No jodamos. Si ni siquiera usar el título de una de esas peliculillas tan de moda me aporta visitas, voy a llevarme un severo disgusto. El mundo entero obcecado en dar la espalda a mi talento. Cuántos andan perdiéndose y qué cosas se pierden. Tendrán muchas oportunidades más para redimirse. Los tickets para redención andan de oferta últimamente. Una oferta ilimitada, pues ando conformándome cada día con menos. Esta semana, con un mero comentario en FB del muy añorado en estos pagos Quién Pereira. Porque acompañó a la foto de un flamante bajo eléctrico un comentario donde me mencionó como introductor, a él y a su entorno, de una de esas geniales canciones de Scott Walker. Para qué voy a exigir más, si ese es mi objetivo primordial: alumbrar música fascinante para que la gente la incorpore a sus bandas sonoras vitales. Insistir sobre ello cuantas veces sea necesario. Incorporar toda clase de tretas para esa finalidad, sin descartar la coacción o la amenaza fisica. Puede que lo haga también con ciertos libros de ciertos autores y solía hacerlo cuando el tiempo me permitía embutirme serie tras serie de TV. Pero cualquier triunfo es apreciable en esta guerra sin cuartel que es el proselitismo cultural. Sin cuartel ni domicilio fijo: soy un francotirador apostado en un almacén de libros, en una planta con dominio de la curva.
Probemos con algunas de estas ahora. Todas, menos una, piezas que incorporé a mi historia musical personal, cuando, hacia el 2001, descubrí lo mucho que me fascinaba la mezcla del toque electrónico con las cuerdas llevadas al extremo. Qué tranquilo estaba hasta que alguien empezó a abusar de la etiqueta chill-out.
Lecturas: Un muy interesante experimento autobiográfico llamado Cuando llegue la revolución habra patines para todos a cargo del escritor estadounidense de origen iraní y judío Saïd Sayrafiezadeh. Una novela sobre cómo la excesiva inmersión ideológica de las convicciones paternas no siempre es lo más aconsejable.
Y una futura inmersión en literatura argentina y erm, soviética, que procuraré detallar con más profundidad cuando haya tomado, erm, ciertas decisiones, digamos, descartes, más bien, porque uno se pierde, sabéis. En la pampa y en la estepa.
¡Pri!
ResponEliminaHey. Primer párrafo, línea 2: obcecado en dar. Creo. Segundo párrafo, línea 2: mucho.
Los jentilak le hacían comer sopa a la cuca fera.
Paso comentario a Germán.
Gracias Alex.
ResponEliminaNo hace falta Francesc, por favor, ni la coacción ni la violencia física. Para eso basta con el trabajo.
Para la música soy básico. Escucho lo mismo desde mi adolescencia. Además, tengo la sensación que la música me molesta. También me molesta los movimientos torpes de los que van enchufados a sus smartphones. También me molesta los analfabetos políticos, el discurso de los medios de comunicación, los que se apasionan y un equipo de fútbol ocupa todo el ancho de sus vidas. También me molesta el frío. Me molesta haber confiado (y querido) a tanto imbécil que anda por ahí.
Y a mi también me molesta la falta de comentarios en mis post.
Estoy un poco molesto.
¿Villacrespoker? ¿anda por ahí?
Fíjate, Germán, que yo creía lo contrario. Pensaba que te molestaba la abundancia de comentarios. Lo digo porque a partir de un cierto número nunca contestas..., aunque eso a mí me molesta, más bien me alivia porque nunca sé cuando parar: paro yo, paras tú, para TheVilla, y mientras venga ocurrencias, pim, pam, sois unos monstruos.
ResponEliminaLo que sí tengo es algo de fiebre. Me siento en la gloria. Ahora mismo podría batirme en un duelo de palabras con Horacio y asomar la cabeza.
Mucho ojo, morenos.
(No sé si yo puedo decir morenos. Espero que sí.)
Lo siento Alex, es cierto en parte lo que dices. Pero no es que a partir de cierto número dejo de comentar, sino que no se me ocurre que cosa agregar, o a veces me absorben otras rutinas no tan queribles.
EliminaYo nunca tengo fiebre, me dijeron que tenía que ver con la alergia. La verdad es que a veces estoy con gripes terribles u otras porquerías y nadie me cree porque no tengo fiebre.
Éste sitio es agradable, lástima que el dueño no sirve café.
Todos mis textos tienen erratas, Germán. Por ejemplo, en mi anterior comentario me he comido un no. Era: aunque eso a mi NO me molesta, más bien me alicia.
Elimina(Alicia. Jijijiji.)