divendres, 30 de novembre del 2012

LA PLAZA DE OCCIDENTE

No voy a negar cierta desorientación reciente: la he plasmado en posts patéticos pidiendo comentarios y he dejado que aflore subliminalmente publicando párrafos con olor a descarte cual si fuesen ya sellos que poner en un impreso, para salir del paso, fichar y cubrir el expediente. Bueno: ante todo he de aceptar que escribir no convierte a nadie en escritor, escribir cuentos quizás convierta en cuentista, pero la ficción, hasta el conato de ensayo que alguna vez he tanteado, me sonroja tanto, me causa una vergüenza y una sensación de becariado y de ser voluntariosamente inútil, cuando leo lo que son, o eran, capaces de hacer los Houellebecq, Franzen, Bolaño o Foster Wallace que tanto admiro. Totalmente capaces de levantar una catedral de texto sobre cuatro cañas, mientras afanosamente intento cuadrar los episodios del comisario y pergeñar un cuentecito que hable de pericia, de picaresca y de tardofranquismo. En fín, que no lo dejo porque eso es dar alegría a enemigos, pero sí aviso que noto cambios cuyo alcance no atisbo a especular. Cada vez reseño más libros en Un libro al día porque me siento como si, tras unas cuantas operaciones de tanteo, allí puedo expresarme con la misma naturalidad y confidencia que aquí, y me doy cuenta que es egoísta insistir en el nombre de uno cuando en otro lado se está casi igual y, aunque el lema me haya dado asco en otro contexto muy recientemente, juntos podamos más. No tiene mucho sentido alargarme más. Sigo estando, aunque cueste algo más encontrarme.

dijous, 29 de novembre del 2012

MUERTE CELULAR

Deadmau5: insoportable
Es difícil enfocarse en una escena que ha acabado generando monstruos a medida. Si me dicen en el año 1998, o en el 2000, que porque DJ's como Paul Oakenfold, Sasha o Danny Tenaglia, o mis reverenciadísimos Deep Dish empezaran a toquetear filtros y crossfader, a probar colocando algo de dub, a experimentar con pistas no estrictamente instrumentales, llegaríamos al extremo actual, no lo hubiera creído. Puede que hasta hubiera acusado de malintencionado a quien lo hubiera ni insinuado. Pero ésta, y empiezo a saber ya demasiado de qué hablo, es la situación actual. La escena electrónica se ha convertido en un campo de batalla con dos bandos de expertos francotiradores. Los de escuela experimental, ávidos tanto de crear constantemente y de improvisar fusiones de estilos a veces tan antagónicos que la cosa acaba resultando algo grotesca (Four tet, el tipo que una vez se llamó Manitoba, Flying Lotus, más el espíritu de Richard D. James, el de Squarepusher o el de cualquiera que hiciera techno de laptop hace más de diez años) contra la turba hortera y horterizante que ha tomado cabinas, discográficas, emisoras, promotores de conciertos y de festivales, que se ha adueñado hasta la saturación ya no sólo del sonido sino del espíritu festivo. El demonio absoluto es David Ghetta, aunque otros como Deadmau5 o Martin Solveig no deben ser para nada tomados por enemigos pequeños. Son ellos los culpables del adocenamiento, la banalización, ellos son responsables de que todo acabe pareciendo igual, bombo, caja 4x4, filtro aquí, estúpidas voces con estúpidas proclamas allá. Este feat. el otro y Zutano feat. Mengano. Muerte, muerte a todos ellos.

dimecres, 28 de novembre del 2012

OBVIO

Es un frío gris y plomizo el que me pilla leyendo historias reales de polacos en Angola e inventadas de alemanes en México. El mismo que me atrapa otra vez incumpliendo advertencias, que no borraré para aprender tristemente de la experiencia.
El frío viene sin avisar, tal como, por ejemplo, se van las mayorías absolutas, porque en muchas cosas de la vida forzar las cosas suele acabar en romperlas. Luego con los añicos no hay quien haga nada. Siempre faltan piezas, y los adhesivos nunca funcionan como en los anuncios. Siempre hay alguna pieza que no encaja o que no se encuentra, siempre el adhesivo se acaba pegando a los dedos y uno se enfada y se ofusca. Se da cuenta de que el objeto no será el mismo. Entonces suelen perderse los nervios, y no siempre hay terrazas donde salir y respirar profundamente. No cualquier terraza sirve para eso.

dimarts, 27 de novembre del 2012

LEJOS DE LA DIVINIDAD

Si me está dando por relecturas de algunos libros es simplemente para constatar si todas mis impresiones iniciales son matizadas por esas segundas experiencias. Como si hubiese de comprobar que soy el mismo río o no en el que se bañan esos libros. Leí hace unos cinco años esta recopilación de relatos temporalmente anterior a algunas de sus obras capitales. Lo leí y me gustaron mucho algunos de esos relatos y, en algunos otros, pasé volando ante lo que parecían estructuras poco amigables para el lector. Es Bolaño; así que uno tiene que poner de su parte.
Llamadas telefónicas incluye grandes relatos de Bolaño, como el inicial Sensini, precioso cuento en el que no sobra una palabra, pero también algún desvarío excesivo: la extensión de alguno de los relatos de la última parte es excesiva y obedece más al dejarse soltar del escritor que a la finalidad intrínseca de un relato corto que debería ser contar algo interesante o al menos significativo, sin alargarse ni adornarse excesivamente. Pero en todo caso la balanza se inclina mucho del lado bueno: un cuento como Sensini o el inmediato posterior, el de Leprince, escritor en la resistencia francesa contra los nazis, son, junto a Detectives, muestras del mejor Bolaño, no de un Bolaño que evolucionaba sino de un Bolaño ya maduro. Los libros de relatos son magníficos para hacerse una idea de los mejores niveles de los escritores: libros que pueden llegar a niveles excelentes pero a los que se les perdona deslices. Llamadas telefónicas los tiene, pero son perdonables.

dilluns, 26 de novembre del 2012

GUIJARROS, PEDRUSCOS, PIEDRAS, ROCAS

Venzo mi repugnancia por un día. La venzo por el aluvión de información, porque Twitter no para, y porque demasiadas veces pasa lo peor. Debíamos tener en cuenta lo acomodaticio de las lecturas de los políticos.
Artur Mas se dio un severo trastazo ayer. Adelantar elecciones e invocar mayorías, apelar a la excepción y, en el colmo del descaro, pedir votos prestados (votos a canjear por un poder de cuatro años), toda esa parafernalia, sólo le ha servido para retroceder significativamente en votos y en escaños, conservando, eso sí, una amplísima ventaja sobre los otros partidos. Siguen siendo el partido más votado y rebasan por más de medio millón de votos al segundo.
El segundo es ERC, partido más belicoso en el aspecto independentista, cuestión que llevan planteando siempre, no de la manera oportunista de CiU, el partido de Mas. De hecho, es fácil ver que los votos de un partido, y sus escaños, han sufrido un proceso de trasvase. Como si el préstamo hubiera sido la otra vez y no ésta. 
Pues bien, en España se está considerando que el nacionalismo ha dado un retroceso. Mas ha sido muy astuto al asociar la reivindicación soberanista a su persona, pero no es así. Lo que ha pasado es que muchos catalanes juzgan a Mas y a sus proyectos y a sus plazos como abiertamente insuficientes: se busca más velocidad y más contundencia. Pero en  Madrid, con una simpleza sonrojante, sólo se ha observado el descalabro de Mas, y hay fiesta grande porque esa mayoría absoluta les daba miedo y piensan, sin que les falten motivos, que podemos perder, a partir de ahora, un tiempo precioso enzarzados en discusiones. Ojo. Junqueras es un tipo claro, vehemente y laborioso como pocos. Sus discursos de final de campaña le han aportado decenas de miles de votos y quien piense que, habiendo más que duplicado votos, va a quedar en un rincón solazándose con su primer logro, lo lleva claro. Y además, un partido como las CUP ha irrumpido en el parlamento: que nadie piense que una fuerza radical y anticapitalista se va a estar quietecita.

