Si no lo tienes claro, no te sientes ante la pantalla y empieces a escribir por el mero hecho de ver avanzar un cursor, pequeño placer al que quizás puedas añadir el del leve masaje que acompaña al chasquido de las teclas en la yema de los dedos. Puede que eso sea suficiente para tí, pero es vacío y triste en el fondo, en cualquier caso es irrelevante y aburrido para todos los que se presentan y piensan (o dicen para sí) : qué libro, qué película. Obligado por mis estudios, hace muchos años leí Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, y soy incapaz de acordarme, pues era un mero adolescente, de tramas ni de personajes, hasta creo haber olvidado el momento de la historia en que se sitúa. Pero recuerdo la descripción del hambre, la de la desesperación del ser humano que no tiene con qué alimentarse, y el extremo al que te lleva. El libro que leo habla en ciertos pasajes de una desesperación similar.
Tuli habla en su post de ayer de barbas, y también del tiempo y de este verano que parece que quiere quedarse en la sala de espera, para no entrar. No sé si lo hace antes de la tormenta de ayer. Sé que lo hace antes del 20-N, que parece que sí va a ser una tormenta en toda regla, aunque quizás (casi seguro) sea un tormento. Menudas opciones se nos presentan. Hacen aún más atractiva la de salir huyendo, salir huyendo como un cobarde me parece la opción más valiente, pues de golpe te enfrentas a la incertidumbre y a la incomprensión y a las críticas de los demás, que piensan que hay un compromiso de nuestra humana especie en aguantar y en sufrir mientras se aguanta, una apuesta descabellada por no moverse y ser imperturbable e insensible al dolor. Bah. Corre y siente el viento (y el agua de la lluvia). Ya veremos donde paramos.
Qué puede uno decir de un libro que, justo leído el prefacio, ya te ha hecho buscar en el diccionario qué significa el verbo escalpar ?. Verbo que en un principio yo debería haber sabido de antemano que quería decir. Pero uno falla, vaya si falla uno. Se da la circunstancia que había visto más películas basadas en libros de McCarthy que leído sus libros. Dos (La carretera y No es país para viejos) a uno (La carretera). Con un estilo áspero y seco, pero rico y abarrocado en sus descripciones, que debe volver loco a los traductores, me da la impresión que Meridiano de sangre, del cual apenas he llegado a la página 80, es un libro que, cuando acabas, lamentas no poder empezar a leer de nuevo viviendo las mismas sensaciones. Eso le dije a 6Q cuando le animé (el emplearía un término más cercano a la coacción casi física, pero es que el tío es un exagerado) a ver The Sopranos. Como envidio a quien se acerca a semejante maravilla con la ilusión del descubrimiento.
También me resulta extraño, por su poderosa presencia física, que esta especie de epopeya no haya sido llevada a la pantalla: uno huele el sudor y siente la aridez y casi oye crujir la arena reseca a medida que se zambulle en sus páginas. Me temo (ese temor procede de la certeza de que tanta crueldad y tanto odio provienen de una descripción minuciosa de episodios reales que se parecieron mucho a esa ficción) que uno también sale de ese libro habiendo aprendido algo de la historia de Norteamérica, ese país que (dije en un post) a veces ponemos de moda criticar, pero de cuyas creaciones no podemos prescindir (escribo en blogger, navego en internet con google chrome, uso Windows 7 en un procesador intel ).
Dije esta mañana (que ha sido una mañana pedestre como ella sola) que, tras la Rambla, iría a Enric Granados. Perdón a los (pocos según las estadísticas, pero de los que me siento muy orgulloso) lectores que no son propiamente de Barcelona o no la conocen. La calle Enric Granados traza en apenas algo más de un kilómetro una curiosa transición. Hoy la he recorrido entera, desde ese nacimiento en la Diagonal más chic (como una especie de continuación avergonzada de la selecta calle Tuset) hasta su traspaso en Diputació, justo en la zona donde, en la parte trasera de la Universitat, antes se situaban librerías de segunda mano, esas que desaparecieron en masa, y que lo único que dejaron de recuerdo es una acanallada sensación de sex-shop, de librería erótica, de revista porno de segunda mano (término acertadísimo), de una cierta sordidez relacionada con el sexo, que es (intento esquivar frases de Woody Allen) lo más divertido de la vida. Si no lo es, miles de millones de personas se empeñan en contradecirme.
Por cierto : hablando de librerías de segunda mano y de Meridiano de sangre, seguro que la copia que Cercles tenía en su escaparate está aún ahí. No sé a qué esperamos.
Enric Granados: músico catalán, compositor y pianista, con cierta influencia del romanticismo y del impresionismo. No me va demasiado la música clásica.
La calle : desde que hace unos lustros la convirtieron prácticamente en una calle peatonal, ensanchando la acera de la izquierda en sentido mar, es como si hubiesen creado una especie de pequeña rambla con un cierto regusto afrancesado (como la música de Granados, si wikipedia no me engaña). Ese ensanchamiento permitió la profusión (obviamente en verano) de terrazas de bares y restaurantes, con una mayor presencia durante el día (la zona está repleta de oficinas con hambrientos burocrátas encorbatados), pero nada desdeñable por la noche. El escaso tráfico, su anchura y la presencia de árboles la convierten en una calle algo más sombría, cosa que se agradece incluso en veranos que, como éste, sólo se insinúan tímidamente. No sé por qué instintivamente he bajado por la izquierda, pero por ese mismo motivo el día que tenga la inspiración y las ideas desecadas como el desierto de México del libro, bajaré por la derecha, o subiré por la izquierda, a ver si la acera de enfrente me da otra perspectiva.
Por cierto: a ver quién de los que me leen sabe cual es el orígen de llamar acera de enfrente a los no heterosexuales (esos que una panda de zumbados proponen llamar desde ahora LGTBs)...
Anticuarios (que parecen depositantes a largo plazo de cosas preciosas pero carísimas). Los mencionados bares de menús, con dos opciones, la del currante que baja con los compañeros, la del que baja con algún cliente o potencial cliente. Un nightclub. Bares de copas. Una tienda especializada en vinos. Alguna de ropa chic de mujer. Una tienda de recambios de coche, destartalada y, seguro, objeto del deseo de algún restaurador ávido de instalarse ahí. Más muebles. Paso Provença y busco VideoInstan, tienda donde, hace casi 30 años, unos cuantos dieciochoañeros acudimos casi furtivamente a alquilar un VHS porno. No veo VideoInstan y me digo, palmariamente, claro, quién alquila ya nada con emule y megaupload y todo eso. Me considero a mí mismo un crack pues ya dije que acabarían cerrando. Cien metros más tarde, pasada la comisaría que hace esquina con Mallorca, veo que me he equivocado, que VideoInstan sigue abierto, que estaba una manzana más abajo de lo que me acordaba, pero ahí, con esa incómoda escalera de bajada. Adiós mi libro superventas de gurú de la economía. Más bares y un edificio que pone Siervas de María. Me acuerdo del porno y del personaje de una película de Austin Powers : María Unpajote.
Cruzo Aragó y dejo a mi espalda la intimidatoria presencia a la derecha de la sede de la Agencia Tributaria: estoy en paz con ellos, gracias a Dios, y si no, en el convento habrá una capilla. Y un cepillo para el dinero negro.
Más abajo la calle pierde un poco esa personalidad, hemos rozado de puntillas el gayxample, que queda algo más a la derecha, y esa parte ya no está tan transformada. Pasado Consell de Cent, el bonito pero poco estimulante edificio de los seminarios. Tras los seminarios, lógicamente, Diputació con su sex-shop, y la Universitat, los jardines de la Universitat, con una puerta para acceder a ellos que parece como una especie de entrada avergonzada.
Como uno de mis posts de ayer sigue sin título, y mucho me temo que así se va a quedar, no tengo más remedio que agenciarme de lo primero parecido a un título que alguien me brinda. Gràcies, Mercè.
Pero debo comportarme de un modo un pelo traicionero: me quedo con el título pero aún no conozco en profundidad el problema que acontece entre mi prima, y con ello he de reconocer públicamente que estoy despistado: que sé que hay ruidos, y muros enormes, vertidos y olores, y que detrás de todo eso está la Damm, que necesita hacer todas esas cosas, molestando vecinos, para venderle al mundo sus marcas de cerveza.
Mientras, hago otras cosas. Estoy en la Rambla a eso de las 08:45, esperando pacientemente. Es una hora en que el movimiento allí es diferente al de otras horas. Viernes: la estructura de los chiringuitos (donde encontraría a la punk del post del otro día) se está poniendo justo en marcha. Los camiones de reparto van y vienen pues hay que suministrar a todos los restaurantes y pizzerías, que proliferan por doquier, que crecen al ritmo de esas manadas de turistas que, en un par de horas a lo sumo, llenarán a ríada el paseo central, y los laterales, y las calles adyacentes, por capilaridad y por rebosamiento. Veo un camión de la Damm y pienso si ese chófer, de cuya comisura de los labios cuelga inerte un cigarrillo a medio consumir, apenas inmóvil mientras maniobra para aparcar, es consciente que quizás él lleva ahí cargada esa cerveza que, en el momento de producirse, interrumpía con un ruido o con un fétido olor el descanso de mi prima. Ese descanso que tanto necesita para, relajada, sentar a su gato en su regazo y acariciarle el pescuezo.
