divendres, 8 de febrer del 2013

Roberto Bolaño: 2666 - NUMEROS DE LA SUERTE

Por ahí detrás anda: tan perdido como mi capacidad de enfoque
Ja: ¿y por qué nadie ha ido a relacionar 2666 con ese famoso número del diablo que albergan sus tres últimas cifras? A ver si voy a ser yo el primero que se presta a sugerir esa relación del título con lo demoníaco y con el oscuro mundo del averno. Ya tiene delito pues que sea esa la primera cosa que se me ocurre cuando voy a plantear este poco honesto post: heme aquí dispuesto a hablar de un libro que leí hace más de cuatro años. Ni me levantaré al estante a agarrarlo y hojearlo para ello. No, pues en unos días he decidido volver a leerlo en su integridad, porque en "el otro blog" haremos una semana dedicada a Chile y yo levantaré la mano y me pediré esta reseña pero ahí seré profesional y meteré esas 15 horas largas que son las que se requieren para fagocitar 1100 páginas de nada monada.
Pero aquí: vamos, a ver si alguien se entera y si ese timo descarado me sirve para recibir ni una crítica solapada, ya no digamos algo físico e intimidatorio que recrimine mi poca vergüenza y me haga sentir un escalofrío de terror al cruzar la calle.
Leí 2666 en 2007, aunque se había publicado en 2004 y lo había comprado en 2005, intentando leerlo en los veranos de 2005 y 2006, no lográndolo porque, simplemente, las edades de mis hijos entonces, 4 y 7, y 5 y 8, respectivamente impedían una tranquilidad suficiente y necesaria en las jornadas veraniegas de tumbona y piscina. En 2007 superé ese escollo y avancé al fin: leí por tercera vez La parte de los críticos y por segunda vez La parte de Amalfitano y, al fin, deglutí, en un rincón sombreado donde hacía incluso algo de fresco por la tarde, La parte de Fate, La parte de los crímenes y La parte de Archimboldi, Lo hice con cierta prisa, con cierta cautela inútil por preservar su integridad, pero es estúpido, mucho, pretender que un libro no se moje. Ese agua, esa agua, dudo del sexo del líquido elemento ahora, ves tú, está en sus hojas, y algunas están algo arrugadas y su lomo ajado y su tapa presenta un doblez debido, seguro, a mi torpeza. 
La premura: no lees igual 100 páginas finales de un libro de milipico que de uno de 300. Ahí ves el final y haces ese palpado de lo que quedó atrás y lo que va por delante y te agarras los machos y dices de aquí no me mueve un huracán, vengo de una gran guerra y no pienso hacer prisioneros.
Por eso, cuando crucé esa frontera me precipité por puentes y carreteras y tomé la capital. Conquisté el nido del águila y desde la cúspide vi el planeta extendido a mis pies como una sábana multicolor.
2666 dista de ser perfecto: obviamente muchos le encuentran una extensión excesiva y una especie de sensación precipitada. Normal: 2666  fue escrita por Roberto Bolaño con la sensación de echar el resto, con un reloj de arena al lado y con la lista de espera para encontrar un hígado compatible. Seguro que Bolaño escribió y escribió a toda máquina y llenó folios y folios, o documentos word o lo que coño hiciese, a los que seguramente apenas tuvo tiempo de darles un orden debido. Escribió cinco novelas con una relación entre ellas solamente algo más concreta que la relación que mantenían de una u otra manera todas sus obras hasta entonces. Les echó por encima una salsa unificadora que representaba un gancho poderosísimo: los crímenes de Ciudad Juárez, aquí llamada Santa Teresa. Nadie debe pensar que 2666 es un libro dedicado a desentrañar lo que hay detrás de los crímenes. Todo el que empiece su lectura convencido de que llegará a su resolución en una decena de últimas páginas de culminación de crescendo que se vaya olvidando. 2666, con todo lo que se ha borrado de mi memoria en esos cuatro años, pendiente de que en unas semanas lo redescubra, es una galería de horrores de diverso tamaño e importancia. Es metaliterario, policíaco, histórico y truculento tanto individualmente como en sus combinaciones. Es, aunque otros libros de Bolaño le pasaron por delante por lo asequible de su tamaño comparado, el libro que me hizo abandonar al polvo y a la intemperie montones de libros de management. Es el brote verde de la lectura que volvió a plantarse en un parterre de la terraza y, años después, es una plantita que sobrevive a los inviernos si no hace demasiado viento. Es tan insignificante como libro que tardé tres años en acabar con él pero tan importante como concepto que, sin abrirlo, ya iluminaba el estante donde reposaba paciente.
Si no lo entendéis, no puedo hacer nada más.

18 comentaris:

  1. Bolaño es entrañable. Y a propósito de México... ¿has leído a Fernando del Paso? Palinuro de México es una de esas novelas que se hermanan con Los Detectives Salvajes y con Rayuela. Pero Palinuro es... increíble.
    Abrazo Francesc
    (me estoy despidiendo de Barcelona)

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    1. Me sigo debiendo una lectura atenta de este escritor. Comencé en un mal momento, tal vez ahora sea uno mejor. Los extrañaba a ustedes! (dónde se van?) Besos

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    2. Te volvés a Argentina?

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    3. Esto me deprime, lo de Germán, digo.

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    4. Regreso a Argentina pero creo que va a ser breve mi estadía por allí. Ya iré informando. Voy a tener un poco más de tiempo para retomar el blog, la botella y la gasolina.
      Creo que hay un café que nos espera por ahí, Francesc.

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    5. Uf: siempre es regresar a casa. Una putada. Que sea para bien. Informa.

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  2. Si algún día me arrimo al "brote verde", será por esta reseña, no te quepa duda. Dan ganas. Muchas. Apúntatelas en la lista de aciertos.

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  3. Tardaré algunos meses en volver a leer un libro de mil y pico páginas, pero si de verdad es un 'brote verde' le doy un pase y lo adelanto unas decenas de puestos en mi antesala de lectura mental. Y a propósito de México... ¿has leído a Sergio Pitol? 'El desfile del amor' es una novela magnífica que estoy mediando. Luego tengo 'El mago de Viena' y otro volumen con sus mejores cuentos. Casi mil páginas. Vaya.

    No quisiera molestar a Germán en su despedida, así que omitiré que leo sus blogs con cierta regularidad, algo que hasta ahora no me había atrevido a confesar en público. (Blogs, en plural, porque le creo autor de dos, al menos, aunque no sería la primera vez que hago atribuciones impropias. Esto último también me lo callaré, por ahora, no quise molestarle a la primera, así que tampoco lo haré a la segunda)

    También leo a Deborahlibros. En su caso, a veces, incluso aprendo. Pero tampoco lo diré, Tendría que explicarle a Germán que con sus blogs también aprendo y sin duda terminaría por molestarle en su despedida. Sería tonto hacerlo ahora después de ser tan respetuoso la primera y la segunda vez.

    Y Grancesc: gran post, de nuevo, gran paso adelante, otra vez.

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  4. Ufff creo que Bolaño me persigue...! ;)

    Besos.

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  5. Joler: a veces me siento abrumado...

    Germán: busco el libro y no hay manera... ya hace meses que me lo recomendaste pero parece ser que en Barcelona no hay una copia por ningún lado. Me entristece que tengas que dejar Barcelona: esto no es nada justo.
    Karina: estamos más discontinuos pero aquí seguimos.
    Deborah: me alegra ser tan convincente o convencedor, pero esas 1100 páginas contienen mucho de lo mejor que he leído, y sus altibajos son más que justificados.
    Alex: gracias, y casi de parte de todos pues has repartido flores a todo el mundo. Es importante que nos informes si tienes un invernadero.
    Chatnoir: si Bolaño te persigue no te hagas la remolona y déjate atrapar. Consejo de amigo y de hijo adoptivo: sea lo que sea lo que yo haya escrito aquí, sin Bolaño no habría ni una letra. Esto es verdad absoluta,

    Gracias a todos.

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    1. He dejado en la puerta de entrada de la biblioteca que está en la calle Carme (no recuerdo el nombre), es la biblioteca del Raval. Te decía, allí he donado un libro doble de Fernando del Paso, "José Trigo" y "Palinuro de México". Quizás lo tengan

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    2. Jo, es complicado, cada vez más, hacerse con este libro.

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  6. Si no lo entendemos, no sé qué hacemos acá.

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    1. Entendido. Creo. Aunque ahora estoy en la cocina de Francesc, así que no estoy allí en el 'livin' sino aquí fregando los platos. Y no sé si desde la cocina se entienden las cosas de la misma manera. Quizá.

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    2. Bueno Talita: a veces vienen extraños, que luego ya no lo son tanto. Es que parece que haya como generaciones, ya. Fíjate.

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    3. Eso, lava los platos mientras mi mujer y yo hacemos la siesta. Sin hacer ruido, si us plau.

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  7. "La Conjura De Los Necios" sigue allí durmiendo?

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    1. Sí: duerme porque no he encontrado el momento de despertarla. La única en mi casa que sabe enfocar bien con la cámara Réflez es mi hija de quince años. Con esto soy un negado, así que la foto no está desenfocada para darle efecto artístico: pura torpeza del operario.

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