diumenge, 25 de novembre del 2012

FALTAS DE ASISTENCIA

Carezco de la paciencia como virtud vital. O sea, tengo esa dosis que me permite no actuar como un energúmeno cuando delante mío en la cola del banco una abuela insiste en aturdir al empleado ingresando cada mes míseras cantidades en las cuentas de sus nietos (esos que acudirán a su casa y mientras esté distraída robarán pequeñas cosas para venderlas y comprar droga), o que me ha hecho perderme muchas escenas iniciales de películas antes de recriminar a la gente que no lleve el dinero preparado para comprar las palomitas. Pero la paciencia a la que me refiero es otra: es la de la aceptación de los contratiempos y el convencimiento de que los ciclos son de semanas o de décadas pero siempre se acaban cerrando. No tengo paciencia en eso. No me gusta esperar. Lo quiero todo.
Eso es de una canción, ¿no?. O el lema de un partido político que tenga un planteamiento particularmente radical. Sí, de esos partidos que nunca obtienen grandes resultados por culpa de que siempre hay quien los boicotea de manera solapada, y los sienta en un despacho y les dice, chicos, por aquí no tiréis, que no hay nada más que incerteza y desolación.
Entonces, mi paciencia no es de las que se mitiga dando insistentes golpes con la pierna contra el suelo. Sólo encuentro alivio haciendo lo posible por que las cosas cambien o se aceleren o tomen otro derrotero, sólo me quedo conforme agotando hasta el último cartucho en la batalla que libro, da igual cuál sea.
Se preguntarán por qué les cuento ésto. Hacía tiempo que Jesús había cambiado sus costumbres de un modo tajante. Temo ser insoportablemente arrogante usando esta frase, pero nadie lo conocía mejor que yo. Tardes y tardes sentados en una mesa, casi en silencio al principio, quitándonos las camisetas por el insoportable calor del ático, pero manteniendo una tras otra tantas y tantas conversaciones con inicio banal pero que evolucionaban hacia los principales misterios que el mundo albergaba (uno de los cuales, por qué jamás estábamos en la habitación cepillándonos a alguna chica, no conseguíamos resolverlo nunca) y que, casi siempre, acababan dejándose para otro rato, para otro día que el calor no fuera tan agobiante, lo que quería decir que quedaban sin resolver.
Yo noté a Jesús tan extraño y tan disperso que empecé a elucubrar no con cuál sería su siguiente paso, pues no me daba tiempo a eso, sino cuál podría ser el último. Me dio por pensar que un día se iba a suicidar. No sólo pensarlo, tardé tan poco en convencerme que ese era el destino que se cernía sobre él, no en la primera esquina ni en la segunda sino al final de la avenida, que decidí seguirle para cerciorarme de que no planeaba algo raro.

En una de ésas descubrí al tipo con el que se veía: al comisario misterioso del que hablaba como insinuando que le preguntáramos para a continuación proclamar que, por nuestra seguridad no iba a comentar nada.
Por pura curiosidad, seguí al comisario una de las veces que se separaron tras pasar media hora en una cafetería, media hora en que el café que le sirvieron a Jesús se enfrió en la noche de los tiempos sin que le diera tan solo un sorbo. 
Fui tras el comisario hasta un edificio y me las arreglé para entrar a su lado. 
Entré en el ascensor y pulsé el piso más alto del edificio. Era uno de esos ascensores con espejo en las paredes y yo disimulé mirando como mi imagen se reflejaba en el infinito hasta la nada.

-A veces el principio y el final de las cosas están en el mismo sitio. Curioso, ¿no?.

Dijo la frase justo en el momento en que salía del ascensor en su piso, el séptimo, así que apenas pude girarme sorprendido y sostener su mirada unas décimas de segundo.


dissabte, 24 de novembre del 2012

ABEJAS BRILLANTES

Pobre David Sylvian, si le hubiera pasado lo que a Phil Oakey con el pelo. Mira que usó tintes de todo tipo hasta alcanzar ese horripilante tono peróxido de cuando Japan eran cinco tipos con pintas más cercanas al heavy metal o al boogie rock que al sofisticado glam-synth-pop-rock de alta tecnología e influencia oriental con el que acabaron su carrera. Pero el mundo es un sitio sumamente injusto. Así que David Sylvian conserva sus guedejas que las nieves del tiempo, que dice el tango, platearon y Oakey tuvo que optar por el rasurado craneal, ante la crueldad que esas mismas nieves mostraron ante su flequillo. Oh. El flequillo de Phil Oakey indudablemente nos posibilitaría unas cuantas frases sansonianas.
Pero no.
Portada de Gentlemen Take Polaroids, extraordinario disco
Sylvian, tras el final de la banda en 1982, cuyos motivos desconozco (pero puede que un día especule con ellos, como hice con el final de los Talking Heads: gracias a todos por los miles de comentarios sobre este post. Hagan cola, señores), Sylvian no pudo estarse mucho tiempo quieto sin seguir haciendo música. El final de la banda alcanzó a Japan muy coherentemente metidos en una deriva hacia la música de alta influencia oriental. Colaboraban con miembros de la Yellow Magic Orchestra, incluyendo al celestial Ryuichi Sakamoto. Sylvian, supongo, gran influencia en ese giro de la banda, tomó para su carrera en solitario ese camino, y facturó dos formidables discos en los que se expresó con gran libertad por una parte, al retroceder poderosamente en su exposición estética personal (igual, ejem , ya había recibido advertencias de su dermatólogo) y, por otra, al girar la espalda a los designios de la industria. Siguió en Virgin, en ese momento emblemática y todopoderosa, pero sus discos pasaron a ser material de difícil primera escucha, catálogos de la huida del estribillo. Estaba claro que Japan se conformaban con haberle prestado los peinados a Duran Duran. No irían más allá. Sylvian dejó de ser el émulo extra-andrógino de Bryan Ferry y empezó a ir por los pasos de su intuición musical.
Tejanos y corbata? Estás seguro?
Brilliant trees (1984) es su debut y pronto las cartas están sobre la mesa: la nómina de músicos incluye a Sakamoto, a Holger Czukay de Can, a Jon Hasell. Los ritmos casi bailables de Tin drum pasan al congelador directamente. Es un disco que se abre con un tema, Pulling punches, que es pura desestructura rítmica, con cambios constantes y con escasas facilidades al oyente. A continuación The ink in the well es una melodía algo más clásica, pero igualmente a espaldas de ninguno de los factores que encumbró a Japan, empezando por el glamour. Sylvian eligió la oscuridad y el fogonazo de la popularidad de masas. Nostalgia, y toda la segunda cara del disco, es una sucesión de canciones prácticamente estáticas, solemnes y tristes, con capas y capas de sonido, sobre las que la voz de Sylvian se desplaza como una textura más. El único conato de hit es Red guitar, en cualquier caso, tan alejada del mundo de Japan que más de uno de sus seguidores debió dar por muerto a Sylvian. 


Nada más lejos de la realidad: por si el susto no había sido suficiente, por si el método comercialmente suicida no era lo bastante efectivo, Gone to earth fue un doble disco repleto de temas instrumentales, doble en una época en que apenas había discos dobles, con una portada horrorosa estilo new age y, por tanto renunciando absolutamente del tirón comercial que la imagen de Sylvian acarreaba. Parecía obstinado en rechazar a todo el público que había acudido a la banda atraído por su estética. La música era lo primero. La lista de los que deberían aprender de esto, pronto en un DVD en todos los kioscos.
Sin ventas millonarias no hay presupuesto para maquillaje
En 1987 publica Secrets of the beehive, delicada colección de temas aparentemente casi acústicos, pero con un trasfondo de torch-song experimental que lo convierte en un clásico instantáneo. Canciones cortas, aparentemente lánguidas y perezosas, pero inspiradas y, en el fondo, perversas. Otra vez una portada sin Sylvian, otra vez un disco sin la mirada puesta en las listas, otra vez la obra de un músico al que todo parece darle igual. Honrado como pocos, David ha pasado en cuestión de cinco años a una especie de estado de ermitaño musical en constante movimiento, dando pasos en falso, experimentando con resultados desiguales, poniendo su voz y su talento al servicio de músicas de lo más variadas y extrañas, siempre con una mentalidad abierta y elusiva de lo cómodo. Ni siquiera se ha sentido en ningún momento tentado de reunir a la banda al completo de nuevo (imposible, pues Mick Karn murió hace unos años), o a sus miembros restantes, dar una gira megalómana y garantizarse un futuro de jubilado asistiendo a tertulias sobre los dorados 80. Por favor, señores, pónganse de pie y aplaudan.


divendres, 23 de novembre del 2012

TRATADO RÁPIDO DE NEUROLOGÍA BÁSICA


1. Búsquese con cierta frecuencia por la red todo tipo de referencias sobre música avanzada. Procúrese, años antes, haber dispuesto de la suficiente curiosidad para ser capaz de leer en un número de idiomas relativamente significante. Más años antes, procúrese nacer en una zona relativamente tranquila del mundo civilizado, de manera que las necesidades básicas no apremien y se pueda acceder a una educación y a un status vital a tal efecto. Más para arriba: háblese con dios.
1 anexo A. Dios es una entelequia para tenernos controladitos. Ignórese la última frase del punto1.
1 anexo B. Si no se puede aplicar al anexo A no siga leyendo.

2. Estábamos buscando música avanzada en la red. Encuentre por casualidad un disco que le fascine particularmente. No haga más, quizás, que prestarle más atención y mayor número de escuchas de lo habitual. Lo cual provocará que asocie las canciones a un mayor número de circunstancias coincidentes con la escucha. Lleve el disco en el coche. Tenga en cuenta que, excepto en núcleos urbanos abarrotados en horas punta, le encanta conducir.

