Leo sobre los bloggers que los políticos corruptos nos prefieren a los buenos periodistas, pues desde los blogs se promueven opiniones pero no se alcanza el fondo de las cuestiones, esas a las que sólo llega un buen periodista de investigación con aplomo y medios y valentía.
Oigo sobre los bloggers que somos el futuro real de la opinión y el movimiento de las masas y que un millón de seguidores son capaces de influir a escala global.
Mi opinión de hoy (como los principios de Groucho: si no gusta igual mañana tengo otra), es que las dos afirmaciones tienen motivos y razones fundadas, pero que hay sitio para todo, y el no-poder o poder que existe en la red se basa en muchas cosas pero dos muy importantes son la coexistencia y la ausencia de exclusión.
Esta mañana una encuesta en la radio se empeñaba en que la gente eligiera entre Springsteen (que vuelve a BCN), Mecano (que se reúnen para dar la razón a Borjamari y Pocholo), o ninguno de ellos. Y la opción "ambos" que brillaba por su ausencia, y no es la que yo tomaría, pero con tanto recorte parece que todo el mundo tenga claro que se ha acabado el lo quiero todo. La crisis, palabra que aquí no se prodiga mucho pero que flota en el ambiente, ha castrado la ambición de las mayorías, que optan por el virgencita que me quede como estoy. Los jodidos efectos colaterales. Las cabezas gachas porque no se puede exigir lo mejor, por parte de todos. Los psicólogos tendrán trabajo con tanta gente que no se atreve a rebelarse ante las realidades que nos legan los políticos, y canaliza esa frustración, que ha de salir por algún lado.
Despues de ver a Pau Riba, con retraso, en El convidat, confirma sus teorías en una entrevista en La contra de LV, el pásado miércoles. Donde habla, en una página, de ser boy-scout, del LSD, de las baterías electrónicas, de un gobierno virtual de internet, en constante referéndum, y de la pena de muerte. Me hace reflexionar y añorar un cierto tipo de liderazgo sombrío y poco carismático, el liderazgo del pequeño hombre que se sienta en una silla de esparto, mientras contempla como cuece el arroz de una paella, y desde esa silla y con su silencio y su alucinada sencillez gobierna el planeta, no, gobierna el universo.
John Self habla en su blog de una, supongo, reciente lectura de un libro sobre la ruta del bakalao. Intentaré dejarle un comentario (pues, tenga muy presente quien lea esto, los comentarios son el alimento que mantiene vivo un blog), pero en cualquier caso puedo aportar algo de mi experiencia personal. En 1985 hacía mi servicio militar en Huesca y, por coincidencias me encontré relacionándome con varios valencianos, un grupo realmente heterogéneo en el que convivían un gitano de la huerta, un cornetista reenganchado, un niño-bién desorientado, y algún desequilibrado con tendencias adictivas politóxicas. En ese grupo ya andaba el germen de lo que se cocía y, recuerdo, 1985, cuando el verano del amor fue 1989, puede que a veces no todo sea todo lo estético y lo perfecto que nos gusta a algunos. Toda la pinta de que alguno de ese grupo, de seguir el ritmo marcado a esos tiernos 20 años, ya haga algunos que cría malvas. Descontrol absoluto y el mismo tipo de paroxismo que hace que, en función de la progresión del fin de semana, acabes orinando en un cubo de la basura o intentando arrancar todo el papel pintado de una habitación con las uñas, o amenazando de muerte a alguien si no te presta una camisa. He visto las tres cosas. John Self me incomoda un poco cuando elige Strings of life para ejemplificar eso y etiqueta makina su post. Pero arriba lo he dicho: coexistencia. Pau (Riba o de la otra). Y neón y zumo de naranjas, no de las que se quedaban para el consumo. De las buenas que viajaban en camión hacia Alemania. Fresco y acabado de exprimir, sin azúcar añadido y colado un par de veces, mirando a través del vaso, como presto a nadar en un pequeño océano de color, que para eso se llama naranja, el color, digo, como la fruta, digo, a través de cuyo líquido veo el cielo despejado, las hojas de los árboles en primavera y el color del mar mediterráneo. Y el sol de invierno y veinte en la mesa para una paella llena de recuerdos.
Bones!
ResponEliminaQuan vaig decidir el post de la ruta del bakalao, vaig tenir clar que no utilitzaria música màkina per ambientar-ho. Vaig preferir tecno de Detroit, per fer-ho més amable.
Sorry.
Per cert... se suposa que som el futur de l'opinió. Et recomano...
http://www.jotdown.es/2011/11/jose-marti-gomez-creo-en-el-off-the-record-cuando-es-muy-personal-aun-hay-un-punto-de-decencia/
Una autèntica lliçó de periodisme
Salut!