No es nada justo lo que a veces pasa aquí. La frase del otro día ( pretenciosa como ella sola, pero a lo hecho pecho ), recoge elogios. Esto no va de frases lapidarias. Mi pretensión nada encubierta es ir sacando mis cosillas y escribir algo que suene medianamente inspirado. Por otra parte recibo algún sutil toque porque alguno de los posts se prolonga en exceso.
Cómo queréis que no me caiga bién Joan Laporta ?. Nombrarlo aquí, y más si excito los ánimos elogiándole, es hacerlo, y, zas, comentarios al canto. La del segón, que estaba callada, o lacónica, desde hace días, y Mademoiselle, a la cual le debo la buena experiencia aún fresca en mi memoria de una Marie Antoinette atemporal ( y busca esas Converse, están ahí ); las dos han corrido, cariñosamente, a tirarse a la yugular. Una para conservar sus secretos ( sí, te votaría a tí para presidenta, pero me escondería en tus malos días ), otras para propagar a los cuatro vientos su espíritu anti-taurino ( que desde aquí acompaño al 100 % y me granjeo algún enemigo proclamando que yo soy de los que perseguiría también los correbous, pero no hacemos ya bastante daño a las especies del planeta ?). Entonces, como hago para generar un blog que llegue, no sé, a los 10 o 12 habituales, y que tenga un ritmo adecuado. Laporta todos los días ? Saco a Belén Esteban a ver qué tal, exponiéndome a un amable pero convincente escrito de un prestigioso bufete de abogados defendiendo a Telecinco ?.
No puedo, no debo, esconder un cierto grado de frustración. Uno se embarca en ésto, que avanza, a borbotones pero avanza, hacia 150 posts y casi 5 meses de existencia ( impensable cuando empecé ), y sin falsas modestias, no esperaba que nadie sometiese a su organismo a 3 meses viendo The Wire o The Sopranos, eso es físico, tremendamente gratificante pero, a priori, da pereza. Pero de ahí a ( estoy casi seguro ), no aguantar ni los dos minutos iniciales de algún tema... sabéis, da igual porque estar aquí, leer o no leer, hacer o no caso, es, en el fondo, disfrutar un poquitín más, de nuestra libertad.
Y no iba a poner más frases lapidarias.
Pero sí voy a insistir, lo puse hace semanas y tenéis que oirlo : es su riff, su golpe, y su sofisticada energía primaria. Jamás os creeréis cómo lo descubrí, pero hoy os quedáis sin saberlo, que luego me abroncan si me alargo.
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