Justo ayer estaba en el mismo sitio a otra hora diferente, cerca de las 19:00. A esa hora soy objeto, en la acera derecha, de la insinuación de una prostituta, ya entrada en cierta edad, que declino cortésmente. Pienso hoy en ello, y recuerdo la existencia de cierta web que ví, donde los usuarios de estos servicios se afanan en puntuar y comentar a las ofertantes, con cierto lujo de detalles y cierto afán creativo. Cómo se hacen llamar, qué edad dicen tener y qué edad les echan, qué hacen y qué no, sus tarifas, el aspecto de los lugares donde reciben, la higiene, el trato, la dedicación. Un submundo donde más de uno suelta cierta vena poética, para pulir lo escatológico, donde alguno hasta se pone romántico, sin parar a pensar que esa musa a la que declara su amor pronto encuentra con quién reemplazarle. Espeluznante como es que internet facilite cosas como ésta, no puedo evitar pararme a pensar que todo tiene cierto sentido práctico.
Debo confesar que sé que el comentario que hice sobre Ana Belén era un pelo machista. Porque aún sea una mujer atractiva no hay que perdonarle su nulo talento. Así que en lo relativo a Serrat y su relación con ella paso de la amonestación verbal a la tarjeta amarilla.
Ya puesto a los actos de contricción y a cierto tono confesional, no sé a quién debo agradecer la existencia del mini-short tejano, pero lo hago. Qué bendición.
Salgo de mi gestión y regreso a casa: frente a la estatua d'en Pitarra, sobre un suelo húmedo (y la humedad del suelo en esa zona y en esa hora traen irremisiblemente un olor a lejía y a zotal a mis recuerdos), sentadas sobre los escalones, justo donde yo no me sentaría, dos jóvenes parejas se besan al unísono, con una pasión algo perezosa, con una sincronía casi coreografiada, en esa hora que te hace dudar si para ellos empieza o acaba una jornada de amor, y dudar también si ese amor es efímero o duradero, si el mundo parece tan detenido en ese momento para ellos como para mí. Como esa zona y esa hora me harían parecer algo que (creo) no soy, pues es diferente ser un pervertido a ser un blogger que (luego le tocará a la calle Enric Granados) recorre las calles de su ciudad esperando encontrar inspiración en sus rincones.
Sí me acordaba de Cabaret Voltaire, misterioso anónimo. Y de Japan, claro, aunque su sintonía era más bién estética. Pero no compré discos de Cabaret Voltaire, no me acababan de convencer a pesar de ser de Sheffield. Su sonido no me convencía y sus pintas me inquietaban algo. Había uno de ellos que no tenía cejas. Me resulta inquietante la gente sin cejas. Las señoras que se las pintan encima sin tenerlas (porque han abusado de las pinzas y allí ya no crece nada) me dan miedo. Porque se parecen a Nina Hagen ??. Un misterio.
Supongo que dentro de las visitas a ese parque temático de la cultura pop que es Londres no debe faltar una visita a la boutique que montó Vivienne Westwood, famosa desde el momento en que la llamaron algo así como la modista del punk. Ahora el punk ha sido fagocitado por la industria y su influencia, aquella que en 1977 era malévola e insana y diabólica, se reduce a una cíclica vuelta del cuadro escocés, del imperdible como elemento decorativo (indudable precursor del piercing), y de la más o menos estable estancia dentro de los must tanto de los tejanos rotos o deshilachados como de las camisetas con estampados agresivos. Mucho menos dejó el speed garage, y mucho menos dejará el dubstep. El punk también dejó algún suicidio ilustre, a John Lydon gordo, a Jah Wooble desaparecido. Quizás estos días algún iluminado analizando el malditismo del pop llegue a la conclusión de que Amy Winehouse tenía algo de punk. Quizás la absenta estuviera entre algo de lo que se tomó y la envió al otro barrio. He bebido absenta un par de veces, me recuerda algo al Ricard o al Pernod o a esa cosa que usan los franceses de aperitivo. La bebí en el entorno más auténtico : en un bar de mala muerte de la calle Sant Pau, pleno Barrio Chino, aunque los puristas dirían que no, que barrio chino es Robadors y Sant Jeroni y Tàpies, esas calles donde el caballo corría en los 80 que se las pegaba. La bebí en una mesa con cuatro punkies, y yo con mi cazadora azul marino pero más coherente que ellos, porque yo no necesitaba autodestruírme para ser auténtico. Claro, alguien debía levantar acta de aquella extraña mesa para la posteridad. No es que los otro cuatro fueran todos auténticos. Mi primo era el punk más auténtico cuando se vestía de punk y necesitaba abrir las cremalleras laterales para embutirse, flaco que estaba, en aquellos tejanos. Pero al otro día podía ser tan auténtico como new romantic o pirata a lo Adam and the Ants.
Los otros tres: ni idea.
Las estadísticas más halagüeñas dirían que de los otros tres, uno moriría por sobredosis, o por SIDA asociado al consumo de heroína, pues no le daría tiempo al pobre a que la ciencia avanzase lo suficiente para dejarlo en un status de enfermo crónico. El policía que lo había detenido un par de veces, convencido de que no era un mal chaval, asistió a su entierro y luego se sentó en un bar a tomarse un cortado con un croissant.
El segundo acabaría trabajando en algún almacén o de vigilante en un párking, aburrido trabajo donde de vez en cuando se arremangaría y miraría ese tatuaje, pensaría algún día que qué bién y otro que qué mal habérselo hecho.
La chica terminó casada con algún antiguo amigo del colegio que decidió dar un paso adelante cuando la vio tan jodida, ya le decía su madre que era amiga de la de la chica. Malas amistades se la llevarán a la tumba. Decidió olvidar las brumas de su pasado y hacer de ella un ama de casa. Pero las cosas se torcerían y acabó malviviendo, haciendo bisutería y vendiéndola en una parada de la Rambla, conviviendo con putas y camellos y tironeros. Cuando decidió ser madre le dijeron que tenía anticuerpos, y lo dejó correr.
Sé que es mucho Marc Almond últimamente, pero publicó un disco que se llamaba Absinthe. Aunque creo que ya lo dije.
No : Penélope no iba por la canción de Serrat sino por la mujer de Ulises. Siempre es una imagen que acude a mi cabeza la de las cosas que se hacen y deshacen, que cambian y vuelven a estar como estaban.
A Lourdes , cantautora algo languida, pero menos, que está detrás de Russian Red, la pusieron hace unos días, en una revista, creo que Marie Claire, en la tesitura de pronunciarse por una opción política. Tras mucho insistir, dijo que, si no tenía otro remedio, se pronunciaba por la derecha.
En el mismo dilema, yo he de decir que si no tengo otro remedio que inclinarme, a pesar de que Mediterráneo es casi una canción de cabecera (aunque si analizamos su ritmo de bossanova es una inspiración demasiado atlántica), insisto, si he de inclinarme, diría que no me gusta del todo Serrat. Buen poeta (a veces con letras prestadas) pero demasiado blandengue, la música nunca es la protagonista. La poesía no es lo mío, ya sabéis. Pero luego viene su trasfondo más reciente. Aunque la primera impresión es la que vale, lo más reciente siempre pesa :
Subido a un escenario con Ana Belén. Aviso de amonestación. Porque a pesar de ser una horrorosa cantante como mujer se conserva apetitosa (gracias al equipo médico habitual, me temo).
Subido a un escenario con Joaquín Sabina. Tarjeta amarilla. Otro que va de poeta, pero ya de una mediocridad escandalosa (unos ripios !!).
Subido a un escenario con Miguel Ríos. Roja directa. Vamos. Hace falta explicarlo ??. Las explicaciones estarían en la versión de Mclan de Santa Lucía, donde ja hi som tots ??. Puro pastel de merengue endulzado.
Pido perdón al reducto serratista. Pero aquí no hemos venido a abrazarnos y a repartirnos cumplidos. Aquí alguna vez puede que haya sangre, incluso.
Pierdes algo valioso. Te agobias. Lo encuentras. Te alegras, incluso estás más alegre que antes de perderlo. has vivido la experiencia, la mala experiencia, de la pérdida, has conocido esa sensación, que no te ha gustado Vuelves a tener lo mismo, pero ahora has conocido la sensación opuesta.
Algo se estropea. Se arregla espontáneamente, casi de milagro. No sabes qué lo había estropeado y no sabes ahora qué lo ha arreglado. Pero tienes ya la duda. Puede volver a pasar, pasará, y quizás sea definitivo. La desgracia acecha, coño si acecha, ya te ha avisado. Estás igual, pero peor, porque la duda estará ahí un buen tiempo.
Si no hubiese dicho carpeta cerrada hablaría de artistas dudosos que pretenden convertirse en auténticos, pero a los que se les acaban viendo las entretelas. Pero dije carpeta cerrada.
