A la espera de un siguiente post, y como ya sabes (me niego a emplear el Vd.) que cuando uno tiene palabras dentro de sí hierven y hierven hasta que salen como una olla a presión...empiezo a redactar un primer borrador de lo que ando pensando que debo decirte, para que me repliques, o para que me digas que sí que tengo razón (el tono condescendiente o no tú lo eliges), o para lo que surja. Primer borrador que en mi caso casi siempre es el último y definitivo.
Después de ir leyendo cosas que has escrito, tanto algunas concretas y públicas como otras más intimas y abstractas, debo confesarte mi admiración por tu determinación y voluntad a favor de la cultura como gran valor de la humanidad. Aunque comparto alguno de los planteamientos de Antonio Tello (los escritores comen, sus familias también, y eso), sí que estoy de acuerdo en que la red, o la crisis, o el colectivo de gente que creamos lo que sea con nuestros blogs, o mejor todo eso y muchas cosas más sumadas, hemos generado poco a poco una realidad diferente, que puede crecer y ser una alternativa, o no, aún es pronto para decirlo. No sé si hablar de mundo nuevo o viejo es como yo lo definiría. No sé si extrapolar lo que parece que puede ser un éxito en ciernes con orsai a toda la estructura de la industria cultural, o a otras, es muy acertado. Que la cultura debe poder intercambiarse y difundirse con plena libertad es algo que comparto. Cierto tipo de cultura que admita cierto tipo de soporte, por eso. Que quién arriesga su dinero o su tiempo o lo que sea que podría emplear en otra cosa para crear cultura, debe contar con alguna seguridad de que eso no va a ir al río, hay que tenerlo en cuenta. Haces mucho énfasis en la eliminación de los intermediarios en los procesos, y el nuevo mundo sí permite que haya un canal directo entre quién crea y quién disfruta/consume/usa/prueba su creación. Los intermediarios en ese proceso no aportan gran cosa. Pero este mundo viejo, que aún durará un tiempo pues todo está demasiado bien montado, los intermediarios, o los comisionistas, o como quieras llamarle, todavía son un elevado porcentaje de la masa laboral que, si fulminamos, habría que emplear en otro sitio. No sólo hablo del especulador que pega la mordida en cualquier transacción de dinero, hablo también de la recepcionista de la oficina de la naviera que permite que en Barcelona pueda comerme un mango de Costa de Marfil o un plátano de Ecuador, hablo de la cajera a salario de mierda que te cobra las cosas en el Dia o en el Caprabo, que no son otra cosa que empresas de distribución, pues no vas a la fábrica a comprar un paquete de macarrones o a la huerta a llevarte los tomates. Por no mencionarte al pobre desgraciado que, tras quedarse en el paro, va tirando de cargar la furgoneta con cosas para llevarlas de un lado a otro.
De acuerdo con que el que todo eso nos haya llevado a un mundo de bancos y aseguradoras y auditores y consultores no es el mejor de los argumentos. De acuerdo con lo nocivo de las acciones de los encorbatados.
Así que Hernán, creo que mientras se junte el dinero para garantizar ese 2012 de la revista es bueno que retozemos en ese modelo y se insista en las bondades, pero en algún momento se habrá de volver a la realidad de la creación. Que creo que es lo que se espera.
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