Venzo mi repugnancia por un día. La venzo por el aluvión de información, porque Twitter no para, y porque demasiadas veces pasa lo peor. Debíamos tener en cuenta lo acomodaticio de las lecturas de los políticos.
Artur Mas se dio un severo trastazo ayer. Adelantar elecciones e invocar mayorías, apelar a la excepción y, en el colmo del descaro, pedir votos prestados (votos a canjear por un poder de cuatro años), toda esa parafernalia, sólo le ha servido para retroceder significativamente en votos y en escaños, conservando, eso sí, una amplísima ventaja sobre los otros partidos. Siguen siendo el partido más votado y rebasan por más de medio millón de votos al segundo.
El segundo es ERC, partido más belicoso en el aspecto independentista, cuestión que llevan planteando siempre, no de la manera oportunista de CiU, el partido de Mas. De hecho, es fácil ver que los votos de un partido, y sus escaños, han sufrido un proceso de trasvase. Como si el préstamo hubiera sido la otra vez y no ésta.
Pues bien, en España se está considerando que el nacionalismo ha dado un retroceso. Mas ha sido muy astuto al asociar la reivindicación soberanista a su persona, pero no es así. Lo que ha pasado es que muchos catalanes juzgan a Mas y a sus proyectos y a sus plazos como abiertamente insuficientes: se busca más velocidad y más contundencia. Pero en Madrid, con una simpleza sonrojante, sólo se ha observado el descalabro de Mas, y hay fiesta grande porque esa mayoría absoluta les daba miedo y piensan, sin que les falten motivos, que podemos perder, a partir de ahora, un tiempo precioso enzarzados en discusiones. Ojo. Junqueras es un tipo claro, vehemente y laborioso como pocos. Sus discursos de final de campaña le han aportado decenas de miles de votos y quien piense que, habiendo más que duplicado votos, va a quedar en un rincón solazándose con su primer logro, lo lleva claro. Y además, un partido como las CUP ha irrumpido en el parlamento: que nadie piense que una fuerza radical y anticapitalista se va a estar quietecita.
Pues estaba a punto de comentar, por aquello de hacer un análisis completo, que para espectacular lo de C´s, que ya tienen en la saca más de la mitad de catalanes que ERC, en su caso triplican. Y meritorio lo del PP, que iguala en votantes catalanes a ERC. Si contamos al PSC, que están donde están, medio descartamos a Más, digamos que se fue a leer la Biblia, y caemos en que hay ahí una ausencia sospechosa, la de Duran..., no sé Francesc, ICV no, pero las CUP son una aparición fatua, el Guadiana que pasó ayer por Cornellá-ElPrat.
ResponEliminaPero vamos, que aquí el jefe sos vos, y la interpretación que voy a recortar para el album de la memoria es la tuya, hostia ya.
Y es que yo, cuando voy, voy. A tomar por c*lo. Que voy.
ResponEliminaNo empiezo ¡Ay! Que voy. ¡Ay, que voy... eh! Cuidadin... que voy. Espera, un poquitin, pero poco, y ya voy, no te creas que no... ¡Eh!
Yo voy. Yo. Pero si ya empiezo a hacer cuentas, a ver si me lo puedo permitir, a ver que dicen por ahí los periodistas de los barrios colindantes, ¡Uy! Que parace que dicen que parece que voy..., pues que me arrugo, fail.
Y no. Yo voy. Ole mis hue*os. Voy aunque me 'escuerne'. Voy. Y ya.
Me calenté. Fui. Pero hablaba de mujeres, por aclarar.
ResponEliminaEsto de C's no acabo de entenderlo. Simplemente una especie de reacción alérgica cercana al shock anafiláctico: no los ubico, y cuando esto debería ser una virtud, no lo es en absoluto. Las CUP, espero que trabajen con tenacidad en el toqueteo indiscriminado de gónadas a todo el mundo: para eso se les ha votado.
ResponEliminaCup... me too.
ResponEliminaC's = ex PSC y PP
Abraçades
A veure si fan el que tenen pinta de fer: tocar els collons i defensar a les clases treballadores, a la cultura i no pactar amb PP ni amb CiU ni pel sucre d'un café.
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