Julio y ya me disperso, qué haré en agosto. Ayer esperaba paciente frente a una tienda de ropa en pleno centro, destino terrible que el mundo nos tiene preparado a los maridos y padres de mujeres o adolescentes preocupadas por la moda (dicho sea con el mínimo de frivolidad, si ello es posible). Mientras esperaba la música de la tienda invadía la calle. Si esa música me hubiera gustado, quizás diría, conquistaba la calle, o seducía la calle, o enamoraba a los paseantes. No era el caso. Esa mezcla imposible del deep-house más trillado, el trance más adocenado (y por supuesto uno tiene que estar solo para estar en trance, o casi), más otros de los poco recomendables ingredientes que han acabado configurando la música de baile más actual, sólo se puede decir que la invadía, hasta diría que la profanaba y la violaba y no respetaba sus deseos ni tenía en consideración sus gustos. Y como había muchas tiendas, eso era un gang-bang.
Podía ocurrírseme algo normal en tales circunstancias. Claro que no.
Me dio por pensar en el momento concreto en que la escena electrónica dejó de interesarme per se y pasé a darme cuenta de que ya había que subir mucho el listón, y no tragar con cualquier cosa.
Hechos de mi existencia que tienen que ver con eso :
Gustarme Kraftwerk ya en 1977.
Sentir cierta curiosidad por el movimiento new-romantic. Cierta, he dicho. Ergo, verdadera, pero vaga.
Comprar el primer Lp de Depeche Mode, en Star Records (tienda tan icónica como breve) justo a la semana, en 1981, de salir en este país.
Hacer lo propio con discos de Soft Cell, Heaven 17, Human League, OMD.
Estar en el verano del 89 en Ibiza.
Saber que los New Order de Technique estuvieron a menos de 50 kilómetros de donde yo dormía, grabando ese disco.
Considerarlo trascendente para escribirlo 22 años después.
Comprar el RDL de enero o febrero del 90 con un excelente artículo sobre el acid-house.
Tener recopilatorios en vinilo con la aristocracia de Detroit en pleno.
Comprar cualquier cosa que Warp editara hasta más o menos 1997, o así. He dicho cualquier cosa.
Comprar Muzik desde el número 5, o así, hasta el 99 (quién en el mundo no sabe que Muzik cerró antes de publicar el emblemático número 100 ?? Cómo puede ser ??).
Escribir esta última frase.
Comprar el primer mal disco de estas bandas, a pesar de las críticas adversas : Underworld, Chemical Brothers, Orbital, Pet Shop Boys.
Tener tal cantidad de sesiones y recopilatorios de clubes y sellos que no sabes exactamente como ponerles un orden.
Comprar primeros discos de finlandeses, suecos, polacos, franceses, pues la música instrumental no tiene fronteras.
Entonces, absorto en esa maraña de pensamientos, y antes de que mi mujer (abducida por precios cortos y colas largas en las cajas) saliera, encontré el momento. No uno sino, casi, dos momentos.
Bob Sinclar y las horrorosas canciones con silbidos.
ATB y los DJ's que se habían metido a DJ's para follar mucho : Danny Tenaglia, libre de sospecha. Paul Oakenfold, bajo interrogatorio.
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Cuando se produjeron esas dos circunstancias, puedo certificar que la escena electrónica empezó a llenarse de sospechas que albergaban la peor de las palabras : mercantilismo.
Gracias a los ánimos de ciertas personas, me planteo con cierta frecuencia dar un paso al frente en el tema de la escritura. El problema es lo que puede significar un paso al frente dependiendo del día. A veces puede significar simplemente no dar un paso atrás. Otros días es un esfuerzo titánico de una dimensión inabarcable puesto que, ante mí, hay una pantalla con 60 o 70 líneas esperando con avidez y simplemente, como en una partida de póker, no voy.
En días como éste repaso mentalmente temas por los que ya he pasado y, quizás, se merecerían un tratamiento más extenso. O anexos y epílogos y post-datas sin fín que lo matizan y lo completan, hasta tal punto que pueden acabar concluyendo justo lo contrario que la primera vez. La amistad: lo traté, volví a él, y los días, y ciertos hechos, que siguen a esa vuelta, me hacen reflexionar. Pues la amistad, además del nombre del barco en la película de Spielberg, la ves de un color o de otra en función de en quién estés pensando.
Luego vuelvo a esa idea en la que se me insiste. Salgo a la terraza y miro al frente buscando por los balcones de otros edificios, algo que se mueva y me estimule a imaginar. Esa joven madre que se sienta aburrida a leer. Sonará el teléfono y lo cogerá con interés, o con desidia ??. Será una amiga que, tan aburrida como ella, le propone hacer algo excitante de una vez por todas o, al contrario, le sugerirá qué hacer de comer a la familia para salirse algo de lo normal. Y si suena el timbre ?? Se quedará temerosa, tras la puerta, pues le han dicho que en el barrio los ladrones se cuelan en los pisos diciendo que son de tal o cual compañía telefónica o eléctrica o del gas y que vienen a ofrecer tarifas regaladas, que ya está bién de pagar dos por lo que vale justo uno ??. O abrirá y desaparecerá corriendo, y la cortina se cerrará, y el libro quedará abierto en la terraza, con las hojas pasando suavemente con la brisa, que estamos ya a finales de julio y esta brisa ya es aire, que nos hartará el calor cuando lleve justo tres días, pero que querríamos verlo y saber que existe, porque empieza a parecernos que no.
Es todo lo que me sale, y por mucho que lo estirase y dijese que viste una camiseta azul marino con pequeños detalles dorados, que a lo lejos puede que sean tachuelas dibujando un logo, o que lleva una cómoda media melena rubia, que la hace algo mayor, pero que tiene un cómodo mantenimiento mensual, y que, total, qué otra cosa tiene que hacer que emplear diez minutos en pasarse la plancha de vez en cuando. Que en un rincón de la terraza guarda un paquete de tabaco al que acude cuando tanta tranquilidad la intranquiliza. Que, por si eso falla, tras unos botes en el armario de la cocina una amiga que la comprende le trajo algo de material para hacerse un cigarro de la risa.
Lo que pasa es que no ve el momento, podría liárselo allí mismo, pero luego alguien olería el humo y sabría que eso no es un marlboro y pensaría que para qué narices ha de complicarse la vida inútilmente esa chica. Eso le traería recriminaciones calladas y miradas cómplices. No le importaría la complicidad si eso se convirtiese en una conversación, no por teléfono, sino cara a cara, pero piensa en ello y no le parece la mejor idea. Vuelve al libro, lee un par de páginas, se lo pone abierto sobre el pecho y, lentamente, cede al sueño.
Los Boomtown Rats fueron un grupo de fama efímera a finales de los 70 cuyo gran éxito fue una pomposa balada de piano titulada I don't like mondays, cuya letra se basaba en la historia real de los crímenes de una adolescente inglesa. Al margen de esta canción, incluida en su segundo disco, el grupo no tuvo gran repercusión, a pesar de algunas canciones medianamente decentes, rock-pop de medio tempo sin excesivas pretensiones ni inspiración. Su tercer disco iba a ser titulado Golden shower pero, tras una serie de disputas, acabó llamándose Mondo bongo. Era un disco horripilante, inescuchable salvo por tres o cuatro canciones apenas defendibles, y ya no sé si hubo otros discos. A pesar de esa corta y mediocre carrera, Bob Geldof, vocalista y lider, consiguió un status de celebridad cuando empezó a convertirse en una especie de promotor de eventos relacionados de una u otra manera con la beneficiencia, todos aquellas historias del Band Aid y el Live Aid. Una especie de antecesor de ese pesado líder global de las causas desgraciadas que es Bono (y no sé si alguien recordara que antes se hizo llamar Bono Vox). Del que, al igual que David Bowie, se dice que es un astuto inversor. Supongo que eso significa que gana mucho dinero, especulando, o no, pero mucho, con sus inversiones. Cuando alguien gana dinero, alguien ha perdido dinero. Funciona así.
Por cierto, el fallido título del disco de los Boomtown Rats significa ducha dorada, o lluvia dorada.
Hace meses me chocó un cartel de publicidad de CatalunyaCaixa, esa entidad que antes se llamaba justo al revés. Decía en catalán TENS PIS. O sea, puede traducirse (pues pis es una palabra con dos significados: piso y pis) como TIENES PIS. El cartel no tenía ninguna imagen de apoyo. A mí me hacía mucha gracia que, tratándose de una entidad cuya imagen y campañas publicitarias deben ser objeto de sesudas decisiones, hubieran permitido que se colase semejante slogan, tan dado al equívoco, y a un equívoco tan escatológico. Bién, lejos de retractarse, el equipo de imagen de esta entidad (entidad que, por cierto, va a tener que recibir un sustancial aporte de fondos públicos para superar los test de stress a que se someten los bancos) ha decidido firmemente redoblar la apuesta por la ambigüedad y, en un todo o nada, ha confeccionado una nueva campaña. Esta sí tiene una imagen. Se trata de una cara femenina en primerísimo plano, emborronada con palabras escritas en ella. A mí me recuerda cierta portada de un maxi de Björk.
La nueva campaña publicitaria de CatalunyaCaixa (lo de invertir el orden de las palabras en su nueva denominación me parece tan estúpido...) vuelve a ceder la iniciativa a los pérfidos y mal pensados, que, como el que aquí escribe, están a la que salta para sacar los colores a los chapuceros.
