Hubo una época en que hubo una rivalidad Beatles/Stones.
Para hacerse los interesantes, hubo otra con una rivalidad Blur/Oasis.
Todos eran candidatos al trono de iconos de la escena y el negocio del rock. En un mundo de antagonismos entregado a las disyuntivas, parecía que tener un disco de uno implicaba no poder tenerlo del otro.
Hubo una rivalidad entre Nick Lowe y Elvis Costello?. La recuerdo entre brumas de cerveza fría y bares donde se podía fumar. La recuerdo con borrones y tachaduras, pues a lo más que llegué respecto a estos dos músicos es a lo siguiente (puedo permitirme ser exhaustivo pues la extensión es muy poca).
Recuerdo una portada de Elvis Costello frente a un trípode, en la portada de un disco, con las piernas torcidas y esa expresión particular que le aportaban sus gafas, sus sempiternas gafas de la seguridad social inglesa que parecen haber extendido su dominio sobre toda una generación. No sé si el disco se llamaba This year's model o My aim is true. Recuerdo unos elefantes en la portada de un disco y dos títulos que llegué a retener por esa estúpida memoria fotográfica: Accidents will happen y Imperial bedroom. Recuerdo comentarios sobre la ambición de este disco y su poderío sonoro. Recuerdo una aparición fugaz en una película de Austin Powers, versioneando a Burt Bacharach (con el que grabó, a medias, un disco). Y lo de su matrimonio con Diane Krall: pésima influencia artística a tenor de lo visto, pues en vez de ser Costello quien imprimió a Krall un cierto acento de esa ignota rebeldía suya, fue Krall quien impuso el ritmo; ese ritmo de la asepsia artística y la perfección técnica (Horacio seguro que dice algo aquí) que solo tiene sentido cuando se pueden pagar muchísimas horas de estudios caros en las Islas Barbados: justo esos estudios de grabación que disponen de más de un modelo de didgeridoo (si, ve a la estantería, al lado del theremin, cuidado con el polvo). Qué le diría la Krall a Costello?. Me pones una sección de cincuenta violines o no echas un polvo en meses?.
No recuerdo gran cosa de Nick Lowe, por eso. Yo en esa época había apostado en firme por la música sintética y los últimos guitarrazos a los que había dado mi beneplácito estaban en los singles de The Jam y en los LPs dobles y triples de The Clash.
Hoy leo que Nick Lowe está experimentando un cambio hacia el croonerismo. O sea: que su energía de intérprete de power-pop se ha ido diluyendo y menguando hasta ser un señor con un envidiable matojo de pelo blanco que canta ante auditorios que ya no pueden levantarse a bailar, y menos el pogo. Vaya: pues me ha recordado, justo al revés, lo que pasa con Scott Walker. No en lo referente a la energía. Pero Walker (primera foto) fue un joven crooner cuyas gloriosas canciones de fastuosos arreglos hablaban de Stalin y de prostitutas: cuarenta años más tarde, retuerce el sonido y usa su voz en discos difíciles y torturados que dudo que sean el marco idóneo para evocaciones nostálgicas. Los habituales desde los inicios puede que me recriminen que vuelva al tema de Walker, pero aquí hay unos cuantos que quizás no hayan, todavía, sido debidamente informados de su condición de deidad absoluta. Deidad no de las que se refugian en los recovecos de estampitas benditas: deidad de las que se oye y se ve. Así que sentaos, buscad unos buenos auriculares stereo, acopladlos en vuestras orejitas, y pedid a quien esté en vuestra compañía que no especule con los aullidos de placer. Cinco maravillas de Walker, una tras otra.
La portada de Costello frente al trípode es del álbum "This year's model". No es que lo supiera, si no fuera por Google es probable que no lo supiera jamás. Pensándolo mejor, en verdad si no fuera por usted, Francesc, tampoco me habría molestado en buscar nada. Pero el dato era sólo por comentar algo en una entrada sobre música, que luego usted dice que son pocos quienes comentan.
ResponEliminaGracias, Villa. Si buscar la foto del álbum de Costello sirve para oir a Walker, ya me va bien.
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