dilluns, 8 de novembre del 2010

CRESCENDO HACIA LA NADA

Tras darle muchas vueltas, ayer opté por no caer en la fácil tentación de la crítica ( que hubiese acabado en chanza ) sobre el acontecimiento.
Sólo diré que me choca, y ese me choca está teñido del color violeta del disgusto, que La Vanguardia se alargue en la reseña unas 20 páginas, gran parte de las cuales están en la sección de Política. Insólito.

Me hallo inmerso en un período de reflexión que parece que puede durar. Cosas que me pasan : fanático culé que alardeaba ser, descubro algo que me emociona más que un gol del Barça, y es ver a mi hijo jugando en un campo. Un placer nuevo, intenso. Las conversaciones, intentando que sean banales, a la hora de la comida, otro. Dominar un poco mis primeros impulsos, más. Decir no.

Ciudad de Dios, película que había dejado a medias hacía como dos años, un pelo asustado ante el hecho de que el niño que acaba siendo Ze Pequenho tenía la edad de mi hijo cuando se lleva por delante unos cuantos en el motel. Buena película, sí señor, con una banda sonora que merece la pena explorar, buenos actores, excelente dirección y posición de cámara, fuerte impacto pensar que realmente hay sitios de verdad donde la vida humana cotiza tan bajo.

6Q, socio honorario que, mientras se decide a entregar al mundo su talento en un blog, lo regala en sus comentarios, me dejó el encargo , que desde aquí delego, de encontrarle bandas sonoras a nuestra ciudad, a margen de obviedades rumberas y pachangadas varias. Habló de sus carreras, reales, al anochecer, de esa multiculturalidad ( la misma que ha fallado en Alemania ), tan presente en barrios, muchos ya, de Barcelona y su conurbación. Sin que tenga devaneos pijoprogres, últimamente me da por pensar que quizás esté valiendo la pena pasar ese bache, esa brecha que está representando esta oleada migratoria, porque empiezo a estar seguro de que, si evitamos los ghettos, los grupos sociales cerrados, la segunda generación va a ser un potente y positivo foco de influencia en nuestro entorno. No pretendo ir de experimentado connaisseur de la sociología, pero veamos : ya no van a estar pendientes de ahorrar para volver a su país, el mestizaje va a ser la mejor de sus banderas, integrados en esta sociedad, abierta muy a pesar de Rajoy y cía, agradecidos por la acogida y contentos de estar en este privilegiado trozo del planeta, olvidando devaneos integristas.Ya es usual hablar en catalán con un niño que puede llamarse Samir, o Hsung Fu. Se están educando aquí y empieza a no parecernos tan raro. Llegará el día, ya ha llegado que, asumido que no tiene por qué ser malo, no haremos un mohín de desaprobación cuando veamos que nuestros hijos se relacionan con ellos. Es una lección que nos dan. Son sus amigos y conviven con ellos.

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