En algún momento del pasado la revista digital Playground se acercó a lo que se puede considerar una referencia cultural. El momento se está alejando ya, aviso. Javier Calvo lo reflejó en su cuenta de Facebook: el cambio de orientación está dando al traste con ese leve coqueteo con la gloria. Y Playground se ha dedicado al fácil juego del fusilamiento del talento ajeno, a llenar sus artículos de links y referencias, y a aprovecharse de los auténticos buscadores de tesoros. Cosa que algún mastuerzo bautizará un día no muy lejano como periodismo 3.0, donde 1.0 sea descripción de la realidad, 2.0 la interpretación libre de esa realidad y 3.0 el canibalismo de lo más aprovechable del 2.0. Sin el mínimo reparo. Lo cual igual no va a ser malo, en el fondo. Hay de estos homos tecnologicus que no paramos ni un segundo sin digerir información por todos los canales posibles. O por qué la mayoría de los smartphones que se estropean es que se han deslizado de las manos en la cisterna del WC. O por qué ahora no nos preocupa tanto hacer cola o esperar si tenemos con qué entretenernos. Con lo bien que a veces va parar: ni leer ni escuchar ni ver. Estirarse sobre la hierba y contemplar, días como hoy, cómo evolucionan las escasas nubes por el cielo.
No me ha apuntado a ninguna secta.
Pero voy a atribuirle a Playground este pequeño hallazgo, que igual me convierte en adalid del periodismo 4.0, como buen ejemplo de intrusismo y vampirismo a costa del 3.0. Se trata de una cuenta en Tumblr, GoobingDetroit, dedicada a recoger información sobre el deterioro de la antaño pujante y lujosa ciudad de Detroit (curioso que Detroit y deterioro compartan tantas letras, incluso añadiría el término detrito). Información que, en cifras, ya tiene lo suyo, pero que en lo visual es impactante, y nos acerca a panoramas apocalípticos que creíamos exclusivos de peliculas catastrofistas, ciudades que han pasado por conflictos bélicos o escenarios de accidentes nucleares. Pero no: como el moho que avanza silencioso hasta apoderarse de todo, y con el punto de inflexión que supuso ser el primer gran municipio en USA en declararse en bancarrota, la miseria se ha apoderado de Detroit (Motor City, Windy city y otros acogedores sobrenombres) de manera irreversible. Miseria que trae degradación, violencia, depresión. Ver las imágenes de esas casas unifamiliares que ahora son pasto de los matorrales, imaginar por un momento las gentes que un día albergaron y qué habrá sido de ellas.Menudo ejercicio de reflexión acerca del futuro de nuestra especie.
Detroit, cuna de músicas que nos fascinan, es ahora el ejemplo absoluto de todas las cosas que no funcionan en este mundo. El ascenso de una industria, la automovilística norteamericana, que en su ansia de competitividad empezó a trasladar su producción a otros países (ya que ahí producían los competidores que, desde el Lejano Oriente, tanta cara les plantaban comercialmente), sin el mínimo escrúpulo para valorar cuál era el impacto social que ello producía. No hubiera funcionado el proteccionismo pero tampoco el librecambismo. Ahora los ciudadanos estadounidenses se pasean en Hyundai y en Toyota, y Lexus es el paradigma del lujo - en The Wire Snoop menciona esa marca. Y a los compradores, cuanto más alejados estén de esa realidad, más igual les da el impacto causado por su decisión de compra. La dinámica del capitalismo salvaje es que la desglobalización mejor es la que se rige por la total desregulación. Busque las condiciones más beneficiosas para aumentar su beneficio. Las fiscales, las laborales, las culturales, las sociales. Cuando las sociedades deberían perseguir el progreso lo que se persigue es el progreso a costa de quienes ni pueden aspirar a él. El próximo paso será África: formaremos una generación de obreros low-cost que producirán lo que sea hasta que accedan a algo parecido a un status de relativo bienestar como el que tiene Asia. Y entonces saldremos corriendo.
Siempre pienso en qué debe pensar Houellebecq si ve alguna vez estas fotos, y las sitúa en su contexto. Auditorios públicos sin público, ausente porque ha huido o ausente porque en medio de las necesidades más básicas resulta muy difícil desarrollar sensibilidades. Locales devastados, bancos que han embargado casas que han devenido ruinas. Posiblemente el desarrollo de las grandes urbes se deba a las industrias que se establecieron en ellas y atrajeron a la población. Y el proceso no hace más que funcionar a la inversa. Posiblemente esa evolución sea natural y consecuencia de una causa que es aún más profunda. No sé que pensarán Carl Craig o Derrick May o Juan Atkins al contemplar los barrios en que crecieron o en que vivían los primeros aficionados a su música, los que les dieron ánimos para continuar. Pero estas fotos son la prueba de que algo está marchando fatal.