3. Use el disco para marcar pecho sobre lo que es una reseña entusiasta, valiente, y erudita pero amigable. Envíe esa remesa a efectos de evaluación de su trabajo, junto a otras, más, siendo ésa justo la joya de la corona, el diamante que brilla entre el carbón, y otros miles de símiles ligeramente cursis y más propios de la decadencia pequeño-burguesa que corroe y colapsa el mundo actual y las perspectivas de la humanidad.

4. Obtenga un éxito que está por ver si es un paseo triunfal o una simple victoria pírrica.

5. Desarrolle un mecanismo pavloviano por el cual la simple evocación de una estrofa del disco, ni eso, de una línea de bajo o un par de notas de piano, activen proustianamente la cadena de recuerdos agradables que acaba en la frase interior: tengo que escribir material para la web.

6. Llegue hasta tal sensación respecto al punto 5 que le haga pensar de forma repetida si es el disco o el recuerdo al que lo asocia lo que tanto le gusta.

7. Medite sobre ello durante el espacio equivalente a un punto de este texto.

8. Descubra que ese proceso es digno, a falta de terapias psicoanalistas más prolongadas que acabarían por revelarle aspectos poco cómodos de su personalidad, de ser transmitido a un escrito, por si alguien que lo lea y sea capaz de interpretarlo pueda serle de ayuda.

9. Evalúe si no se trata de un silogismo con ramificaciones políticas el siguiente proceso con el que pueden establecerse, sin complicarse la vida en exceso, analogías.

escribir --> ser leído --> ser visible en la red --> obtener difusión --> cobrar por ello -->     adquirir cosas --> fomentar el consumo

10. Caso de desestimar una relación causa-consecuencia, publicar estas líneas.
10 anexo A. Reflexionar detenidamente sobre el hecho de que, el día siguiente a proclamar que no se publicará con caracter diario, se escriban dos posts, de momento.


dijous, 22 de novembre del 2012

RESPETO INFINITO


High Tech Soul: The Creation of Techno es un simple documental sobre música. Sobre el fenómeno del Techno de Detroit, el entorno social del que surgió, el caldo de cultivo urbano, todas esas historias tras los movimientos y de las que uno raramente se entera, absorto en lo mejor que se puede hacer con la música, que es escucharla y disfrutar de ella. No sólo salen negros con camisetas, hablando sentados en una escalera, descuidadamente: hay hasta un señor blanco con gafas y una pajarita, que habla delante de una hilera interminable de libros. Importante el tono de seriedad que aporta una cosa así: no vayamos a pensar que son cuatro chalados inspirados por el abuso de sustancias.

La cuestión es que el documental es magnífico. Apenas una hora y cinco minutos de testimonios de los músicos que protagonizaron el movimiento, donde se muestran relajados, bromean, reivindican con naturalidad su papel, hablan de cómo se hicieron amigos, dónde se conocieron, cuáles eran sus influencias. Parece también que hasta reivindiquen esa ciudad destartalada y poco glamourosa que, mira por dónde, resultó alumbrar el nacimiento, expansión  y triunfo de esta corriente musical, como hace años había sido testigo del nacimiento de la Tamla/Motown. Y no: Derrick May no se comporta como Berry Gordy, ni Paris Grey es Diana Ross (bueno, supongo, Paris Grey no sale en el documental). Qué falta de divismo la de esos tipos: qué naturalidad al hablar de esos momentos, grabados a fuego en la historia de la música, no con el aire nostálgico de los abueletes (pues nunca coinciden en pantalla), sino con el sentimiento positivo y responsable de lo que son. Un grupo de tipos que consiguieron, sin  ser plenamente conscientes de ello, hacer avanzar la música varios escalones de golpe. Que trasladaron esos sonidos que fluían en su cabeza (increíble cuando hablan los productores, cuando hacen esos ruidos con la música sobre el ritmo) al vinilo o al CD, que, timoratos ante la magnitud de lo que lograron, viajaron a Europa (de donde habían surgido los discos que los influyeron) para comprobar cómo allí se había valorado lo que habían hecho. Supongo, que quedándose alucinadísimos.
Que, décadas más tarde, siguen haciendo música, la música que quizás no les haya convertido en millonarios ni en personas populares a las que pedir autógrafos, pero a la que muestran un respeto, una veneración y un amor por encima de todo. Lo cual, aunque no sea un lema que cuelgue en un rincón de este blog, ni una frase que esté arriba al lado de mi nombre, ni ninguna de esas cosas tan solemnes y tan ceremoniosas (y tan avergonzantemente arrogantes), los convierte en los auténticos héroes de este rincón del éter. 
Por supuesto, el documental está trufado de excelente música, alguna incluso compuesta ex-profeso, sin desentonar lo más mínimo y obviamente en el estilo propio. Insisto, sin nostalgias y sin cargar las tintas en añoranzas del pasado. Cómo, si esa música suena tan fresca y actual como el primer día. La música de los últimos 25 años no hubiera tenido sentido sin estos tipos. Muchísima buena y otra bastante mala. Como Von Braun, no tienen la culpa de dónde llevaron otros sus descubrimientos.
Y encima el documental puede verse, gratis, aquí.



dimecres, 21 de novembre del 2012

AFÁN DE SU(deses)PERACIÓN

Foto por cortesía sin precio de Horacio Aragona
No voy a publicar diariamente por unos cuantos días.
Estoy harto de que la cuestión política sea el cómodo colchón al que recurro en cuanto otras fuentes se secan. Nadie se merece tanta bandera y tanta soflama. Cuanto más lejos estáis, menos os lo merecéis, por supuesto. Es una cuestión geométrica, que podría explicar con un gráfico, pero no voy a hacerlo. Tiene que ver con arcos y con ángulos y con el área de un círculo. Así que echo el freno un poco. O sea: nada de sentarme ante el teclado, como estoy haciendo justo ahora, simplemente para emitir excusa tras excusa. No: o hay un libro o hay un disco o hay una serie (porque ya no sé qué ha sido de las películas), o dispongo de una ocurrencia de los avatares de Jesús y el comisario sin nombre, o ya no voy a embaucar más a nadie para que me visite y me lea algún chascarrillo y diga, eh, qué pasa. Lo que dan en la tele es una basura, he decidido no dejarme influir por prensa y encuestas, y los detalles de mi vida privada sólo pueden interesarme a mí. O sea: hay que centrarse en algo concreto, en nombres que poner en negrita o en cursiva, y hay que dejar de rellenar entradas en base a las mil y una maneras de mirarse el ombligo. Que es algo demasiado fácil cuando se dispone de papel en blanco y fácil verborrea.

dimarts, 20 de novembre del 2012

NO ACEPTAMOS PROPINAS

Cuando, si corro, porque voy tarde, ésto se publique, estaremos a 20 de Noviembre. Un año justo de gobierno de ultraderecha en España, y 37 años desde que una alimaña murió o, como unos valientes se atrevieron a decir, dejó, por fin, de sufrir. Mierda de política y torpeza de gobierno que eligió esa fecha para unas elecciones de autoinmolación. Eso significa, además, que la odiosa dinastía borbónica lleva en un poder impuesto por un dictador el mismo tiempo, más o menos (en función de que se considere que Franco accedió al poder el día del golpe de estado o el del final de conflicto) que el dictador. Qué bien se lo montan algunos. O sea, este estado constituido completamente de remiendos lleva entre 73 y 76 años sometido directa o indirectamente a la voluntad de un hijo de puta golpista que provocó una guerra con un millón de muertos, y la definitiva división (horizontal, hay otras muchas transversales) entre vencedores y vencidos, perdonadores y perdonados, y otros muchos símiles que entrañan, en el fondo, la misma imagen triste: sometedor y sometido. 
La casualidad, el morbo, lo que sea, hace que el final de esta semana de malas efemérides coincida con  las elecciones que con mucha pompa se están definiendo como claves para el futuro de la que, esta sí, es mi nación. Lo siento, igual que quiero a mi mujer y no quiero a otras, o a dos niños que son mis hijos y no puedo querer a otros: Catalunya es mi nación y sus símbolos y sus paisajes son los que considero míos, y todos los otros, llámense meseta ibérica o estepa siberiana, no lo son, o no lo son tanto. No se puede hacer nada para que eso cambie. Nada. Y en eso coincido con mucha gente, y en eso tengo disparidad con otra mucha más gente. Tampoco soy chino, y el que haya mil millones de chinos no va a convencerme de que lo soy. Abrumadora mayoría, lo que sea, podrá hacer que me muestre más prudente en manifestarme, como mucho. Pero eso será coacción. No soy de este estado que agacha la cabeza un mínimo de 73 años. Los papeles dirán lo que quieran. Oigo el himno y me la suda. Veo la bandera rojigualda y me despierta ya no indiferencia sino, casi, intranquilidad. Veo a los tipos que blanden esas banderas y pienso en qué poco me respetarán si me muestro como soy. No, no quiero a España, ni quiero seguir siendo español por imposición de historias antiguas y de leyes centenarias: ya estoy hasta arriba de esa entelequia, que para mí es eso, y que los que se la crean y la vivan y les entusiasme, pues allá ellos. Joder, también hay quien se emociona con David Bisbal, no?. Pues eso, que nadie me diga cómo me tengo que sentir ni a quien tengo que querer. 

