Miedos que me corroen (uno de ellos, confesable ) : por mi malsana deriva hacia la matemática más simplista, ver que el número de páginas visitadas aquí está en retroceso desde hace tres meses. Extrapolar que toda serie numérica que traza una bajada tiende al "cero". Pánico ??. No exactamente, pues nadie con un hacha ensangrentada me persigue y, aunque cojea, parece alcanzarme por un húmedo paso que atraviesa por debajo las vías de una línea inhóspita de trenes de la costa. Pero debe acercársele. Hay otro miedo que es el de pensar que un libro puede gustarte mucho, mucho, en función de una opinión ( valiente, entusiasta, inequívoca ) y darte de bruces con el hecho de que está descatalogado. Y tomas el des, y te ves desahuciado, desmotivado, desconsolado, y no debería ser para tanto. Hace 24 horas no eras consciente de la existencia de ese libro, y ahora te inunda el desasosiego ( otro des ) cuando te das cuenta de lo difícil que va a ser conseguirlo ??.
No hace falta que os diga ( pero como muchas cosas que no hacen falta decir, voy a hacerlo ) que Bolaño es una poderosa fuerza inspiradora. Allá por 2005 ( año extraño dónde los haya en mi vida, pero recapitulando es un año con una buena cosecha de amistades ), comprar 2666 ( técnicamente hacer que mi mujer que lo regalara ), y empezar su sosegada primera lectura ( que me llevó su tiempo, porque 2666 no es un avión que te lleve en un largo viaje a un punto lejano, sino un tren en el que viajas, ves paisajes, los ves con curiosidad que da paso al horror, un tren que atraviesa continentes, y llega un momento en que te das cuenta que también ha surcado el mar )... fue el detonante del renacimiento de la literatura en mi vida. Desorientado andaba hasta entonces pues había abandonado años atrás un momento de un cierto delirio de género ( la literatura fantástica y de ciencia ficción : Lovecraft, Poe, Clarke, Bloke, Philip K.Dick, Bradbury - sí, 6Q) que ahora no me explico mucho, y que había ido rellenando esa travesía por el desierto con el caos de libros de estrellas mediáticas, manuales de management ( si digo que los odio, es por lo que los he sufrido ), algún best seller, algún clásico, alguna relectura, y en medio de todo eso, un mar de magma de prensa y revistas. Por culpa de Bolaño volví a engancharme al placer de leer, tuve que comprar una estantería más grande ( y reformar mi salón para ubicarla, con lo cual podríamos decir que Bolaño, póstumamente, contribuye a dinamizar el sector del interiorismo ), tuve que aceptar que, desde ese día, dormiría menos. Tuve que aceptar que a lo mejor podía dormir peor.
Y escribir. También por culpa de Bolaño sigo escribiendo. Por culpa de una escena de House (nunca mi serie favorita por su estructura, pero siempre con algún detalle en que te paras a pensar ), empecé. Pero ese fue un impulso inicial. Seguir pedaleando ha sido otra cosa. Y a pesar de ver las visitas bajar ( decepcionado porque los 19 de Singapur no repitieron, fascinado porque haya 8 de Malasia ), ésto no desaparecerá. A veces pienso que haré si un día Google ( a quién pertenece www.blogger.com ) hace volatilizar, en el éter, y porque algo falló en un servidor alojado en medio de la nada, todo ésto. Porque aunque fuese una sola palabra ( y no sería una porque yo no he creado palabras, pienso, y porque poner palabras bellas está al alcance de quien quiera simplemente enumerarlas ), cada vez que veo a este hijo ilegítimo ( pues solo tiene un progenitor y éso me convertiría en hermafrodita y eso lo son los caracoles, por ejemplo ), acercarse a 200 entradas ( barrera que espero franquear en algún elegido al efecto -14, 23, 28 - día de febrero ), no lloro ni se humedecen mis ojos porque tales gestas las dejo para asuntos más delicados, pero si aprieto el puño, ligeramente levantado a la altura de mi cara, justo como algún jugador de fútbol puede hacer cuando ha marcado ese gol que costaba pero llegó. Y a veces mira al cielo, o al vacío, o busca en el horizonte ( el que hay detrás de la gente que celebra ) un punto de referencia al que decir, toma, ahí me tienes.
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