Todos los itinerarios por BCN tienen últimamente, para mí, una coartada implícita que me hace pasar por Plaça Catalunya. Ya van cinco veces y, aunque todas las horas de mi presencia allí son las mismas, empiezo a acumular una cierta experiencia.
Hoy parece muy claro que el calor ha venido para quedarse. Así que a esa primera hora de la tarde, no hay quien pueda aguantar al sol si se dispone de otro sitio donde meterse. Entro desde el lado que da a la calle Fontanella y me sitúo en el centro. Antes, me doy cuenta que la biblioteca ya no está. Esto me causa una cierta perplejidad. El puesto de los tatuajes sigue allí, pero no la biblioteca. Localizo uno de esos puestos de chucherías y comida para las palomas, de los que había antes. Ha vuelto y se ha integrado en este paisaje. Palomas, no hay muchas.
Como ayer, la sensación en las paradas es de un cierto "estamos comiendo, ahora volvemos". Aunque hay gente en la sobremesa, o en la siesta. No veo tanto anti-sistema, pero en alguna zona hay personas con aspecto de indigente. No tiene por que ser malo que ésto represente, para algunas personas desesperadas, una especie de oportunidad para subirse a alguna especie de nueva normalidad. Doy la vuelta, en el sentido de las agujas del reloj, paso por algunos puestos que ya conozco. El area de inmigración, el area juridica, unos cuantos tenderetes sin identificar (uno tiene un rótulo en euskera). Llego al área de comunicacion. Aclara un cartel que es comunicación internacional, supongo que allí podré contactar con medios españoles. Lo de internacional me recuerda que vengo de una sede sindical donde un cartel que pone brigadas internacionales me ha llevado, de golpe a los años 30.
Hay bastante gente, una persona mayor habla con una de las chicas que está allí. Curioso que soy, me acerco sin disimulo y oigo que hablan de una marcha hacia Madrid. El hombre se va, con una expresión de desconcierto. Me toca a mí. La chica me atiende, amable, y le hablo del blog, pregunto con quien puedo hablar un rato. Aclaro que mi blog es un asunto particular. Muy particular, diría alguno. Me dirige a la gente del teatro, una vez le digo (aunque me suene horrorosamente pretencioso) que el mío es un blog de cultura, que ahora se halla de excedencia en este tema social.
Me presento en el stand de la gente del teatro. Cuando escribo esto, no recuerdo si el rótulo pone comisión de teatro, y si lo pone no recuerdo en qué idioma. Diría que lo pone y en catalán. No me fijo tanto, no tengo memoria, fotográfica, y no tomo fotos. Cosas del amateurismo. Me quedo parado delante, porque soy muy tímido. Hasta que una de las chicas que está dentro me pregunta si quiero algo.
No sé que escribiría aquí si esa chica no se hubiese dirigido a mí.
Algo así como "ante el desinterés que les desperté, y tras verme un rato remover entre la prensa alternativa que tenían sobre el mostrador ( ya que pensé que en uno de esos periódicos habia criticas de discos, pero no), opté por irme de vuelta a mi casa, decepcionado otra vez".
Pero sí que me habló, y de esa manera consiguió que este post no quede despachado en esas dos o tres tristes frases.
Dentro del stand hay unas seis personas sentadas en una especie de círculo. Dos chicos se levantan rápidamente para hablar conmigo. Empezamos a hablar de pie, pero rápidamente uno de los dos (parece africano) me cede su silla, mientras él se sienta en el suelo, poniéndose a pintar una vara de madera en tonos multicolor. Hablo con el otro. Me aclara que prefiere hablar en castellano pues me entenderá mejor. Perfecto. Empezamos una conversación un pelo dispersa. Supongo que mi desconcierto por estar allí y mi escasa preparación para esta improvisada charla me han impedido organizar mis dudas. El hombre con el que hablo debe andar sobre los 30, tiene un aspecto normal. Lleva barba de un par de días. Me dice su nombre y su nacionalidad pero yo creo que este es un dato que sólo debo revelar si, una vez leído este escrito, él lo cree conveniente. Esto, por supuesto, para mí, ni para él, supone ningún acto de auto-censura. Pues no sabemos como es este que os escribe.
Estudios de mercado indican que un buen afeitado aporta seguridad y bienestar. Es un estudio, en cualquier caso, patrocinado por alguna multinacional con línea de productos para el afeitado.
