He desarrollado una curiosa habilidad a lo largo de mi carrera. Es lo que yo llamaría capacidad de enfoque auditivo. Acostumbrado a tratar con gentuza de todas las calañas que no hacen más que gritar y quejarse y usar su verborrea para influir en ti, soy capaz de leer, incluso de mantener una conversación separada con otra persona, de lo que sea que se supone que acapararía completamente la atención de alguien normal, mientras alguien grita o insiste en ser oído. Y estar sin hacerle ni caso, a no ser que alguna palabra o algún detalle me ponga sobre aviso. En ese momento cambio el plano de las cosas y sigo oyendo hasta que veo si merece la pena prestar atención: si no, rápidamente vuelvo a lo mío pero conservo ese ralentí, mira, también podría llamarlo así: si surge otra palabra, volveré a fijarme. Es como poner una pequeña caña con un cascabel mientras estás pendiente de la grande. No puedes desestimar nada de lo que sucede a tu alrededor. No lo aprendí en la escuela de la Policía, no. Allí no enseñan estas cosas. Eso viene con los años.
Así que, aunque la barra del bar está desierta y el tipo no ha parado de hablar y señalarme cosas del papel que me ha dado, me he puesto a pensar en el puto dinero del viaje de Shanghai y en el imbécil del ministerio y en mi mujer empeñada en montar un despliegue impresionante y hacer que pulan el suelo de parket de todo el piso. Cómo no va a estar gastado: esos suelos estaban pensados para familias que eran de dos adultos y algunos niños: no cinco adultos viviendo en una casa durante más de treinta años.Ya estoy viendo al tipo de la tienda entregándome un presupuesto desorbitado y ya estoy oliendo ese producto, ese barniz o cera o lo que sea, que te droga y te aturde. Estoy viendo a los vecinos recriminándome con cortesía (más les vale si saben quién soy y quién fui) que todo el inmueble se haya visto invadido por ese pestazo mientras nosotros nos hemos trasladado a un hotel cercano cuyo propietario (al menos eso) aún piensa en lo importante que es tenerme contento.
Levanto la vista y suenan las palabras: "materiales tóxicos"
Entonces hago lo del cambio de plano auditivo.
-Es una de las explicaciones que se me ocurren más lógicas. Un stock de piezas plásticas, o de minerales con algún componente peligroso. Que lo usen para fabricarlo pensando que se escaparán de las revisiones. Tienen todo ese montón y no se le ocurre a otro más feliz idea que montar un collarcito para colarle el material a alguien antes de tirarlo. Uno de esos tipos que vacían pisos, que compran chorradas pagando una miseria. Un perista de esos que va a las subastas y paga cuatro duros por comprar cualquier porquería.
Él pasa a pensarse que he fijado la mirada en sus ojos porque lo que me dice me ha impresionado o me ha interesado. Ya me lo dice mi mujer, bueno, ahora no tanto, me lo decía, hace años, cuando aún quería guerra de vez en cuando: "tienes esa mirada que me recuerda al actor ese que salía en El fugitivo con Harrison Ford". Pero no; nada que ver. Mi mirada es la de haber encontrado algo que podría solucionar alguno de mis problemas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada