Muchísimo hará de mis primeros panegíricos sobre Bob Marley. Sobre su influencia, sobre su obra completa, sobre una sola canción. Pertenecen, algunos, a esa fase seminal de este blog, de la cual debería avergonzarme hasta el punto justo de borrar, o editar, o adecentar, pero a lo hecho, pecho. Supongo que dignifica un poco la evolución a la que me debería haber llevado todo lo escrito después. En algún punto, debí mencionar un aspecto que alejaba a Marley de una condición divina total: su inexplicable entronización de Haile Selassie, emperador dictatorial y autoteocrático (palabra inventada, ale) de Etiopía. Ese error confería a Marley (supongo que dije, pues me repito más de lo que debería) una dimensión humana y vulnerable.
Yo he pensado en popularizar eso como efecto Selassie. Ese detalle raro que rechina (que sorprende negativamente) en medio de lo que sería perfección. En el fondo, lo que nos aleja de ser máquinas programadas donde toda pieza ajusta. Como la pieza negra sobre un retablo blanco porque en la tienda ya no les quedaba de ese color, y era mejor que dejar el agujero.
Porque este sería el efecto Selassie de Jonathan Franzen. No, no he entrado en una fase ahora casi no me gustan cosas por contraposición a las cuatro o cinco grandes lecturas que reseñé casi consecutivas.
Pero es que Zona fría, recopilación de ensayos autobiográficos del propio Franzen, es un océano gris lleno de sardinas, en medio de los mares caribeños con delfines y tiburones que son sus obras de ficción. Buscando el completismo, pernicioso vicio que acaba por revelarnos caras ocultas, que luego nos arrepentimos de haber visto, probé (y tengo preparado Cómo estar solo, ya puro ensayo) a ver si su maestría afectaba a toda su obra.
Y no.
Está el buen estilo narrativo, está el efecto de empaquetado de opiniones propias sobre hechos sociales y políticos coincidentes con la acción. Está todo: pero falla algo : como a Austin Powers, el mojo. Y es la cuestión de que Franzen, cuando habla de sí mismo, de sus hechos vitales, está como cohibido. Porque el cinturón de la realidad es mucho más ajustado que la cómoda fajilla elástica de la ficción, donde introduces a cada situación o a cada personaje el punto justo que los hace excitantes, la salsa que aporta el sabor. La vida de Franzen no es tan estimulante como las de los personajes que el concibe a montones en sus extraordinarias novelas. Ese es el principal inconveniente: que para ser sincero y leal en lo que escribe sobre sí mismo, Franzen tiene que reprimir su aspecto creativo, y eso castra el libro.
Usaría un símil muy extraño: la fascinación que ejercen sobre mucha gente los programas como los reality-shows consiste en ver a personas reales interpretando (comportándose, pero en el fondo actuando) situaciones extremas de su propia vida (convivencia con extraños, sexo ante las cámaras), como paréntesis de excitación en medio de existencias anodinas. Aquí es al revés: Franzen es un tipo casi normal que usualmente está imaginando excitantes vidas ajenas y plasmándolas en sus novelas. Cuando habla de sí mismo, por timidez, por sentido del ridículo, por cambio de perspectiva: por lo que sea, el perfil desciende. No es que no sea interesante: volviendo a Bob Marley, es como oír esos recopilatorios de oscuros sellos jamaicanos donde se publicaban sus singles primerizos. Los oyes una vez, por curiosidad. Pero sabes que no es lo más grande que te podía ofrecer.
A partir de ahora vamos a nombrar más seguido el "Efecto Selassie"
ResponEliminaQuizás Jonathan hizo uso de su vida más o menos gris para crear personajes y situaciones brillantes, si hubiese tenido una vida a tope quizás no hubiese podido...
Cuando dijiste lo de las sardinas, ¿has visto esos cardúmenes de miles de peces que de pronto, todos juntos, cambian de dirección? No deja de tener belleza.
Imagina también a las masas de personas enardecidas, seguidoras de falsedades e ilusiones., destruyéndo todo a su paso. Si lo miras de lejos, tiene su gracia. Claro, si te apetece el humor negro.
EliminaPar de poetas !! Encontráis poesía hasta en los bancos de peces. Más poesía tendrá un banco de peces que uno de los de dinero. Gracias por los comentarios !
EliminaCada vez tiene más gracia la idea de una masa arrasando la Bolsa de Barcelona, por ejemplo.
En la canción "Sin ti a mi lado" de Ismael Serrano, una línea resuena más fuerte que otras: Días grises, tristes y opacos que uno omite en su biografía.
ResponEliminaUn miedo enorme que tengo es escribir (sobre) mi vida porque más allá de que cada personaje contenga algo de mi, yo no soy un personaje.
Muy buen post, Francesc.
Ese punto blanco en la inmensa y lisa pared oscura. El Efecto Selassie, interesante nombre y referencia.
Ronny: yo digo negro sobre blanco, y tú lo conviertes en blanco sobre oscuro!!
EliminaEl efecto Selassie es la mancha de aceite sobre el pantalón recién limpio y planchado.
Es el libro de Isabel Allende en medio de una buena colección de libros.
Es la pausa para publicidad que interrumpe una escena excelente.
Salud.
Me pareció genial esa comparación entre sus novelas y este ensayo, sardinas y océanos grises, contra delfines y tiburones y mar caribeño. Supongo que el efecto Selassie (genial!) acecha a todos y es casi inevitable. Excelente post!
ResponEliminaSalute
En este punto debo reconocer que he padecido ya, aquí, mi propio efecto Selassie: olvidar recomendar justo en este post el EXTRAORDINARIO libro de Ryszard Kapuscinski sobre Selassie llamado EL EMPERADOR. Donde incluso adaptó el estilo del lenguaje al de los entrevistados para el libro. Completamente recomendable, e imperdonable mi error.
EliminaYa no sé que voy a hacer con esta lista larguísima de libros pendientes (bueno, supongo que leerlos, pero seguro que me entendés!!). Ahora le sumo uno más, porque Kapuscinski siempre es bienvenido.
EliminaPues mira que estaba pensando en imitar a otra blogger que tiene un apartado con la pila de pendientes relacionada.
EliminaNOOOOO !
Eliminaése justamente es el tema de tu otro blog paralelo. Un blog de leídos y pendientes. No hace falta que los reseñes, ahí los visitantes deberían entrar a cada uno de ellos y hacer sus comentarios. Casi, casi como un estante de librería donde la gente deja sus mensajes de alerta o recomendación.
Es una idea, que se yo.
No sabría como hacerlo, por cierto. Ahora puse la fotito del libro en el que estoy.
EliminaVi, Gilmour? Ya terminaste con Tolstoi? Te gustó?
EliminaPor cierto, era necesario humanizar un poco a Franzen.
Germán, tengo que decirte que desprecio a Benedetti y a Galeano de la misma manera que Francesc lo hace con Isabel... Pero eso lo tendría que hacer en el blog de leídos y pendientes, cuando arranca?
Sí, terminé, pero no puedo autoespoilearme. Tengo como siete u ocho posts programados, y Tolstoi entre ellos. Ahora eres tú el de la presión. Menudo negocio lo de poner mi lectura en curso, me va a poner en evidencia.
EliminaGracias, Quién, y muy buena tu última entrada.