Hasta dónde llegará mi intención de engaño. Uh. El libro, magnífico siempre y cuando uno tenga cierto interés por el fútbol, y luego se asuma que es un libro publicado en 2006 por lo que el estallido Messi-Guardiola no se ha producido aún. Pero no voy a centrarme en ello: partiré de una de las frases que se ha quedado en mi memoria. Que no puedo reproducir fielmente: el entrenador de mi hijo, tenaz y voluntarioso pero nervioso y algo abrumado, me ha pedido el libro para leer las cosas que en él se escriben sobre el factor anímico y psicológico asociado al deporte.
La frase que rememoro alude al Guardiola jugador y al momento en que decidió abandonar el Barça para probar en otros lugares: decía algo de que a Guardiola se le había tildado de homosexual por, entre otras cosas, leer poesía. No sé si Villoro se hacía eco de otro rumor perverso: que una de sus lesiones prolongadas tardaba en sanar porque había enfermado de Sida. Circunstancias ambas que no convierten a nadie en peor persona, salvo, claro para el escaso entender de quienes difunden los rumores. Nadie acusa a nadie de guapo e inteligente. Pero en el uso del rumor de la enfermedad, en el año 2001, aún había mucha maldad.
Hoy Tito Vilanova ha regresado a Barcelona. Las webs de los periódicos deportivos han mostrado sus imágenes en el aeropuerto: todo el mundo esperaba deducir algo del aspecto que Tito presentara: ver si conservaba el cabello, si su tono de piel había mejorado (como si NY en marzo fuera California), si el aspecto demacrado de las últimas semanas en Barcelona había remitido o no. La gente parecía que hasta tuviera que interpretar si conservaba fuerzas o no para acarrear una maleta. Desde que estoy en Twitter pocos mensajes han removido tanto mi conciencia como algunos de los dedicados a Tito Vilanova: tan espeluznantes que me niego a reproducirlos aquí, muchos ellos simples pataleos de tardo-adolescentes físicos o mentales cortos de entendederas, pero otros bordeando con lo criminal, con lo denunciable. Desear la muerte es, en el fondo, habitual. Desearla a través del curso de una enfermedad, incidiendo en los detalles, festejándola, como dice Germán a cuentas de lo de Chávez, resulta ser un signo de la más baja categoría moral. Leo mucho sobre eso últimamente, por casualidad. Casi siempre que he leído ha coincidido el esquema: persona reaccionaria que celebra una que una cruel enfermedad abata o aceche a una persona que no es de su agrado: sea Tito, Chávez, algún etarra excarcelado por motivos de salud. Muchas veces ha coincidido que en otros ámbitos esos mismos defienden la vida declarándose contra aborto o eutanasia. Una pura casualidad, claro.
No te preocupes, ya se me pasará este brote participacionista, y me recluiré nuevamente en mi madriguera.
ResponEliminaYo era chico cuando leí en una pared de la Recoleta (barrio lujoso de Buenos Aires) la inscripción "Viva el cáncer". Crecí sin ser peronista, y esa frase sólo vino a resignificarse cuando fui testigo de los festejos por la muerte de Néstor K., y las fervientes plegarias de los miserables: que "vuelva para llevarse a Cristina".
El efecto es curioso: sigo sin ser peronista, pero me he tornado, gracias a ellos, en acérrimo anti-antiperonista.
Alguna vez desarrollaremos esto más detenidamente.
O no.
Horacio: ni se te ocurra acabar jamás con esos brotes participacionistas... de hecho me preocupo cuando tus comentarios no superan la extensión de mis posts.
EliminaMala leche, la de la gente tan malvada. Sí: demasiadas decisiones baaadas en que los enemigos de mis enemigos son mis amigos... poco aconsejable dónde le sitúa a uno ese juego de antagonismos.
Una primera división gruesa me pone, indudablemente, del mismo lado que el de los enemigos de mis enemigos. Vivir en el mismo barrio, sin embargo, no significa necesariamente vivir en la misma calle, y aunque así fuera, aún podríamos vivir en casas diferentes. Combatir a los racistas no me hace negro, combatir a los antisemitas no me hace judío, combatir a los homófobos no me hace homosexual.
EliminaCreo que eso es lo que nos libra de ese riesgo que acertadamente señalás al decir "poco aconsejable"...
