divendres, 30 de març del 2012

LA VUELTA DE TUERCA

Aunque sea para contradecir a Galileo, todos somos el centro del universo. En algún momento de la vida, y para alguien, todos lo hemos sido o lo seremos. Quizás no valga el presente, porque es tan breve que, si eres el centro del universo, no vas a perder el tiempo escribiendo cómo te sientes. Vívelo y ya escribirás sobre ello luego. En pasado. Cuando nacemos, cuando hacemos el amor, cuando nos mostramos satisfechos leyendo algo que cala en nosotros. En ese momento, que alargaríamos, no hay nada que importe más. Es el big bang, es el momento cero en la aceleración, el del impulso infinito. 
No sé, entonces, si ayer Barcelona fue el centro del universo, a esa hora de la caída de la noche (sobre las 8 y media) en que mi hijo Gerard entrenaba su remate de cabeza y yo conversaba, a costa de no leer ni mi Orsai #5 ni mi última lectura (cómoda, sin plazo de devolución), sobre la huelga y esa actitud tan mediterránea de ayer. La industria cerrada a cal y canto; los bares abiertos de par en par; y los helicópteros, volando sobre la ciudad. Qué estampa la de los helicópteros: si hubiera encontrado una foto de ayer con esos helicópteros surcando el cielo, ya no serían las imágenes de Appocalypse now las que vendrían a mi cabeza cuando oyera las hélices aletear. Sería la de mi hijo cruzando el horizonte (en un momento congelado como Oliver y Benji), estirando el cuello para alcanzar el balón.
Porque qué sentido hubiese tenido poner esas fotos de contenedores de basura quemándose, de bancos (y Bancos) destrozados, de encapuchados (sí: los de siempre, pero cada vez más y cada vez menos gente preguntándose por el motivo). Provocar que gente a decenas de miles de kilómetros piense que huelga general es igual a disturbio y que para que los trabajadores reivindiquen sus derechos hay que pagar el peaje del vandalismo y alguien tiene que regresar a casa con una venda en la cabeza. Una visión excesivamente simplista.
Cuando no es eso lo que pretendo.
La chulería de los políticos: de las dos formaciones de derecha, cada vez más extrema y menos matizada, que gobiernan, al alimón, Catalunya y España. Gobernándolas con sus constantes discusiones, encuentros y desencuentros. Que hoy te pego un grito porque reivindico ciertas cuestiones, pero luego, a la noche, nos pegamos un revolcón, y todo arreglado. Desde hace días los políticos del PP se pronuncian provocadoramente en el sentido de que desprecian completamente cualquier situación que pueda producirse con la huelga. Que su reforma laboral no se alterará en nada. A primera hora de ayer, el conseller catalán de Interior ya advertía que sabía que habría incidentes violentos, y que los reprimirían. Mira tú, qué haces de conseller, abre una línea de teléfono y haz de vidente.
Ayer Germán escribió sendos posts en sus blogs : www.escribegerman.blogspot.com y www.decicrisis.blogspot.com. Con los que le dije, y repito, estaba completamente de acuerdo. Falta, una vez más, valentía. 
La valentía del chino ante el tanque cuando lo de Tianamen. 
Si los gobiernos vigentes, con el pecho artificialmente henchido por mayorías absolutas, o ni eso (en cualquier caso, sin tener en cuenta los elevados niveles de abstención habidos), desafían temerariamente a la gente diciéndole, sin tapujos, nos pasamos por el forro, lo que digáis, qué otra reacción cabe?. 
Los sindicatos, lentos de reflejos, perezosos y timoratos en sus decisiones, avisan de nuevas movilizaciones antes de final de año. ¿qué?. No. 
Huelga general indefinida, ya. Veamos quién puede más.

Las bibliotecas nos dieron el poder
Luego vino el trabajo y nos hizo libres
¿Cual es ahora el precio de un pequeño trozo de dignidad?

Me gustaría tener una botella
Aquí mismo, en mi cara sucia 

Para llevar las cicatrices
Para mostrar de dónde vengo

No hablamos sobre el amor, sólo queremos emborracharnos

Y no se nos permite gastar
Porque nos han dicho que esto es el final



6 comentaris:

  1. Es una sensación hermosa escribir en caliente. Cuando las palabras van saliendo y alimentan a su vez las que están por salir. Y es un placer leer crónicas así.
    Abrazo Francesc!

