Repetirse cuando la ocasión lo justifica no tiene por qué ser un error. Ya hace más de un año que mencioné a David Sylvian. No recuerdo exactamente el motivo por el que vino al caso, pero sí recuerdo claramente que no llegué a ahondar mucho. Igual se trata de insistir. A veces si no insistes, no te hacen caso. Las puertas no se abren, las barreras no ceden. Los objetivos no se alcanzan
Mencioné , casi seguro, aquellas lejanas noches en las que me adentraba, en mi habitación de cuando vivía con mis padres, a base de oír una y otra vez, Gentlemen take polaroids, penúltimo disco en estudio de Japan. Puede que tuviera la culpa el hecho de que era un disco que podía oírse bien a un volumen razonable (respetuoso con el descanso de los vecinos, en cualquier caso). Tuve que hacerlo, hace meses porque era es la imagen más recurrente. Pero podría hablar de muchas otras. Los tambores a todo volumen de Visions of China. Las cuerdas dramáticas de The other side of life, que parecía una especie de suite de incitación a los opiáceos. Japan subieron de los callejones humeantes y las aceras húmedas de sus dos primeros discos, Adolescent sex y Obscure alternatives, hacia la suntuosidad de los áticos y de las fiestas privadas. Del cuero y las melenas al maquillaje y los trajes.
La banda al principio, circa 1978 |
Igual que con los Talking Heads, nunca llegué a enterarme del motivo por el cual, tras el alcance de la cúspide con Tin drum, el grupo se disolvió. Aventuraría que David Sylvian tomaba un camino que lo alejaba, a él y a la banda, de los convencionalismos de grupo de rock, y que, quizás, algunos de los miembros no acababan de estar satisfechos con la progresiva pérdida de protagonismo de las guitarras y la búsqueda constante de la experimentación con el sonido por parte de Sylvian. Desde la entrada de teclados de Quiet life, las guitarras simplemente apuntaban traos en las canciones.
Finiquitada la banda, Sylvian se despoja de toda cortapisa y se lanza a una carrera en solitario que, tras 30 años, todavía es prolífica, frenética y brillante. Con altibajos, con toda suerte de colaboraciones, con discos irregulares, difíciles de entender en su momento. Con escarceos con el jazz, con las bandas sonoras, con la música concreta, con la música étnica, algunos dirían (pero se equivocarían), con ese monstruo llamado new age. Pero, al igual que, en otro tipo de escena, Marc Almond, siempre mostrándose un artista interesado en la evolución de la música y en ser coherente con su búsqueda.
Podría haber resucitado a Japan en cualquier momento, hacer que algunos de sus temas incorporasen exóticas letras y fueran montados como resurrecciones de la banda. Y vender montones. Pero no: prefirió mostrar respeto tanto por sus ex-compañeros (con la mayor parte de ellos colaboró esporádicamente) como por el público.
La imagen sofisticada, 1981 |
Podría haber resucitado a Japan en cualquier momento, hacer que algunos de sus temas incorporasen exóticas letras y fueran montados como resurrecciones de la banda. Y vender montones. Pero no: prefirió mostrar respeto tanto por sus ex-compañeros (con la mayor parte de ellos colaboró esporádicamente) como por el público.
Sylvian, hoy. Los años pasan, David. |
Ahora ha publicado un recopilatorio que cubre la mayor parte de su carrera en solitario. 30 años de nada en los que, como he dicho ha grabado todo tipo de discos, con todo tipo de colaboradores, siempre alejados de los circuitos comerciales mayoritarios: Holger Czukay, Ryuichi Sakamoto, Hector Zazou, Bill Frisell, Jon Hassell, su ex esposa Ingrid Chavez, algunos de los antiguos miembros de la banda, y, aparte, ha puesto sus temas en manos de remezcladores y productores de la más absoluta vanguardia. Su música no es fácil, pero nada es fácil en esta vida.
tusíquehasdevigilarambelsspoilerscabronas!
ResponEliminaQue jo m'ho prenc amb calma. Quan trobo un llibre que m'agrada el faig durar tot el possible. I ara l'he trobat!
Libertad.
6Q
No hi haurà spoilers, home. M'alegro que t'agradi, si he tingut alguna cosa a veure en que l'hagis triat.
EliminaA veure quan escrius alguna coseta, home.