dimarts, 3 de juliol del 2012

MAS GRITOS Y SUSURROS

Aquí todo resulta bastante previsible. La final de la Eurocopa es una demostración fehaciente del reparto de poderes.
Los italianos se han acurrucado silenciosos en un rincón, sin muestras visibles de su origen pues apenas cruzan palabras entre sí que puedan revelar su nacionalidad.
Conforme los goles se van sucediendo ese rincón se empequeñece, si ya lo era al principio, conscientes de su posicíón minoritaria, al final han conseguido prácticamente diluirse en el escenario. Fundirse en azul.
Los españoles tienen un aspecto ligeramente más cohesionado: pero no. Aquí hay tres tipos de españoles, o, aclaro, de personas que disponemos de un carnet de identidad español.
Están los vascos, únicos orgullosos ostentadores de pitar al bueno de Iniesta por su gol en el mundial. Pitos por cuestión política. La selección española no les representa para nada, con un único vasco relativamente importante en juego, Xabi Alonso, pero que se alinea habitualmente con el Madrid.
Quizás cuente la anécdota del nombre de pila vasco de Iker Casillas, pero ya está. Los vascos prefieren que gane Italia, elección algo desafortunada conforme avanza el partido y el varapalo se confirma.
Estamos los catalanes: que estaríamos, en otros tiempos, en una posición parecida a la vasca, pero que nos cuesta mantenerla: muchos jugadores catalanes y del Barça: mucho patrón de juego que resulta familiar. En el fondo, nos apetecería compartir la alegría que apreciamos en nuestros jugadores, pero nos lo impide cierto sentimiento difícil de explicar. Lo cual nos lleva al tercer grupo.
La hinchada de la Roja, pletórica en camisetas de todo tipo, desde las oficiales con todo tipo de distintivos, en las que Iniesta y Xavi (para hacernos rabiar) arrasan, hasta las cutres que los periódicos de la Brunete mediática se han encargado de distribuir.
Tienen sus banderas, todas constitucionales, eso sí (todas Made in China, eso también), y niños con colores pintados en la cara y alguna bufanda que, hoy que ha llovido y la noche es fresca, no parece desentonar tanto.
Exultantes, acaban, claro, pasándoselo bien, ignorando si los demás encontramos eso grotesco o folklórico o ridículo. 
Teoría de puro barcelonista: cuántas ganas tienen todos esos de celebrar jugadas de  Iniesta o de Piqué sin ser sospechosos de barcelonistas o de catalanistas. Qué relajado o qué poco sospechoso jalear el gol de Jordi Alba, qué todavía no se ha hecho la foto con la camiseta del Barça. Más de uno pensará si eso no tiene vuelta atrás.
Desaparecido Raúl o Guti (o Butragueño) el forofo madridista que estos días se enfunda la camiseta roja moja las bragas pensando en lo que sería un equipo así, pero de blanco. Tiene que morderse los puños al constatar la personalidad blaugrana de ese colectivo.
Que sí, que Casillas ha encajado sólo un gol, que Sergio Ramos, que se ha cortado el pelo, ni siquiera ha parecido tan lerdo y hortera como de costumbre, o que Xabi Alonso, sin duda alguna el más culé de los jugadores del Madrid, parece obstinado en alargar esos momentos rodeado de los mejores centrocampistas de todos los tiempos.
Acaba el partido, y la gente vuelve en cinco minutos al punto en el que estamos. El de un país maniatado por bancos extranjeros y por políticos inútiles y estúpidos que creen que el forofismo es una inversión en votos a largo plazo. No: la prima de riesgo de esa decisión es muy elevada, pues el fútbol no va a pasar de la misma sensación que echarse agua fría en una quemadura: la ampolla acabará saliendo, y el dolor será el mismo. Apenas diez minutos tras acabarse el partido y levantarse copas, la TV muestra imágenes con celebraciones y declaraciones que la gente ignora, por obvias. Todo el mundo ha vuelto a pedir sus cervezas y a mantener la calma. Bueno, quien tenía calma.

14 comentaris:

  1. Fuuuaaaa a mi es que todo esto me supera y no veas de que manera...

    Besos.

