Qué es lo que puede pasarme si leo un best-seller ?
Puede entusiasmarme, con lo que cumpliré con las expectativas de editor, promotor y, puede, autor. Pararé en los mismos párrafos y retendré las mismas frases en que se paran, o que retienen, muchas personas. Tendré un hilo de complicidad con toda esa gente, dentro de la personalidad de cada uno, aunque convergeremos al hacer una valoración definitiva. Olvidaremos, en ese proceso, que discrepar y discutir hace las conversaciones más largas. Al final habrá un abrazo, físico o mental, de satisfacción, por haber encontrado a un igual, aunque sea uno entre muchos iguales, una voz más, la nuestra, que se unirá a ese coro de alabanzas, a esa nota al unísono con la cual queda tan mal desentonar.
Puede gustarme, pero no tanto. Reconoceré sus méritos, pero aplicaré algún contrapunto, siempre escrupuloso, casi siempre específico, algunas veces simplemente metafísico. Sobrarán páginas o faltará ritmo. Sobrarán personajes o faltará lo indescriptible, justo lo que ayuda a rebasar la línea que franquea la excelencia.
Puede decepcionarme, a pesar de tener sus virtudes. Posición casi stándard del snob por definición. Negarle todo mérito es permanecer insensible, a espaldas del gusto mayoritario, incluso actuar con un excesivo prejuicio, lo que hará que nos acusen de asociales, de tan poco empáticos que somos antipáticos. Así que es más práctico ese rincón del que hace concesiones a popularidad, a méritos menores, pero niega mayores halagos. Un clásico es otra cosa.
Puede disgustarme claramente. Ello iniciará una serie de profundas (pensaré, pero serán superficiales) disquisiciones sobre la perversidad de los autores especializados, sobre su capacidad de engañar a través de la manipulación y el uso y la repetición de trampas y clichés. Sobre su habilidad para vendernos una y otra vez el mismo libro.
Pero en el fondo de ese terrible disgusto habitará una cierta frustración, la que nos produce que nuestros gustos no tengan sintonía alguna con la mayoria. Frustración teñida de orgullo pues ello nos aparta de la manada. Frustración que no es tan profunda como la sensación de coincidir a pies juntillas con la mayoría. Que nos guste lo que a todo al mundo, pone ante nosotros nuestra propia imagen en el espejo como la de tipejos vulgares y comodones. Como el borrego del peor de los arquetipos. Querríamos ver a alguien inquieto y especial y ahi delante nos encontramos ante esa mediocridad.
Javier Cercas escribió, aunque no sé si conscientemente, un best-seller. Se llama Soldados de Salamina, y dio lugar a una (dicen que muy mala) película. Escribió otra (dicen que muy buena) novela, La velocidad de la luz, con menor repercusión, y luego, Anatomía de un instante, un ensayo de más de 400 páginas sobre el 23-F.
Un ensayo no es normalmente un best-seller. Un ensayo sobre el 23-F normalmente carece de valor literario, pues consideran los editores que no es necesario, si ese valor literario no contribuye a alimentar el morbo, para qué valor literario ? si la temática ya tiene suficiente tirón, puede editarse cualquier cosa. Un ensayo que se viste de crónica, pero se traviste de biografía es ya un giro muy arriesgado como paso en la carrera de un escritor de éxito. Y la película sobre el 23-F ya está hecha, qué mejor película que la realidad ? , o queremos una de esas películas cutres de Telecinco como la del príncipe y Letizia ??. Un ensayo supone reducir sus ventas, pues el público de best sellers quiere lo mismo siempre de un autor, servido en series o servido en trilogías. Quiere la especialidad de la casa, repetida con una cierta frecuencia
Leer este libro transmite emociones. Leer este libro hace reflexionar. A mí, pero comprendería que a muchos otros no, me ha enseñado, por ejemplo, que ese rey es un desagradecido. Que despacha los favores repartiendo títulos nobiliarios, que son como subsidios de desempleo. Que da abrazos y golpes en la espalda de un modo paternalista, pues se piensa que es realmente padre de sus súbditos. Que los llama ciudadanos pero los considera súbditos. Que sólo piensa en sí mismo, o lo que es peor, que sólo piensa en perpetuar su estirpe en el poder a cualquier precio, que es en el fondo y a su manera, la ininterrumpida reverencia en agradecimiento y acatamiento al dictador que lo situó en la cúspide.
No sé si Cercas pretendía provocar esas emociones, porque, con una única y final excepción, el libro transcurre en medio de hechos objetivos e hipótesis que se van sucediendo, envueltos en excelente prosa, sin un posicionamiento claro (pero tampoco ambigüo, lo que lo hace aún más recomendable). Provoca emociones en función, sobre todo, de la cercanía temporal y personal del lector a esos hechos, y a los personajes que los protagonizaron. Por poner una pega, ya que Cercas reside en Catalunya, egoístamente le hubiese pedido un mayor desarrollo (pues lo zanja en una breve mención a Jordi Pujol) de cómo afecta la intentona a nuestro entorno, o cómo podía haberlo afectado, de prosperar. Porque en esas horas Catalunya tuvo su destino unido al de España en lo que sucediera. Desde ese momento, cada vez menos. Pero eso sería pedir demasiado. Por pedir, pediría a Cercas que hiciese la crónica de los partidos del Barça, o redactase las invitaciones del cumpleaños de mi hijo, o hiciese la lista de la compra. En algún lugar creo recordar haber leído (siento la persistencia de símiles futbolísticos, pero uno no puede huir de ciertos arraigos) algo así como que Cercas era un muy buen autor de segunda división que podía ascender a primera. Tambien recuerdo vagamente una positiva reverencia que le hace Sergi Pàmies. Prometo que no tardaré tanto en leer el proximo libro que Cercas saque. Por mí, está en primera y en posición de Champions. No sé lo que pasará con otros especialistas como Ken Follett (por el que tengo curiosidad) o Perez Reverte (por el que siento repelús), pero siento que habiendo tardado dos años en leer este libro he quedado en deuda.
Adolfo Suárez sigue vivo, seguro que en una bonita casa en Madrid, donde alguien cuidará de él. Está muy enfermo, de esas enfermedades traicioneras que hacen que uno ni siquiera sepa quién es ese que está frente al espejo. Si conservara esa capacidad, leer el libro de Cercas le recordaría quien era. Se lo recordaría con esas desgracias que seguramente la enfermedad le esté echando una mano en olvidar, pero ese es el bagaje de las personas. Todos los actos de la vida.