El tiempo es un canalla. No me pareció un buen libro, pero es una buena frase. Porque lo de culpar a los canallas queda muy coherente y el tiempo me brinda el más creíble de los pretextos para el hecho vergonzoso que debo afrontar. Ni tan siquiera mi PC reconocía la dirección de mi blog personal como contenida en el historial. Vaya tela. Y Horacio me preguntaba algún día si el blog murió y yo me sentí fatal, pero, como últimamente pasa, no vi manera de hacer nada relevante para enmendarlo. Aportar excusas no se me da bien. No por cuestión de sinceridad, más bien por el puro hecho de que es empezar a escribir con la cabeza agachada y eso es muy inconveniente. Aceptar ser incapaz de escribir nada de lo que sentirse particularmente orgulloso. Ver que los temas que te planteas tratar no acaban de convencerte, o decidirte con ellos cuando otros ya han agotado los puntos de vista. Comprobar que la falta de tiempo también afecta mis antiguos recursos de comentarios sobre contenido. No puedo comprometerme con series puesto que me falta capacidad de concentración en lo visual. Me lo propuse con firmeza muchas veces. Me propuse ver The leftovers. Me propuse ver Stranger things. Me propuse ver Sense8. The handmaid's tale. Utopia. The banshee. House of cards. Vikings. Narcos. Me propuse, reíros, repetir con The Wire y The Sopranos. Ver alguna película. Es una sensación muy extraña, es una excusa terriblemente socorrida, es una excusa casi pija el alardear de estar siempre taaaan ocupado. Pero todo eso aportaba pretextos con los que sentarme ante el teclado y eso me gusta. Sí, en presente. Aunque ahora esté recuperando temporadas de Seinfeld y viendo interpretaciones en vivo de clásicos de la era disco, aún lo contemplo como una transición hacia ese momento en que todo vuelva a ser como antes.
Y no es que no haya hecho intentonas. Hoy, siete meses largos tras mi último post, soy capaz hasta de rememorar algunas de ellas.
La foto de la derecha iba a encabezar una de ellas, y se iba a titular (la fidelidad a los títulos pentavocálicos va a ser una premisa casi eterna) Dice Barron Trump.
Iba a elucubrar sobre las cosas que debían pasar por la cabeza de ese adolescente al ver a su padre jurar el cargo que le convierte en dios en la tierra in-pectore. Iban a ser unas especulaciones ligeramente irónicas de ese muchacho que, junto a la señora que había acudido a su modisto de cabecera a pedir el modelo más-Jacky-sin-ser-Jacky posible, mejor conocía al hombre este que, como mínimo, parece haberse propuesto divertir de lo lindo al planeta con sus ocurrencias (diversión que, por ejemplo, hoy, involucra a Corea del Norte, otro de mis topics favoritos.
Otra idea, reciente, se iba a llamar Puto Neymar. Iba a comentar que, en el fondo, el auténtico terror que siente el barcelonismo con la escapada del jugador es que eso puede acercarlo a un hipotético futuro blanco.
Rajoy, cutre iba a glosar, de nuevo, apetitosas frases sobre mis sensaciones hacia el hombre mezquino y beato que se esconde detrás de esa máscara de apatía y hastío. Iba a ser otro post repleto de odio y resentimiento por el cual se me iba a crucificar.
Y me dejo muchas cosas que he olvidado. Muchas frases o desarrollos que se han perdido en cábalas mientras conduzco o mientras descanso entre lecturas y pienso si no echo de menos un tono aún más directo. Muchos pataleos producto de mi impaciencia hacia las cuestiones políticas, hacia lo lento que van ciertas cosas sin dejar de pensar que ya estoy en un punto en que necesito que ciertas cosas pasen rápidamente.
Pero mi decisión final, el empujón que resulta crucial para que hoy le de al botón Publica es cierta intranquilidad que me producen los cinco comentarios (dos en la última semana) que Azkona (el hombre de los 2666 alter-egos) está dejando. Comentarios que no sé como afrontar, y comentarios, leedlos en la pestaña Turn-O-Matic, que no acaban de desvelar del todo si están colgados por la persona o por el personaje. Sabemos que Álex es críptico y sabemos que su actitud es sincera y que nunca es beligerante, pero creo que quiero saber más y este es una invitación abierta al diálogo. Sé que todo este rollo previo no es garantía de nada y no sé muy bien en que consiste esta reacción mía, porque lo mejor en estos canales es no analizar mucho, no releer ni retocar y dejar que las cosas queden, en la ortográfica medida de lo posible, tal como salían a la primera. Así que le doy al botón.
Bueno, en realidad mis comentarios no son comentarios, sino posts. Quería tener un blog dentro de un blog (como concepto) y busqué un lugar discreto y con poco tráfico donde descansar de escribir ciertas cosas escribiendo otras.
ResponEliminaNo tiene más misterio.
Un abrazo.
Esto mío he de mirármelo. Gracias, colega.
ResponEliminaNo sé, mola, ¿no? Lo de tener un blog dentro de un blog, digo, y que un día alguien repare, y valore la ocurrencia, y, de milagro, acabe leyendo, y, por sorpresa, encuentre una arriesgada propuesta formal, una combinación inesperada, algo que nunca nadie escribió, al menos para él. De acuerdo que ahora todo el mundo escribe y uno encuentra toneladas de arriesgadas propuestas formales muy parecidas casi todas ellas a una raba o mojón, pero, joder, se trata de mi mojón, cómo no tomarle cariño, e, incluso, cultivarlo.
ResponEliminaArgumento en mi descargo, además, la ubicación discreta de mi mi mojón, escondido en una página inadvertida de un blog en trance de expiación, asunto este ultimo que no entro a valorar, el de la expiación, si uno está dentro por qué opinar sobre lo de fuera. Admito eso sí un saltito de emoción con tu último post, pero es que, reflexiona, al final este ya no es solo tu blog. Y yo estoy dentro. Y tú ahora eres el de fuera. Y si siendo fuerense y por tus dudas en interpretación me vas a descubrir a mí -tan tranquilo aquí dentro, qué disgusto cuando me descubrirte-, que menos que avisar.
Los fuerenses suelen ser personas con dedos de frente, recuerda. Yo por mi parte espero estar orgulloso de ti en esta nueva etapa de nuestro blog. La etapa anterior es anterior y como tal llega retrasada.
(Uy, colega no me gusta. Y menos al final, colega. Edítame eso.)
Sin problema, colega.
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