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    1. Por suerte todo ya ha pasado. La marea roja empieza a remitir, y la gente a darse cuenta de la realidad en que vive. Glups.

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  2. Aquí sí que llevamos ventaja los primos lejanos que nacimos en las ex-colonias (mmmh, ¿ex?): disponemos de mucho más espacio para el disfrute de eso que Francesc llama, acertadamente, el "patrón de juego familiar". No nos acucia la realidad inmediata. No tanto, al menos: ya pasamos por ella, y pudimos salir haciendo todo lo contrario de aquello a lo que intentan obligar a los "españoles" (las comillas equivalen a Ʃ, símbolo matemático de la sumatoria).
    Podría extenderme, pero que no panda el cúnico: no lo haré, ni con el tema económico ni con el futbolístico. Después de todo, este es un blog cuyos main interests son la literatura y la música.
    (Y sin embargo... qué ma-ra-vi-lla el pase de Iniesta a Cesc, previo al primer gol... qué maravilla).

    (¿Me disculpás, Talita?)

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    1. Bueno, esto no era íntegramente futbolístico: era más bien una epopeya de algo que en otros tiempos hubiera podido requerir intervención de la autoridad competente. El calor quita hasta las ganas de bronca.

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  3. Me cuesta enormemente entender lo de los sentimientos encontrados, lo de no conformar un país. Me gustaría un post tuyo explicando los motivos independentistas, esas razones que son demasiado fuertes como para no sentirse parte de ese todo que es España, pero que, obviamente, está muy lejos de ser eso.

    No te pone contento esta victoria? No gritaste los goles a rabiar? No sufriste en la semifinal? Nada? Con lo que sufro con Uruguay...

    Qué es lo que hace sentirte no parte de España? Perdón si esto demuestra mi ignorancia, pero es que necesito preguntarlo para entenderlo. Podría decirse que son el único país europeo que está internamente dividido?

    Salute

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    1. Me apunto la sugerencia del post. Pero podrías indagar en tus antepasados vascos para conocer los motivos de ese desencuentro, para empezar.

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    2. Bueno, voy a leer algo. Me picó la curiosidad.

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    3. Con tus orígenes, vas a tardar poco en matizar tus posiciones.

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  4. Hola, Sigma.
    Como quien se encuentra con alguien "conocido" en el living de una tercera persona, permitime meterme en este diálogo tuyo con F. En gran lío lo metiste: explicar, en el espacio de unas líneas, el largo conflicto intraespañol. Pero lo hará, seguramente: sabe escribir, el señor. Y explicar.

    Sólo me entrometo para recordar -arrimando una posible respuesta a tu último interrogante- que el norte de Italia desprecia y repudia a los pobres del sur; se queja de "tener que mantener a esos vagos que ni trabajan ni producen" (?), y más de una vez ha amenazado con separarse como un país independiente. Una vez más, el viejo conflicto: los opulentos vs. los menesterosos (según la particular óptica norteña).

    También vale la pena recordar los antecedentes bastante recientes -en términos históricos- de Checoeslovaquia y Yugoslavia, "países" a los que sólo administrativamente pudo mantener unidos el centralismo soviético. De modo que si no se manifiestan, hoy, tendencias divisionistas en esos lugares, es sólo porque esas divisiones ya se produjeron.

    En Argentina, durante muchos años, nos habría resultado incomprensible cualquier postura separatista. No se trata de que hoy lo aceptemos alegremente, claro, pero empiezan a entenderse mejor las profundísimas diferencias (históricas, culturales, climáticas, lingüísticas, etc.) entre comunidades separadas entre sí por hasta cinco mil kilómetros. Por ahora, no hay conflictos serios, pero...

    Y quizá sea momento de recordar, amigazo, que sólo por culpa de los ingleses vos y yo no somos compatriotas.
    Y de la pelota, por supuesto; que cuando no hay diferencias demasiado grandes entre dos pueblos, hay que inventarlas, para dominarlos mejor.

    Abrazo grande, oriental.

    (Y como siempre, Francesc, gracias por prestarnos tu espacio para estos diálogos off-post).

