dilluns, 19 de març del 2012

EL DIA DEL CUATRO A CERO

- Va a venir mi abuela.
- Joder.
- No, no empieces. Está cada día más delicada y va a hacer el esfuerzo de arreglarse para salir y estar un rato con todos. Pero lo hace por el tema de la iglesia. La hemos convencido por eso y ahora no vengas tú con tus tonterías, narices. Madrugas un poquito, vamos todos a la misa de las nueve, le das un beso a todo el mundo, estás un ratito y llegamos al partido.
- Sé cómo va eso, cariño. Será un rato más de lo que pensamos, no querré quedar mal yéndome a toda prisa, y no podré ver ni un minuto. Me joderá y estaré cabreado todo el domingo.
- Pero si no es ni un equipo de aquí.
- Ya. ¿Qué más da, de donde sea, si quiero verlo? Es mi equipo favorito ahora, y ni se sabe cuándo jugará otra final de la Intercontinental. Igual nunca más. Igual cuando sea, pero no es seguro.
- No sé que es eso de la Intercontinental .Pero tendrá que ver de dónde es, ¿no? No es de aquí, no tiene nada que ver contigo. Hay que ser consecuente.
- Es sólo un partido que quiero ver. No hace falta hablar de ser consecuente. 
- ¿Y eso, por qué no hace falta hablar de eso?
- Porque si hablamos de ser lógicos y consecuentes, no sé qué pinto una mañana de domingo con tu familia, que apenas me traga, en una iglesia, cuando soy ateo. Con partido de fútbol o sin partido.
- Vaya.
- Sí.
- ¿Sabes qué?. Da igual. Déjalo correr.
- Dejo correr el qué.
- Mi abuela, la iglesia, mi familia... todo.



Se sentó hacia las 11 de la mañana, en la mesa del bar donde se encontraban casi siempre. Hacía algo de calor, pero peor había estado dentro, viendo el partido, rodeado de gente. Era extraño. Nadie era un forofo del Barça, nadie llevaba banderas ni bufandas ni trompetas, pero todo el mundo había visto el partido con atención, y el cuarto gol la gente, seguramente ya completamente despierta, gracias a los goles y al griterío y a las cervezas, ya lo había celebrado, como si no se tratase del equipo de una ciudad a miles de kilómetros de allí.
No quería pensarlo para no obsesionarse, pero, ahí sentado, aún conservaba la esperanza de que ella se presentara, ofuscada y un poco distante. Para empezar una de esas conversaciones algo tensas, esas que ella empezaba, de pie frente a él, dirigiéndosele fríamente por su nombre, Horacio, sin apelativos cariñosos, sin compadreos. Esas conversaciones cuyo tono descendía cuando ella reparaba en que la gente en otras mesas se quedaba pendiente de ellos. En ese momento decidía sentarse, a una distancia prudencial, pero a su lado. Y ese sentarse era el principio de una capitulación, eran los dos puntos que precedían a una explicación, por apenas unos minutos. Casi siempre, no más de un par de horas más tarde, acababan haciendo el amor en el primer sitio en que les era posible.
Pero el tiempo pasaba y ella no aparecía. Ni estaba de pie, ni sentada. Decidió sacar el libro que andaba leyendo, y aprovechar el rato. No quería parecer alguien expectante, alguien que rastreaba rítmicamente el horizonte, de izquierda a derecha, en busca de algo.
Empezó a leer y, a medida que lo hacía, perdió la noción del tiempo. Paró un momento y echó un trago a la Coca Cola. Sacó el teléfono para comprobar si estaba en silencio, si estaba encendido o no, si había algún mensaje diciendo vamos a vernos, veámonos.
Pero lo único que tenía frente a él eran las dos botellas de Coca Cola vacías y las páginas de su libro. Se sumió, de nuevo, en la lectura. Decidió no volver a mirar el teléfono. Ya lo había hecho demasiadas veces. Al rato, miró la hora. Pensó que quizás era el momento de irse. Dudó si debía llamarla, por si algo había pasado. ¿Qué iba a pasar?. Lo único que había pasado era que su historia se había acabado.
Dejó el libro abierto sobre la mesa del bar, con cuidado de que no se mojase con las gotas que habían supurado del vaso. Entró a pagar, y cogió en la barra del bar una servilleta, para usarla como punto de libro. Cuidaba del libro y no quería doblar ninguna hoja por una punta. Iba a acabar de leerlo en casa, comería alguna cosa y ya vería que haría por la tarde.