De qué hablamos ??.
Del finlandés del otro día: que tras aclararle que es rubio (ignoro lo que dicen los estudios de mercado sobre el pelo de los finlandeses), me dice que sí conoce.
El idioma está claro que favorece. Mi inglés no es tan bueno como para sacar de la conversación con el finlandés los matices que saco de la conversación de hoy.
De la biblioteca : han retirado los libros ante la posibilidad (que puede que flote en el ambiente pero yo no detecto) de que, tras lo del día 15-J, vuelva a hacerse necesaria una limpieza de la plaza. Me gusta que cuiden de los libros, claro.
De los hechos del 15-J : les digo que no me parece que un político pueda victimizarse de esa manera porque le hayan pintado el cogote o manchado la ropa, o no haber podido acceder a su lugar de trabajo.
La unanimidad en los medios condenando los actos del 15-J me parece escandalosa y me pone a la defensiva. También la escasa originalidad y el sesgo con que se afronta el tema. Hay quien habla del mayor atentado a la democracia desde el 23-F. El mismo periódico que pone entre las páginas de economía que Botín, máximo accionista del BSCH, lleva liquidados 200 millones de euros adicionales a Hacienda por una inspección fiscal sobre sus cuentas en Suiza.
Del perfil de los allí presentes : obviamente a mayor precariedad, mayor indignación, pero allí, y compatibilizándolo ( puedo dar fe pues conozco a quien lo hace ) con sus actividades, hay quien está y trabaja, está y estudia, y está y las dos cosas. También, me dice con un tono un poco decepcionado, simplemente se pasa por allí a fumar. Sólo a fumar.
De la organización : nos ponemos un poco filosóficos... la falta de liderazgo es a la vez una virtud y un defecto allí. Me aclara que cada uno intenta desempeñar sus funciones, pero que ni se ha intentado ni se puede conseguir crear una jerarquía. La naturaleza del propio movimiento va contra ello.
De las perspectivas : le expongo mi teoría, la de que los políticos están la mar de contentos (aparte de con la coartada que les han brindado los hechos del 15-J) con ese languidecer al que irremisiblemente parece destinada una instalación así, precaria, incómoda, efímera por definición.
Los indignados me recuerdan a un tenista jugando solo, con su raqueta contra un equipo de fútbol. La pelota es de fútbol, el campo es de fútbol, las reglas también, y ellos son once, organizados. O encontramos más gente y un deporte en el que todos seamos igual de inexpertos, o la desigualdad es aplastante.
De las perspectivas, otra vez : me dice que acuda a alguna asamblea (son en catalán y a mi interlocutor se las traducen mientras él las traduce al inglés a otros compañeros) donde los de la parte política tienen más presencia.
Me aburre la política, es superior a mí, y una asamblea me parecera un guirigay. Pero me apunto la propuesta.
De las noches allí : busco esa imagen poética del momento de la madrugada (entre las 3 y las 5), en que el silencio se aposenta y todo el mundo descansa, como si eso fuese un hogar enorme con las puertas abiertas. Me dice que ese momento no existe. Siempre pasa algo.
Del clima : la lluvia se llevó los ánimos y las ilusiones de algunos, veremos qué hace el calor. Él padece con el calor: lo tiene claro.
En medio de la conversación me han ofrecido un plato con trozos de piña, pero no cogí. A mí la piña me da una enorme acidez, al natural. Tolero mejor la de conserva, pero le falta algo. Prefiero el mango.
Era un actor, o alguien relacionado con el mundo del teatro, por lo que podría haberme engañado. Pero sé que no. Se comportó de una manera educada y nada recelosa, con una completa simpatía, si bien estaba algo serio. A este movimiento le iría bién algo de sarcasmo y no fruncir el ceño tanto. Claro que esa palabra con que han sido etiquetados, revela algo de cabreo y uno no está, con este calor y estas condiciones, para muchas bromas. Pero en cinco presencias aquí mis impresiones han sido bastante diferentes cada vez. Cierto es que alguna de ellas fue la decepción. Pero si esto me causa distintas reacciones, es que cambia, y lo que cambia, normalmente, es porque está vivo. Y ese es el sentido, y es el último gusto con el que uno se queda, mientras no me traigan mango.
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