Por cuestiones logísticas familiares, esta tarde, cerca de las 7, he paseado por la calle Tallers. La calle Tallers era, quizás lo sea aún, la calle emblemática de las tiendas de discos en Barcelona. Lo era cuando los comerciantes decidieron ponerse de acuerdo y nombrarla, como esos clusters o esos polígonos que hay especializados en un tipo de producto o servicio determinado. Se me ocurre un polígono pero su nombre empieza a producirme picores. En un momento dado los competidores feroces puerta por puerta deciden ir de la mano del odiado vecino en busca de un interés común. Andar por ella hoy me ha traído recuerdos, mezclados y revueltos, de los más de 30 años que yo he recorrido, casi cada sábado, esas tiendas, y siempre volvía a casa con una bolsa ( una bolsa mucha veces amarilla ), ávido de oír mi hallazgo. Agarrar la bolsa, ponerla en los pies o colgarla del manillar de mi moto ( entonces iba en moto ), se convirtió en un ritual muchas veces repetido. Naturalmente no abrazo con la misma ilusión una descarga o una llave USB o un DVD+R Princo atropelladamente rotulado con un marker del todo a un euro de la esquina.
Y me ha venido cierta sensación de pena. Muchas tiendas han desaparecido, en su lugar hay tiendas de ropa. Otras se mantienen, ellos sabrán cómo, a costa de vender merchandising o goodies relacionados con el fetichismo tan arraigado entre ciertas tribus urbanas relacionadas con ciertas corrientes musicales. Otras se han parapetado tras el algo renacido mercado del vinilo. Los CDs están arrinconados en muchas de ellas, a expensas de los que los compran, que todo el mundo acabará considerando unos bichos raros. Lo que pensaba todo el mundo que Virgin primero ( menudo trastazo lo de Virgin Megastore en Barcelona, madre ) y el FNAC luego iban a conseguir, mira por dónde que lo ha conseguido una aplicación P2P con un cuadrípedo por emblema. Hace tiempo escribí una carta a RDL atribuyéndome mi pequeño porcentaje de culpa de ésto. Creo que tras una lacerante edición ( cercenando, supongo, algún desvarío excesivamente emotivo ) la publicaron. Hoy en la calle Tallers he tenido varias sensaciones. Primero, la gente ya no va con tantas bolsas, y las tiendas ya venden más chorradas y camisetas y gadgets, pero el ambiente sigue siendo extraordinario, eso es cosmopolita y no el Sandor ( por cierto, mientras papá vagaba por el Casc Antic, mi hija en L'Illa Diagonal con las compis ). Segundo, si como ví en el reportaje, Roberto Bolaño vivió una temporada en un cuchitril en esa calle, cómo le inspiraría simplemente asomarse al balcón y ver la gente pasar. Tercero, contentos como estamos de esta enorme ventana a la cultura por la cara, al menos mostremos el debido respeto a todos los puestos de trabajo que nos hemos pulido, pues en esa industria que entre todos hemos enviado al mar ( la industria de la música es algo diferente de la música ) no sólo había el Bisbal de turno ( primer asomo del fútbol : al menos éste es del Barça ) , que tendrá que conformarse con tres o cuatro casas en vez de las quince o veinte habituales en otros tiempos, sino curritos, que hace diez años podían recomendarte un disco cuya producción sonaba como la de otro en concreto, y que ahora puede que se conformen con saber cual de los muñecos reproduce más fielmente al guitarrista de Iron Maiden.
Otra cosa : también han desaparecido los libreros de antiguo que había allí. Alguien es capaz de urdir una teoría ??.
Y me ha venido cierta sensación de pena. Muchas tiendas han desaparecido, en su lugar hay tiendas de ropa. Otras se mantienen, ellos sabrán cómo, a costa de vender merchandising o goodies relacionados con el fetichismo tan arraigado entre ciertas tribus urbanas relacionadas con ciertas corrientes musicales. Otras se han parapetado tras el algo renacido mercado del vinilo. Los CDs están arrinconados en muchas de ellas, a expensas de los que los compran, que todo el mundo acabará considerando unos bichos raros. Lo que pensaba todo el mundo que Virgin primero ( menudo trastazo lo de Virgin Megastore en Barcelona, madre ) y el FNAC luego iban a conseguir, mira por dónde que lo ha conseguido una aplicación P2P con un cuadrípedo por emblema. Hace tiempo escribí una carta a RDL atribuyéndome mi pequeño porcentaje de culpa de ésto. Creo que tras una lacerante edición ( cercenando, supongo, algún desvarío excesivamente emotivo ) la publicaron. Hoy en la calle Tallers he tenido varias sensaciones. Primero, la gente ya no va con tantas bolsas, y las tiendas ya venden más chorradas y camisetas y gadgets, pero el ambiente sigue siendo extraordinario, eso es cosmopolita y no el Sandor ( por cierto, mientras papá vagaba por el Casc Antic, mi hija en L'Illa Diagonal con las compis ). Segundo, si como ví en el reportaje, Roberto Bolaño vivió una temporada en un cuchitril en esa calle, cómo le inspiraría simplemente asomarse al balcón y ver la gente pasar. Tercero, contentos como estamos de esta enorme ventana a la cultura por la cara, al menos mostremos el debido respeto a todos los puestos de trabajo que nos hemos pulido, pues en esa industria que entre todos hemos enviado al mar ( la industria de la música es algo diferente de la música ) no sólo había el Bisbal de turno ( primer asomo del fútbol : al menos éste es del Barça ) , que tendrá que conformarse con tres o cuatro casas en vez de las quince o veinte habituales en otros tiempos, sino curritos, que hace diez años podían recomendarte un disco cuya producción sonaba como la de otro en concreto, y que ahora puede que se conformen con saber cual de los muñecos reproduce más fielmente al guitarrista de Iron Maiden.
Otra cosa : también han desaparecido los libreros de antiguo que había allí. Alguien es capaz de urdir una teoría ??.
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