Aviso a los perezosos :
no voy a ser breve.
Pienso, igual que hace unos días en Túnez o en Egipto, hoy le toca a Libia. Aviones disparando contra la multitud en la calle. Gaddafi y el atentado del avión, del cual se salió de rositas. Gaddafi durmiendo cada día en un lugar diferente del desierto. Un hijo de Gaddafi y la Juve. La Juve y la manipulación del scudetto, y la pérdida del campeonato y la de la categoría. La manipulación del As para azuzar a la gente contra el Barça, contra el árbitro, contra todo. Para qué.
Suena London Calling de los Clash. Enterito en su militante y multiétnica agresividad tardo-punk.
Pienso en Libia y acabo en el Barça y el As, primer intento.
Vuelvo a pensar, a ver ahora. Gaddafi solo en su palacio, o en lo que tenga (que seguro que donde esté no le falta de nada al hombre), decidiendo a toda prisa mientras recibe asesores preocupados, cariacontecidos, asesores que antes, o después, de verle hablan entre ellos, y alguno, el más sensato, o que quiere parecerlo en medio de tanta locura, se echa las manos a la cabeza y se vuelve hacia la puerta - cerrada - pensando en las consecuencias, en la repercusión, en lo que podrá acarrearle. Y pienso en
El emperador, que estoy acabando en medio de gozo y solaz, y va a ser difícil que no me abalance sobre otro libro de Kapuscinski, es posible que en señal de respeto rebusque entre los símbolos de Windows para poder poner acentos a la polaca, en las consonantes. En ese aislamiento al cual se someten los
caudillos con tal de no abandonar su poder y sus privilegios. Pienso de nuevo en Bruno Ganz en
El hundimiento, que casi parece humano pero no. Y entonces pienso en Pinochet y en Chile, y Chile me lleva a Roberto Bolaño, que salió de allí en 1973, pero que aún vuelve cada día. Y los aviones que sobrevuelan las calles de Trípoli tiroteando a la multitud me recuerdan al caza de Carlos Wieder trazando frases en el cielo. La muerte es belleza. Lo que quieras, pero tú estás zumbado.
Pienso en Libia y acabo en Roberto Bolaño, segundo intento.
Gaddafi, que entre decisiones de enviar aviones y tanques y tropas, tras pensar en la lealtad de los que han recibido su orden directa, ha pensado que también, su plan B, ha de llamar a alguien de fuera, que pueda
acogerle si todo se complica aún más. Y piensa en su enorme fortuna, oculta en cuentas cifradas y en paraísos fiscales y en empresas tapadera, como seguro que han hecho los
Ruizmas con todo el dinero de los
primarrones, sí, aquel que iban a emplear en comprar una empresa de primer rango del sector alimentario (iba a ser SOS, S.O.S., lo pilláis, si estaba clarito !!) y que ahora se ha esfumado. Piensa que si tiene uno, un solo amigo lo suficientemente poderoso para defenderlo frente al mundo, ya será suficiente. Y me ha venido a la cabeza
Munich, excelente película de Spielberg. Aquella del comando que se dedica a pulirse a los cerebros del secuestro de los Juegos Olímpicos. Fantástica película, como
Syriana, con Clooney.
Y he vuelto a acabar donde no quería pensando en Libia.
Pienso en Libia y en ese dictador desconfiado y errático, perfecto perfil del tirano que cree que ser imprevisible es bueno para desconcertar a tus enemigos, y que sabe que está loco pero piensa que eso le convierte en fascinante. Pienso en el ser humano individual, que nace y muere solo, que se retira a sus aposentos a ver que se le ocurre para el día siguiente. Y pienso en Escobar, el narco colombiano que murió hace unos años. Y pienso en esa falsa película que le dedican en
Entourage.
Y como me es imposible acabar en el mismo sitio os hablaré de
Entourage.
