Se acaba noviembre y enfilamos el final de un año y de la primera década del milenio. El mundo está hecho trizas. Noviembre de 2010 debe haber sido uno de los meses más extraños de mi existencia. Formo parte del nutrido grupo de imbéciles que, conscientes de que nuestra aportación individual poco va a cambiar las cosas, contemporizamos y nos consolamos con magros triunfos : un 5-0 al Madrid, por ejemplo, otro ejemplo es haber aprendido lecciones : decir no, no sólo una vez sino varias y preferir traicionarme a mí mismo que a mi familia. En los escasos momentos de asueto de que dispongo esta ajetreada ( y sólo estamos a martes ) semana, intento leer capítulos de Mundo maravilloso (mucho deberá cagarla su autor con el final, al que aún no llego, para malograr esta brillante novela ). Entonces he pensado, pues hace como seis años que corre por mi casa, en leer La sombra del viento. Como cuando leí el primer Millenium, para ver qué tal. Ya sé que debería haberlo leído, pero con esto de los best sellers, a los que tengo desarrollada una cierta alergia, prefiero dejar pasar el tiempo y contar con un poco de perspectiva.
Sobre esto del blog, ya que, igual que ciertas televisiones cogen cierta distancia cuando tienen que abordar noticias sobre sí mismas, yo tengo que cubrir ciertas cuotas de endogamia.
Me gustan los comentarios anónimos pues resultan excitantes. Hay uno criticando retroactivamente mi estilo, que no tengo localizado. Ahora hay otro, el de mi post de ayer ( llamémosle el del 5-0 ) que no sé quien ha puesto. Y parece que sea alguien con poca (o muy bién disimulada ) simpatía por el Barça.
Lo que me tiene mosqueado es que, salvo un aluvión de visitas hoy, este es el tercer mes consecutivo bajando el número de visitas. Y los comentarios siempre han venido suscitados por temas un poco tangenciales. La droga, la política, esas cosas. Y escribí (bautismo de fuego) un breve cuento ( dije que no avisaría ) llamado Exodus y nadie ha reparado en él. Me gustaría saber algo sobre que os ha parecido éso. Es una tontería sumamente importante. Para la cual os pido cinco minutos de tiempo y uno de (cruel ) sinceridad.
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