Cuando volvió a la mesa, el libro ya no estaba.


10 comentaris:

  1. Golazo!
    El de Messi, literalmente, y tú texto. Ahora, cabe la pregunta: Tu segundo nombre es Horacio? Te van a llevar los papeles del divorcio?
    Entre reseñas de libros, series, este cuento corto está bueno. Por ahí le cambiaría unas palabras repetidas, nada más. Y nos faltó saber el nombre del libro, aunque de eso no iba el cuento.
    Saludos.

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    1. Gracias. Ya buscaré las palabras que no encajan. No edito apenas pero esta medio broma valdrá la pena que quede bien. La ficción no es lo mío. Todo es un pequeño juego con otro lector, Horacio, que hizo un encendido elogio del libro de García Márquez, Cien años de soledad, y me habló de las circunstancias en que lo leyó. Y de repente me imaginé una manera como podía haber sido. Un puro experimento. Sin divorcios, por supuesto.

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  2. hola francesc! me gustan los cambios, ya casi me estoy acostumbrando a la cortina de unos y ceros.
    francamente ya me harte un poquito de ese equipo tuyo, pero bueno, hay que reconocerlo hasta para un uruguayo amante del juego rustico es agradable verlos jugar. abrazo!

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    1. Bueno, está un poquitín demasiado azulado. Pero mejor azul que rosa. Conozco en persona otros dos uruguayos, aquí en Barcelona. A ninguno le gusta demasiado el fútbol. Uno tiene una profesión tan curiosa que si la revelase aquí quedaría en evidencia. El otro no deja de hablar del montón de uruguayos que viven fuera del país, y de que no le gusta ser confundido con argentinos. Ni idea del motivo.
      Gracias por leer y por comentar. Haber si acabo la redecoración. Como ves la cortina de ceros y unos tiene su justificación.

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  3. una profesión tan curiosa que no es posible revelar... me da un poco de intriga, bastante en realidad. y un uruguayo que se ofende si lo confunden con un argentino, eso es lo más común del mundo. el asunto es bien simple, deberíamos haber sido un solo país: las provincias unidas del río de la plata. pero esto nunca pasó y desde entonces los uruguayos tratamos de marcar nuestras diferencias, no tan asi, pero bastante.
    en cuanto a los cambios, me gusta mucho mas el azul que el verde chillón anterior. saludos francesc, que andes bien!

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    1. Sí. No la puedo revelar pues es ajeno a todo este mundo. De hecho, ni sabe que sé lo que hace. Ja. Y de quien fue la culpa de esa división de estados ? De la imposición de fronteras por parte de los colonizadores, supongo. Las barbaridades que hicieron en Africa. Lee a Kapuscinski, Pereira. En todo caso uruguayos y argentinos (y chilenos e, incluso, brasileños) parecen condenados a entenderse.
      Gracias por leer y comentar !! Voy a cumplimentarte en tu blog bien prontito.

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  4. Muy bueno! El otro día leí el comentario de Horoche, así que hoy leí esto sintiéndome cómplice.
    No conozco Uruguay pero vivo con un porteño al que le gustaría haber nacido allí, así que siempre aprendo cosas nuevas del país. Y te digo que Urugay mola más, la Argentina ya está muy manoseada.
    Salut amigos!

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  5. Ya dije que la cosa había resultado inspiradora, y me quedé a medio camino.
    Gracias por el comentario !!

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    1. Te estoy leyendo aunque no comente, es que es difícil seguirte el ritmo! Cómo hacés para escribir tan seguido, es una barbaridad!!
      Veo que además de las series sos un freak de los libros.. Hoy me acordé de La noche del oráculo, de Paul Auster. Lo leíste? No quiero incrementar tu super lista de libros pendientes, pero es un libro que me pareció maravilloso. Y también soy ultra fan de Cortázar. Nos seguimos conociendo,
      Salut!

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    2. Pues es el hecho de recibir tantos comentarios lo que me anima a escribir.
      Paul Auster : en la nevera pues me agobié con las historias claustrofóbicas de la Trilogia de NY. Aunque antes me había encantado Leviatan.
      Y en casa tengo unos cuantos pendientes de leer de él, aunque no está el que me dices. Mr. Vertigo, El palacio de la luna, El libro de las ilusiones... hay demasiados libros por todas partes.
      Gracias por leerme, aunque me encanta que la gente ponga también comentarios !! Pero todos somos libres, faltaría.

      Salut !!

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