Emporta't un pis per la cara : Repitiendo la malintencionada segunda acepción de la palabra pis, traducido queda Llévate un pis por la cara. Hay que joderse. Los Boomtown Rats tienen problemas hace 30 años con su discográfica pues quieren titular un mal disco Lluvia dorada, y una respetable entidad financiera lo hace con todos los honores. La cara de la modelo utilizada, con los ojos cerrados, la actitud servil, las palabras pis y cara remarcadas, en fín, todo el pack. A mí me parece alucinante que nadie en una entidad de ese tamaño haya aportado el sentido común de hacer un comentario sobre lo poco apropiado de esta campaña.
Porque en una cadena de radio un cómico que hace de marroquí integrado hasta el independentismo (Mohamed Jordi) habla e insiste hasta la extenuación en ese dicho tan catalán de se'ns pixen a la cara i ens diuen que plou.
Porque son constantes las noticias sobre el maltrecho estado de instituciones financieras y la necesidad de que el dinero público acuda a rescatarlas de las comprometidas situaciones en las que opulentos y caros directivos las han hecho meterse. Bastante se percibe eso como para ponerlas a huevo.
Porque,por simple educación básica, hay que evitar poner las cosas tan fáciles para comentarios escatológicos y encarnizados con demasiada información. Aunque todo se explicaría por el hecho de que la campaña hubiese sido pensada y concebida en castellano, sin tener en cuenta lo que pasaría al traducirla. Mal hecho, más con ese nombre (aunque parezca que CatalunyaCaixa haya que pronunciarlo con un ligero acento british).
Entonces saltan estas coincidencias. De la banda sonora de Times Square. Encima es una rendida fan de Bolaño.
Nombrarán seguro a Kurt Cobain y a Janis Joplin y, como no, a Michael Jackson.
No tanto a Bob Marley o Ian Curtis.
Seguro que no a Mark Linkous o Vic Chesnutt.
Hay que agradecerle a Amy Winehouse alguna que otra cancioncilla ya sobreexpuesta y que, de ahora en adelante, justificará acuñar la palabra sobre-sobreexpuesta. De su influencia en vida habrá que culparla por la existencia de ese reverso llamado Duffy, esa rubia, angelical, limpia, aséptica cantante que me pone de los nervios. De su influencia a partir de hoy la culparemos de los mil y ún sermones sobre ciertos estilos de vida y hablarán de cadáveres bonitos y existencias tortuosas y devaneos (sólo devaneos??) con ciertas adicciones. Cierto, como el hecho de que las drogas nos han aportado grandes discos, y grandes libros.
Yo recuerdo una sesión de cine donde nos obligaron a ir en el instituto.
La película era Yo, Christina F.
La banda sonora era de David Bowie. Se subían a la azotea de un edificio y sonaba Sense of doubt, o eso creía recordar, porque todo lo que he encontrado en youtube es esto.
Tenía una imagen muy vívida de la ciudad desde esa azotea, con sus luces de neón, pero me impresionó esa música de Bowie y Eno. Era 1981 y las películas con poderosas bandas sonoras ya habían hecho mella en mí, con distintos grados de implicación.
Había comprado hacía años la de Grease y la única canción que soportaba era la que abría los créditos, de Frankie Valli. También singles de la de Saturday Night Fever.
En algún punto intermedio descubrí el rock.
Ví Quadrophenia, al menos tres veces. Y Tommy, claro, que la entendiera es otra cosa. Estuve en una tarde en un cine de la Bonanova y ví una película con Pink Floyd y otra con Bob Marley. Sus títulos ?? en la de Pink Floyd había mucho humo, por dios.
Ví Times Square. Recuerdo mucho la tarde que ví Times Square. Un amigo se había comprado una moto y fuimos a verla a un cine en la calle Aragón. Cine que acabó sus días décadas más adelante, como sórdida sala X (hasta que la gente descubrió que con internet la intimidad de la casa es el lugar más idóneo para consumir porno). No recuerdo nada de qué iba Times Square. Así como es imposible olvidar los yonkies prostituyéndose en Yo, Christina F, las agujas hipodérmicas violando piel joven, de Times Square no sabría decirte ni de qué iba. Un dia me acoplé (término que usa mi hija cuando alguien se apunta a alguna salida o reunión a la que no está invitado) a ir a casa de un amigo de mi hermano. Yo era, en ocasiones, el clásico adolescente torturador que, en vez de actuar con agradecimiento pues eso me salvaba la tarde, (una de esas interminables tardes de julio), se dedicaba a provocar con comentarios. Que si los amigos de mi hermano eran unos hippies, que si toda la vida oyendo a Dylan y a Cohen, y a Camel, no había quien aguantase. Pero resulta que en esa casa había el primer walkman que había visto, y la cassette que llevaba puesta era la banda sonora de Times Square. Talking Heads. Pretenders. Gary Numan. Roxy Music. XTC. The Cure. No sabéis lo que era eso, y, cosa en la que hoy no fallaría, nunca supe como esa cinta llegó allí. Recordar eso me ha hecho correr a encargar al emule y no hay manera. No sé si estará en CD o la película en DVD. No creo que sea una película para sentarse ante ella babeando. Pero quiero recuperar esa sensación.
El cas és que el comentari de 6Q (i no només aquest) em fa pensar. És clar que sóc conscient de la quantitat de text que he posat. Però això no garanteix res. De vegades em sorprenc a mi mateix amb alguna frase o algun paràgraf, i dic, això ho he fet jo. Dir-ho un, que significa preguntar i respondre al mateix temps, en un plec poc humil de la personalitat. També he escrit coses avorribles, que és quan els professors d'institut reben, ja que sempre acabo comparant la meva mediocritat, injustament, amb la qual, insisteixo, injustament, els pressuposo. Injustament, injustament.Sortirà l'actitud i l'aptitud, que són l'equació preferida per definir a la gent, són la quantificació que ens classifica a tots. Sap i vol o no té ni idea i, a sobre, no li dóna la gana. Tot o res.Però el fantasma que m'espanta, el que fa que amagui les mans sota els llençols perquè no mossegui meus dits, és l'implacable judici del talent. Comentar és senzill.Criticar és senzill i agradable, un s'ho passa bé esmicolant sense pietat als demés.Però crear alguna cosa que valgui la pena, ai déu! això són paraules molt grans, i exposar-lo a la opinió dels altres, no d'aquells que et coneixen i diuen mira aquest, doncs a força d'escriure va fent-ho encara sort, ja no donen ganes de riure. No, no seran aquests. Llavors em trobaré amb els pitjors dels antagonistes: els que són com un mateix. Els que no tenen el més mínim inconvenient i no pensen si pobret és pare de família i té voluntat.
Zasca! Com diu (i dirà) 6Q. Li còpia aquest personatge a Bolaño i aquesta reflexió és del polonès aquell. Comença la meitat de les frases amb i, sempre la i per tot arreu. Els seus personatges semblen tots autobiogràfics i, quan se'n adona, de sobte deixen de ser-ho, ja no són creïbles. Al menys Follett et porta a un altre temps, no sempre instal.lat a la fotuda època del dia d'avui, que ja ens sabem l'avui el dolent i evanescent que és.
Així que aquesta és l'última causa. Ser un bon aficionat ja em dóna satisfaccions.Que això hauria de ser perquè amics i coneguts i saludats i fascinants desconeguts (que estan pendents de classificació, lògicament) es fixessin en els llibres (cada vegada més), pel lícules (curiós, molt poques) i altres coses que recomano. Que el que més m'agradaria és que algú em digués que què delicada la cançó de Jobim, que quin tros de solo de saxo i quina meravella el subtil fraseig de piano i la veu de Joao, i com acaba. Tens raó, Francesc, és important el final d'una cançó. Un comentari així em compensa tot l'esforç doncs sí, aquí hi ha esforç individual. Com sortir a córrer i arribar ben suat: et mires davant el mirall abans de ficar-te a la dutxa, veus els xurretons de suor, et faries una foto per demostrar el que has deixat a l'asfalt.
Francisco Casavella va morir fa uns anys, diuen, víctima de complicacions col.laterals d'una addicció a l'heroïna que no va poder abandonar al llarg de la seva existència. El seu llibre pòstum, Elevación, elegancia i entusiasmo recull els seus articles per a tota classe de revistes i publicacions, amb profusió de comentaris sobre música, literatura, cinema. Abans havia guanyat un important premi, diria que el Nadal, amb Lo que sé de los vampiros, que encara he de llegir. Busco com un boig El día del Watusi, trilogia que el va catapultar, i em diuen que s'ha reeditat en un sol tom de butxaca. M'ho ha dit Gustau de la llibreria Cercles, Bailén 201, passeu-vos, doncs qui té, pot tenir altres, un aparador amb 2666, Meridiano de sangre i El guardián entre el centeno, és que sap el que ven, i un llibreter que llegeix els llibres que ven mentre espera a la botiga, és de molt fiar. Li vaig dir que trobava a Vila-Matas un pél burgès i el em va dir de Murakami que era un pél naïf. Això ho demostra tot, no fan falta més proves. Aneu i agafeu alguna cosa i retorneu i no us distregueu que es posa un a parlar de llibres (o de música) i arriba tard a qualsevol lloc.
