La señora del kiosco de la esquina testificará si es necesario: mi post sobre los Talking Heads fue anterior a que viera el editorial de Santi Carrillo en RDL. Casualidades de la vida, esas que tanto enervan a 6Q. Ni por asomo esperaba que RDL sacase ya su número de enero, que si la memoria no me traiciona era más de salir en la última semana del año. Da igual.
Así tengo una semana más para ponerme al día en ese gusto particular (con mala leche diría peculiar) de una revista de indudable referencia, la mejor obviamente de las pocas especializadas en música en castellano, pero que siempre parece hacer sus votaciones de final de año mirando con el rabillo del ojo a otras. La web de Pitchfork, por ejemplo, que se despacha con un suntuoso cúmulo de información de esa que nos vuelve loco a los enfermos. Artistas favoritos, o no, da igual, hablando de sus favoritos del año, sean discos, programas de televisión, platos, o frases de canciones de Morrissey. No digo que RDL no tenga su propia personalidad (en los tiempos que corren, más les vale: la revista cada vez tiene más contenido y menos publicidad), pero me desorienta algo ese vaivén entre la excentricidad absoluta y la obviedad, esa ley no escrita de compensación entre locura y previsibilidad.
Que este año se ha decantado por lo segundo : el disco del año para RDL es Let England shake de PJ Harvey. Lo cual revela un merecido respeto, pues PJ Harvey es una gran artista de un prolongado recorrido que no ha tenido apenas errores (corrijo: su único error fue cantar a dúo con Björk un archisobado cover de Satisfaction), y que de vez en cuando publica algún disco magnífico, aunque dudo que sus discos hagan cambiar la historia de la música. Me extraña en la elección de RDL que el disco sea del mes de Enero. Once meses son mucho tiempo para olvidar ciertos discos a favor de ciertos otros. Pero eso debe significar algo bueno a favor de la Harvey, con lo cual deberé revisar el disco con la misión (con el cargo de conciencia) de encontrar ese algo que lo ha hecho tan especial.
De hecho, si me he fijado aún más en el disco es gracias a la inclusión de una de sus mejores canciones en la compo de regalo de John Self. Todos se me adelantan, mierda (ves, 6Q?).
Pues empiezo a notar que la situación económica repercute en la música. Mucho folk de laptop, producciones que suenan planas en su efectividad, pero a las que les falta ese lustre de los grandes discos de la era pre PDP: las orquestas de 70 miembros que se contrataban para meter cuerdas en un minuto de un tema secundario de un álbum, las portadas desplegables, los estudios en las quimbambas a los que se acudía porque el entorno natural favorecía a los músicos en el proceso inspirador. Lo que son las cosas, ya se pueden hacer discos dignos con cuatro duros, y, como consecuencia, ya sólo se dispone de cuatro duros para hacer un disco.
No sé por qué, por eso, la voz algo gatuna de Harvey me resulta algo similar a la de Björk (como me pasó con Joanna Newsom). Eso, hace años, era una garantía. Ahora, con esa Björk (muy pesadita por el facebook, como con conciencia de culpabilidad del regalo que ha hecho al universo) contando ya como ex-artista, puede que sea un hándicap.
El libro del año para RDL fue Libertad de Jonathan Franzen. Tomo nota, pero ya no caben más en la pila.
Bon, gracias por tus buenos deseos..me ha alegrado encontrar tu comentario.
ResponEliminaYo también te deseo buenas fiestas Navideñas a ti y a tu familia... para el próximo año habrá que ponerle ganas, ilusión y capacidad de resistencia..seguro que lo conseguimos.
Bones...
ResponEliminaBon comentari. En el meu cas, defujo, i força, de les llistes d'èxits. Sobre tot, per una qüestió d'eclecticisme: massa estils diferents, massa anys de diferencia.
En quant a l'assumpte Harvey, el disc m'ha anat quedant petit a mesura que avançava l'any. És el defecte de les llistes, que sempre acaba apareixent el disc sorpresa. En especial, a les acaballes del any. És per això que al final he acabat per desistir.
Doncs això...