Cuenta una anécdota que igual ya he explicado que un turista se iba alucinado de un viaje a Barcelona explicando la inmensa fortuna que debía tener un tal Lloguer ya que había montones de locales que proclamaban ser suyos. Local de lloguer es la frase en catalán que se pone para anunciar que un local está disponible. Podría hacer una tesis doctoral sobre esos carteles sin alejarme más de cien metros a la redonda desde mi casa. Son locales que han albergado montones de negocios idos al traste: tiendas de golosinas, copisterías, tiendas de ropa (de adultos y de niño), kioscos, alimentación preparada, muebles, material de oficina, productos de cocina italianos. Me ha llevado más tiempo escribirlo que recordarlo. Curiosamente hay locales que subsisten a capa y espada, o contra viento y marea. Mi amigo inconsciente, el que me inspiró Comida para reptiles, abre intermitentemente y pone o quita el cartel de alquilar el local (supongo que el vaivén de sus ventas debe contar con ese indicador a ojos de los extraños). Los chinos y los bares y los paquistaníes y la alimentación no parecen apenas afectados. Los une un curioso elemento: los chinos se han lanzado en masa a dispensar algo tan exótico como el kebab. Aún así, la frontera no está cruzada: no veo kebab con carne de cerdo, sólo ternera o pollo. Veremos como, en el ineludible momento en que la masa de parados se convierta en un ejército hambriento e implacable, se lanzan sobre esos comerciantes. A los que uno puede ponerle las pegas que quiera. No entres en sus instalaciones si te parecen poco aseados o no te gustan sus productos o los precios que les ponen. Quéjate de que los chinos son baratos (y a saber qué pondrán) y los pakistaníes caros (y a saber qué financiarán con tanto dinero). Pero, ay, absurdo quejica de esos que dicen que los inmigrantes roban nuestros puestos de trabajo. Pregúntate quien de la remilgada minoría lugareña está dispuesto a abrir un bar 16 o 17 horas diarias todos los días del año y no volver a su país de origen en más de diez años. O quien está muerto de asco sobre un mostrador a la una de la madrugada de un lunes esperando que un imbécil lo asuste para llevarse un paquete de pañuelos de papel. Ah. Los de aquí claro que no. Curioso: no nos quejamos de que las multinacionales opten por poner dirigentes de sus países de origen (Japón, Alemania, Francia, USA, son ejemplos flagrantes) porque son señores adinerados que viven en barrios caros y apenas salen de sus escuelas bilingües y sus casas y gimnasios, pero la otra inmigración es la que nos jode. Vaya. Qué justos y generosos y buenos samaritanos somos. Y los magrebíes que trajimos a punta pala porque eran buenos albañiles, y ahora hemos dejado en la estacada, con los nulos beneficios de su contratación ilegal. Ah. Y filipinos y dominicanos que aceptaban limpiar viviendas o custodiar viejecitos porque nuestras manos europeas están diseñadas para otros menesteres más nobles o elevados. Esos también tienen la culpa porque encima cuando les duele la espalda de tanto acarrear peso no tienen mejor idea que ir al médico. Jodidos.
Hola! Acabo de encontrar tu blog y me quedo por aquí, con el hambre que tengo y esa foto.... Jajaja te invito a que pases por mi blog y si te gusta también me sigas, así estarémos en contacto en los próximos post.
ResponEliminaUn saludo
Depetitsmoments.blogspot.com
Gracias Laura: a pesar de mi reciente dispersión, la pretensión de este blog (que la tiene y lo reconozco) es divulgar cultura contemporánea de calidad con el mayor de los posibles derroches.
EliminaVoy al tuyo a chafardear, ya mismo.
Francesc, estoy contigo. Somos una panda de ingratos.Saludos, Ana (aún no aprendí a poner mi nombre ahí arriba...sorry)
ResponEliminaDebería enviarle una copia de este artículo a Josep Anglada de Plataforma x Catalunya... ay, no puedo, me tiene bloqueado en el Twitter. Todo un honor!!
EliminaGracias por el comentario.
A mí lo que me jode, y no has mencionado en el artículo, es que los mismos que están demonizando a la inmigración "humilde", son los que nos ponen de ejemplo y modelo de negocio a los chinos. Eso es lo que quieren. Que trabajemos 18 horas diarias de lunes a domingo y criemos a los hijos en la trastienda.
ResponEliminaPues tienes toda la razón: si hiciese artículos con un razonamiento y unas conclusiones, y estructurados en párrafos... y no estas peroratas que me salen de los dedos...
EliminaNiños en la trastienda, jugando con las cajas de las botellas de cerveza: todo un ideal para la CEOE, seguro.
Abrieron la inmigración en los noventa con el boom de la construcción y ahora se los tienen que comer con patatas, a ellos, a sus hijos y a las familias de sus hijos. Al menos en Madrid es así, no sé si en catalunya.. beso, Selene
ResponEliminaPues toda la razón: pura dinámica capitalista de lo más perverso. Usar trabajadores como kleenex. Ejemplar.
EliminaHas tocat un tema per escriure llibres . Ja saps que lo meu és el laconisme .
ResponEliminaCom anarcosindicalista només dir . 8 hores de feina, 8 d´oci i vuit de descans . 35 hores semanals etc etc ltots els drets aconseguits desde el 1er de mig s´en va en oris , s´en ha anat .Barra lliure i a més de puta paga el llit . No senyors , hi hagent que desitja una revolució francesa , i més que per aconseguir l´igualtat , per a fer rodar caps.
Algu pot estar en contra del dret al treball, la sanitat , l´educació...universals i gratuitas a qualsevol part del món ? dons aquest son el que mai han tingut calls a les mans .
I acab aqui perque ja m´exalt.
salut i bonança que no cansa .
Fornidable el teu comentari en el que estic d'acord de cap a peus. Masses polítics amb problemes de sordera.
EliminaIba a hacer un comentario largo, pero me di cuenta que más o menos diría lo mismo que el artículo, intercambiando nombres, nacionalidades y épocas, con relación a mi país y a los inmigrantes de principio del siglo 20. En cambio, lo mejor me parece que te cuente lo que sentí-pensé mientras lo leía: bien Francesc, eso, eso, Bien Francesc.
ResponEliminaGracias, Darío: pues es exactamente lo que pasa aquí. Nadie se acuerda de todas las veces que el flujo migratorio ha ido al revés.
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