson siempre me ha inquietado y perturbado, veo a Polansky y pienso en Manson, oigo Helter Skelter, y también. Aunque haya momentos de cierta frivolidad, pero, joder, el tipo, Capote, era una estrella, y el star-system te abduce y te suelta en cualquier lado. No me gusta el episodio con Marilyn Monroe, pero quizás es que para mí no fue el mito que para muchos millones sí. Libro muy importante, tanto como para decidir vocaciones. A sangre fría, te lo prometo 6Q pero procuro no leer dos libros seguidos del mismo autor, en menos de dos semanas. Si no, leáse el primer párrafo. Aquí no hay hojas de reclamación, por cierto.
Shazam es una fascinantemente sencilla aplicación que puedes instalar en tu smartphone por una miseria, como unos 5 euros. A partir de ahí, cuando oyes música que te gusta y no reconoces, arrancas la aplicación, acercas el teléfono a la fuente de sonido, y con una efectividad pasmosa, ahí tienes el título y el intérprete de la canción. He sometido la aplicación a tests con muchas rarezas de mi colección y solo ha dejado de encontrar una canción. Esa pequeña y asequible maravilla consigue que mi presencia en ciertas tiendas sea más llevadera: tengo una mujer post-adolescente y una hija pre-adolescente: esta tarde la hemos pasado, junto a mi hijo, que se consuela con poder juguetear en la tienda Apple, en tiendas de moda. Tiendas donde la música atrona. Yo, con el Shazam usándolo como un cazamariposas de melodías: y, como factótum todopoderoso que gobierna con mano férrea esta mota de polvo en el éter, me pronuncio con toda contundencia. Impresionante selección musical la que usan en Hollister de La Maquinista, ayudada por todo el entorno de la tienda, desde la penumbra hasta el formidable equipo de sonido pasando por la (ya pagué el peaje de comentarios algo subidos de tono hace unos días) esplendorosa presencia física de todo el personal femenino de la tienda. Pero no sé como lo hacen: el selector de la música que se pone en las tiendas (me apuesto la paga a que es la misma en todo el globo) debe tener el trabajo más envidiado del planeta, por lo menos entre los chalados, pero bien que lo hace. Apenas veinte minutos en la tienda: música fresca, funkosa sin exceso, pero con un dinamismo nada impostado. Te hace sentir tan contento que no te importa que una sudadera suba 80 euros. Matt Wertz, Foster the People, Thomas Tantrum y Architecture in Helsinki. Uno esperaría de tiendas así indigestiones de las estrellonas de la música más trillada y se encuentra una selección minoritaria y acertadísima. Parece que no puedas oir esa música más que ahí dentro, por lo que tienes que quedarte como sea. Fascinante y que me hace desear como nunca entrar en la tienda insignia de Abercrombie & Fitch en NY. Si fuese un ser cabal y juicioso y más retorcido (aún) hablaría de una conspiración casi maquiavélica, pero qué narices, no todas las tiendas de ropa acaban pareciéndote una especie de experiencia. La gente se hace fotos en la entrada, enough said. El siguiente shock ha sido en Bershka, donde han sonado Benny Benassi, Chromeo remezclado por Hercules & The love affair, los Crystal Fighters y un fascinante músico alemán, Console, con un sonido fantasmal que me ha hecho olvidar que me encontraba en algo que a priori yo consideraba una especie de templo choni, que todo ese tinglado no es más que un envoltorio gigantesco para un mundo que dice consume, consume, consume, y que qué poco piensan algunos músicos que acaba siendo el destino final de su obra : que nos pongamos en la cola de caja con unos pantalones.
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