Ciertos científicos ejemplifican en especies animales algunos comportamientos que, humildes que somos, consideramos exclusivos de la especie humana. Por suerte, otras especies no me leen (a veces podría pensarlo, pero definitivamente no), con lo que puedo despacharme a gusto. Así que nada en contra de especies hermafroditas, monos homosexuales, y delfines suicidas. Si libres son los actos de personas hechas, derechas y educadas a las que la existencia les deviene tortura y suplicio al que tienen que dar fin, imaginad lo libre que es el monito que copula sin muchas manías con el primero que pilla (me viene a la memoria el extremo cuidado que debo tener con el verbo coger ahora que ando triunfando en Argentina).
Yo no sé si este es el objetivo que perseguían los avispados diseñadores de Disney cuando se decidieron a poner a la venta la camiseta con el estampado que reproduzco aquí al lado, gracias a la web de pitchfork.com. Porque aceptaré el derecho de todo el mundo a acudir a las más variadas fuentes en busca de inspiración (menudo yo para criticar). Pero es bueno saber donde has ido a copiar, o a inspirarte, para que ciertos tiros no salgan por la culata.
Recuerdo cierta extraña revista musical publicada en Zaragoza cuya votación para el mejor disco de un lejanísimo año acabó con una curiosa terna entre dos discos dobles (London calling de The Clash, The river, de Springsteen) y uno sencillo, Closer de Joy Division). Acabé teniendo los tres discos. Que me entusiasmaron en diversas épocas. El último, por cierto, el de Springsteen. Pero el primero que compré, en una, para mí, mítica tienda (Star Records : Pau Claris/Valencia, que duró apenas un par de años), una tarde de sábado, fue el de Joy Division. Con una portada consagrada a esculturas de arte funerario. Cuantos comentarios habrá hecho mi esposa sobre lo rarito que había que ser para comprarse un disco así. En fin. La portada de Closer no ha sido tan usada como lo fue la del anterior disco de Joy Division: Unknown Pleasures. Camisetas a millares, cuando el disco que los encumbró, curioso, fue el siguiente, casi póstumo, la poderosa imagen ligeramente oriental, ligeramente evocadora, de las montañas alineadas sobre fondo negro pasó a formar parte de la iconografía de un determinado tipo de gente: afterpunks que no llegaban a góticos, almas atormentadas en el fondo, pocos deberían ignorar la historia con Joy Division : la influencia de los Doors, la oscuridad sepulcral del sonido, las letras atormentadas, el nombre del grupo procedente de las mujeres obligadas a prostituirse por los nazis. El suicidio de Ian Curtis, la película Woyzeck. La luz al final del túnel, New Order.
Todo eso a Disney le da igual, con tal de vender camisetas. Así que cogen la idea y hacen la forma del ratón Mickey. A vender, que siempre habrá algún zumbado que le encuentre la gracia. Igual que a Zara cuando hizo las de los Ramones, que ni siquiera tendrían la decencia de separarlas para que ni se rozaran con las de Lady Gaga...tanto hablar de los derechos de los autores y de la propiedad intelectual. Me pregunto cuánto dinero recibiría el estudio de diseño de Peter Saville como royalties todas las veces que esa imagen se ha usado. No me lo preguntaba cuando era en forma de camisetas que hablaban sobre quien las llevaba (casi siempre tíos paliduchos, por cierto), pero, con Disney por el medio, claro que sí.
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