Tornant a Casavella, del qual també parlarem, sí que m'agradaria traçar un camí semblant, però vaig tard i no penso provar l'heroïna, un no es senta a una sessió guiada de veure Trainspotting amb una nena de gairebé catorze anys per acabar donant un exemple horrorós. Tampoc seria decent intentar viure de guanyar concursos literaris (llegiu una altra vegada, que he dit intentar), encara que Bolaño ho va fer fins que el món va reconèixer (encara no del tot) el seu immens talent (i em fa calfreds no poder dir inacabable talent).
El caso es que el comentario de 6Q (y no solo ése) me hace pensar. Claro que soy consciente de la cantidad de texto que he puesto. Pero eso no garantiza nada. A veces me sorprendo a mí mismo con alguna frase o algún párrafo, y digo, ésto lo he hecho yo. Decírselo uno, que significa preguntárselo y respondérselo a la vez, en un doblez poco humilde de la personalidad. También he escrito cosas aborrecibles, que es cuando los profesores de instituto reciben, pues siempre acabo comparando mi mediocridad, injustamente, con la que, insisto, injustamente, les presupongo. Injustamente, injustamente.
Saldrá la actitud y la aptitud, que son la ecuación favorita para definir a la gente, son la cuantificación que nos clasifica a todos. Sabe y quiere o no tiene ni idea y encima no le da la gana. Todo o nada.
Pero el fantasma que me asusta, el que hace que esconda las manos bajo las sábanas para que no muerda mis dedos, es el implacable juicio del talento. Comentar es sencillo. Criticar es sencillo y agradable, uno se lo pasa bién desmenuzando sin piedad a los demás. Pero crear algo que merezca la pena, ay dios ! eso son palabras muy grandes, y exponerlo a la opinión de los demás, no de aquellos que te conocen y dicen mira éste, pues a fuerza de escribir va haciéndolo menos mal, ya no dan ganas de reirse. No, no serán esos. Entonces me encontraré con los peores de los antagonistas: los que son como uno mismo. Los que no tienen el más mínimo reparo y no piensan si pobrecito es padre de familia y tiene voluntad.
Zasca ! Como dice (y dirá) 6Q. Le copia este personaje a Bolaño y esta reflexión es del polaco aquel. Empieza la mitad de las frases con y, siempre la y por todos lados. Sus personajes parecen todos autobiográficos y, cuando se da cuenta, de repente dejan de serlo, ya no son creíbles. Al menos Follett te lleva a otro tiempo, no siempre instalado en la jodida época del día de hoy, que ya nos sabemos el hoy lo malo y evanescente que es.
Así que esa es la última causa. Que ser un buen aficionado ya me da satisfacciones. Que ésto tendría que ser para que amigos y conocidos y saludados y fascinantes desconocidos (que están pendientes de clasificación, lógicamente) se fijasen en los libros (cada vez más), películas (curioso, muy pocas) y otras cosas que recomiendo. Que lo que más me gustaría es que alguien me dijese que qué delicada la canción de Jobim, que qué pedazo de solo de saxo y qué maravilla el sutil fraseo de piano y la voz de Joao, y cómo acaba. Tienes razón, Francesc, es importante cómo acaba una canción. Un comentario así me compensa todo el esfuerzo pues sí, aquí hay esfuerzo individual. Como salir a correr y llegar bién sudado: te miras ante el espejo antes de meterte en la ducha, ves los churretones de sudor, te harías una foto para demostrar lo que has dejado en el asfalto.
Francisco Casavella murió hace unos años, dicen, víctima de complicaciones colaterales de una adicción a la heroína que no pudo abandonar a lo largo de su existencia. Su libro póstumo, Elevación, elegancia y entusiasmo recoge sus artículos para toda clase de revistas y publicaciones, con profusión de comentarios sobre música, literatura, cine. Antes había ganado un importante premio, diría que el Nadal, con Lo que sé de los vampiros, que aún he de leer. Busco como un loco El día del Watusi, trilogía que le encumbró, y me dicen que se ha reeditado en un solo tomo de bolsillo. Me lo ha dicho Gustau de la libreria Cercles, Bailén 201, pasaros, pues quién tiene, pudiendo tener otros, un escaparate con 2666, Meridiano de sangre y El guardián entre el centeno, es que sabe lo que vende, y un librero que lee los libros que vende mientras espera en la tienda, es de mucho fiar. Le dije que encontraba a Vila-Matas algo burgués y el me dijo de Murakami que era algo naïf. Eso lo demuestra todo, no hacen falta más pruebas. Id y coged algo y pagadlo y no os distraigáis, que se pone uno a hablar de libros (o de música) y llega tarde a cualquier lado.
Volviendo a Casavella, del que también hablamos, sí que me gustaría trazar un camino parecido, pero voy tarde y no pienso probar la heroína, uno no se sienta a una sesión guiada de ver Trainspotting con una niña de casi catorce años para acabar dando un ejemplo horroroso. Tampoco sería decente intentar vivir de ganar concursos literarios (leed otra vez, que he dicho intentar), aunque Bolaño lo hizo hasta que el mundo reconoció (aún no del todo) su inmenso talento (y me da escalofríos no poder decir inacabable talento).
Demorar traducir al catalán los textos de este mes de julio, que resulta prolífico, de un modo disperso, pero vamos haciendo. Tampoco me estoy aplicando en repasar tanto puntuación como acentuación. Hay concursos literarios que te echan el texto para atrás simplemente por ese motivo. No he concursado en ninguno pero he mirado las bases. Debería poner más empeño en la edición, cuando incluyo fotos y links con youtube. Y averiguar cómo coño hace John Self para incluir links sólo de audio (y evitar esos horrorosos planos fijos con la sosa portada de un disco).
Me quejo amargamente del parón, cuando me quedo en plenas vacaciones sin un libro para leer. Entonces vuelvo a casa y cojo 5 libros. Leo el primero en un día, retazos del segundo (porque es un libro de artículos y cuentos cortos, y se presta a eso), empiezo el tercero pero digo: más Barranquilla, aún no, es pronto. El cuarto es largo, y cruel, y deberá esperar. El quinto es mío, no es de la biblioteca como los otros y pertenece a una trilogía. Esperará algo más. El de Kapuscinski (invitado de última hora, por tanto sexto en discordia, con lo cual este post no da ni para un guiño a Robertson Davies) se cuela en medio de todo ese lío y se proclama, de momento, ganador de meta volante.
Lo que me da por pensar si, en el fondo, no actuamos por puros sistemas de compensación. El bipartidismo aplicado al gusto literario.
Kapuscinski, aunque haya generado su propio estilo, andaría levemente más cerca del ensayo que de la ficción. Sus personajes no son personajes, son reales y te los imaginas, no, casi los ves ahí (casi siempre pasando penurias).
Philip Roth dice que no leerá más ficción.
Ken Follett dice que los libros de Philip Roth siempre están protagonizados por viejos y que son deprimentes. No sé si establece lo segundo como consecuencia de lo primero.
Puestos, si se me plantea el dilema y he de decantarme (lo diría como Russian Red, si no me queda más remedio que elegir), antes me fío de alguien que sólo lee ficción que de quien solo lee no ficción. Porque a través del ensayo te asomas al pensamiento de quien escribe pero a través de la ficción te asomas a su creatividad, y eso es más estimulante. Podría decir que a través de la poesía accedes a sus emociones, y ahí estaría la explicación de por qué prefiero la prosa. Las emociones son demasiado incontrolables. Cuando lees ficción estás en el mundo de la fantasía del autor. Ves como esa fantasía toma cuerpo y sitúa personas en lugares, y en momentos, y hay algo ahí que no es cierto y esa mentira nos gusta más que ciertas verdades que nos rodean. Como ciertos sueños.
Soñé que estaba en un enorme estadio (creo que era el de Montjuïc) donde se celebraban cenas de empresa multitudinarias. La gente estaba sentada en grandes mesas redondas. Había una enorme celebración con montones de chicas jóvenes, me dicen que son de Aguas Font. A la mesa en la que estoy sentado se le otorga el turno de la palabra. Me toca a mí, pero no digo nada. La gente me mira, expectante, y alguien se acerca para tirarme una tarta. Antes de hacerlo, nuestras miradas se cruzan, y la mía parece contener algo que impide que lo haga.
Todo lo que alguien pueda pensar sobre cómo está el mundo puede no interesarnos, pues las opiniones son siempre sesgadas. Pero la ficción, que aún sería más sesgada pues puede contener trampas de la psique del creador, personajes que son en realidad monstruos disfrazados, casi siempre nos llevará a un lugar donde no hemos estado. Philip Roth debe haber estado ya en muchos sitios, entonces.
Esto no deja de ser una enorme incongruencia, pues desde aquí ensalzo la ficción y lo hago a través de esta larga serie de pseudoensayos. Es una trampa más, como este estilo mío que copia de aquí y de allá. Que se apoya en dos o tres grandes firmes columnas indiscutidas, para pergeñar un engaño, un enorme fraude de estilo bastardo, que debo esconder y proteger con mimo, pues ese día en que todo el mundo descubra esa verdad, estaré solo, y me quedaré solo.