dilluns, 19 de novembre del 2012

LA LEY DE GODWIN

No hago más, últimamente, que ver mencionada la Ley de Godwin por todos lados; como si fuese ya un fin en sí misma, la ley de Godwin acabará generando una Ley de Godwin 2.0 que resolverá que todas las discusiones que elevan su tono la acaban mencionando. Yo diría que la Ley de Godwin 2.0 marcará un hito en la humanidad. Cerrará todos los bucles habidos y por haber, resolverá las dudas en forma de magistral colofón, y todo se habrá acabado. Es más, desde aquí predigo que la Ley de Godwin 2.0 será , con toda seguridad, enunciada el 21 de diciembre de 2012. 
Y bueno, después de mencionarla cinco veces en seis líneas, habrá que saber en qué consiste, no?. Pues ya debo haberla descrito aquí: la ley Godwin estipula que en una discusión o una argumentación sobre un tema cualquiera, la probabilidad de que, conforme esta avanza, se acabe mencionando a Hitler o el nazismo tiende a 1. O sea, que se menciona por cojones. Con el tema de las elecciones para las que falta justo una semana cuando escribo ésto, las menciones son de lo más socorridas y adaptables a los fines que uno se proponga. Y sabemos que un político será lo bastante hábil para acercar la conversación hacia el punto crítico en que mencionar a Hitler surja el efecto deseado. Según el lado del que cada uno esté alineado, se nos ha comparado a la turba (de la que formo parte) de los catalanes terriblemente ofensivos y agresivos que pedimos que se nos deje decidir sobre su futuro, con criminales nazis o con torturados judíos. O sea: hemos conseguido estar en los dos lados al mismo tiempo. Eso si es ubicuidad: según quien nos pinta como verdugos o como ajusticiados. Se oyen chorradas de lo más pintorescas saliendo de bocas de individuos de los que uno esperaría otras cosas. Bueno, o no.
Entonces no es nada extraño que a uno le tienten los libros sobre el nazismo. Joder, si es como estar oyendo grifos abiertos: te entran ganas de mear, inaguantables. Encima, la relación de libros que me envió Horacio incluía este libro que despertó una curiosidad inmediata. Enzensberger es uno de esos escritores alemanes de largo recorrido: y su libro es muy alemán en el sentido de presentarse de forma muy completa y detallada; bibliografía, notas de agradecimiento, relación de personas mencionadas, árbol genealógico, fotografías en un hipersobrio blanco y negro. De todo para completar esta especie de biografía sobre la familia Hammerstein, cuyo patriarca, militar de prestigio que desde los años 30 se alinea hábilmente contra el nazismo, se constituye en personaje central, aglutinando amistades, conocidos, hijos e hijas díscolos y con amistades y posiciones políticas sumamente arriesgadas, en fin, todo lo necesario para hacer de su lectura una estimulante lección de historia, un interesante (aunque prolongado, más de 350 páginas) documento en el que se abarca desde el final de la Primera Guerra Mundial, la cuestión de la República de Weimar, la curiosa amistad germano-rusa (que acabó como el rosario de la aurora) y, obviamente, el aparatoso ascenso de los nazis al poder y su siniestro proceder desde entonces. Acabado el nazismo, el libro no para: las vidas de los supervivientes transcurren en idéntica sintonía de escasa aceptación del mundo tal como se les presentaba. Ningún miembro de la familia abrazó el nazismo y ninguno de ellos fue un elemento cómodo para el poder establecido, fuera este del signo que fuera. Algo en este libro, como la relativa libertad al imaginar diálogos y situaciones, lo acerca al magnífico HHhH de Laurent Binet, del que ya hablé. Y encima, por si ello no fuera suficiente, tres detalles dispersos en sus páginas activan varios mecanismos recónditos en mi memoria: la palabra affidavit, el nombre Kai, que veo mencionado por primera vez y resulta ser el que Víctor Valdés ha elegido para su segundo hijo (tras llamar Dylan al primero), y la mención oportuna y casual siguiente libro en mi pila: el de Kluge, aquí a la derecha. No tanta coincidencia como para enunciar una ley, pero sí como para esbozar una sonrisa cómplice, una vez más, dirigida hacia nadie.

diumenge, 18 de novembre del 2012

EL NUEVO PARADIGMA

Lo que me ha costado encontrar una foto normal de Sasha Grey para ponerla aquí. Quiero decir, no es que yo vaya a ir aquí de recatado ni nada de eso. Lo que pasa es que ciertos temas son delicados per se, y sólo haría falta una determinada foto de un determinado perfil para ser malinterpretado: que es lo que yo no querría. Bien: presentaré a la señorita. Igual que hace años no hacía falta explicarse demasiado sobre quién era Rocco Siffredi, quizás hacerlo sobre Sasha Grey sea algo estúpido. Sasha Grey era, porque ya no lo es, una estrella del porno. Con una edad rozando la legalidad, y con una escandalosa omnipresencia, y con muy pocas manías (no detallaré, quien quiera que googlee su nombre, que se ponga en un rincón discreto, y que compruebe las aptitudes que la auparon a ese estrellato), esta guapa norteamericana se erigió, hace unos años en estrella de ese negocio, en un principio, tan sórdido y éticamente complejo, pero una industria que mueve cientos de millones. 
Aún ejerciendo, su figura empezó a suscitar un interés por encima del puramente morboso. Se autodenominaba existencialista y demostraba poseer intereses y conocimientos culturales más allá del perfil que estigmatiza a los procedentes de este submundo. Bien, sin que me conste que haya llegado a abominar del mundo que la lanzó a la fama, pero dejando bien claro que eso ya pertenece al pasado (un poco ingenua: con Internet y los discos duros del planeta, cualquier registro con imágenes del pasado puede ser presente a poco que alguien se lo proponga), Sasha Grey ha decidido buscar todas las posibilidades de acceder a ser una estrella de otro firmamento. Dicen, escribe o ha escrito o publicará una novela de corte erótico (pero supongo que con alguna intención literaria, cabe esperarlo si dice que ha leído a Sartre). Forma parte de un colectivo de música industrial llamado aTelecine que cuentan con perfil en MySpace y con sesiones de mix colgadas en la prestigiosa web de FactMag. Ha participado en una película seria de Stephen Sondenbergh, The girlfriend experience, y ha interpretado el papel de sí misma en toda una temporadita (la séptima) de Entourage, jugada que considero absolutamente maestra, pues le permitió hacerse aún más visible, incluso, al margen de someter a prueba su capacidad artística con ropa puesta, hizo que mostrara una cara intermedia entre su realidad y su posible futuro en la industria convencional.
Ahora está en España, grabando no sé qué película normal a las ordenes de Nacho Vigalondo, culo inquieto (él, no Sasha) de la escena cultural española, colaborador fijo de Orsai, y, parece, tipo con intenciones transgresoras del cual cabe esperar cosas grandes. Y hoy, cosa que me ha decidido a escribir este atípico post, que puede que me valga algún capón (o no: veamos) me ha parecido que era su cara la que anunciaba una línea de joyería de Tommy Hilfiger. Pero creo que ésto último no: la modelo se parece mucho, pero dudo que una multinacional como Hilfiger arriesgase a que la misma chica que luce sus relojes en la muñeca tenga millones de imágenes despachando con los penes de media docena de tipos hinchados de estrógenos.
Lo cual me lleva ya al final de mi planteamiento: ni me parece insano todo lo asociado al porno (gente mayor de edad entreteniendo a gente mayor de edad) ni me parece que es justo que esta chica no pueda intentar otros caminos sin arrastrar aluviones de comentarios malintencionados cuando no ya ligeramente morbosos. Creo que sería un gran indicio de que nuestro mundo ha evolucionado el que pueda hacerlo con toda normalidad, que digamos que su novela o su música o su trabajo actoral es bueno o malo o regular sin tener que andar perpetuamente con la sonrisa cómplice.

dissabte, 17 de novembre del 2012

DOS HOMBRES Y UNA TRISTEZA

-No se ponga triste.
-Llámeme de tú. Por favor.
-Vale. Joder, alegra esa cara.
-Ya.
-Chico, pues no lo hagas, no pasa nada, ya se me ocurrirá cualquier otra cosa. Solo es que...
-¿Qué?
-Que lo veo claro contigo.
-Ya. Ya sé que quiere convencerme.
-No es eso.
-No lo tiene tan difícil, si eso le importa. Estoy medio convencido de ayudarle en esta historia.
-Pues entonces no entiendo que pongas esa cara.
-No lo entendería.

