Aparcas el coche, estás a punto de apagar el motor, pero suena una canción que te apetece. Mucho. Así que subes el volumen, y las ventanillas. Te reclinas en el asiento tras respirar profundamente. Dejas que la música te inunde, puede que cantes, puede que lleves el ritmo con los dedos de las manos sobre el volante, o el bajo resuena en tu mandíbula, luego lo hace en tus intestinos. Puede que todo a la vez. Te preocupas, un poco, de quien pueda o no verte, puede que cierres los ojos. También piensas en lo que ese volumen, que has subido otra vez, y aún lo volverás a hacer, deja salir al exterior. Te preguntas cómo sonará, porque nada más lejos de tu intención que parecerte a uno de esos niñatos de los woofers de 200 W. usados para caja y bombo a destajo. Acaba la canción y sales del coche. Ha estado bien, claro.
Lo que todos hemos hecho alguna vez con la música a punto he estado hoy de hacerlo por otro motivo bien diferente, poco que ver con la música. En la radio hoy hablaban del debate de los candidatos. Debate del que yo me había enterado de pasada pero, llegado el momento, estaba más que olvidado, con lo que queda claro que no formaba parte de mis prioridades. El dominio es abrumador, España es bipartidista, hasta un extremo cercano a la negación de los terceros. Las encuestas no presagian nada mínimamente esperanzador. Pocas veces había encontrado el PP un panorama tan alentador, la tormenta perfecta de cualquier diseñador de campaña: partido saliente que gobierna en medio de la crisis de mayor arraigo de la historia (en cualquier caso, la más percibida), que niega esta situación con la mayor de las torpezas, hasta no tener otro remedio que reconocerlo, agrandando la bola de nieve, y de regalo, sitúa un candidato que, lejos de la savia nueva, carece del mínimo requerido de magnetismo, y, en la peor de las combinaciones posibles, ha formado parte del gobierno que ha convivido con esta situación, con lo que tampoco anda sobrado de credibilidad. Las desgracias nunca vienen solas: encima es merengue. En medio de esta tesitura, de lo que se iba a hablar en el programa de radio era de si el maquillaje de Rubalcaba era adecuado o no. Si era excesivo. No hablamos de ese análisis basura que se hace varios días a posteriori, tras repasar en profundidad contenido y programa y todas esas zarandajas que usan los políticos para cazar votos. Hablamos del debate del segundo día: si el maquillaje de Rubalcaba era el de una pepona es lo que nos preocupa ??. Es esto el indicador definitivo del desapego de la política (no hablo de Radio Gratallops emitiendo en onda media : hablo de RAC1, de Jordi Basté y de Elena Valenciano, cargo socialista de importancia), es esto el alcance de la masa crítica del pasotismo, del punto en el cual la espoleta del que peti tot (que reviente todo, hasta los woofers de 200 W) ??
A ver que tal se pinturrajean para dar imagen sana y entusiasta y juvenil, que con ese detalle los borreguitos caen uno detrás de otro...
A ver que tal se pinturrajean para dar imagen sana y entusiasta y juvenil, que con ese detalle los borreguitos caen uno detrás de otro...
Esa era la frontera a la que había que llegar. La constatación definitiva de que nos da igual uno que otro, y que la única utilidad es divertirnos viendo sus patéticas maneras de intentar cautivarnos. Tachad cautivarnos. Te cautivan y a veces echas un polvo. Esto es embaucarnos.
Hasta les culpo de que, sin palabras ante tanta porquería, este post salga más corto de lo que normalmente me gusta.
Un dels efectes col·laterals positius de les crisis, que algun havia d'haver-hi, és que serveixen per fer neteja. Es carreguen les estructures arcaiques que han demostrat poca capacitat d'adaptació o han comès greus errors i sorgeixen nous esquemes liderats per saba nova. Marxen Papandreu, Berlusconi, Zapatero...i a nosaltres la renovació ens vindrà de la mà de...ostres! Doncs si la novetat són dos exministres, un que ja ho va ser fa 20 anys i l'altre 15,...
ResponEliminaMillor ens tornem al cotxe a veure si enxampem un tema d'aquests que dius de pujar la finestreta. "Another Man's Woman" de Supertramp estaria bé. Com es deia l'àlbum?...Apa nano!
6Q
I a sobre al Basté li acaben de donar un "Ondas". El nou Walter Kronkite català... menos es na'
ResponEliminaJo també m'apunto a quedar-me dins del cotxe escoltant la ràdio (musical)
Salutacions
A tots dos : gràcies pels comentaris.
ResponElimina6Q: Another man's woman es una d'aquestes cançons que et posa en un difícil tràngol. Es Supertramp, però es bona, es Supertramp, però qui pot estar-se quiet amb aquesta arrencada de piano. Es Supertramp però està ancorada a la memòria comú d'aquells difícils anys del 76 cap al 80 on es van definir les personalitats (o el que siguin) de molts dels que som aquí. El bo en que no ha envellit desprès de tant temps, però si ho han fet molts dels que la criticàven, tant, poder, que ja s'hagin oblidat del motiu. Com molta música, i tot el sexe, un s`ha de deixar portar pel instint.
John Self : m'has fet buscar qui cony era el Kronkite aquest (m'ha sortit Cronkite, tant és). La frase amb la que tancava durant vint anys : puto Buroaga !!. I Basté, encara té algún crédit, si realment fa el que vol, ell ho sabrà, em sobra tant enteradillo (em sobra el Marhuenda) però, noi, ser tant del Barça, incoherent i erràtic que sóc, li dona punts.
A reveure.