dimecres, 17 de juliol del 2013

BRV

Los escritores que me gustan no suelen ganar premios.
Mucho menos premios de auto bombo cuyo objeto es el libro como producto, el libro como estadística.
Aunque esté bien empleado el dinero de estos premios, si no fuera en tonterías.
Pero aún así.
Los escritores que me gustan no suelen escribir uno tras otro artículos que siempre suenan a lo mismo. O sea, a reivindicación feminista de tres al cuarto, a intentona de enarbolar banderas de injusticia, a una serie de cosas que siempre acaban pareciendo, en su esencia, exhibiciones egoístas teñidas de altruísmo e interés por los demás. Cuando no lo son.
Cómo mola ir de enrollado por la vida, eh, Lucía? Que sí, que es lo más coherente del mundo apuntarte a esos programas que no ves en canales que no tienes sintonizados, acompañada de gente que dices no conocer, y con el aura que te precede. En el rey de los ciegos, Lucía, entre ignorantes, una escritora repetitiva y de medio pelo como tú va a resultar ser el paradigma. 
No. Lucía: hasta ahora desde aquí te había ignorado, pero ahora encuentro tu jugada mezquina y desesperada. Tú dirás que no te importa un calificativo y que aceptas el otro. Dirás lo de vencer al enemigo en su casa. Yo puedo aportarte una enorme lista de gente, gente incluso muy indigna en el mundo literario, que eso no lo haría. Ni se lo plantearía. Ni un segundo. A ningún precio.
Vergüenza: segunda fase de vergüenza, tras ver el patético espectáculo de Tito y Guardiola recriminándose escalas de grises de la amistad. A un nivel menor, porque me importas mucho menos que mi barcelonismo, vergonzoso es ver a una escritora que se autoproclama eso hundida hasta el cuello en los lodazales de la telebasura. Dinero, sí, nunca en la suficiente cantidad para dejarlo todo. Y lo peor: la posibilidad de que esa experiencia tenga efectos inspiradores, la brecha de dignificación por la que pretendas colarlo con el argumento del todo vale y del escritor de raza. Por favor, que nadie te dé lápiz y papel. No es que vaya a leer lo que escribas: es que me intranquiliza convivir en un planeta donde alguien pretenda escribir de esas experiencias, y donde haya gente interesada en leerlo. 

4 comentaris:

  1. Hace mil años, en los albores de lo que llegaría a ser el ente Belén Esteban, le preguntaron por qué había salido despelotada en Interviú. Ella contestó que por su hija estaba "dispuesta a hacer lo que fuera".
    Me recordó un chiste surrealista que me encanta, aunque probablemente no le haga gracia a nadie aparte de mí:
    - Perdone, ¿tiene usted fuego?
    - No, pero en mi casa tengo un lápiz
    Lucía dice que debe dinero a Hacienda y que por eso sale en un reality. Cuando uno se considera víctima es capaz de justificar cualquier reacción sin sentirse responsable por ello. Está bien que coja el dinero y corra a pagar su casa de Marruecos, el coste de acoger niños, o lo que sea. Pero la falta de coherencia, más que a espontaneidad, se suele asociar a falta de credibilidad y/o confianza. Y en su oficio, que empiezo a dudar que lo tuviera, eso se paga.
    Sus domingas ya han aparecido en alguna vez en los medios. Nada que decir. Només faltaria. Pero si acaba en Interviú, en plan concejala de Yébenes, y utilice argumentos al estilo Belén Esteban, me temo que le quedan cuatro días como escritora para pasar a escribidora de libros.
    El guión sería: entro de modosita, luego monto un pollo y grito a lo bestia mirando de crear el suficiente morbo para durar en antena. Y si me echan pronto, voy de tertuliana.
    Veremos cómo sale de esta pirueta, pero dudo que caiga de pie.

    6Q

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    1. 6Q!! Esta tipa ha perdido las migajas de credibilidad que podía conservar, para siempre. Aunque estos personajillos suelen tener bazas escondidas, si pretendía acceder a algún tipo de respeto, a ver qué se le ocurre escribir. Seguro que venderá más.
      Contento de saber de nuevo de tí!

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  2. Apreciado Francesc,
    No se puede ser tan visceral con las decisiones de las personas, personajes o como quieras denominarlas.
    Lucía esta en la cuerda floja,necesita pasta, proyección o lo que sea.
    Se arriesga, quiere jugar, juzga desde un podium del bien o del mal.Ella esta convencida de ser lo más. Deja que tropieze , se levante y vuelva a caer. Es la vida.Miles de veces me pregunto que haría la vecina,la panadera, el pediatra de mis hijos, o yo misma por algo de pasta o pupolaridad. Dificil cuestión en épocas tan crudas¡
    Un abrazo

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    1. Me temo, Anònim, que Lucía Etxebarría caiga con demasiada facilidad en el sencillo juego del famoserío. O sea, no me lo temo, porque como escritora no me atrae su obra, pero sí me lo temo en cuanto al mal ejemplo que pueda dar, a ciertos niveles. Dejad la tontería de escribir: lo que da pasta de verdad es hacer el ridículo ante millones. Un lío, lo sé.

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