Más borde no se puede ser: hace décadas que me la suda que Prince saque un disco. Sí; he dicho décadas porque eso es exactamente. Dos décadas, veinte años, hace que sucumbí a comprar Come, un disco cuyo gran mérito consiste en una portada con el cantante en frente de una de las verjas del Templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Un disco del que no soy capaz de recordar ni la melodía de una sola canción. Un disco, qué novedad hablando de Prince, con unas cuantas piezas de funk-rock y funk-pop de tonos sensuales. Wow. En 1994 eso debía ser un panorama la mar de prometedor, tanto como para que yo pasara por caja. Pero el tiempo que ha pasado, y sé que Prince empezó a liarse (o igual entonces ya estaba liado) con cambios de nombre, con atribuirse un símbolo extraño como nombre, con apariciones públicas con la palabra slave escrita en la mejilla, pues la cosa era de liberarse de un contrato prolongado y abusivo que, supongo que a cambio de una apetitosa cantidad, había firmado con la Warner. Sí, hubo una buena época en que Prince parecía ser el paradigma, no me hagáis decir de qué, narices, dejémoslo en que era un paradigma. Una alternativa a un Michael Jackson que parecía alejar su música de otra cosa que no fuera sexualidad de opereta. Prince no: las chicas Prince, (que ahora mismo me es muy difícil enumera -me quedo en Carmen Electra, porque no voy a considerar chica Prince a una señora entrada en carnes y kilos como Mavis Staples), eran otro apetitoso complemento visual. Todas cantando estereotipados clásicos de segunda fila que sustituían a los clásicos de primera fila, los del artista al que venían de hacer coros.
Que ahora Prince vuelva a publicar dos discos es el mejor pretexto para que una mala persona como yo ponga los puntos sobre las íes. Igual que hay libros que se tienen más que se leen, debo confesar que la cuantiosa discografía de Prince que llegué a acumular (como una docena de vinilos, todos prácticamente desde For you hasta ese Come) no es que hayan sido reproducidos muchas veces. De hecho, cosa que sí soy capaz de hacer con Ok Computer, Behaviour, o Coexist o Modern vampires of the city, ni siquiera de aquellos que más me gustan soy capaz de recitar un track-list que ampare más de cinco o seis canciones, y, tramposo de mí, la mayoría suelen ser singles que, a estas alturas, están más que desgastados por su omnipresencia en esas depresivas emisoras de radio que enfocan sus audiencias hacia décadas musicales. No es que las oiga, pero sé que las ponen y esa seguridad ya obra en mí ese pernicioso efecto. ¿Hace falta oir más veces Kiss, Purple rain o Little red Corvette? Cruel decirlo así: Prince empezó, con su ridículo bigote chicano, a ser una especie de Jimi Hendrix que no había muerto, luego parecía ser un Michael Jackson que no iba a morir, y ahora parece una personalidad inofensiva, una especie de artista agarrado a un día de la marmota musical que consiste en eso, funk, pop, rock, baladas sensuales, algún detalle experimental casi siempre indigesto, todo ello resultado de eso tan calamariano que es la incontinencia creativa (sin la compensación de un criterio de selección de calidad). Prince es respetable por los clásicos que dejó atrás, algunos no tan conocidos pero que no voy a insistir mucho en revisitar: muchos me parecen endeblemente producidos, el tiempo no les ha hecho un favor para nada. No deseo que deje de publicar si eso es lo que le place y si encuentra gente que responda a sus cada vez más endebles estímulos. Pero su momento queda tan atrás que no he sido capaz ni de encontrar una grabación decente en Youtube de lo que mejor recuerdo me dejó de toda su carrera: su soberbia interpretación de When u were mine en el concierto de Dortmund en 1988. Sí, demasiado lejos.
http://v.youku.com/v_show/id_XNDQ3OTQ5NzA4.html
minuto 27, o por ahí, para quien tenga paciencia
Qué buena entrada, Francesc.
ResponEliminaMe quedo con el concepto: "una especie de artista agarrado a un día de la marmota musical". Genial, no podía usted describirlo mejor.
Saludos!
Buenazo! Me diste ganas de escuchar a Prince, está mal?
ResponEliminame cago en dios, siempre tengo problemas para publicar comentarios aquí, joder, que te decía que fui a tres conciertos en estos últimos tres meses, todo un record y que estoy escribiendo sobre eso sin mucho éxito de momento y que justo vengo aquí y leo esto y me renueva las ganas, las energías y todo eso. Y que muchas gracias <3
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