Leer de los que mandan una mención de la palabra apocalipsis es algo que no recuerdo. Con la salvedad, claro, de ese perfil de políticos extremistas en un sentido u otro, y casi siempre refiriéndose a lo que podría pasar si uno vota a su antagonista.
Pero ha pasado, por el tema de Japón. Justo hace unos días me extrañó mucho ver que este blog había recibido cuatro visitas desde allí. Me dejó tan fascinado como ver que hay quien está empleando google translator para traducir algún post al inglés. Me ha hecho reflexionar en cierta jerga críptica enrevesada e intraducible que se me escapa de vez en cuando.
No he dedicado a ningún otro país entradas monográficas, y a Japón le tocaron dos, para solaz de Mlle. Burlesque, que no sé si debo tratarla de ilustre y definitiva ausent,e o de amiga que fue de viaje y algún día volverá. Nos fascinan esas islas, sus chorraditas tecnológicas, sus kimonos, su comida, y a mí, Ryuichi Sakamoto, absoluto genio. Nos quedamos alucinados leyendo lo preparados que están, tanto sus edificios como sus pobladores, para enfrentarse a terremotos, a desgracias, a esos golpes traicioneros que te depara la vida, llaménse aviones nombrados Enola Gay, llámese esa mortífera carambolaa tres bandas terremoto-tsunami-pánico nuclear.
No he dedicado a ningún otro país entradas monográficas, y a Japón le tocaron dos, para solaz de Mlle. Burlesque, que no sé si debo tratarla de ilustre y definitiva ausent,e o de amiga que fue de viaje y algún día volverá. Nos fascinan esas islas, sus chorraditas tecnológicas, sus kimonos, su comida, y a mí, Ryuichi Sakamoto, absoluto genio. Nos quedamos alucinados leyendo lo preparados que están, tanto sus edificios como sus pobladores, para enfrentarse a terremotos, a desgracias, a esos golpes traicioneros que te depara la vida, llaménse aviones nombrados Enola Gay, llámese esa mortífera carambolaa tres bandas terremoto-tsunami-pánico nuclear.
Hace poco leí sobre un libro de Vicente Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes de la apocalipsis, libro que por ciertas lejanas raíces valencianas de mi familia corría cuando era niño por mi casa (bueno, el libro debía estarse quieto, el que corría era yo), junto a otros muchos de su autor. Leí que ese libro hablaba de la I guerra mundial. Por esa asociación de ideas, de repente me apetece leerlo. La misma asociación de ideas que hará que hoy me decida a zamparme ese DVD repleto de extras que me compré (la mera palabra compré ya os advertirá que de éso hace algun tiempo), que es Apocalypse Now Redux. No sé que quiere decir redux y porqué se usa esa palabra cuando alguien le añade unas cuantas escenas, le quita otras, altera el orden... a películas que ya eran perfectas. En fin, los vietnamitas también tienen los ojos rasgados. De repente (apunto he estado de empezar otra frase con y, pero he decidido erradicar ese vicio) pienso si Kapuscinski tendrá algún libro sobre el Extremo Oriente, con lo cual sería el cuarto Kapuscinski seguido, detalle que ni Bolaño, aunque no creo que eso tenga que ver. Cuestión del caos del universo. Hace menos de media hora que he oído que la máxima autoridad relacionada con la energía nuclear en Francia recomienda a sus conciudadanos se dén prisita en abandonar Japón si están ahí. No era el mismo que decía apocalipsis. También he oído que el emperador (uno se olvida a menudo que Japón es un imperio) se ha dirigido a su pueblo pidiendo templanza y serenidad. Por lo que he oído él mismo era una expresión de templanza y serenidad, por lo que ese pueblo, el suyo, que no ha caído en la histeria ante esa racha de desgracias, que obedece y va por el lado de la calle que le han enseñado, para que todo sea limpio y ordenado y muy japonés, volverá, seguro, a hacer caso de sus palabras, algunos pensarán en 1945, claro, aquellos que sean viejos para eso o se hayan interesado lo suficiente por la historia de su país. Se sentarán, dormirán, y esperarán que mañana vuelva a amanecer, que para eso son el país del sol naciente.
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