No voy a negar cierta desorientación reciente: la he plasmado en posts patéticos pidiendo comentarios y he dejado que aflore subliminalmente publicando párrafos con olor a descarte cual si fuesen ya sellos que poner en un impreso, para salir del paso, fichar y cubrir el expediente. Bueno: ante todo he de aceptar que escribir no convierte a nadie en escritor, escribir cuentos quizás convierta en cuentista, pero la ficción, hasta el conato de ensayo que alguna vez he tanteado, me sonroja tanto, me causa una vergüenza y una sensación de becariado y de ser voluntariosamente inútil, cuando leo lo que son, o eran, capaces de hacer los Houellebecq, Franzen, Bolaño o Foster Wallace que tanto admiro. Totalmente capaces de levantar una catedral de texto sobre cuatro cañas, mientras afanosamente intento cuadrar los episodios del comisario y pergeñar un cuentecito que hable de pericia, de picaresca y de tardofranquismo. En fín, que no lo dejo porque eso es dar alegría a enemigos, pero sí aviso que noto cambios cuyo alcance no atisbo a especular. Cada vez reseño más libros en Un libro al día porque me siento como si, tras unas cuantas operaciones de tanteo, allí puedo expresarme con la misma naturalidad y confidencia que aquí, y me doy cuenta que es egoísta insistir en el nombre de uno cuando en otro lado se está casi igual y, aunque el lema me haya dado asco en otro contexto muy recientemente, juntos podamos más. No tiene mucho sentido alargarme más. Sigo estando, aunque cueste algo más encontrarme.
Francesc, según nos oye entrar, ya sabe lo que tiene que hacer. Sin alegría pero con decisión, se inclina hasta una maleta, la abre, desaparece, pasan unos segundos, a veces dos, o tres, y de improviso vuelve a aparecer. Dicen que especula. Tal vez solo represente un papel. Quizá sea un ilusionista.
ResponEliminaEsta noche, las visitas se amontonan sin orden alguno. En la entrada: un texto que no anuncia nada. Tal vez el blog de Francesc sea ya una tasca, o un garito; parece un espacio ruinoso donde la vida diaria se aleja sigilosamente, en el que las puertas encajan mal, las losetas del suelo estan rotas, las paredes, desconchadas, las vigas podridas, y una especie de nada limpia flota en cada rincón. Solo el destino puede programar visitas cada jornada.
Así que pego un tajo y acabo con todo. Aprieto las líneas de código y retuerzo las sangrías. Fulmino su nombre y escribo: González Pons. Reduzco la memoria histórica, purgo el archivo, reescribo cada post. Planto a la Duraneta, siembro a los albertos: el Riera, el Boadella, y nos hacemos todos socios del Real Club Deportivo Espanyol.
Frente al nuevo blog sonrío, satisfecho. Y es ahora cuando deseo que sí, que Francesc reaparezca, y que al venir, traiga sus gafas de ver. La realidad es a menudo fantástica, así que uno puede pedir.
La longitud de onda y el frío físico y mental: una cosa sobre la otra.
EliminaPues no lo dejes.
ResponEliminaDa placer leerte.
Un entrañable conocido en estas madrugadas.
Acompaño en silencio.
Un abrazo
Tus palabras, quizás más por lo poco que te prodigas últimamente, me dan un ánimo especial. Espero que el silencio pronto dé paso al grito eufórico, por cierto.
Elimina¿Qué son esos tics de "iaia", chaval?
ResponEliminacuando uno empieza a hablar de achaques a la mínima que puede, venga o no venga a cuento, mala señal.
Hay mucho músico que genera respeto y aunque pocos griten su nombre a los cuatro vientos. Luego está Justin Bieber.
Los que solemos pasar por aquí no creo que seamos fans de Justin Bieber.
No nos amenaces, hombre.
6Q
Tics de iaia: tocado y hundido. No lo vuelvo a hacer. Escribo y callo que es para lo que me pagan. No he mencionado a Justin Bieber. Creo, me da mucho miedo ese mocoso con voz de niña pre-púber. Es uno de mis mayores sospechosos de ser el Anticristo, si ya hubiese bajado a la tierra. Otros serían Rajoy, Duran y Marylin Manson cuando va desmaquillado.
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