Justo ayer reaparecen dos asiduos. Por distintos canales. Los dos hablan de rachas, aunque uno menciona la palabra y el otro sólo la deja intuir; bueno, más que dejarla intuir casi la define aunque no la nombra. He oído y he leído acerca de las rachas de los goleadores. Que todo va por rachas y que a ver si mi racha cambia. Siempre hay una vez en la vida en que tu racha no cambiará. Entrarás en una de las malas y al final morirás, pues digo yo que la muerte ha de ser el colofón final a la peor posible de las rachas.
Aunque para el del chiste, el del condenado a muerte al que ejecutan en lunes, sólo sea una mala manera de empezar la semana.
Lo de sacar conclusiones sobre la gente en base a las palabras que componen sus mensajes lo he sacado de cierto pasaje de La parte de los críticos, primera de las cinco novelas que componen 2666, de ya sabéis quién. Es un juego cuyo resultado rara vez induce a error. Mencionamos más las cosas en las que más pensamos. Por eso todo el mundo se pasa la vida diciendo joder.
Así que a mis dos amigos os digo lo mismo: seguro que no estáis en la peor de las rachas, por lo cual la buena simplemente espera su turno para empezar. Que os pille presentables, al menos.
En este rincón del mundo donde por segundo día rozo el intimismo, al dar un quiebro para evitar esa ciénaga, caigo (cual ciclista que a tumba abierta entra en el patio de una casa particular), en el lago de la coherencia. Un lago cuyo fondo tiene diversas profundidades, así que puedes hundirte en la coherencia el día que lo crees conveniente, pero también solamente mojarte hasta los tobillos.
Como comenté un día tengo en mi FB a Pedro Marín. Le dediqué un par de comentarios, que no sé si leyó, donde cariñosamente le daba mi opinión sobre su súbito resurgimiento en la actualidad y su reinvención como Dios patrio (dios menor) del glam-rock nacional. Opinión sincera, de una sinceridad desnuda e hiriente y un pelo fría cuya reacción, si la hay, desconozco. Hoy leo en su blog (pues su bombardeo por Facebook lo publicita) un párrafo (seamos precisos: una parrafada) en auto-defensa de su incursión en el mainstream, pues salió el sábado pasado en un programa de Telecinco, presentado por María Teresa Campos cuyo título: Qué tiempo tan feliz, no hace falta recrearse en comentar. Nostalgia, nostalgia para gente aburrida en sábados por la tarde. Claro que no puede renegar de su pasado, y que su fama, decadente o no pero fama, le permite acercar su obra, o su producto a dos millones de amodorrados televidentes (lo digo por la hora del programa). Sí Pedro, es tu derecho. Pero no sé, a mí me quedan mis dudas de si tu reivindicación de viva lo alternativo pero viva el mainstream no tiene otra lectura que el positivismo artístico.
Bailas igual de espasmódico que cuando te mencionaba Mateo Fortuny. La canción es la misma, aunque tu voz pretenda hacerla seria y trascendente, es una cancioncilla comercial para vender como churros. Y te mantienes, te debe gustar que te lo digan pues es lo que la mayoría hace, joven, guapo, en forma, y un largo etcétera (y habrá fans que te dirán que ahora lo son sus hijas y blablabla). Así que has perdido esa oportunidad de demostrar un renacimiento creíble. Quieres aplicar un photoshop sobre todo y volver a 1980 o el año en qué cojones sacases Aire. Te llamas Pedro pero deberías llamarte Peter. Cierro la carpeta de Pedro Marín, pues creo que a nadie le interesa. Lo dijo Houellebecq, hay hechos únicos que definen la vida de una persona, aunque sea injusto. Quiere ser recordado por cantar Aire.
Con todos los respetos, no soporto el tono excesivamente intimista en las cosas, y menos en las que escribes y lee (o podría leer) todo el mundo. Me incomoda, me acaba pareciendo narcisista, que es una gradación de egoísta, es una radicalización de lo peor de egoísta, mejor dicho. Es ese punto en que uno se encierra en la habitación de sí mismo y piensa que a los demás les importa, qué digo les importa, les entusiasma, tu más íntimo sentimiento tu más íntima sensación. Aquí intento huir cada momento de ese tono, aunque justo esta confesión, joder, qué mal suena lo de confesión, ya sea una concesión al intimismo.
Me habré emborrachado unas 300 veces. Quizás más, no pensé la primera vez, que debía ser sobre los 16, en llevar una libreta e irlo anotando, como Inka Martí con sus interesantes sueños. El cálculo es sumamente patillero. Fases en el instituto, en la facultad : fiestas, eventos, celebraciones. Noches de verano, fines de semana, verbenas, fines de año. Cenas de empresa (lo dije, quién las soporta sobrio ??). Alguna comida de empresa. Ah, y el servicio militar: ahí está el núcleo importante, pues pasé seis meses, quizás siete, sin apenas momentos sobrio. Todo era una borrachera y una resaca constante, continua, con brevísimos, diría que involuntarios por los que pido perdón, momentos de lucidez. Y Huesca y los disco-bares de Huesca y la música, de la que recuerdo bien poca cosa : Like a virgin de Madonna y Solid de Ashford & Simpson. Cuento eso como los cerca de 200 días que debieron ser, o como una única melopea descomunal ?. Soy un alcohólico ? En absoluto. Puedo acumular semanas sin beberme una cerveza, apenas bebo vino, y los licores caducan en un mueble bar que, cuando me lo miro, pienso en qué coño hace ahí, estorbar es lo que hace, y actuar de receptáculo del contenido de uno tras otro tristes lotes de Navidad de empresas que siempre hacen un esfuerzo. Es un bar sin clientes que ocupa como la tercera parte de un metro cuadrado. Al precio del suelo en Barcelona, unos 2000 euros de superficie triste y desaprovechada.
La única víctima de mis borracheras fuí yo mismo. Esas neuronas que dicen que se mueren. Pobres bueyecitos atrasados de la manada de neuronas que van más veloces y decididas. Bueno, pudo haber daños colaterales: los amigos, alguna novia, alguna no novia, que soportaron mi locuacidad e hilaridad y escaso sentido del ridículo en tales condiciones. Porque siempre he sido (o yo o mi alter ego el que surje apenas me bebo una segunda cerveza) un buen borracho: jamás me ha dado por llorar ni por lamentarme ni por ponerme de mal rollo. Algo que me enorgullece. Otra cosa que no he hecho ha sido conducir en tal estado. No me saqué el carnet hasta despues de la mili, cosa que quita las sospechas sobre gran parte de mis borracheras.
Así que desde entonces las turcas han ido correspondiéndose tanto con ocasiones señaladas como con actos de responsabilidad por mi parte. Bebido, pero honrado.
Lo que no imaginaba, ebrio o sobrio, era que si me hubiese dado por saltarme ese pequeño matiz y, por avatares del destino, hubiese cometido algún delito bajo los efectos del alcohol, ergo, atropellar mortalmente a cualquier inocente transeúnte, me hubiese sido de gran ayuda, de una ayuda casi exculpatoria , el haber aludido pertenencia o relación con alguno de los siguientes lobbies de este país: toreo o folklore. Si andas metido en eso, puedes hacer lo que se te antoje. La presión popular puede que te agobie, pero siempre obtendrás comprensión general y, en último término, serás declarado un personaje de algo así como interés público, cosa que te garantizará benevolencia, y en cualquier paso, que el peso de la ley sea ostensiblemente más liviano. Cuando alguien lea mis devaneos políticos y se pregunte uno de los motivos por los que me incomoda la nacionalidad que figura en mi DNI, que piense en eso.
O alternativamente, y me temo que no voy a equivocarme, puede pensar también por qué, en breve, nos gobernará, de forma implacable, el PP, a pesar de asuntos como el de hoy, Camps, ya sabemos.
Amb tots els respectes, no suporto el to excessivament intimista en les coses, i menys en les que escrius i llegeix (o podria llegir) tothom. M'incomoda, m'acaba semblant narcisista, que és una gradació d'egoista, és una radicalització del pitjor d'egoista, millor dit. És aquest punt en què un es tanca a l'habitació de si mateix i pensa que als altres els importa, què dic els importa, els entusiasma, el teu més íntim sentiment o la teva més íntima sensació. Aquí intento fugir cada moment d'aquest to, encara que just aquesta confessió, ostres , que malament sona això de confessió, ja sigui una concessió al intimisme.
M'hauré emborratxat unes 300 vegades. Potser més, no vaig pensar la primera vegada, que havia de ser sobre els 16, en portar una llibreta i anar-lo anotant, com Inka Martí amb els seus interessants somnis. El càlcul és summament barruer. Fases a l'institut, a la facultat: festes, esdeveniments, celebracions. Nits d'estiu, caps de setmana, revetlles, caps d'any. Sopars d'empresa (ho vaig dir, qui els suporta sobri??). Algun dinar d'empresa. Ah, i el servei militar: aquí hi ha el nucli important, ja que vaig passar sis mesos, potser set, gairebé sense moments sobri.Tot era una borratxera i una ressaca constant, contínua, amb brevíssims, diria que involuntaris pels quals demano perdó, moments de lucidesa. I Osca i els disco-bars d'Osca i la música, de la que recordo ben poca cosa: Like a virgin de Madonna i Solid de Ashford & Simpson. Compta això com els prop de 200 dies que van haver de ser, o com una única melopea descomunal?. Sóc un alcohòlic? De cap manera. Puc acumular setmanes sense beure una cervesa, amb prou feines bec vi, i els licors caduquen en un moble bar que, quan me'l miro, penso en què cony fa aquí, destorbar és el que fa, i actuar de receptacle del contingut d'un darrere l'altre de tristos lots de Nadal d'empreses que sempre fan un esforç. És un bar sense clients que ocupa com la tercera part d'un metre quadrat. Al preu del sòl a Barcelona, uns 2000 euros de superfície trist i desaprofitada.
