dimecres, 14 de novembre del 2012

LA EDAD DEL CONSENTIMIENTO

Pero a ver, Francesc. Quejándote de lo que te cuesta visitar con la debida actitud, leer con la debida atención, y comentar con la debida originalidad, los blogs de unos cuantos amigos y que empiezas con excusas de que si no sé que decir, de que si este pone más de 600 palabras, de que no sé qué decir cuando leo poesía, y toda esa sarta de excusas para ocultar la realidad que, aunque el orden numérico sea errático, y solo manifieste que ni el caos mental eres capaz de poner en orden, joder, ni a eso llegamos, consiste, parece, en estos puntos concretos:
  1. Que no tienes temporadas acabadas de series para hacer uno de esos posts panegíricos.
  2. Que no escuchas discos que te lleguen a la fibra como el maldito con el que estás tan pesadito.
  3. Que ni te acuerdas de la última vez que te planteaste en serio sentarte a ver una película con una actitud tolerante y positiva (o sea, no comparándola con las series que te gustan).
  4. Que, de hecho, no vas a sentarte a ver una película con una actitud tolerante y positiva hasta que organices una tarde en familia (los niños ya pueden asumir lo que van a ver) con motivo del estreno de Django, unchained. Al que no tenga curiosidad por ver qué es Django, unchained le pediría amablemente que pare en este justo momento y se plantee seriamente qué hace leyendo este blog. No porque vaya a haber spóilers a partir de aquí, sino porque en la vida no sólo hay cómodas autopistas para ir a las ciudades principales. No tendría que llegar al punto de tener que recordarlo más. ¿De acuerdo?.
  5. Que el ritmo de lecturas, pasado, presente y futuro, te lleva a curiosas circunstancias como parecerte, casi, que fue en otra vida cuando reseñaste, por ejemplo HHhH
  6. Que últimamente empleas en exceso las siguientes palabras: sutileza, desbordante, exuberante, magnífico, preciso, ambición. Y que hay otras de las que te olvidas, pero ya te lo echarán en cara, ya.
  7. Que mucho quejarte pero la política buen pretexto que te da, para posts, para comentarios, para devaneos, para Twitter.
  8. Que las aventuras de Jesús pueden seguir para la eternidad sin acabar de definirse del todo. Bueno: a eso otros le llaman religión. Que, de hecho, has pensado en agruparlas todas, darles una forma más concreta y errática, vestirlas de noche, hacerlas ambiciosas, y presentarlas a algún concurso de mierda con un premio ridículo en un pueblo lejano e ignoto en el que presentes un pdf con un pseudónimo más creativo que el cuento en sí.
  9. Que desde pequeño conservas cierta filia por el número 9 que te empuja a completar y acabar la relación aquí.
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Es que hay demasiado mundo ahí afuera: no me extraña que haya gente que se haga instalar ventanas pequeñas, o puertas que cuesta abrir para salir. No me extraña nada. 

Monster es una bebida yanki que se parece al Red Bull. Se usa para mantenerse despierto, porque sabe a rayos. Aunque el Red Bull sabe más a jarabe, y el Monster que yo he probado tiene cierta semejanza con una sidra, sin alcohol, of course, con un gaseado poco peleón, y mezclada con algún conato de zumo de fruta que le aporta cierta consistencia. Pero dicen que tres tipos murieron por beber Monster y he decidido vivir instalado en el riesgo. Wow. Fijaros lo que digo, wow. Estoy muy aguerrido, sabedlo, desde que probé una lata de eso y sigo vivo.

2 comentaris:

  1. Y aquí tambien estuve, leí, mientras bebía una copa de txacolí y me reía de un tipo que afirmaba beber Monster. No ha descubierto la crema catalana, pensé.

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    1. Hay licores horrorosos de crema catalana: es que no todo sirve para meterle alcohol. Recuerdo un mejunje horroroso llamado Advocaat que pensaba que me gustaría. Joder, llevaba huevo y todo. Qué malo. Pero las bebidas energéticas pensaba que iban a ser otra cosa, con tanta variedad: sólo parecen variedades de jarabe para la tos. No siquiera refrescan. Ahí es donde uno se explica el éxito de Coca Cola. Claro.

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