Le agarró del brazo con una pose algo paternal. Se dio cuenta de las pocas veces que le había hecho ese gesto a ninguno de sus hijos.

-¿Crees de verdad que llegué hasta aquí sin entender a la gente?
-Mire: no lo sé.
-Va. Dame cinco minutos para que te diga tus motivos.
-Si da igual.
-No.

Se acercó un poco más. Pero Jesús no reaccionó retirándose hacia atrás. Cualquiera otro lo hubiera hecho. Entonces el comisario comprendió que, de alguna manera, Jesús estaba cómodo, casi esperando una sola insistencia más, una sola, para soltarse.

-Va.
-Mire: yo estaba convencido de que la historia de las pulseras tenía algo detrás. Que los anuncios, los números de teléfono, los textos, contenían claves, códigos con los que los delincuentes se comunicaban, con los que se pasaban mensajes. Sólo me pasaba que yo era incapaz de procesar esos mensajes y pensaba que la policía lo haría. Por eso acudí a usted.

El comisario pensó que qué adecuado hubiera sido en ese momento, sacar un cigarrillo y encenderlo. Ofrecerle otro a Jesús, esperar que él declinase la invitación, y tender otro pequeño vínculo.

-Después, cuando se interesó por el tema de un modo tan entusiasta, ya pensé en todas las posibilidades: que si paquetes para transportar droga, que si materiales ilegales, que si una estafa descomunal con tal de colocar porquerías a precio de oro. Y me imaginaba que se tiraba de la cuerda más y más y todo era porque yo me había dado cuenta de algo antes que nadie.
-Bueno: nadie había acudido antes a nosotros con eso. ¿No te sirve eso?.
-No!. Nadie lo había hecho porque nadie se había fijado en tal tontería.
-Eh. Puede que aún saquemos algo si hurgamos igualmente.
-Ya. Pero lo que pretende no es hurgar. Es aprovechar mi estupidez para ganar unos cuantos meses de trabajo.
-Suena feo así: no es sólo eso.


divendres, 16 de novembre del 2012

CUADRO DE MANDO INTEGRAL

Subtitulo: Que el cielo la juzgue
Esta entrada estaba preparadita para las 00:01 pero olvidé validar el borrador. He sido advertido duramente por el retraso. Puedo justificarlo: mis hijos están dispuestos a testificar. Mi mujer, si la despierto, también. No salgo, por eso, de mi pesadumbre. No sé cómo arreglar ésto, pues no contraté seguro alguno para tal contingencia.
Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar.

Ayer, 14 de noviembre, hubo una huelga que debía afectar a varios estados europeos. Hubo las clásicas manifestaciones con los típicos movimientos exaltados y las correspondientes carreras de fuerzas del orden azotando a diestro y siniestro a quien estaba por el medio. Todo muy previsible. Cumpliendo órdenes, principios individuales o leyes aprobadas o revisadas hace mucho tiempo.
También hay reuniones donde los dos grandes partidos del estado al que mi nación aún pertenece discuten y no deciden cómo proteger a la gente expuesta a perder sus viviendas a consecuencia de la crisis. La ley hipotecaria tiene más de un siglo y los políticos se escudan en que no se quiere que su modificación beneficie a un tipo que no paga la vivienda donde apenas va dos semanas al año a esquiar. O algo así. Vaya.
Por otra parte me entero que cualquiera que cobre de una empresa americana ha de liquidar impuestos federales USA aunque no resida allí. Un nada despreciable 30 por ciento.
Las noticias económicas dicen que no sé qué año que no está muy lejos China será ya oficialmente la primera potencia del globo, y yo sé una sola palabra de chino (¿nihao?) porque llevan treinta años diciéndonos que lo importante es el inglés. You're fuckin' wrong, man.
Mientras mi hija anda con sus lecciones de historia, con el asunto de Robespierre y la guillotina como, casi, atracción del día en los pueblos franceses. Comed los caramelos mientras el verdugo alza la cabeza chorreando sangre de un noble.
Mientras mi lectura del libro de Enzensberger (veáse, si toca, imagen de la derecha de este post) anda por la confusa época de la República de Weimar y los duros términos que el Pacto de Versalles impuso a la Alemania entre guerras. 
Mi hijo pregunta por lo del sexo, y su beato profesor se dedica a la publicidad subliminal de los prejuicios más enmohecidos. Yo soy de la escuela autodidacta en eso.
La cuestión del día 25 anda, gracias a la saturación de encuestas de todos los tipos, con una sensación muy molesta de que los políticos no van a tomar nota de la voluntad de los ciudadanos, sino que van a interpretarla. Bienvenidos al reino de la tibieza y del eufemismo y del cagarse en los pantalones. Lo avisé, del 11 de septiembre al 25 de noviembre hay muchos días para que la cosa se enfríe. Voluntad de un pueblo. Van a pasarla por el tamiz de lo que ellos saben que es posible. Traduttore tradittore.
Mientras tanto, me enamoro de unas siglas D.U.I. Declaració unilateral d'independència.
Todo parece proceder de un estamento más elevado, y entiéndase que la palabra elevado sólo es para crear una sensación física. La mayoría de las personas estamos abajo y ese 1% parece decidir qué se cernirá sobre nosotros gracias a sus decisiones y a la inestimable ayuda de la ley de la gravedad. Si lluvia o mierda. Tengo que ver a mi psicólogo y preguntarle por qué estoy tan inquieto. Para que me responda lo que ya sé.


dijous, 15 de novembre del 2012

EL FIN DE LA ETERNIDAD

No hay nada más desacreditado que la década de los 80. Por lo menos para cierta generación. Los 80 significan hombreras, pelos cardados, flequillos imposibles, trajes de color lavanda, tonos pastel aplicados hasta a las prendas exteriores, discotecas basadas en las luces de neón y los rayos de láser. Películas cursis. Y ya no hablemos de la segunda parte de la década, pues la primera parte aún resultó relativamente dignificada por el synth-pop. Lo cual no quiere decir que no se hicieran discos dignos: pero el imaginario cultural estaba monopolizado por el despiste y la tibieza.  No significa que no hubiera buenas canciones, algunas, pero, en fin, hagamos una relación con lo que acude a mi mente y veamos cuanto hay de aprovechable.

Va.

Johnny Hates Jazz (con ese nombre), Simply Red, Curiosity killed the Cat, Swing out sister, Black, Climie Fisher, Tanita Tikaram, Double (uf), Halo James, Bronski Beat, The Communards.

Puf.

Pero vino 1989 y nos salvó a todos. Se instauró una dictadura del sintetizador, lo cual tiene un mal nombre, pero a mí me pareció de fábula. Sí: quería ese sonido, que parece frágil pero no se detiene, yo lo quería en todos lados. Qué queréis: me saturaba tanto la porquería heavy-metal que pensaba, equivocadamente, que la sensibilidad había caído toda sobre el mismo lado de la balanza. En cualquier caso en 2001 nunca pensaba, en medio de toneladas de discos plagados de beats por minuto, que me enamorara perdidamente de un disco en el que costaba distinguir apenas un ritmo.

Ese disco era Felt mountain, sus autores eran Goldfrapp: hace mucho que no hablo de él y, todavía, es una casi obvia elección cuando me quedo solo y no sé qué disco poner. Nunca falla. Jamás: de hecho, aún me sorprenden sonidos incrustados en sus nueve canciones. Puede que esa contraportada evocadora (que por cierto, fue la primera imagen del primer post de este blog: al loro) y cierto viaje a la Vall de Boí-Taüll en el cual el CD fue protagonista absoluto (viaje en el que, por cierto, debo recordar que llegamos al hotel a las 15:00 h. -09:00 a.m. hora USA- del 11-S del 2001) tenga que ver: lo de los sonidos anclados a los recuerdos como una ratatouille cualquiera. No parece, en cualquier caso, que yo estuviera solo en esa apreciación. Precioso como pocos, este vídeo que alguien se ha currado en Youtube, para acompañar a una de sus canciones, la que da título al disco y que son hipotéticamente, menos conocidas. Lo aclaro porque el disco contenía singles, sí, canciones relativamente popularizadas, pero los tracks secundarios son los que mostraban su espectacular potencial. Va, disfrutad. En cualquier caso, unas imágenes atractivas no son las que hacen que una música sea mejor o peor. Curioso, pues eso también debían pensar los realizadores de los video clips que nos aturdieron, también, en los 80. Va, llamémosles ya los malditos 80. Goldfrapp fueron injustamente comparados con Portishead. Por la cuestión del tiempo de la música y la fuerte presencia de la voz femenina. Lo siento: Alison Goldfrapp es mejor cantante que Beth Gibbons. En técnica y en sentido de la experimentación: y Goldfrapp no tiraron tanto del catálogo de samples. Goldfrapp sonaba a Morricone o a Barry , a Shirley Bassey tocando en un cabaret de mala muerte o sentada con los pies colgando frente a un lago con el agua casi helada.


