diumenge, 24 d’agost del 2014

SUDOR FRÍO



Cuando lo digo, en medio de la comida, nadie muestra la más mínima preocupación.

- Mi blog está muerto.

Hace unos años hubiera habido quien se hubiese quejado. Hasta quizás hace unas semanas. Allí. En esa misma mesa del sitio donde solemos comer los fines de semana. Pero hoy no.  Sí, el último post muestra a Jordi Pujol, que nunca ha sido un héroe para mí, ni lo más parecido (tampoco Artur Mas, patético émulo de caudillo timorato a la vez que obsesionado por el poder), pero que para muchos ha transmutado de héroe a villano. No es justo, no lo es, que ese sinvergüenza sea el último recuerdo de este blog por mucho más tiempo.
Pero el problema es que, y ya me referí un día a esta sensación, las ausencias prolongadas acaban provocando una necesidad de no volver porque sí. Cuesta romper esa dinámica. Tras dos o tres semanas que ya fueron precedidas por cuestiones muy dispersas, la vuelta lo ha de ser con un buen pretexto. Y ya me autolimité en lo concerniente a la cuestión futbolística: ahí todas mis naves están quemadas con un club entregado a las etiquetas publicitarias, al cuadre de balances, a la estrategia de negocio. Lo político se ha vuelto una cuestión de blanco o negro. O votamos el 9 de noviembre o todos esos políticos, casi sin excepción, son una pandilla de bastardos sumisos que no merecen el más mínimo respeto. Lo musical: llevo semanas sin grandes discos que conmuevan los cimientos de mi existencia, hasta la colaboración de Sílvia Pérez Cruz con Refree me parece una obvia jugada esteticista a la que le sobra perfección técnica y le falta víscera. Las series: parado en el tercer capítulo (fascinado, eso sí) de la primera temporada de True Detective, pendiente de rearranque cualquier día, pero sin saber cual. Los libros: narices, ya sabéis dónde están mis reacciones sobre mis lecturas, y sabed también que cada vez son más y más similares a las que aquí aparecerían.
Entonces, lo de volver.
Michel Houellebecq ahora es actor. Bueno, habrá quien defenderá si no lleva toda su existencia pública siendo un actor, una especie de impostor que lleva una buena vida describiendo cómo tipos muy parecidos a él llevan mala vida. Es actor en una especie de falso documental, como hizo Joaquin Phoenix. Sobre un falso secuestro que sufrió. Un documental sobre el curioso episodio que protagonizó (aunque esta no es la palabra que mejor defina lo que pasó) cuando, tras la publicación de El mapa y el territorio, desapareció por unos días. Días que pasó en una casa que tiene en Andalucía. Ahora parece que esa desaparición no fue tan circunstancial. Vaya. En todo caso, es noticia la presentación de este curioso artefacto en el cual Houellebecq se interpreta a sí mismo, dicen, que muy bién. No sé si esto tiene mérito. Houellebecq se ha presentado a la presentación con un aspecto que convierte a ciertos indigentes que pernoctan en la parte trasera de la Biblioteca del Raval en auténticos dandies, en auténticos fanáticos de la pulcritud y los afeites. Pelo largo, su pelo ralo pero hirsuto en versión melenita pasada por queratina de todo a cien; chaleco sin mangas, ávido de tabaco, surcos en la cara, aunque, dicen, de muy buen humor para sus parámetros, aunque confesándose agotado de escribir. Yo ya no voy a decir más de él aquí. Todos los que me leen saben que está en la cumbre de mis preferencias, aunque su escarceo previo con el cine, la dirección de la película sobre su novela menos inspirada, La posibilidad de una isla, sea digna de figurar en una antología de las peores catástrofes por las que pagar una entrada. No sé si este cambio de registro es un mal presagio de que una eventual nueva novela vaya a retrasarse o no vaya a producirse. O que decida adoptar otro estilo y abandonar a los resabiados anti-héroes que pueblan sus novelas. Solo sé que ha reaparecido de algún modo, y, aunque sea en las contadas frases que puedan salir de sus labios en una entrevista, eso es Houellebecq.

2 comentaris:

  1. ¿ya llevas 2666 entradas?

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  2. se publicó lo que escribí?? bueno, lo vuelvo a poner: que tu blog no está muerto, que yo estoy aquí leyéndolo y que sueltes todo todo todo lo que sea que estés haciendo y LEE Diez de diciembre de George Saunders.

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