Armado hasta los dientes: esa expresión siempre le recordaba la misma imagen. A un tipo con cara de desquiciado y ojos de enajenado (o sea, a juego) agarrando un machete entre los dientes. No, mejor uno de esos cuchillos que van en los kits de supervivencia, esos que por una parte tienen dientes como de sierra, con la finalidad de ser capaces de ser usados como tales, pero, si has visto el suficiente número de cine con actos violentos te imaginas que en realidad eso es para desgarrar la carne del enemigo (esos cuchillos sólo tienen sentido cuando hay enemigos) al entrar o al salir, o al entrar y salir por segunda vez. Esos cuchillos no se quedan clavados: se limpia uno la sangre contra el pantalón (suele ser tejano: el tejano es muy práctico si vas a dedicarte al tema criminal).Te lo imaginas y casi oyes ese ruidito desasosegante que sugiere tendones cortándose, raspadura en los huesos, la punta que casi se astilla, y algo que ya no vuelve a ser igual. Para alguien, seguro.
Pero no esperaba a nadie que fuera una amenaza. Esperaba simplemente porque ciertas personas no tienen otra cosa que hacer que esperar. Entonces, eso es una opción. No la mejor, pero lo es. Aburrirse es otra, y hay cierto aburrimiento con sentido: el que adormece y permite descansar. Pero esperar: apretó el bate de béisbol contra la pared, buscó un hueco donde apoyarlo para probar si podría generar una especie de escenario de equilibrio precario, cimbreándose y teniendo cuidado de no hacer ruido ni caer al suelo. Luego destensó los músculos. Miró hacia el fondo de la calle. Estaba anocheciendo y parecía que iba a llover.
Pensó que ya empezaría a atracar a la gente otro día. Tenía, otra vez, algo de hambre.
Fresco. Con un toque surrealista, quizá medicinal. Voltarén, creo.
ResponEliminaVoltarén ? Emulgel? eso no se emplea para el dolor de espalda. Te has equivocado de post, Alex (o Manuel). A ver si estamos más atento que no es la primera vez. A ver. Es que igual tengo que advertirte por escrito. Qué difícil lo ponéis, narices.
EliminaQué mal humor. La inyección de Voltarén para tratar el dolor de espalda (hernias, protusiones, lumbagos, ciáticas,...) ha sido el 'santo remedio' utilizado por la sanidad pública en los últimos años, al menos en primera instancia. Doy fe con culo de espanto. Gracias por comentar mi comentario.
ResponEliminaManuel Mistral le envía saludos desde el abismo.
Yo probé una cosa llamada Adolonta, además del Myolastán. El dolor desaparece, pero aparecen otras cosas. Aparece el orden cósmico, por ejemplo.
EliminaManuel Mistral puede que conozca a un tal Ricardo Retirado. No?.
Manuel Mistral es hijo de Fernando Mistral, bloguero retirado. No sé si lo recuerdas de un texto del Café Kubista: Dos trios de cuatro. Pertenecen a una rama lejana, y por tanto son familiares lejanos, del músico Ricardo Mistral, no sé si lo conoces. Dicho esto, admito que no entiendo el 'chiste', pero me estoy riendo igual.
ResponEliminaNo te resulta curioso que tenga un estilo tan parecido al tuyo?. Ríe: el que ríe el último ríe mejor pero el que ríe primero ríe dos veces.
EliminaDicho esto, a ver cuando publicas alguna cosilla, que sós un tacaño.