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    1. Qué importa si le ha metido en un lío, que lo resuelva! Quiero la explicación de Francesc (es verdad, sabe escribir y explicar muy bien)
      Por otro lado, Horacio (¿lo puedo tutear? ¿No? Bueno, me parece bien que se mantenga cierto formalismo en las casas ajenas de uno y otro) estas comunidades que viven más lejos de la Capital que usted dice, no es verdad que se sienten más orgullosos de ser argentinos que los propios porteños? Por mi parte esto de ser de una nacionalidad o de otra me parece medio raro (ojo, lo entiendo, la función sociopolítica- económica-etc que cumple, pero no entiendo cómo nos prestamos a ello con singular entusiasmo)
      Bueno, en cuanto a lo que juegan estos anormales del Barcelona, no tiene nombre...o sí, tiene: se llama fútbol, pero no puede ser lo mismo que juegan los otros equipos.
      Saludos!

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    2. ¡Pero claro que podés tutearme, habráse visto! (Como ves, yo no te pedí autorización, je).

      Va creándose un auditorio expectante, dispuesto a la explicación de Francesc. ¿Estaremos inaugurando un "blog à la carte"?

      Dijo una vez sobre el Barça nuestro sabio anfitrión, coincidiendo con vos: "Habrá que buscarle otro nombre a lo que se jugaba antes..."
      Tienen razón, ambos.

      ¿Sos un villacresporker desterrado, o vivís allí?
      Un abrazo.

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    3. Digamos que ya no vivo allí, pero por muy pocos metros. La palabra Chacarita no me gusta mucho (sin intención de ofender a nadie, por las dudas)y no tenía ganas de cambiarle el nombre al blog (igual lo tenía medio abandonado). Además espero el año próximo o el siguiente regresar al barrio (adoptado, originalmente soy de zona norte GBA)Bueno, ya di muchos datos.
      Esta bueno lo del blog à la carte, habrá que ver si acepta Francesc, no estaría nada mal. Podríamos inaugurarlo oficialmente con una votación sobre el primer tema (pero primero que explique la cuestión española)
      Saludos!

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    4. Métase, Horacio! Su comentario me pareció muy bueno. Francesc lo va a hacer bien, sabe escribir.

      En cuanto a lo de Italia, es cierto, lo sabía, pero nunca me pareció algo tan fuerte como para reclamar una separación, más allá de que lo hayan dicho. Es decir, probablemente es algo de los más reaccionarios, como vos decís, los opulentos. De todos modos, El sentido de nación está en Italia, no así en España.

      Grave error el mío no haber recordado lo de Yugoslavia y zonas aledañas. Es cierto que ahí hay muchas separaciones y problemas de identidad con un pais. Pero se han ido separando hasta conformarse en lo que querían, con sus pormenores, claro.

      Lo de Argentina me sorprende. Es decir, entiendo las distancias y todo eso, las diferencias culturales y demás, pero siempre creí que había un sentimiento de unidad, es decir, que todos son argentinos, más allá de todas esas diferencias.

      Y en cuanto a lo último... sí, nosotros existimos por los ingleses, por Lord Ponsomby (creo que así se llamaba).

      Saludos, vecino.

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    5. Bueno: voy a contravenir cierta norma de educación auto-impuesta y contestaré estos comentarios en un único, que no será el final.
      Vacaciones viene, seguro, de vagar y de vagancia, así que un post para "abordar" el conflicto catalán con España requerirá unos días. Aunque efectivamente, Horacio se adelanta en hablar de otros conflictos parecidos que en Europa han sido resueltos, no siempre pacíficamente, por desgracia. Pero ahora comprenderéis que no tengo tiempo para extenderme. Me prometí volver a Barcelona con el mismo tono que una camisa polo de color chocolate y me faltan un mínimo de tres tonalidades. Aunque también me traje cinco libros y justo voy a 3/4 del primero, que era el más ligero. No te marques objetivos en verano: ni kilos a perder ni libros a leer.
      Además, siento la presión de la espera: lo dije con la ficción y ahora lo digo con estos ensayos de política casi local: funciono fatal bajo presión.

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