Goldfrapp dispusieron de total libertad: la cuestión de grabar en Mute, donde los royalties de Depeche Mode (y en otra época, de Erasure) garantizaban cuantiosas sumas destinadas a que otros artistas dispusieran de presupuestos para sus desvaríos. Así que si decidían que tenían que usar estructuras de vals.

Original o remezclada.


O música de circo.

Pues lo hacían, y listo, o si debían optar por instrumentaciones espartanas, por violines en pizzicato y minimalismo gélido y sonoro, pues también.


Voces de ópera, tonalidades cercanas al blues o al soul, distorsión pura y dura en la voz hasta convertirla en una experiencia estremecedora. Daba igual. 


Claro que Goldfrapp no repitieron un disco así: para qué, conscientes de que cuando uno alcanza una cúspide de una manera, deberá intentarlo por la otra cara. Los líquenes en las piedras mostraron las pistas. Las de baile, de Supernature, o el electroclash de Black Cherry. No les hubiera hecho falta seguir, claro, pero lo hicieron, para demostrar, como dice Bolaño, que son personas y no dioses. Pero ahí quedó eso. Hasta hoy, inigualado.


dimecres, 14 de novembre del 2012

LA EDAD DEL CONSENTIMIENTO

Pero a ver, Francesc. Quejándote de lo que te cuesta visitar con la debida actitud, leer con la debida atención, y comentar con la debida originalidad, los blogs de unos cuantos amigos y que empiezas con excusas de que si no sé que decir, de que si este pone más de 600 palabras, de que no sé qué decir cuando leo poesía, y toda esa sarta de excusas para ocultar la realidad que, aunque el orden numérico sea errático, y solo manifieste que ni el caos mental eres capaz de poner en orden, joder, ni a eso llegamos, consiste, parece, en estos puntos concretos:
  1. Que no tienes temporadas acabadas de series para hacer uno de esos posts panegíricos.
  2. Que no escuchas discos que te lleguen a la fibra como el maldito con el que estás tan pesadito.
  3. Que ni te acuerdas de la última vez que te planteaste en serio sentarte a ver una película con una actitud tolerante y positiva (o sea, no comparándola con las series que te gustan).
  4. Que, de hecho, no vas a sentarte a ver una película con una actitud tolerante y positiva hasta que organices una tarde en familia (los niños ya pueden asumir lo que van a ver) con motivo del estreno de Django, unchained. Al que no tenga curiosidad por ver qué es Django, unchained le pediría amablemente que pare en este justo momento y se plantee seriamente qué hace leyendo este blog. No porque vaya a haber spóilers a partir de aquí, sino porque en la vida no sólo hay cómodas autopistas para ir a las ciudades principales. No tendría que llegar al punto de tener que recordarlo más. ¿De acuerdo?.
  5. Que el ritmo de lecturas, pasado, presente y futuro, te lleva a curiosas circunstancias como parecerte, casi, que fue en otra vida cuando reseñaste, por ejemplo HHhH
  6. Que últimamente empleas en exceso las siguientes palabras: sutileza, desbordante, exuberante, magnífico, preciso, ambición. Y que hay otras de las que te olvidas, pero ya te lo echarán en cara, ya.
  7. Que mucho quejarte pero la política buen pretexto que te da, para posts, para comentarios, para devaneos, para Twitter.
  8. Que las aventuras de Jesús pueden seguir para la eternidad sin acabar de definirse del todo. Bueno: a eso otros le llaman religión. Que, de hecho, has pensado en agruparlas todas, darles una forma más concreta y errática, vestirlas de noche, hacerlas ambiciosas, y presentarlas a algún concurso de mierda con un premio ridículo en un pueblo lejano e ignoto en el que presentes un pdf con un pseudónimo más creativo que el cuento en sí.
  9. Que desde pequeño conservas cierta filia por el número 9 que te empuja a completar y acabar la relación aquí.
Leed este blog, también:


Es que hay demasiado mundo ahí afuera: no me extraña que haya gente que se haga instalar ventanas pequeñas, o puertas que cuesta abrir para salir. No me extraña nada. 

Monster es una bebida yanki que se parece al Red Bull. Se usa para mantenerse despierto, porque sabe a rayos. Aunque el Red Bull sabe más a jarabe, y el Monster que yo he probado tiene cierta semejanza con una sidra, sin alcohol, of course, con un gaseado poco peleón, y mezclada con algún conato de zumo de fruta que le aporta cierta consistencia. Pero dicen que tres tipos murieron por beber Monster y he decidido vivir instalado en el riesgo. Wow. Fijaros lo que digo, wow. Estoy muy aguerrido, sabedlo, desde que probé una lata de eso y sigo vivo.

dimarts, 13 de novembre del 2012

LAS PAUSAS DRAMÁTICAS

Reciprocidad es un concepto interesante; como el ojo por ojo, como la venganza plato que se sirve frío, pero de buen rollo. Ahora que estoy, cuando me da por ahí, con Twitter, sigues y te siguen, y hay programillas (dicen que son virus, huy qué miedo me dan los virus) que te sacan una lista de los que tú sigues y ellos no a ti. De las que eliminas los grandes medios, las celebridades, y te quedas con una serie de gente de a pie que te revienta que no te sigan, que no tengan ese detallito de darle al botoncito con el pájaro. Coño, por qué me tengo que tragar yo tus tonterías y tú pasas de las mías. Unfollow, y punto. 
La reciprocidad, es, seguro la virtud número 69, aunque haya que saltarse unos cuantos números.
Hey Francesc, cacho de viejo verde.
Bien: lo del Twitter acabaré aprendiéndolo algún día. Es como subirse a una de esas montañas rusas en las que te das el remojón: una vez te has mojado por primera vez, ya conoces el itinerario y donde están los sustos, todo va rodado. Pero la primera vez cuesta. Aunque comprendo que en Twitter uno no disfruta (si eso es disfrutar) hasta que sigue a unos cuantos y es seguido por unos cuantos. 
El caso es que no en Twitter sino aquí me está costando últimamente visitar a los amigos, y comentar: un día dije que lo haría siempre, pero es que son muchos y a algunos les ha dado por desdoblarse, por publicar en varios sitios, por publicar relatos extensos (dicen los entendidos que más de 600 palabras es conspiración, orgía, sexo en grupo, lo que sea), y estoy muy muy turbio, de veras, si pudiese dejar una piedrecita para no decir estuve aquí, qué bien, hasta luego, lo haría, pero vamos, que voy mirando y voy curioseando que es justo lo que a veces a mí me inquieta, pero algo es algo. Supongo que del 25 en adelante habrá más polémica y en diciembre estrenan una nueva de Tarantino y habré acabado en algo concreto con la pila de lecturas.
Supongo: supositorio no viene de suponer, verdad?.

dilluns, 12 de novembre del 2012

FOTOGRAMAS

-Llame a algún científico para que vea esto.
-Tendrá que ser de Madrid. A todos los de aquí los han fusilado esta mañana.
-Mierda.
-Lo ha ordenado usted.
-Ya lo sé. Joder. Lárguese, búsquelo, aunque sea un estudiante de último curso. Alguien habrá de tener una explicación.

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Traían preparado una especie de puntal para tirar la puerta abajo. Pero el de seguridad de la entrada corrió a abrirles sin ofrecer oposición.

-Miren.
Les enseñó una pequeña bandera española adherida a la empuñadura de la porra. Ya le dijo a su mujer que, cualquier día, una de esas cosas le ahorrarían algún problema.
-Ya.
-Soy compañero. De los suyos. Ya tardaban.
-Ya tardábamos, sí. Acompáñenos, sin hacer demasiado ruido.
-A la orden.
-No me diga a la orden. Vamos a la sala de archivos de vídeo.
-¿No van a tomar el estudio principal?. Está lleno - se quedó un rato pensando - lleno de enemigos.
-No. No ahora.

Se puso a andar al lado de los militares; intentó hacerlo como creía recordar que era, o sea, a la derecha, un par de pasos atrás. Aunque por las caras de los tipos empezaba a pensar que estaban bastante poco por formalidades. Iban a lo suyo. Y él, pensando a su lado, por ejemplo, en justo como ayer bromeaba de que si al rey se le iba a dislocar el hombro de firmar sentencias de muerte, que si ya veo los tanques, no, es mi suegra. Y desde las nueve de la mañana de ese día, nada había parado. La realidad le había adelantado por la derecha, a sus bromas, a sus pesadillas, a sus elucubraciones en charlas de café o a sus alucinadas invenciones entre cervezas.

-Es esta puerta.

Los dos técnicos hicieron el ademán de levantarse, en una extraña mezcla de señal de sorpresa reciclada en el último instante a muestra de respeto (uno respeta siempre a quien lleva armas apuntando, claro).
-Hemos de ver una grabación de esta fecha.

Le tendió el papel.

-Ve. Pare la imagen.
-Sí.
-Ahí. Coño: párela otra vez.
-Sí.

