dimecres, 28 de març del 2012

LA SITUACION REAL

¿Puede un e-mail de una biblioteca, particularmente amable (pero contundente a la vez), desencadenar un proceso de autoanálisis? Si es que sí, ¿hasta dónde podría llegar este?. A la depresión, a la euforia, a la ansiedad, a la desesperación, al temblor compulsivo. A la autólisis. Al onanismo literario.
Porque descubra que lo que más me importuna de esa desaconsejable carrera a acabar Las correcciones antes de su plazo de devolución, no sea posiblemente la lectura, apresurada en demasía, de tan notable novela, sino, más bien, que su lógica compatibilidad con el resto de tareas habituales, o no (visionado de partidos de fútbol propios y ajenos, etc.) acabe representando, en la práctica, que el tiempo que dedico a escribir, en el intervalo, es sensiblemente inferior al acostumbrado. 
Y será eso.
Que aunque sea solo una punta de la patita por debajo de la puerta, debo asomarme por aquí y decir a los habituales: "hey, sin poder decir más, el libro es magnífico, y yo aún estoy aquí. Dije que no, pero es más fuerte que yo. Necesito escritura y necesito comentarios en vena. Lo digo ante el teclado, un poco agachado como diciendo que hablo (que escribo) bajito y consciente de que, si alguien leyera ésto, sin haber leído alguna vez antes aquí, diría, madre, este es peligroso, llama al FBI o a quién coño en tu país se encargue de esta gente. Este se hace un cinturón con los libros más gordos que se haya leído, y hace que las páginas estallen y lo llenen todo alrededor".


2 comentaris:

  1. Cuando te obliga a salirte del régimen; si te olvidas del plan trazado.
    Cuando tu cabeza se hunde entre las letras y la respiración va lento, al ritmo en que las palabras saltan a los ojos.
    Cuando levantas la vista y todo se ve borroso, y el tiempo es distinto, y parpadeas mil veces antes de regresar a las páginas.
    Si tocas las hojas, intentando contabilizar cuántas quedan, al mismo tiempo en que las giras, y sientes el vértigo de estar al filo de la siguiente carilla.
    Si mientras lees más y más, tu mente se ha puesto a recordar y divagar cada párrafo del texto, estás atrapado.
    Encerrado en tinta, con la textura atrapada en la memoria de los dedos y los ojos al borde de la euforia.
    Encerrado, seguramente, en un buen libro.

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    Respostes
    1. Buen libro, sí, aunque leído en un entorno frenético y algo esquizoide. Pronto informaré con más detalle.

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