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    1. Gracias Germán. Como decía Kapuscinski, encuentra una primera frase, y esta tirará de las demás. No me comparo: demasiado grande. Las convicciones también tiran lo suyo.
      Saludos!!

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  2. Hay veces en que "todo cierra" (un argentinismo por "todo encaja, todo se ajusta, todo se amolda, cada cosa ocupa su lugar"); termodinámicamente hablando -o sea, como para que nadie entienda- un descenso local de la entropía.

    El despelote en Orsai (los gobiernos henchidos de mayoría, las oposiciones -alguna de ellas- intentando abusar de su minoría, etc.), y el cuasi-diálogo sobre Fogwill. La niebla, el deseo de niebla. O nebuloso.
    El centro del Universo. Si algún día querés sentirte, verdaderamente, el centro del Universo, esperá a la niebla. Y cuando se presente -cuanto más densa, mejor- salí a caminar. Estarás en el preciso centro de un círculo, que se mueve con vos, tanto más pequeño cuanto más cerrada aquella, y ése será tu Universo. Total... hay demasiada gente que no necesita de niebla alguna para sentir así.

    Cuestión de saber atribuir responsabilidades: a mí nunca me rozó la desgracia, en movilizaciones o marchas. Pero si ocurriera -no lo permita el Inexistente- sabría muy bien a quiénes adjudicarle la culpa, mucho más allá de los "servicios" infiltrados que son, generalmente, quienes disparan el "vandalismo".

    Es una pelea muy desigual, Francesc. Me alegra no tener la necesidad de explicártelo (porque lo sabés acaso mejor que yo). Pero a alguien hay que poder decírselo, y no hay dónde.
    (¿Querés probar entre el tilingaje de ciertos "consumidores de Cultura"...? Es inútil...)

    Para ellos, Silvio Rodríguez:

    Qué fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar
    del manifiesto marxista y la historia del hambre.
    Qué fácil es suspirar ante el gesto del hombre
    que cumple un deber,
    y regalarle ropitas a la pobrecita
    hija del chofer.
    Qué fácil de enmascarar sale la oportunidad.
    Qué fácil es engañar al que no sabe leer,
    cuántos colores, cuántas facetas
    tiene el pequeño burgués.
    Que fácil es trascender con fama de original
    (pero se sabe que entre los ciegos
    el tuerto suele mandar).
    Qué fácil de apuntalar sale la vieja moral
    que se disfraza de barricada
    de los que nunca tuvieron nada.
    ¡Qué bien prepara su mascara el pequeño burgués!

    ¡Viva el harapo, señor,
    y la mesa sin mantel!
    ¡Viva el que huela a callejuela,
    a palabrota y taller!

    Desde una mesa repleta, cualquiera decide aplaudir
    la caravana en harapos de todos los pobres.
    Desde un mantel importado y un vino añejado
    se lucha muy bien.
    Desde una mesa gigante y un auto elegante
    se sufre, también.
    En un amable festín se suele ver combatir.
    Si fácil es abusar, más fácil es condenar
    y hacer papeles para la historia,
    para que te haga un lugar.
    Qué fácil es protestar por la bomba que cayó
    a mil kilómetros del ropero y del refrigerador.
    Qué fácil es escribir algo que invite a la acción
    contra tiranos, contra asesinos,
    contra la cruz o el poder divino,
    siempre al alcance de la vidriera y el comedor.

    ¡Viva el harapo, señor,
    y la mesa sin mantel!
    ¡Viva el que huela a callejuela,
    a palabrota y taller!

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    Respostes
    1. Olvidé firmar (sigo siendo "Anónimo", aquí).
      Supongo que la mención de Fogwill lo hace innecesario.
      Por las dudas:

      HdeB.

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    2. Otra más (y perdón):
      También olvidé corregir -y esto es más importante...- el texto de SR: debe decir "¡Qué bien prepara su mascarada...!", y no "su máscara".

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    3. Gracias, Horacio. En una de las web que pongo a la derecha, la de Kiko Amat hay un artículo de no hace demasiado sobre guerra de clases. No lucha: guerra.

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