Cada vez que hacía un tic, la figura de Quim Monzó se desdoblaba de la pantalla y parecía que un perfecto doble se desprendía.

diumenge, 11 de novembre del 2012

LOS DELINCUENTES SALVAJES

¿Llegué a publicar un post sobre los libros en rojo de Anagrama?. Pues creo recordar que sí, creo que fue por un libro de Vila-Matas, puede, pero no lo voy a mirar, porque prefiero escribir un poquito más y quedar como un perezoso funcional pero como un blogger vocacional. Prefiero parecer ligeramente olvidadizo de si todas las cosas que pasan en mi cabeza llegan a la publicación y que no se me escape alguna frase de esas que formen parte de mi testamento ideológico.
En todo caso, Plata quemada solo hace que agrandar la leyenda sobre la elección de este color. Porque es una novela estupenda que se lee cagando leches. Incluso cuando te cuesta enfrentarte a la terrorífica jerga usada para poner en boca de sus patibularios personajes. Que entiendo que debe ser (otro indicio de mi pereza sería no mirarlo; pero ya van diez líneas más) lunfardo más jerga carcelera más localismos argentinos de esos que convertían los primeros diez minutos de Nueve reinas en un tour de force. En todo caso, a la que uno se habitúa a las acepciones de la palabra moverse, levantarse, cogerse, a las palabras transa, pana, a otros centenares que Piglia usa con todo orgullo (no porque no tenga que tener orgullo, todo lo contrario, porque no teme que ese lenguaje aleje a lectores timoratos y asustadizos), entonces se da cuenta de que esa novela es inconcebible usando castellano neutro, es estúpido neutralizar algo que es tan intrínseco a la obra como el castellano antiguo a Cervantes. Tocar una sola letra sería estúpido, igual que incluir un glosario. Señores lectores no argentinos: búsquense la vida, usen las neuronas, usen capacidad deductiva, con un mínimo es más que suficiente. Nadie debe   argumentar dificultades de mínima importancia para perderse una novela así.
Que, ya que estamos, es dinámica, rápida, urgente, anfetamínica, con un muy extraño sentido poético, tanto sentido poético como que el saber popular llame los nihilistas a un grupo de asaltantes violentos,  erráticos, tóxicos para todo el mundo empezando por ellos mismos, ingenuos, expectantes, de vuelta de todo pero al fin y al cabo coherentes. Si esa fue la realidad o Piglia la ha maquillado un poco, casi, señores, da igual. El resultado es fantástico. Espero que los argentinos lo encuentren tan clásico como yo.

dissabte, 10 de novembre del 2012

SALVEN NUESTRAS ALMAS

Como he podido regresar al hipotéticamente confortable sistema de programar algunas entradas con antelación, sé que este texto saldrá, seguramente, el viernes 9 o el sábado 10. Lo cual me permitirá repasarlo un par de veces y ver si ese par o tres de días que pasen se llevan a algún sitio ignoto parte de su significado.
Barack Obama ha sido reelegido presidente de los Estados Unidos, merced a ese curioso sistema electoral. Y el tal Romney queda condenado a pegarse otro trastazo en cuatro años o a pasar al olvido de los perdedores. Como yo no tenía blog cuando fue elegido por primera vez, os diré que la repercusión de su primera elección hoy me parece ridícula. Ridícula su desproporcionada repercusión y ridícula la parafernalia que los medios organizaron con motivo de su elección. Al fin y al cabo, todo producto del estúpido sentimiento de superioridad de la raza blanca y del mundo occidental. Que hizo que se relacionara el acceso a la presidencia de los Estados Unidos de un varón de procedencia afroamericana con una especie de revolución que debía redundar en un cambio absoluto de los valores. Pues toma ya. Ni Obama ha podido cambiar tantas cosas ni era justo esperar que un político sea muy diferente que otros simplemente por el color de su piel. A pesar de lo cual los líderes del mundo seguirán corriendo a que les reciba, a que les dé la mano y muestre su fotogénica sonrisa hacia cámara.
A pesar de lo cual yo sigo recordando que mencionó, en discursos, o entre sus gustos, dos enormes series como son The Wire y Entourage. Mejor: habló de Omar Little. ¿Le hace mejor el tener buen gusto para la televisión?. Nah. Patxi López, defenestradísimo lehendakari, tenía un aceptable gusto musical, y así le ha ido. A la gente le da igual que veas Aída y oigas a David Bisbal. No es por donde valorarán a un político. Puede que hasta piensen que si ves demasiada TV no trabajas lo debidamente a fondo para los que te han votado.
Dos hechos. La vicepresidenta del gobierno español, repulsiva Soraya Saenz de Santamaría, intenta convencer a líderes de Iberoamérica para que la respalden en su oposición al proceso de independencia de Catalunya. Los que estáis ahí y leéis esto: ni puto caso, miente, engaña, disfraza las cosas y, lo que es peor, intenta evitar que millones de personas sean libres de decidir sobre su futuro. Mala pájara, la tipa ésta.
Lo otro: por mucho que ahora va a hacer por disimularlo, Artur Mas se parece más a Romney que a Obama. Decir eso no significa que apoye a los que lo atacan como pretexto para atacarnos a los catalanes. El juego es más complejo: muchos catalanes no queremos la independencia al estilo que Mas la está planificando. La queremos de otra manera, muy diferente, más justa y más social, pero de momento dejaremos que el tipo se inmole y se pueda hacer un busto a medida para enseñarle a los nietos; parece que es lo que viene queriendo de toda la vida. Démosle ese gusto y después hagamos lo que nos salga de los cojones.

divendres, 9 de novembre del 2012

EL NUEVO TESTAMENTO

Gracias Horacio: hace unos días me pediste consejo sobre varios libros, sobre esa asequible colección que Anagrama entregará junto a Página 12 (ese periódico que justifica nuestro cambio de impresiones semanal sobre el estado de las cosas), me pediste, a mí, cuyo único doctorado en literatura es el de la calle y el de las empleadas de la biblioteca, hastiadas de que les pida libros de autores extraños y con nombres indescifrables (y de que les jure por mis hijos que no me invento ninguno de esos libros), me pediste, insisto, mi opinión sobre esa colección.
Ya sabes que insistí sumamente en que no podías desperdiciar la oportunidad de hacerte, en particular, con uno de esos libros. Que, cada vez que respondí a tu consulta, con sumo gusto, recalqué ese título.
Uno a veces duda, entonces. Empieza a hacerse preguntas que empiezan con las palabras y si, preguntas para las que no siempre tiene respuesta. Pues insisto a veces en cosas que a la gente le resultan indiferentes: Marc Almond, Scott Walker, Frank Ocean, Roberto Bolaño. ¿Será Michel Houellebecq otro más a añadir a esa relación que me aisla del mundo?. Así que debo contestar a la pregunta ¿Y si leí Plataforma en cierto momento de tormenta perfecta que lo hizo particularmente disfrutable, de manera que esa lectura está indisociada del momento y, ahora, podría resultarme diferente su lectura?. Por la perspectiva, por las lecturas acumuladas, por la experiencia vital, por lo que sea.

Gracias, Horacio: poder constatar que no era nada de eso no tiene precio. Necesitar justo esa ligera patadita al orgullo para disponer de un pretexto para, algunos años después, tomar este libro del privilegiado sitio que ostentaba en el estante (por esos méritos pasados) y volver a leerlo. Asombrarme, sí, asombrarme de que no haya perdido uno solo, ni uno de todos los detalles que me fascinaron su primera vez. Del entusiasmo de los encuentros sexuales, escritos con la obscenidad ilusionante de Houellebecq. De su tenue pátina de romanticismo actualizado a los tiempos que corren. De todas las granadas de mano contra el sistema cuyas espoletas saltan a medida que uno recorre, digo engulle, digo devora, digo disfruta, cada una de esas páginas. Plataforma, cuyo autor sigue siendo justo el gamberro obsceno, inaguantable e irreverente que parece, diez años después, es una de las cinco mejores novelas que he leído. Sólo recuerdo a Bolaño, a Franzen, a Foster Wallace y, en otro nivel, a Cercas, siendo escritores tan ambiciosos sin que su ambición les engulla y los deje en evidencia. El peligro del que te advierto, Horacio, es el mismo que les digo a los que ven The Wire o The Sopranos:  acudir a estas obras por primera vez es un elemento adicional de disfrute, podría comparársele algo esta sensación mía, esa media sonrisa cuando recreo cierta escena o cierta frase que me era familiar, pero no llega. Sí, compra ese día el periódico y sí, guarda el libro en un sitio hasta que encuentres el momento propicio. Comprobado: el libro, él solito, ya genera su propio mito, ya genera su circunstancia que lo envuelve y lo empaqueta junto a los recuerdos. 
Gracias, Horacio: no era el momento en que leí el libro lo que me producía esa sensación tan fascinante; son sus páginas, sus personajes, y su contenido. La jodida novela ésta, que es una maravilla.

dijous, 8 de novembre del 2012

¿ME QUIERES DECIR QUÉ ES ESTO?