La primera vez que oí hablar de Entourage, que aquí se llama El séquito, fue en un capítulo de The Office, en una mención delirante donde el jefe de la oficina obliga a su equipo a ver la TV el lunes por la mañana pues considera que eso les mejora la productividad. Una de las cosas que les obliga a ver es un capítulo de Entourage, el mismo en varias ocasiones.
Y me dió por indagar. Y ví que era una comedia, uno de sus productores ejecutivos es Mark Wahlberg (igual que Boardwalk Empire), que famosos de todas clases (desde Scorsese a Hugh Hefner, Tyson, Jessica Alba o Scarlett Johansson) han hecho cameos. Y empecé. Lo primero que debo recomendaros, si sois varones heterosexuales, es que os preparéis a sufrir una especie de síndrome de Stendhal, pues es abrumadora, repito, abrumadora, la presencia constante de espectaculares mujeres. Hablo de quitar el hipo. Hablo de que, para banalizarla, alguien ha definido a esta serie como Sex and the City para hombres. Entourage habla, en sus trazos básicos, de la amistad, de la lealtad, de conservar los orígenes por mucho que la vida pueda ponerte suficiente dinero delante como para hacerte olvidarlos. Entre sonrisas y estupefacción ante tanta chica cañón, Entourage entroniza el valor de tu entorno (ese séquito) para mantener tus pies en el suelo. Recomendé The Sopranos porqué es la vida. Recomendé The Wire porqué es la supervivencia en la urbe. Ambas eran dramas, severos dramas donde muchas cosas acaban mal de maneras diversamente injustas. Por motivos muy diferentes recomiendo Entourage, porque Vincent Chase ( hago los honores más abajo) es un individuo lleno de errores cuya suma acaba haciéndole entrañable. Simplemente se va dejando llevar. Y como la cosa de hoy va de seguir la corriente de los pensamientos, he recordado una conclusión de un periodista que entrevistó a Enrique Iglesias en la cumbre de su popularidad hace ya algunos años. Lo mejor en el mundo es ser amigo de Enrique Iglesias.
De izquierda a derecha :
Tortuga : Amigo de la infancia, chófer oficial del grupo la mayor parte de la serie. Satisfecho de recoger las migas que los demás dejan, pues esas migas son mejores que los manjares de la mayoría de la gente.
Ari Gold : El agente, impresionante composición actoral que se come las escenas en que aparece. Despótico, coherente a su modo.
Eric : Amigo de la infancia, necesario componente de raciocinio y sensatez en el grupo, ávido de abandonar la desmadrada vida de sexanddrugsandrockandroll de sus amigos para estabilizarse, cosa que le acarrea no pocas burlas, acompañadas de la eterna duda de si no es mejor dejarse llevar y no complicarse una vida que, sencilla, puede ser muy placentera.
Johnny Drama : Hermano, a la sombra, eterno fracasado que no quiere reconocerlo, para lo cual se pone el disfraz de haber pasado antes por todo eso. Entrañable por lo patético, el excelente casting de la serie tuvo la fantástica idea de darle el papel a Kevin Dillon, hermano real de otro más exitoso actor, Matt Dillon. Cada frase, cada escena, es un regalo de los dioses. Extraordinario personaje.
Vincent Chase : Él tiene la culpa de todo. Actor de éxito, le llueven las ofertas millonarias, la popularidad, las mujeres bimbo y el dinero. Consciente de que quiere conservar sus amigos de la infancia a su alrededor (la camarilla antes descrita, menos Ari Gold), hace que éstos le acompañen a Hollywood y vivan con él, aunque sea a costa de tener que mantenerlos. Está orgulloso de tenerlos ahí a su lado compartiendo su éxito. La serie está basada en la experiencia vital del propio Mark Wahlberg, que hizo algo parecido.
Con su vacuidad, con su exceso de la carne, con su extraordinaria selección musical, debo recomendaros Entourage. Y en un blog amigo alguien habló de amistades. Va de eso.