divendres, 25 de febrer del 2011

EL PARAISO ES UN LUGAR DONDE NUNCA PASA NADA

Aunque los Talking Heads se referían, o no, con las canciones no se sabe, a un bar que se llamaba Heaven, seguramente en NY, pues los Talking Heads eran todos estudiantes de arte allí. Metáfora o no, y ahora creo recordar si la religión judía no niega la existencia del paraíso, o la del infierno, debe ser algo así. Sentado en una tumbona, con ese calor plácido que no llega a hacerte sudar, alguna bebida suave, y el mecer de las olas. Y la compañía que elijas, con un nivel de conversación fluído sin ser banal. 
Luego vinieron los Simply Red y versionearon Heaven, cuyo original está en el excelente Fear of music, tercer disco de los Talking Heads, producido por Brian Eno, que se abre con I Zimbra, nervioso funky-afro-pop con letra en idioma inventado, inquietante portada estilo monitor monocromo (verde sobre negro), gran parte de las canciones tituladas con una sola palabra, espera, no Life during wartime no es una sola palabra. Otra perla.
Y como decía Simply Red versionean, en clave blues-soul, Heaven en su también notable primer disco, Picture Book. Y tienen un éxito espeluznante, con Jericho, con Money's too tight to mention, con Holding back the years. Y parece que generan una nueva escena soul-jazz-pop en el  mundo, y en la tele salen programas donde salen ellos, y Sade, y The Style Council, y Everything but the Girl. Picture Book sirve de banda sonora a un enamoramiento mío. No dejo de oír el disco, que me sugiere una especie de entusiasmo positivo. Mick Hucknall y sus rizos panocha se convierten en una estrella sale en la portada de todos los discos, como si los miembros del grupo fuesen crash test dummies. Viene el dinero. Ya dije lo que pasa, demasiadas veces, cuando aparece el dinero. Editan un segundo disco horripilante, creo que se llamaba Men and women. El factor sorpresa se desmorona. Hacen alguna canción decente, pulen su sonido, venden como rosquillas, Lady Di les menciona como uno de sus grupos favoritos. Siguen con las versiones de clásicos del soul, que cada vez les van mejor pues sus propias composiciones empiezan a hacer aguas, y solo se sustentan por la calidad vocal de Hucknall (cosa que quizás sí justifica que él y solo él sea la imagen del grupo). Mick Hucknall critica a los que versionean clásicos del soul - textual "esas canciones son perfectas y no hay que tocarlas", aunque él lo hace. Van al festival de Montreaux (que entonces era de jazz). La propia falta de sustancia de lo que editan hace que la gente les olvide paulatinamente. Llegan al nivel en el que una referencia universal como este blog dice "por favor"??. Por favor.
Acaban publicando un disco al que titulan Love and the russian winter. El amor y el invierno ruso : puede que este debiera haber sido el título de este post, pero ni para eso me iba a servir. 
En un capítulo de The IT crowd, dos comensales bromean en un restaurante sobre si el camarero que les atiende es Mick Hucknall. Qué mala baba. En un restaurante de empresa, hace meses, alguien me dice que aún confunde a Simply Red y los Simple Minds. Me callo desconcertado. Miro al fan de ZZtop, de Steppenwolf, de los Creedence, que está al otro lado de la mesa. Silencio dramático.
No todos podemos ser tan yonkis de las cosas, claro.

Reflexiones en voz alta para aquellos (con Q) que ofrecen resistencia a sumirse en horas y horas de placer catódico. Si una serie acaba de emitirse en marzo de 2008, y tras tres años, que en términos televisivos es una eternidad, esas raras avis que son los videoclub de barrio (pienso que será de barrio, alguien se acuerda del Blockbuster ??), deciden ponerla, justo ahora, en sus estantes, cuando su repercusión comercial no ha sido muy sonada y, simplemente, la promoción de que dispone se basa en el entusiasmo, en la insistencia, en la terca y tozuda pesadez de los que ya la han visto, excitados ante la posibilidad de convencer a alguien para compartir ese placer... todo eso no significará algo ??. Había preparado mentalmente una especie de símil gastronómico, completamente patético, donde cada serie era un plato de una gran comida y The Wire era el gran reserva que la acompañaba. Y veo una foto de una comida en ese blog, con agua para acompañar. Y olvido el símil pues no pasa el control de calidad. Sé que 50 horas, o por ahí, son muchas, pero si ahora mismo alguien me asegurase que las siguientes 25 películas que voy a ver son tal maravilla, no sé a qué esperaría. 



2 comentaris:

  1. ¡So ca...Bon! resistiré...no hay dolor...no hay dolor..resistiré...no volveré a pasar por eso...

    6Q

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  2. Hola Bon
    Tu nieto virtual te saluda, te lee, y te agradece tus ánimos... solo quiero que sepas que solo tengo un año, y a esa edad no se hace nada bien...ya le diré a 6Q que la próxima vez esconda la...“botella y la copa”
    Un saludo y gracias por todo

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