L'única víctima de les meves borratxeres vaig ser jo mateix. Aquestes neurones que diuen que es moren. Pobres bous endarrerits del ramat de neurones que van més ràpides i decidides. Bé, va poder haver danys col.laterals: els amics, alguna núvia, alguna no núvia, que van suportar la meva loquacitat i hilaritat i escàs sentit del ridícul en aquestes condicions. Perquè sempre he estat (o jo o el meu àlter ego, el que sorgeix amb prou feines em bec una segona cervesa) un bon borratxo: mai m'ha donat per plorar ni per lamentar ni per posar-me de mal rotllo. Una cosa que m'enorgulleix. Una altra cosa que no he fet ha estat conduir en aquest estat. No em vaig treure el carnet fins després de la mili, cosa que treu les sospites sobre gran part de les meves borratxeres.
Així que des d'aleshores les turques han anat corresponent-tant amb ocasions assenyalades com amb actes de responsabilitat per part meva. Begut, però honrat.
El que no m'imaginava, ebri o sobri, era que si m'hagués donat per saltar aquest petit matís i, per avatars del destí, hagués comès algun delicte sota els efectes de l'alcohol, ergo, atropellar mortalment a qualsevol innocent transeünt, m'hagués estat de gran ajuda, d'una ajuda gairebé exculpatòria, haver ludit pertinença o relació amb algun dels següents lobbies d'aquest país: toreig o folklore. Si estàs ficat en això, pots fer el que se't vingui de gust. La pressió popular pot ser que et aclapari, però sempre obtindràs comprensió general i, en darrer terme, seràs declarat un personatge d'una cosa així com interès públic, cosa que et garantirà benevolència, i en qualsevol pas, que el pes de la llei sigui ostensiblement més lleuger. Quan algú llegeixi els meus deliris polítics i es pregunti un dels motius pels quals m'incomoda la nacionalitat que figura en el meu DNI, que pensi en això.
O alternativament, i em temo que no vaig a equivocar-me, pot pensar també per què, en breu, ens governarà, de manera implacable, el PP, tot i assumptes com el d'avui, Camps, ja sabem
Un s'enfronta a moltes situacions. O les afronta, que té un matís diferent, una mica menys bèl.lic i virulent.
La gran majoria dels bloggers amb els quals mantinc parentiu real o virtual estan mig adormits. Només William 's luck i John Self mantenen un cert ritme d'edició més o menys sostingut (potser perquè comparteixin noms en anglès i vagin amb horaris europeus amb el que no cedeixen amb tanta facilitat davant l'ensopiment estival).Una altra gent està realment perduda, una pèrdua que a mi em manté en el dubte de si és causat per una sana i prolongada escapada (aquesta pròpia d'aquesta època, en què fuges de qualsevol cosa que tingui un teclat), o més aviat es tracta d'un voluntari silenci (i hi ha silencis meditatius i silencis de circumspecció i silencis contens).
També hi ha silencis sense retorn.
Somni que em queda marcat: envoltat d'una multitud, enmig de la cridòria, un polític és acusat de malbaratament. Ensenya un document on demostra també clarament que aquest malbaratament li ha estat tolerat i promogut per un altre polític. La gent s'encrespa (cal veure la de voltes que hauré donar a partir d'ara per evitar el sobreexposat verb indignar), comença a haver crits d'Independència i, en primera persona, jo, demano l'aixecament, les armes, la lluita.
Fa uns 20 anys en un canal, no recordo si La2, quan desconnectava per programar en català, o a TV3, sortia una guapa presentadora anomenada Inka Martí. Amb un aspecte plenament germànic, no sé per què, en aquella època encara sorprenia que gent amb aquest aspecte físic (crec que era de mare alemanya) sortís parlant en català. No sabíem que avui els nostres fills tindrien companys a classe anomenats Cosmin o Sung Fu o apelllidados Cachipuendo o Lam.
Inka Martí m'agradava molt, físicament. Em semblava d'una bellesa i elegància natural i no podia deixar de mirar-la. Als seus 47 anys, conserva ambdues qualitats, però ja he pogut deixar de mirar-la. Consultant en Wikipedia llegeixo que va néixer el dia de Reis de 1964. Viu en parella fa uns anys en una casa, intueixo que magnífica, a l'Empordà. La seva parella és Jacobo de Siruela, que no sé si és un nom real o una adaptació, però que perquè ens entenguem, és fill de la duquessa d'Alba. Van fundar una editorial, Atalanta, encara que aquest home (amb una parella anterior) ja posseïa l'Editorial Siruela, fa uns lustres. No suporto la noblesa ni l'aristocràcia, però, alhora, respecto a qui es decideix a publicar llibres ia divulgar la cultura. Aquest respecte inclou tot tipus de bojos, segurament molts més del recomanable. Encara que es tracti de cares edicions luxosament presentades i amb cert incòmode afany minoritari que coqueteja amb l'ostentació, com són les de Siruela. Sempre disposats a autors rars, a portades i enquadernacions que res tenen a veure amb les edicions de butxaca on les fulles s'ondulen graciosament recordant esquitxades de nens entremaliats capbussant-se a la piscina. Dels quals la meva prestatgeria està plena. No tinc un llibre de Siruela, ni d'Atalanta.
Ara han publicat un llibre on Inka Martí escriu sobre els seus somnis. Els apunta i els relaciona i els analitza i lliura el resultat al món, que falta hi fa .La entrevistaren fa uns dies en LaContra de LV. Vaig dir que parlaria.
No ho he llegit el llibre ni penso fer-ho. Bastant he tingut amb aquesta pactada i castrada entrevista on en comptes de parlar d'alguna cosa interessant no fa més que parlar de la seva psique.
Em sembla un caprici de nens rics (encara que passin de la quarantena, continuen comportant-se com tals) als quals, segurament, la placidesa de la seva vida i algun núvol de marihuana de la cara els hagi sumit en vagues al-lucinacions sobre el fet que el seu món interior interessi als altres. Si estan disposats a ser editors, a part de l'escàs nivell d'autocensura i l'elevat d'autocomplaença d'editar aquest llibre manifesta, que usin els diners (el qual dubto que sigui un problema) per a autors novells.
Sento de debò estar tan fastiguejat. Potser és la falta de son.
Uno se enfrenta a muchas situaciones. O las afronta, que tiene un matiz diferente, algo menos bélico y virulento.
La gran mayoría de los bloggers con los que mantengo parentesco real o virtual andan medio dormidos. Sólo William's luck y John Self mantienen un cierto ritmo de edición más o menos sostenido (puede que porque compartan nombres en inglés y anden con horarios europeos con lo que no ceden con tanta facilidad ante la modorra estival). Otra gente está realmente perdida, un extravío que a mí me mantiene en la duda de si es causado por una sana y prolongada escapada (esa propia de esta época, en que huyes de cualquier cosa que tenga un teclado), o más bién se trata de un voluntario silencio (y hay silencios meditativos y silencios de circunspección y silencios cariacontecidos).
También hay silencios sin regreso.
Sueño que me queda marcado: rodeado de una multitud, en medio del griterío, un político es acusado de despilfarro. Enseña un documento donde demuestra bién claramente que ese despilfarro le ha sido tolerado y promovido por otro político. La gente se encrespa (hay que ver la de rodeos que deberé dar a partir de ahora para evitar el sobreexpuesto verbo indignar), empieza a haber gritos de Independència y, en primera persona, yo, pido el levantamiento, las armas, la lucha.
Hace unos 20 años en un canal no recuerdo si La2 cuando desconectaba para programar en catalán, o en TV3, salía una guapa presentadora llamada Inka Martí. Con un aspecto plenamente germánico, no sé por qué, en aquella época aún sorprendía que gente con ese aspecto físico (creo que era de madre alemana) saliese hablando en catalán. No sabíamos que hoy nuestros hijos tendrían compañeros en clase llamados Cosmin o Sung Fu o apelllidados Cachipuendo o Lam.