Sí: me pongo pesado con Frank Ocean. Qué voy a hacerle, si un disco se mete en la cabeza, no una canción, el disco enterito. Y las historias de Jesús, que van ya por unas cuantas; otro que tal. Podría hablar de los capítulos que voy viendo de Homeland. Joder con Homeland, madre mía, qué perversos esos guionistas que salen triunfadores de la segunda temporada, que dan un giro que no hace más que tensarnos sobre la silla: tanto, que casi levitamos.
Pero me estaba callado con la política, demasiado para mis parámetros, cuando el pasado domingo leo, muy por encima, un test a que son sometidos los líderes de los cinco teóricos mayores partidos que concurren a los elecciones del Parlament del próximo día 25. Que hasta deben pensar que cómo abusamos en Catalunya pudiendo optar entre cinco fuerzas, mientras los españoles tienen dos opciones, a cual más triste. Total, que a esos cinco candidatos les preguntan por el libro que recomendarían, en una especie de Quiz, en el que también se incita a los lectores para que especulen sobre la posible elección que atribuyen a cada candidato.
Y Artur Mas elige la Biblia.
No: Artur Mas va, y elige la Biblia.
Y no me acuerdo de la decisión de los otros candidatos, pues esa elección de Mas lo eclipsa todo. Como la niña del anuncio: todo, todo, todo. Podría consolarme con esas otras opiniones que atribuyen a la Biblia la condición de gran libro de aventuras y de historia donde hay de todo: matanzas, violaciones, pasión. Pero qué queréis que os diga, si soy de literatura contemporánea y ateo recalcitrante, que nadie cuente con que yo reseñe la Biblia. No voy a leer semejante tostón. No voy a comprobar si es un tostón. Ni la antigua ni la nueva ni una hipotética versión donde Angelina Jolie saliera en pelotas. Nada. Pero Artur Mas, sí. No pienso ponerme a la cola de los que critican a Mas para poder criticar socavadamente a todo el electorado que le va a entregar la mayoría, una muy cómoda mayoría, y aquí yo vincularía comodidad con peligro latente. No. Pero la Biblia, chico. No es que fuera inesperado, todo lo contrario, la veía, con sus antecedentes, una decisión tan obvia que pensaba, no puede ser, elegirá otra cosa, elegirá ese Victus que parece estar bien. Pero no. Tanta ficción y tanto sesudo ensayo, tantos libros a lo largo de estos dos milenios, para nada.

Y por cierto; que todo el mundo se acuerde de lo que he dicho, siempre, de Sabina.

Otro que tal. Madre mía.

dimecres, 7 de novembre del 2012

LA TRAYECTORIA EJEMPLAR // 2

En los relatos cutres dirían aquello de "dejamos a nuestro héroe...".

No: Almond no era ningún héroe cuando Soft Cell se desmenuzó, se dice, prácticamente cuando, o incluso antes de que se grabara su tercer y último disco. Justo en ese momento, se dice, insisto, no podían ni ser considerados un grupo. Ya no voy a decir más "se dice". A partir de aquí, mi relato se nutrirá básicamente de conjeturas. Almond tenía un aspecto horroroso: pelo largo y encrespado en onda after-punk, gorra de plato, de cuero, camisetas casi siempre negras sin mangas que mostraban unos brazos que aún no habían sido sometidos a los tatuadores más estajanovistas. Blancucho, con cara que en algunas fotos parecía la de Rowan Atkinson, ojos completamente espachurrados en rimmel, collares y pulseras que le iban grandeS dada su insana delgadez. Estaba, seguro, metiéndose en el cuerpo alguna cosilla. Ignoro si a consecuencia de una mal asumida decadencia del éxito comercial del grupo, de una mala convivencia con Dave Ball, o lo que fuera. Pero Almond era la viva imagen del divismo mal entendido. De la estrella del pop de masas que digería mal su reubicación en el mundo ante la disminución del éxito de sus proyectos.
Necesitado, como todo cantante dado al histrionismo, de una banda que le arropara musicalmente y se comportara de acuerdo con sus, seguro, caprichosas exigencias, el cantante aprovecha su estela para montar su primer combo: Marc and the Mambas. Influido por una estética roja y negra que años más tarde otorgaría buenos rendimientos a los White Stripes, sus dos discos, Untitled y Torment and toreros, son ejercicios bajo el influjo de una estética española (sí, es Lola Flores la de la portada de uno de ellos) y con participantes del más variado pelaje, desde Foetus hasta el mismísimo Matt Johnson (The The). Recuerdo la colaboración de algún miembro de Siouxsie and The Banshees, pues se rumoreaba que había sido la pareja de Siouxsie Sioux (punto que no he verificado gráficamente, pero es que sería para verlos a los dos juntitos, para verlos). Son tres discos, pues el segundo es doble, donde el universo de Almond en solitario apenas se define. Raros de la hostia: poco electrónicos, más orgánicos gracias a la profusión de pianos, de guitarras, de números pseudo cabareteros que uno imagina, en su interpretación en vivo, rozando el esperpento. Versioneando a Brel, versioneando a Syd Barrett.



La aventura es, quizás no vocacionalmente, minoritaria, pero en cualquier caso pasa desapercibida a todos los niveles, en un mundo enfrascado, aún, en identificar a Almond con su antiguo grupo. A Marc esto empieza a  darle igual. A partir de ahí parece asumir que será una estrella que solo resplandecerá esporádicamente. Su técnica como cantante se ha ido depurando progresivamente: controla al histrión, y decide iniciar ya una carrera sin el amparo de un grupo en primer plano. Su estética cambia, se hace recargada pero pulcra: el pelo es corto, casi aplastado de gomina: empieza a tatuarse los brazos profusamente y a integrarse en una parafernalia difícilmente definible. Los discos se suceden en solitario, aunque puntualmente nombra bandas de acompañamiento: The willing sinners, La magia...con ciertos miembros que repiten, pero cada vez más obsesionado en hacer la guerra por su lado, por su cuenta y riesgo. Su obra desde entonces es simplemente inabarcable, por extensa, por variada, por irregular, por esa coherencia que radica paradójicamente en comportarse de manera errática e incoherente. Marc se convierte en el neo-crooner adorador de Scott Walker que siempre había anidado en él. En un hombre que es un estilo en sí mismo.

 

Transita desde unos primeros discos despistados pero aún con cierta repercusión, donde parece dar la espalda al tecno, centrándose en melodías más clásicas, usando violines, usando cuerdas, tomando una pose prácticamente marginal y cabaretera, con ediciones sólo para fans, con colaboraciones de lo más variopintas, adaptando clásicos franceses, clásicos rusos, producciones ampulosas e hipertecnificadas alternadas con espartanas grabaciones de voz y piano, errores en acercarse al glam-rock, errores en colaborar con Bronski Beat, breves reapariciones en las listas de éxitos ( a dúo con Gene Pitney, una vieja gloria del pop), homenajes megalomaníacos a sus ídolos de siempre: a Scott Walker, a Jacques Brel, a los dos a la vez, a Kurt Weill, a Aznavour y a toda  la canción francesa, a poetas malditos, a héroes más malditos y marginales y olvidados aún, discos de versiones, homenajes a Truman Capote,  musicando poemas, cantando torch-songs junto a pianistas salidos del infierno, pariendo canciones de taberna y puerto y casi de piratas de parches en el ojo y espada fácil (úsese el término espada en sustitución de cualquiera más tenebroso y explícito).



Hace unos años, como cinco, Almond estuvo a punto de morir cuando la motocicleta en que viajaba como pasajero tuvo un accidente. Pasada una convalecencia, dicen, bastante dura, Almond volvió a grabar discos (uno de versiones), volvió a dar conciertos (dicen, uno magnífico en la Sala Apolo de Barcelona) y retomó su actividad, alejada de ventas mayoritarias, de hits multitudinarios, de fervor adolescente. Supongo que algo debió reflexionar, sobre su edad, quizás, sobre su lugar en el mundo, puede, sobre las segundas oportunidades. Sobre esas cosas que, supongo, piensan las cosas que superan situaciones particularmente difíciles. Diría que quizás noto esa madurez en sus discos más recientes.
 

Yo no quiero morirme sin verlo otra vez en vivo. No quiero morirme sin haber criticado que se maquille como el entrañable crápula que es y siempre querrá seguir siendo. Sin atribuir esa pinta a insana al abuso de la absenta, o del éxtasis, o de las noches interminables en cuartos oscuros repletos de los marineritos que en cierta época parecían fascinarle. O de todo a la vez. Sin recordar que cuando oí Tainted love, canción que él debe odiar, porque el mundo le recordará por ella en vez de por todos los cientos de canciones restantes que creó, o a las que su voz dio nueva dimensión... que cuando oí Tainted love, vaya usted a saber si por casualidad o porque entonces ya iba tocando, mi vida cambió.


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