¿Llegué a publicar un post sobre los libros en rojo de Anagrama?. Pues creo recordar que sí, creo que fue por un libro de Vila-Matas, puede, pero no lo voy a mirar, porque prefiero escribir un poquito más y quedar como un perezoso funcional pero como un blogger vocacional. Prefiero parecer ligeramente olvidadizo de si todas las cosas que pasan en mi cabeza llegan a la publicación y que no se me escape alguna frase de esas que formen parte de mi testamento ideológico.
En todo caso, Plata quemada solo hace que agrandar la leyenda sobre la elección de este color. Porque es una novela estupenda que se lee cagando leches. Incluso cuando te cuesta enfrentarte a la terrorífica jerga usada para poner en boca de sus patibularios personajes. Que entiendo que debe ser (otro indicio de mi pereza sería no mirarlo; pero ya van diez líneas más) lunfardo más jerga carcelera más localismos argentinos de esos que convertían los primeros diez minutos de Nueve reinas en un tour de force. En todo caso, a la que uno se habitúa a las acepciones de la palabra moverse, levantarse, cogerse, a las palabras transa, pana, a otros centenares que Piglia usa con todo orgullo (no porque no tenga que tener orgullo, todo lo contrario, porque no teme que ese lenguaje aleje a lectores timoratos y asustadizos), entonces se da cuenta de que esa novela es inconcebible usando castellano neutro, es estúpido neutralizar algo que es tan intrínseco a la obra como el castellano antiguo a Cervantes. Tocar una sola letra sería estúpido, igual que incluir un glosario. Señores lectores no argentinos: búsquense la vida, usen las neuronas, usen capacidad deductiva, con un mínimo es más que suficiente. Nadie debe argumentar dificultades de mínima importancia para perderse una novela así.
Que, ya que estamos, es dinámica, rápida, urgente, anfetamínica, con un muy extraño sentido poético, tanto sentido poético como que el saber popular llame los nihilistas a un grupo de asaltantes violentos, erráticos, tóxicos para todo el mundo empezando por ellos mismos, ingenuos, expectantes, de vuelta de todo pero al fin y al cabo coherentes. Si esa fue la realidad o Piglia la ha maquillado un poco, casi, señores, da igual. El resultado es fantástico. Espero que los argentinos lo encuentren tan clásico como yo.
Vaig a investigar . Em fa ganes o m´has fet gana.
ResponEliminaAra mateix estic esperant que la meva dona acabi Un dulce olor a muerte de Guillermo Arriaga ( el autor de Amores perros ). Com que també es mexicana de Mexico no de mexic( cullons amb traduir toponims) li encanta.
Per açò lo de localisme girs o jergues es un al.licient més a n´el que estic avessat.
I de trampa 22 que ? estas tardant jeje. salut i bona lletra.
Si us plau, opinió del llibret del Arriaga (he de ressenyar autors mexicans pels de Unlibroaldia !!) M'encanten els localismes, son molt enriquidors en qualsevol idioma.
EliminaTrampa 22: l'he de tornar a la Biblio i no arrivo a acabar-lo. Molt liat: quan el torni a tenir disponible ho intento de nou, tothom parla meravelles.
Quan el lligi et faig la resenya.No pasis ansia.( que serà d´ áqui unes dues setmanes , supos. SALut.
EliminaHome, amb una opinió en tinc més que prou. Merci.
EliminaQue bueno que te haya gustado, Piglia es un autor de obras atrapantes. Lo que no entendí muy bien, hablando de localismos, es que significa "se lee cagando leches" pero supongo que es algo bueno. Besos Fracesc!
ResponEliminaLeer cagando leches o leer a toda leche significa leer con fruición, con gusto, con entusiamsmo. Buenísimo, en todo caso. Feliz hallazgo el de Piglia, que ya intuía. Me han hablado bien de Sergio Chejfec?? Anything to say??
EliminaDesconozco ese autor. Mi biblioteca desborda de libros para leer, mientras devoro de a ratos las revistas Orsai. No se si se conseguirá allá algo de Pedro Mairal pero tiene cosas muy lindas, entre ellas su cuento Hoy Temprano (ese está en la web) y algo se puede leer en el blog elseniordeabajo.blogspot.com.ar
EliminaEstá en gateras La novela luminosa de Mario Levrero y por puro placer fetichista encargué un libro del dibujante Jorge González, Dear Patagonia, que son historias del sur de Argentina, en formato comic. Allá se consigue y por esas cuestiones políticas de las importaciones, acá no.
El querido Thevillacresporker me dejó de regalo un libro en un bar cercano a mi casa, fue un gran regalo. Se trata de El Miedo, de Gonzalo Garcés. Voy por la mitad y no me termina de convencer, pero me intriga el final, ya que es autobiográfico, supongo que es mérito del autor.
Te mando un beso y espero que tus críticas sigan visitando mi país!
Bueno !! pues Casciari (por cierto: semanas sin entrar en la web de Orsai) debería saber las comunidades paralelas que ha puesto en marcha. Intento mirarme lo de Pedro Mairal (aunque me suena haber visto algún libro suyo en algún lado). Leí un libro de Levrero y me dejó muy desorientado (o sea, no entendí casi nada). Y Gonzalo Garcés (que si no me equivoco ha sacado algo en alguna Orsai) me interesa mucho, me encanta ese estilo directo y sarcástico.
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