Santi ya me da mucha faena, pero encima, en su blog, me enreda con esto.
Clave de respuestas: (nadie dijo que esto habría que hacerlo sencillo).
Clave de respuestas: (nadie dijo que esto habría que hacerlo sencillo).
g: respuesta obvia tirando a graciosilla
i: respuesta intelectual
s: respuesta stándard
v: respuesta válida
1. ¿Qué estoy escribiendo ahora mismo?
g: Si entendemos ahora mismo en su estricto sentido, un engorroso blog-hop al que me obliga la responsabilidad virtual y mi escaso sentido de la venganza
s/v: Si alargamos el plazo a estos días en que respondo, ando en el proceso de reseña de dos libros que estoy alternando (con un claro desequilibrio hacia una de mis filias, la música). Suelo empezar a configurar la reseña a la vista de primeras sensaciones y luego completarla o matizarla con las, en apariencia, más definitivas.
i: Si optamos por en estos meses. Siempre mantengo en el retén un proyecto a largo plazo que no acaba de reflejarse en palabras. La cuestión tampoco me atormenta.
2. ¿En qué difiere mi escritura de la de otros que desarrollan el mismo género?
g: Todos los seres humanos somos únicos
i/s/v: Una pregunta muy buena: directa, certera y comprometedora. Creo que la gente que me ha ido leyendo no espera de mis escritos una gran profundidad formal ni un objetivo de abstracción impenetrable. Por lo que veo, a la gente le gusta que lo profundo esté una línea por debajo, pero que todo ello disponga de una primera capa más asequible. No sé cómo, porque abuso de las subordinadas y de los paréntesis, pero la gente suele entender esa especie de corriente de fondo y noto que sintonizo. Mis dos teorías son contrapuestas: o me falta un nivel para ser erudito o supero el nivel de la erudición para ser leído entre lineas. Otra cuestión que noto es que ciertos comentarios, o ciertas ideas, descolocan, por cierta osadía o cierto grado de confianza, y eso le gusta al lector, sobre todo al lector interactivo como el de los blogs: que se le dirijan, que le apelen a la respuesta, pero sin incomodidad, sin intromisión, ni rubor virtual. Que la ironía no traspase el respeto que todo el mundo se merece. Este todo el mundo debería llevar un montón de asteriscos, por cierto.
3. ¿Por qué escribo lo que escribo?
g: No puedo contener las ganas, o la rabia.
i/s/v: Siempre me he pronunciado igual: empecé porque me hervía literalmente la sangre al contemplar los nauseabundos gustos de personas afines, empecé recomendando de todo, y cuando me di cuenta no podía parar. No podía por algo que se explica en la siguiente respuesta.
4. ¿Cómo es mi proceso de escritura?
i/s/v: Físico. Caótico. Si algo me asalta, suelo empezar a escribir en el iPhone (glorioso cacharro). aunque sea a base de atrapar las frases y los conceptos que no quiero que se me escapen porque encuentro brillantes. A la mierda la modestia. A partir de ese punto suelo buscar, de forma algo grotesca y patética, el momento para completar y pulir, si bien suelo alardear de ser capaz de aportar un resultado bastante aceptable sin apenas edición. Cuando he corregido demasiado un texto, cuando lo he empezado a marear a base de cambios de frases y reordenamiento de ideas, cuando he intentado incorporarle un desarrollo y una estructura clásica, siempre me he sentido, sobre todo a la hora de aportar un desenlace, como un merluzo intrascendente. Sensación realmente desagradable que no recomiendo a nadie.
Un placer.
Y mis cinco elegidos para actuar en reciprocidad. (*). Uno de ellos aún sin contestar, pero oiga, la esperanza es lo último que se pierde.
(*)Reciprocidad quiere decir mencionar haber sido citados en un post respondiendo las cuatro preguntas, y publicar todos el post el día 7 de Julio
Y mis cinco elegidos para actuar en reciprocidad. (*). Uno de ellos aún sin contestar, pero oiga, la esperanza es lo último que se pierde.
(*)Reciprocidad quiere decir mencionar haber sido citados en un post respondiendo las cuatro preguntas, y publicar todos el post el día 7 de Julio
Jenn Díaz
Con esa imagen, ese talento, y esa frescura, podría apostar en firme, y ser una tertuliana u opinadora forrada de millones: una especie de Lucía Etxebarría con sentido del ridículo y completamente post-todo. Hasta podría optar por medios como el televisivo, donde arrasaría sin ningún género de dudas y donde acabaría (pero pasarían muchos años) como una fascinante mujer madura que ha preservado coherencia y talento ante todos los acosos. Puede que hasta escribiera (si en el futuro queda alguno que responda a esta descripción) en algún medio de seguimiento masivo pero de prestigio indiscutible. Pero es tan coherente que prefiere un rincón digno y modesto desde el que observar el mundo (o lo que es lo mismo, el cielo barcelonés).
Con esa imagen, ese talento, y esa frescura, podría apostar en firme, y ser una tertuliana u opinadora forrada de millones: una especie de Lucía Etxebarría con sentido del ridículo y completamente post-todo. Hasta podría optar por medios como el televisivo, donde arrasaría sin ningún género de dudas y donde acabaría (pero pasarían muchos años) como una fascinante mujer madura que ha preservado coherencia y talento ante todos los acosos. Puede que hasta escribiera (si en el futuro queda alguno que responda a esta descripción) en algún medio de seguimiento masivo pero de prestigio indiscutible. Pero es tan coherente que prefiere un rincón digno y modesto desde el que observar el mundo (o lo que es lo mismo, el cielo barcelonés).
