dimecres, 1 de setembre del 2010

MANUAL DEL PERFECTO OBSESO

Ah, internet...esta manida exclamación que debería descalificarme, al menos para unos cuantos de vosotros, es lo único que me sale cuando pienso algunos de los esquemas mentales que la red ha hecho que adopte, y los infinitos placeres ( espirituales, mal pensados !! ) que me ha procurado. Por no hablar del enorme sentido que le ha dado a la palabra hallazgo.
Por ejemplo, la famosa sesión de Goldfrapp sobre la que os debo un comentario que se quedó a medias. Un día de éstos.
Cuando aún pasaba por caja para procurarme música ( no hay que despreciar el hecho de que lo hice de una manera regular desde 1979 hasta el 2006 ), uno de mis placeres era comprar revistas y periódicos musicales ( más bién internacionales ) que incluían CD's de regalo, la mayoría de las veces colecciones promocionales, sesiones de algún afamados DJs, samplers de sellos discográficos... Pagabas por la revista, pero el disco era gratis. Obviamente a estos discos no podías exigirles gran cosa ( en esas épocas quien tenía un buen disco bajo el brazo ya se ocupaba de sacarle dinero a las discográficas ), pero por eso mismo era sumamente excitante encontrar, en medio de la nada, joyas en forma de canciones de algún grupo desconocido al que jamás te hubieses acercado.
Esta canción ( y ahora reparo en el novedoso hecho de que pocas veces una canción había sido el centro de gravedad de un post ) la encontré en un CD promocional que el semanario británico NME regalaba. Recuerdo que ese periódico ( en Inglaterra había en los grandes tiempos de la industria dos periódicos musicales que salían semanalmente ) lo compré en El Corte Inglés de Pedralbes un sábado de paseo con la familia ( lo habitual era conseguir esas publicaciones directamente en tiendas de discos o en grandes kioscos de las Ramblas ), y que iba envuelto con cierto detalle para ser un CD gratuito.
No tenía ni idea de las pintas de los tíos que la cantaban. Os sugiero que no miréis a la pantalla y simplemente oigáis la música. A mí me recuerda, para empezar, por el punteo de guitarra como muy sincopado, a Egipto, si bién la armónica que suena con eco y la entrada de ritmo me trasladarían cerca de Jamaica. Todo muy soleado, hasta que entran las voces cantando a coro, todas masculinas, y pienso en una especie de coro diabólico, cantando una especie de salmo, en medio de una casa vieja rodeada de árboles ( cierta imagen a lo Twin Peaks también revolotea por ahí ). Posiblemente esté en alguna zona boscosa de Canadá y en manos de unos cuantos tíos barbudos con túnicas ( y no tienen frío, el escalofrío lo tienes tú ) que no tienen pinta de hacerte nada bueno, como una secta de adoradores de la naturaleza un poco tocats del bolet. Sí, eso es capaz de hacer ( por lo menos a mí ) una canción. Y los coros de los pirados siguen ahí, y el fraseo de guitarra del intermedio empieza a no presagiar nada bueno, y (por que sólo me he preocupado de traducir el título ) el otoño ( o la caída ? ) de sombras ( vaya, si estamos ya en septiembre ) se cierne sobre nosotros.

http://www.youtube.com/watch?v=kax7S_SX-qk&feature=related

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