A pesar de mi condición cinéfila, melómana, bibliófila, rellénese donde se pueda, me dejan muy fríos los premios. Así que este blog no hace comentarios sobre los Oscar, en un principio, pues sería osado hablar demasiado de muchas películas que no he visto (otros lo hacen, sabedlo), aunque las acabe viendo seguramente pasará demasiado tiempo (como con las del año pasado), como para establecer comparaciones. Si me choca el Oscar a Trent Reznor por la banda sonora de The social network pues hay pocos grupos que me susciten menos interés y mayor escepticismo que los Nine Inch Nails.
Por otra parte, y de ese pausado ejercicio que es el poder decidir entre varios libros, saco pingües beneficios : Riszard Kapuscinski está encaramándose decididamente al Olimpo de mis autores favoritos : los 7 euros y algo que me ha costado Un día más con vida, incursión novelesca disfrazada de reportaje periodístico (o al revés, pero todo se presume muy real ahí), son una de las mejores inversiones que uno puede hacer. Leyendolo tan ávidamente como uno de esos buenos reportajes gráficos que de tanto en tanto salen en los buenos dominicales de prensa (mientras La Razón regala el Diez Minutos), con el goce añadido del enorme, sí, ENORME, valor literario de cómo esos hechos son explicados (y creo que es digno de mención la buena tarea de la traducción desde el polaco), es cuestión de tiempo que vaya, paulatinamente, devorando la obra de este magnífico escritor que, cosas de la vida, es editado por Anagrama. Uno ha comprado discos por la portada, discos por el sello que los edita, pues bién, uno puede comprar libros por su editorial: con Anagrama (ahorraré reiterarme en su interminable lista de autores recomendables) será difícil equivocarse.
Y como uno se deja influir, y esa prosa que narra lo que pasa alrededor de repente te parece (pero no es verdad) que es tan sencillo simplemente dejarla fluir, de la mera visión de la realidad, le da por hacerse el Kapuscinski de pacotilla.Y contemplar la mucha gente que hay por la calle, ahora que empieza a asomar la pre-primavera (hermana del invierno tardío), y el impacto de esa crisis que no existía llena las aceras de gente ociosa, ocio impuesto por la situación, gente acompañada por todos los apestados fumadores que salen a las puertas de bares y cafeterías a saciar el vicio. Figuras que harían las delicias de Turner para sus cuadros. De Turner y de ese otro pintor americano del cual no me da tiempo de googlear, pues hoy he de darme prisa.
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