Por cierto, espero que algunas de estas preguntas no la comprometan. Si es que decide contestarlas, claro
Álex Azkona
Si algún día se quita la losa de ciertas erróneas perentoriedades que le entran por ser original a todas todas, este señor, autor de una de las mejores frases iniciales de relato corto que he leído en mi vida (la cual su equipo de abogados me ha apercibido que no reproduzca aquí de ninguna manera o me atenga a las consecuencias) explotará y seguramente las ondas expansivas alterarán el sueño de algún pececillo que nade obstinado contra la corriente del Ebro. Mientras tanto, comenta con frases misteriosas y responde mails con evasivas y promesas que, comprendo, se ve incapaz de cumplir. A veces habla muy raro. Se le entiende, pero se nota una corriente subterránea que me deja inquieto. Tengo entendido que pinta las paredes de su casa en los breves momentos libres que le dejan entre su ejército de alter egos y su pequeña y encantadora hija. Y señora (a sus pies).
Si algún día se quita la losa de ciertas erróneas perentoriedades que le entran por ser original a todas todas, este señor, autor de una de las mejores frases iniciales de relato corto que he leído en mi vida (la cual su equipo de abogados me ha apercibido que no reproduzca aquí de ninguna manera o me atenga a las consecuencias) explotará y seguramente las ondas expansivas alterarán el sueño de algún pececillo que nade obstinado contra la corriente del Ebro. Mientras tanto, comenta con frases misteriosas y responde mails con evasivas y promesas que, comprendo, se ve incapaz de cumplir. A veces habla muy raro. Se le entiende, pero se nota una corriente subterránea que me deja inquieto. Tengo entendido que pinta las paredes de su casa en los breves momentos libres que le dejan entre su ejército de alter egos y su pequeña y encantadora hija. Y señora (a sus pies).
Selestar
Ella debe creer que, porque ya no acuda tan puntualmente a sus escritos a dejar mis comentarios como antaño hacía, me he olvidado de ellos, con los que siento una cercanía que casi me espeluzna. Un talento espectacular, una chica tan directa y tan valiente y tan repleta de todo lo que es bueno en ser contemporáneo: buen gusto, pasión, paciencia con fecha de caducidad, coherencia, mala gaita, y sentido auténtico de la necesidad del exceso puntual. Vive en Madrid, pero no se puede ser perfecto.
Como muchos de los habituales aquí, una muestra de que la aventura de Orsai generó no solo satélites sino meteoritos, asteroides, y otros cuerpos que vagan por el espacio. Aún he de darle las gracias al dogor de tanto en tanto.
Tuli Márquez
El pretexto de las preguntas
Ella debe creer que, porque ya no acuda tan puntualmente a sus escritos a dejar mis comentarios como antaño hacía, me he olvidado de ellos, con los que siento una cercanía que casi me espeluzna. Un talento espectacular, una chica tan directa y tan valiente y tan repleta de todo lo que es bueno en ser contemporáneo: buen gusto, pasión, paciencia con fecha de caducidad, coherencia, mala gaita, y sentido auténtico de la necesidad del exceso puntual. Vive en Madrid, pero no se puede ser perfecto.
Como muchos de los habituales aquí, una muestra de que la aventura de Orsai generó no solo satélites sino meteoritos, asteroides, y otros cuerpos que vagan por el espacio. Aún he de darle las gracias al dogor de tanto en tanto.
Tuli Márquez
La quintaesencia: un tipo (la cuenta en LastFM le delata) que está oyendo música a las seis de la mañana un día cualquiera. Cualquier música, pero no una música cualquiera. Demostrando que no hay nada más catalán que un apellido acabado en z (de esos tengo yo también uno) y que no hay nada más urbano que estar dispuesto a irse a una casa en medio de la nada sin más tiempo que el que cuesta meter el cepillo de dientes y una muda limpia en una bolsa del supermercado. Admiro a Tuli por su cara de pomes agres y por su profunda integridad que se manifiesta en sus textos y en sus elecciones. Siempre dispuesto a indagar y siempre dispuesto a rascar para penetrar la superficie de las cosas.
Deborahlibros
Pseudónimo bajo el cual se resguarda ( de los escritores heridos por su agudeza?, de los paparazzi?, de los acreedores?) una, creo, mujer, especulo, navarra, afirmo, que hace honor a su apelativo atracándose de lecturas de lo más variadas y consistentes, que despacha en reseñas que son a la vez breves, radicales y certeras. Lo cual nos dice mucho a los incontinentes. Leches, no hace falta alargarse tanto. Y leches, hay que aprender de lo que se puede decir sin tantos rodeos. Me gusta, no me gusta, lo recomiendo, no lo recomiendo, corre a la librería, sal corriendo de la librería. Celosa de su imagen, por eso. Hasta qué punto, oigan. Y, por cierto, que se las apaña para coincidir conmigo, muchas veces, no sólo en las lecturas, sino en el cuándo y en el cómo. Oigan esto me da mucho miedo. Bueno, no tanto.
El pretexto de las preguntas
Y por cierto: me ha dado por adaptar las preguntas. Tengo esas cosas. Ya sabéis.
1. Una de las últimas frases que has escrito que te parezca brillante. Y, si puedes, el contexto en que la has escrito. Y si va a ser todo un párrafo, nos lo tragamos igualmente. Qué egos estos que escriben, caray.
2. ¿Por qué leerte a ti y no a cualquier otro?
3. ¿Por qué escribes lo que escribes?
4. El proceso en el que escribes. Por favor. Sin los detalles escabrosos.