Inka Martí me gustaba mucho, físicamente. Me parecía de una belleza y elegancia natural y no podía dejar de mirarla. A sus 47 años, conserva ambas cualidades, pero ya he podido dejar de mirarla. Consultando en Wikipedia leo que nació el día de Reyes de 1964. Vive en pareja hace unos años en una casa, intuyo que magnífica, en L'Empordà. Su pareja es Jacobo de Siruela, que no sé si es un nombre real o una adaptación, pero que para que nos entendamos, es hijo de la duquesa de Alba. Fundaron una editorial, Atalanta, aunque este hombre (con una pareja anterior) ya poseía la Editorial Siruela, hace unos lustros. No soporto la nobleza ni a la aristocracia, pero, a la vez, respeto a quien se decide a publicar libros y a divulgar la cultura. Ese respeto incluye todo tipo de chalados, seguramente muchos más de lo recomendable. Aunque se trate de caras ediciones lujosamente presentadas y con cierto incómodo afán minoritario que coquetea con la ostentación, como son las de Siruela. Siempre prestos a autores raros, a portadas y encuadernaciones que nada tienen que ver con las ediciones de bolsillo cuyas hojas se ondulan graciosamente recordando salpicaduras de niños traviesos zambulléndose en la piscina. De los cuales mi estantería está repleta. No tengo un libro de Siruela, ni de Atalanta.
Ahora han publicado un libro donde Inka Martí escribe sobre sus sueños. Los apunta y los relaciona y los analiza y entrega el resultado al mundo.La entrevistaron hace unos días en LaContra de LV. Dije que hablaría.
No lo he leído ni pienso hacerlo. Bastante he tenido con esa pactada y castrada entrevista donde en vez de hablar de algo interesante no hace más que hablar de su psique.
Me parece un capricho de niños ricos (aunque pasen de la cuarentena, siguen comportándose como tales) a los que, seguramente, la placidez de su vida y alguna nube de marihuana de la cara les haya sumido en vagas alucinaciones sobre el hecho de que su mundo interior interese a los demás. Si están dispuestos a ser editores, aparte del escaso nivel de autocensura y el elevado de autocomplacencia que editar este libro manifiesta, que usen el dinero (el cual dudo que sea un problema) para autores noveles.
Siento de veras estar tan hastiado. Puede que sea la falta de sueño.
Sentimiento que critiqué a vueltas con los indignados (quién se acuerda de ellos??). Pero la ira como respuesta estará justificada, no ??. Defensa propia.
Uno puede estar embotado como el cielo de la ciudad, hoy. A pesar de lo cual, se preocupa de pasar por aquí, que ayer fue fiesta. Intenté entrar ya en El desbarrancadero de Fernando Vallejo, pero Medellín es una ciudad donde, literariamente, uno no puede estar tanto tiempo seguido.
Los relatos cortos de El secreto del mal resultan útiles, pero echaba de menos a Kapuscinski, y aún me queda alguno de sus libros por leer. A pesar de la desesperación y la crispación y la injusticia, Cristo con un fusil al hombro es una lectura refrescante. No sé si volverá a ser esa inagotable fuente de placer que hasta ahora han sido casi todos (para evitar ser considerado un vulgar y descerebrado mitómano), aunque cuando no ha sido así lo he dicho. Forzosamente hoy he de ser muy breve, pues es tarde y, sin yo quererlo, hay nuevas tareas que requieren que ponga los cinco sentidos en ellas. Por otra parte mientras mis hijos están de vacaciones, disponer del binomio ordenador + tranquilidad se ha vuelto una quimera. Sé que he de traducir al catalán un número de posts. Adicionalmente me he propuesto también encontrar, ya, buena nueva música (al menos buena y nueva para mis oídos), tarea no siempre fácil. O hay flechazo o es sexo sin amor. Vale para la música pero no vale para el sexo.
También quiero ver Modern family. Parece que uno puede disfrutar.
Y para qué pongo estas canciones ahora ?? Para presumir ante John Self de fondo de armario ??. Quién lo sabe, no lo sé yo, pero acepto teorías. Teorías que expliquen por qué no estoy ya bastante satisfecho. Me visitan desde ciudades con estos nombres (los santos parecen haber salido huyendo). Belo Horizonte. Puerto Escondido. Villahermosa.
Sentiment que vaig criticar a voltes amb els indignats (qui es recorda d'ells??). Però la ira com a resposta estarà justificada, no??. Defensa pròpia.
Un pot estar esmussat com el cel de la ciutat, avui. Tot i això, es preocupa de passar per aquí, que ahir va ser festa. Vaig intentar entrar ja al Desbarrancadero de Fernando Vallejo, però Medellín és una ciutat on, literàriament, un no pot estar tant de temps seguit.
Els relats curts de El secreto del mal resulten útils, però trobava a faltar a Kapuscinski,i encara em queda algun dels seus llibres per llegir. Malgrat la desesperació i la crispació i la injustícia, Cristo con un fusil al hombre és una lectura refrescant. No sé si tornarà a ser aquesta inesgotable font de plaer que fins ara han estat gairebé tots (per evitar ser considerat un vulgar i descerebrat mitòman), encara que quan no ha estat així ho he dit. Forçosament avui he de ser molt breu, ja que és tard i, sense jo voler-ho, hi ha noves tasques que requereixen que posi els cinc sentits en elles. D'altra banda mentre els meus fills estan de vacances, disposar del binomi ordinador+tranquil.litat s'ha tornat una quimera. Sé que he de traduir al català un nombre de posts. Addicionalment m'he proposat també trobar, ja, bona nova música (al menys bona i nova per als meus oïdes), tasca no sempre fàcil. O hi ha enamorament sobtat o és sexe sense amor. Val per a la música però no val per al sexe.
També vull veure Modern family. Sembla que un pot gaudir.
I per què poso aquestes cançons ara?? Per presumir davant John Self de fons d'armari??. Qui ho sap, no ho sé jo, però accepto teories. Teories que expliquen perquè no estic ja prou satisfet. Em visiten des de ciutats amb aquests noms (els sants semblen haver sortit fugint). Belo Horizonte. Puerto Escondido. Villahermosa.
Qué puede rezar con la pistola entre sus manos ??.
Bendito señor el libro que, acabado de leer, te empuja al ordenador a escribir sobre él, antes que las palabras y las ideas y el torbellino de sensaciones se desvanezca, como las imágenes de los sueños que, carentes de toda lógica, se escapan entre nuestros dedos a medida que nos despertamos.
Empecé a leer esta mañana, como a las seis y media, justo hacía diez minutos o así que había amanecido y me enfrasqué. Ciento veintisiete páginas en total no deberían durarme mucho más de un día.
Apenas leídas unas diez páginas ya había comprendido perfectamente que no podría dejar de leerlo.
Cosas de madrugar tanto un sábado, sobre las siete decidí acostarme de nuevo y dormir algo más.
Soñé con una familia sentada en una mesa de un restaurante, a la que unos niños, amigos de los dos hijos, se acercan a buscar para ir a jugar. El padre, con una pose algo autoritaria, les prohíbe abandonar la mesa sin haber acabado sus platos. En un gesto de solidaridad, los amigos toman cubiertos y empiezan a ayudar a los niños sentados en la tarea de apurar el contenido de los platos.
Despierto y vuelvo con el libro; lo he hecho varias veces hasta que a las nueve y media todo el hogar se ha puesto en marcha. El hogar puesto en marcha acaba con el silencio cómplice que ama la lectura, y viceversa.
Antes de comer he dado cuenta del resto del libro.
Ni una coma sobra en esta corta novela. Ni una palabra propia del habla colombiana. Sé lo que es tote, fierro, y parce. Me ha hecho recordar El poder del perro dónde se dice menos (o se sugiere menos, que es casi lo mismo) en muchas más páginas, y, pero no puedo ser cruel con una novela en su idioma original frente a una (floja según John Self) traducción del inglés, con mucho mejor estilo, la intención literaria de marras que siempre acaba aflorando. Dura y seca, cruel y polémica en la expresión de ciertas opiniones, llegué a esta emblemática novela por puras búsquedas en internet. Me ha parecido magnífica y procuraré agenciarme con el original pues la copia que he leído es de la biblioteca. Sin la dura y física descripción de torturas que caracteriza el libro de Winslow, los muertos en La virgen de los sicarios son, en su mayoría, traspasados (desde la enfermedad común de la existencia) con una frialdad quirúrgica y minimalista. Opuesto al barroco de la tortura inacabable, el disparo en la frente, ese del cual tarda unos segundos en salir la primera gota de sangre, cuando todo ha acabado.
Hace un año no dejaba de escuchar The suburbs de Arcade Fire. No sé si esos suburbios de alguna ciudad canadiense tienen que ver con los de Medellín. Claro que lo sé, y no es así. Dije que no haría retrospectivas a un año, debería haberlo cumplido, pero estoy seguro de que en un año he ganado en valentía y en no tener pudor de escribir lo que sea.
Mi blog está en www.escritores.org, pero no sé si esto manifiesta mérito alguno. Puede que decirlo ya se lo reste, pues es una estupidez, en cualquier caso ahí se queda. Rara vez borro una frase a no ser que no tenga nada que ver con el contexto.
Otro Javier Cercas, no el de Anatomía de un instante, tiene un blog y me confunde. Habla de literatura pero subdivide géneros en sus críticas, a uno lo llama vida cristiana y comenta libros de Ratzinger. Menos mal que el sicario Alexis no anda cerca. Busco a Bolaño en su blog y se muestra extrañado de su éxito. Dice que no encuentra tiempo para empezar a leer sus largas novelas. Curioso, lo mío es al revés. Tengo que descartar una y otra vez leer Los detectives salvajes pues es el último paquete de arroz de mi despensa. Se queja de que Bolaño machaca a Skarmeta y a Isabel Allende.