EL CAMBIO DE CICLO

Dos de ellos se asomaron por el hueco de la escalera a mirar si algún vecino había salido al rellano escandalizado por el portazo. Lo único que vieron fue la sombra de Jesús desplazándose rápido hacia abajo. Esperaron otro golpe, el de la puerta de la calle, pero recordaron que tenía aquel sistema hidráulico que la frenaba, y dudaron que el enfado de su amigo tuviese tal magnitud como para hacer incluso eso.

-Lo conozco demasiado bien. Lo ha hecho más para que alguno le fuera detrás y le dijera que no se largara, que porque quisiera irse de verdad.

-Siempre pensamos que conocemos a alguien bien hasta que nos sorprende. Y entonces decimos lo inesperado que ha resultado ser lo que ha hecho.

-En la tele siempre lo dicen de los asesinos en serie.

-Habrá que joderse: Jesús se enfada porque nos burlamos de sus cosas y ya es el carnicero de Milwaukee. 

-Oye, tú has empezado a reírte de su corbata. De que llevara corbata primero y de cómo era la corbata luego. Luego de que no la llevase con una chaqueta y luego de que la combinase con un jersey y luego de que el color del jersey era inapropiado. Pues menudo pack de burlas le has metido.

-Él se ha pasado el verano riéndose y diciéndome que llevaba camisetas como si estuviese en un cásting para Big Bang Theory.

-Ya, pero tú eres tú.

-Sí señor. Esta mañana lo era. Muy bien pensado. (Aplaudió ostentosamente, como el que inicia una salva de aplausos esperando que alguien le siga, pero no fue el caso).

-Ríete lo que quieras. Tú eres el tipo que puede poner el contrato del piso a su nombre porque tienes una nómina que lo avala, el que se sube a más chicas y encima el que gana más a menudo a las cartas.

-Ya. Y el pobrecito Jesús es un loser que se pone corbata porque se ha citado tres veces con un policía que parece salido de la sección de franquistas del Museo de Cera.

-De Madame Tussaud.

-¿Qué?.

-Nada.

-No, nada de "nada"!, ¿qué cojones has dicho?.

-Hostia, déjame en paz.

Puso el mazo de cartas sobre la mesa otra vez. Lo había tomado de la mesa para barajar, pero no había movido una carta de su sitio. Había usado el mazo todo el rato como una especie de vara, entre el pulgar y el índice, como para recalcar sus palabras. Como los tipos que siempre llevan el teléfono móvil en la mano.

-Está muy raro.