Mientras espero que el número 5 de Orsai llegue a mis manos, no sin cierta intranquilidad pues siempre es arriesgado apostar por una revista de la que simplemente supones los contenidos, averiguo sobre Hernán Casciari, blogger y periodista reciclado a gurú de una comunicación alternativa (gurú escrito con tipo de letra 3 o menos, sin mayúsculas, sin collares con máscaras colgando, sin túnicas con cuello mao, sin niños de la mano -salvo su hija-, sin seguidoras con largas melenas lacias que parece que toquen arpas, sin asesores financieros calculadoras en mano, sin asesores de imagen escondiendo camisas de cuadros, sin políticos siguiéndole de incógnito a ver si pueden apropiarse una o dos frases). Consigo copias de las revistas anteriores, también de su libro España, perdiste, informal, por lo menos en su planteamiento, libro sobre la influencia de la comunidad argentina en el estado español. Con una portada imitando la omnipresente botella de la cerveza Quilmes (una especie de equivalente argentino a la Estrella Dorada, que probé hace años y me resultó un pelo vasta). Orsai, revista literaria sin publicidad, que puede conseguirse gratuitamente en pdf, o suscribiéndose, en papel, es el artefacto con el que este hombre se está presentando. Un proyecto que incluye bares, pizzerias, actos culturales, publicar también libros, y lo que se les vaya ocurriendo (y puedan pagar) con la premisa de eliminar en la medida de lo posible, la presencia de caros intermediarios entre los autores de los productos culturales(uso la palabra aunque no me gusta para el caso) y sus usuarios finales (uso también la palabra aunque tampoco me gusta para el caso). A la vez, y quizás de una manera no tan voluntaria, colateralmente, generar una especie de comunidad.
Casciari renunció a bien pagadas colaboraciones en prensa española y argentina para centrarse en el proyecto.
Casciari, que continúa, que yo sepa, viviendo en Sant Celoni, ha engordado en los últimos años. Los asados argentinos, supongo, aunque debería recomendarme sitios donde comprar la carne, y las salsas que le echan. También sale en las fotos más recientes con unas marcadas ojeras. Que atribuyo a la difícil compatibilización de estar en Sant Celoni y tener la redacción en Buenos Aires (primera influencia argentinizante, podría llamarle BA o Baires), combinada con su sumamente amable costumbre de responder de su puño y letra tanto los comentarios más estrafalarios de los seguidores de su blog (p.e., yo mismo, que ando en una cruzada personal para que acabe fotografiándose besando una estelada o una bandera del Barça, él elegirá), como los puramente prácticos pues la revista se acerca a su salida a la calle y el sistema de distribución trae locos a unos cuantos (que desinteresadamente comparten la locura con Hernán).
Casciari puede que en cinco años esté más, o le llamen más, gordo (segundo giro argentinizante, hay cierta tendencia a transponer sílabas para dirigirse a la gente, así que hay quien le llama Dogor), puede que en vez de cigarrillos fume ostentosos puros, y puede que deje de recibir a los amigos en sobremesas inacabables en el patio de su casa, para disponer de despacho de 80 metros cuadrados en planta veinte para arriba en algún rascacielos de alguna capital, y cargada agenda gestionada por eficiente secretaria (cuya elección supervisará su mujer).
También puede que se vuelva a Argentina y añore el Montseny (que él considera Pirineo, no lo es, Hernán, no), el frío en diciembre y el fútbol del Barça a menos de lo que tarda en acabarse dos cervezas. Que parece que es poco rato.
Si vuelve a Argentina debo recordarle que allí la densidad de población es siete veces menor que la de España por lo que si se encuentra más ancho (y la carne le sale más barata), a ver hasta cuantos kilos llegará. O llegarás, Hernán, por si te convenzo para que me leas.
Pero me gustaría que se quedase en Sant Celoni, siga oyendo a su hija y su mujer hablar nuestro inviable (no lo dice él) idioma catalán, y que pueda ir a ver a su nuevo colaborador, Andreu Buenafuente, y no delegue lo de contestar los e-mails. No sé si es negocio o no, pero uno se siente muy bien cuando hay comunicación directa con el jefe de todo ésto.
En fín, si otros lo hacen con un criminal como Fraga no sé por qué no podía hacerlo con Casciari, que encima sigue vivo, y que dure.
A veure si entenc. Tu vols que em posi més i més gros, que contesti mails personalment i que, en tant que sigui possible, exploti de sobrepès a Sant Celoni i la meva carn tibada es dispersi per tot el Vallés Oriental. Si és així, tranquil. És el meu pla de futur.
ResponEliminaUn honor, un enorme honor !
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