dissabte, 14 de maig del 2011

EFEMERIDES Y ESCOZOR

Bob Marley murió hoy hace treinta años. A pesar de que 6Q percibe un poderoso olor a naftalina ante menciones como ésta, he de reincidir en la condición de Marley como divinidad virtual en este submundo, en su poderosa influencia (mirad, y evitad miradas sesgadas, la presencia de su imagen entre las nuevas generaciones), pero, sobre todo, en la atemporalidad absoluta de sus composiciones. 
A la vista de los resultados publicados hoy respecto a cierta votación de ayer en el Congreso, no me queda más remedio que añadir el PSC a la ya nutrida lista de partidos políticos a los que no votaré. Cada vez lo tengo más difícil, pero es que se lo ganan a pulso. He de hacer mención del enorme tesón con el que cierto familiar se me ha justificado por prestar, de manera local y puntual, su apoyo a cierto candidato del PP. Sintiendo mucho mi intransigencia, de momento (y ese momento puede prolongarse décadas) el PP es personal descalificante, al menos, cosa que sé que no va a pasar, mientras sus figuras de referencia condenen abiertamente el franquismo. Siguiendo con un cierto afrancesamiento iniciado ayer, hoy suena Bertrand Burgalat y su catálogo de remezclas y producción para otros artistas. Me suscribí a sus noticias en Facebook y me gusta Burgalat. Me recuerda a Houellebecq, incluso físicamente, por una parte por esa ligeramente trasnochada pose de eterno rebelde, un pelo ingenua, posando con un discutible peinado, sin miedo al ridículo. Houellebecq posa siempre, o casi, fumando (cosa que hacía también Bolaño). Puede que este comentario no venga a cuento.
En cualquier caso la música de Burgalat, la de su cima, hace unos 8 ó 9 años, es fresca y veraniega, es una música para oir en momentos previos o posteriores a cenas repletas de cosas ligeras. Usa el piano Rhodes y el vibráfono, y no tiene miedo de meter congas. Es como una especie de mezcla imposible entre un cierto misterio mediterráneo y una pulsación de guerra fría, como si el bloque del este hubiese avanzado más allá de las costas del adriático, llegando a Italia o quizás a tener alguna oscura embajada en la Costa Azul, o en el mismo Montecarlo. Tumbonas blancas y azules, jubilados centroeuropeos, hombres aferrados a trajes oscuros, para poder esconder el arma.
Ladytron, grupo británico con cierta repercusión allá por el 2001 (y con una interesante conexión búlgara), puede que pasen más a cierta historia particular por la inspiración de ciertos peinados, o su guiño al nombrarse homenajeando a Roxy Music. En todo caso, Bertrand Burgalat aportó luminosidad con su remezcla.

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