divendres, 4 de febrer del 2011

GRADOS Y REDES

Supongo que todo el mundo aquí debe haber oído hablar de los famosos seis grados de separación. Teoría por la cual cualquier persona en este planeta está conectada con cualquier otra por lejana y poco afín que sea por un máximo de 6 grados. Hasta ahora no he visto caso en que esto no se cumpla, si bién el tiempo que he dedicado a su comprobación no excede de esos escasos ratos muertos ( preferentemente tras constatar coincidencias de esas que te dejan algo perplejo ). Teóricamente todo se explicaría con matemáticas. Partiendo de la premisa que a lo largo de su vida una persona puede llegar a conocer, por distintas vías, de 200 personas para arriba, tirando por lo corto 200 elevado a 6, son 64 billones de personas, que es como cerca de mil veces la población total del planeta. Entonces pienso en esas tribus que de vez en cuando encuentran en el Amazonas, sobre todo, que no han tenido contacto alguno con lo que nosotros entendemos que es nuestra civilización, esos no deben contar. Y vuelvo a pensar, porque los temas de números siempre me dejan un poco fascinado, en cierta teoría sobre la posibilidad de vida extraterrestre basada tanto en la antigüedad del universo como en inmensidad para acabar estableciendo lo poco probable que es que si hay vida fuera de la tierra podamos coincidir, en espacio y en tiempo, para intercambiar experiencias, o lo que sea. Me gustaría, puede que en el fondo lo desease ( no es atractivo un mundo sin Rajoy, Bisbal, la Esteban ??), pero me temo que no. Supongo que un cálculo parecido ha sido el que ha llevado al elevado éxito de Facebook, Twitter y demás. Todo el mundo quiere estar pendiente de lo que hace la gente que ha conocido en algún momento. Somos unos jodidos cotillas.
Mi particular aplicación de esta teoría vendría representada por dos hechos coincidentes en este blog. Cosa que no debería ser extraña pues este blog es endogámico y críptico y cerrado en sí mismo. 
Duran Duran y John Barry. Y ya de paso Grace Jones, icono puntual, y París, ciudad favorita de uno, si bién siempre tiene eso de que no tiene mar, y da igual Francesc, está el Sena, y es la ciudad más portuaria sin puerto, igual que es la ciudad con más tango sin ser Argentina.  Todos están en esta irresistible canción que, allá por 1985, iluminaba todo cuando sonaba. Entrañable, pues los 80 (no los ochenta por hora) no acostumbran a ser una década que considere referencia, pasó por ahí, pero luego vinieron los 90 y la gente no se pone tan pesadita con los 90, y no sé por qué.



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