Gracias por tu respuesta, F.
A cuentas de eso hace unos días dejé en Twitter un soberano varapalo para una web, Bananity, que funciona con el sistema binario de unir a la gente por afinidades basadas en el amor/odio. A todo lo amable/odiable. Habida cuenta de que las potencias del número 2 son infinitas puede que el juego pueda funcionar para demostrar que los individuos somos únicos hasta en algo tan simple como filias y fobias. Pero es que yo veo el mundo aún más complicado que todo eso. El mundo es complicado de cojones, verdad?
EliminaQuerido Francesc, he venido a visitarte porque te extrañaba. Yo creo que las redes sociales y los mensajes que dejan algunos en los medios on line, nos permiten conocer los pensamientos que antes se guardaban o sólo dejaban anónimamente en una pared. Hace un tiempo decidí no perder tiempo con los comentarios de los diarios, y salvo excepciones, voy muy bien. Desearle la muerte a una persona que no les agrada es de una bajeza que no merece prestarle la más mínima atención, o sí, para alejarnos de ella. Beso grande!
ResponEliminaGracias, Karina, un cumplido que me extrañaras... pues por aquí ando siempre, y encantado de leer tus palabras. El problema de los comentarios es que en Twitter puedes encontrarlo todo, y eso hace que a veces busques casi premeditadamente cosas que no te gusten. Besazo!
EliminaRoberto Bolaño hablaba demasiado. Yo también. Alberto Ruiz-Tagle no.
ResponEliminaVaya; donde se demuestra que Roberto Bolaño y Estrella distante están presentes en todos los posts de este blog, independientemente de lo que figure en las etiquetas.
Elimina... ¿y si el comentario/mensaje de "Manuel Mistral" no se debiera únicamente a la omnipresencia de Bolaño y Estrella distante?
EliminaVeamos:
¿A quién(es) alude "Mistral"?
A quienes -según él- "hablan demasiado": Bolaño (y -ya que estamos- Bon, el dueño de casa, su confeso admirador, otro parlanchín inconveniente).
Ese argento verborrágico no parecería ser ajeno a la amenazante parquedad del Misterioso Mistral.
Por último, también a sí mismo: "Yo también" (hablo demasiado, en un post de diez palabras). Un claro sarcasmo, no sin algún condimento siniestro explicitado por la última, concisa frase: "Alberto Ruiz-Tagle no".
El represor no. El asesino no. Él no hablaba demasiado. Él hacía.
Vayan entendiendo, locuaces.
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He descubierto algunos gestos y miradas inquietantes, cuchicheos secretos, súbitos silencios cuando intento prestar atención a sus conversaciones en voz baja, en el grupo de psiquiatras que me tratan la paranoia. Necesito ayuda, pero no puedo confiar en nadie.
Pendientes de si Manuel Mistral decide reaparecer, he de decirte Horacio que la mención a Estrella distante sólo puede tener sentido dentro de esa parquedad de palabras, que en esas frases iniciales del libro quedan ahí, para empezar a cobrar un terrorífico significado solo unas páginas más adelante.
EliminaRespecto a los gestos y miradas, pues lo de siempre; ajustar las dosis y la composición del cóctel de fármacos. No tiramos la toalla con lo tuyo, Horacio.
El equipo médico habitual.
Volví! Ya me puse al día, ahora a comentar!
ResponEliminaMe pasa lo mismo que a Horacio: no soy peronista o K, como se dice ahora, pero cada día detesto más a los anti K. El otro día leí en un mismo post de una página tipo "Yo no voté a la Kretina" que se estaba en contra del aborto por ser homicidio, y que la presidenta se merecía un tiro en la frente. Con dos cojones. Mi conclusión fue: "El nivel intelectual de la gente que participa en las páginas anti K es, cuando menos, desasosegante."
Lo que decimos: se está contra el aborto y a la vez se opta por el asesinato? Vamos...sé que la política argentina es muy compleja, pero desde que la Kirchner montó lo de YPF cuenta con mis simpatías.
EliminaA la Cris se le va el panchito en muchos aspectos, pero si el argumento de los que no la quieren es que hay que matarla porque no le da los dólares que ellos quieren, esto... cómo te explico.
EliminaClarísimo.
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