divendres, 2 de desembre del 2011

LA CADA VEZ MAS ETERNA DISYUNTIVA

Hace días, oigo en la radio una noticia. Andreu Buenafuente apadrina (qué quiere decir apadrina?? participa? financia? promociona? apoya? le regalará la mona por Pascua?) una nueva red social en internet: bananity.com. Amplían la noticia aclarando que es la red social puesta en marcha por Pau García-Milà, joven emprendedor del que ya se lleva un tiempo hablando por haber desarrollado eyeOs, sistema operativo alternativo al que todos sabemos y a algunos otros que lo intentan duramente. Este muchacho, que debe superar, si llega, escasamente la veintena, se ha convertido, merced a esta mala costumbre que tenemos los catalanes de pretender tener todo lo mejor del planeta con los escasos siete millones que somos, en una especie de ejemplo viviente, al lado del cual corren a hacerse fotos los de siempre: básicamente los políticos. Pasa a menudo, como reproduzco aquí al lado. Montilla (leeros el artículo de Monzó del martes pasado en LV sobre Montilla), la griega, Millet. Lo rápido que se huye luego cuando el personaje cae, por méritos propios o no, en desgracia, es para mirárselo. El caso es que Pau García-Mià, (que tiene su propia web donde narra, en un estilo llano y coloquial, sus experiencias, entre ellas, significativamente su salida de la universidad) haría bien en andarse con ojo (perdón por la estúpida obviedad) con tanto abrazo y tanta invitación a actos públicos y tanta conferencia (espero que bien pagada). Saldrán corriendo si haces una cagada, o si simplemente tu expansión cesa. Que es lo más normal. Que los de siempre querrían un Bill Gates catalán, pero a falta de eso ahora quieren un Marc Zuckerberg. García-Milà tiene esa perfección del crío con aspecto tímido y agradable que seduce a mucha gente. Pero los tiempos presentes no garantizan el cien por cien de aciertos, más bien todo lo contrario. 
Para poder hablar con conocimiento de causa me apunté en Bananity con mi nombre y apellido como usuario. Aunque decían que me enviaban en horas una invitación, tardaron un par de días en enviármela, acompañada, eso sí, de una disculpa. Estoy en Facebook, básicamente porque ciertos grupos a los que estoy suscrito llevan un ritmo extenuante que es interesante intentar seguir. Estoy en Twitter, que me produce bostezos, pues a mí, insisto, 160 carácteres me dan apenas para el título y una frase inicial. Y desde el miércoles pruebo con Bananity. Que es una cosa, hasta ahora, curiosa. Defines tus gustos, en función de un básico y binario amo/odio (diferente y más aguerrida opción que el me gusta/paso implícita en Facebook), si no encuentras algo que crees que merezcas mencionar en uno u otro sentido, lo creas y a ver que repercusión tiene...y a partir de que hayas definido 50 gustos o disgustos (noto a faltar las plácidas versiones intermedias - p.e. me da igual), el sistema procesa gente afín a tí. Eso me huele a web de contactos, pero obviamente no es mi intención, para nada. Decepción mayúscula que yo haya tenido que llegar a Bananity para crear grupos de amantes de David Sylvian, Scott Walker, Marc Almond, Burt Bacharach, Riszard Kapuscinski, Javier Cercas, o Francisco Casavella. Todo ello demostrable. 
Ocurre que esa realidad tan binaria acaba pareciéndome una especie de bipartidismo (o frentismo) que no sé si veo muy aconsejable en estos momentos. Que por lo que veo, es lo primero que ha explotado. Los antagonismos más tópicos ya se han apoderado de la gran tajada. Barça/Madrid. PP/PSOE. Tabaco/antitabaco. Toros/antitoros. El sistema me acaba proponiendo almas gemelas basadas en estereotipos y obviedades un pelo infantiles. Si odias a Belen Esteban, a Telecinco, a Aida, que son todo caras de la misma moneda... ya tienes ahí coincidencias. Si amas Barcelona, el catalán, Catalunya independiente, el Barça, y a Messi... patapam, otros montones de personas son perfectas para tí. Para amistad o lo que surja. Ja ja ja. No sé si esto cuajará, si será de esas redes en las que uno se acaba aburriendo (he visto gente a la que le gustan o disgustan ya más de 1000 cosas, cuando apenas lleva unas semanas abierta la web...), o, por el contrario, genere más micro-ghettos que los ya existentes. Por pura ley matemática es imposible (y sería muy aburrido) que alguien cuadre con todos tus gustos. Los objetos de odio y de veneración a veces son tan obvios que mucho me temo que las cosas no van así. Y la banalidad (supongo que no por casualidad se juega en el nombre de la web con la similitud del término) puede escamparse por doquier ahí, llegando hasta estúpidas discusiones sobre los calcetines de rombos, la posición del rollo del papel del WC, o el modo de doblar el tubo del dentífrico a medida que se usa. Cosas todas ellas ya muy vistas. Seguiré en Bananity, claro, pero, como todo, el día que me aburra, buscaré otra cosa. Lo que haría cualquiera.

Largarse cuando te aburres, lo amas o lo odias ?




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