El cuadrito que encabeza este post es una estadística que blogger.com lleva de este blog. Aparte de manifestar la insultante superioridad de Windows y Explorer ( si yo fuera uno de sus competidores estaría bastante deprimido ), acaba de tener un poderoso efecto revelador en mí. Pase lo de USA y Canadá, pues cierta reiteración en las referencias ( bastante anglófonas ) lo explicarían, pero, Singapur ?. Las únicas referencias que tengo de Singapur, pues lo de los vuelos low-cost me ha pillado con hijos y no he podido permitirme viajar muy lejos, son por una parte las profesionales : importante plaza financiera, país solvente, y otras más aficionadas : está prohibido, por motivos higiénicos, mascar chicle. Esto es gracioso, como mínimo chocante. Veríamos que harían con la Academia de Estheticienne ( palabra que echa para atrás por sí sola ) de al lado de mi casa, cuyos alumnos decoran mi portal y aledaños con toda serie de desechos con un protagonismo compartido por las colillas y los chicles ennnegrecidos aplastados en el suelo ( el poeta diría "Motejándolo graciosamente" : yo que no soy poeta digo, atajo de guarros ) . Si estuviesen en Singapur, alguno estaría en el corredor de la muerte. Vaya, 6Q, con este comentario no voy a bajar en el malauvómetro. Somos un país realmente curioso. No soportamos ver una hormiga en una habitación de hotel aunque nos haya costado 25 euros la noche y ensuciamos sin recato las calles que son de todos ( incluyendo a la muy respetable gente que se pasa el día intentando mantenerlas limpias ). Yo también he hecho el burro y he sido, como muchos en esa fase de los 17 a los veintipocos, algo gamberrete. En este sentido vamos mejorando, pero nos cuesta horrores. El otro día leí sobre el propietario de un chiringuito de playa que ofrecía un vaso de cerveza gratis a quien se presentara con un vaso lleno de colillas recogidas en la playa donde estaba ubicado. Con eso se mantenía la arena más o menos limpia. La verdad es que es ingeniosa y sumamente loable la iniciativa. A ver lo que tarda el iluminado de turno en denunciarles por servir bebidas alcohólicas gratuitamente y acusarle del pernicioso delito de instigar el consumo de alcohol entre la gente. Casi las doce. Semanita que me espera.
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